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Mujeres de ciencia: María Teresa Roldán

Elena Pérez Nadales

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Genoma y epigenoma. La diferencia entre estos dos términos podría compararse con la diferencia que existe entre un libro y un lector. Los genes, el ADN, serían el texto, siempre el mismo en todas las copias que se distribuyan entre los lectores. Cada lector, sin embargo, podría interpretar la historia del libro de forma distinta. De igual manera, la epigenética hace posible las diferentes lecturas e interpretaciones del libro o código genético.

El grupo de investigación que Maria Teresa (Maite) Roldán Arjona, compañera y catedrática del Departamento de Genética, dirige junto a Rafael Rodriguez Ariza,  estudia cómo las células protegen y reparan su genoma o ADN y su epigenoma. Ambos pueden sufrir cambios en su estabilidad por exposición a factores externos como mutágenos ambientales y otros compuestos tóxicos y esto se ha relacionado con procesos de envejecimiento, desarrollo de enfermedades genéticas y con la aparición de cáncer. 

La entrevista de Maite deja entrever a una mujer de pensamiento profundo, una investigadora diligente, resolutiva y comprometida con su investigación, de espíritu jovial y muy humana.

“Haber sido la primera doctoranda de Maite ha supuesto una enorme ventaja para conocer no sólo su faceta investigadora sino también acercarme a la persona que hay tras esa inquietud constante por encontrar respuestas. Ante todo resaltaría su impulsividad y su enorme capacidad para transmitir conocimientos y sensaciones. Transparente, sencilla, amigable, discreta, imaginativa y rigurosa, siempre consigue contagiarte su ”gusanillo“ por la ciencia y por exprimir cada momento con intensidad, teniendo presente, y cito palabras suyas que ”los errores cometidos siempre nos deben servir de aprendizaje y enriquecimiento personal“. Mariví García Ortiz , investigadora postdoctoral
 “Trabajadora incansable, perfeccionista y entusiasta, con una capacidad sorprendente de transmitir ciencia a todos los niveles ya sea en una conferencia internacional de máximo nivel o ¡a niños de cinco años!. Trabajar a su lado me ha permitido no sólo contagiarme de su entusiasmo y perseverancia sino también conocer a la gran persona que es: generosa, amable y divertida. Una gran compañera de viaje con la que compartir risas y conversaciones de lo más variopintas. Maite polifacética, nunca dejará de sorprenderme”.  Dolores Córdoba Cañero, investigadora postdoctoral
“Lo que más me gustaría destacar en Maite es su pasión por la investigación. Una pasión que transmite y que convence para llevar a cabo cualquier tarea, por difícil que sea, porque para ella no hay imposibles. Es esa la pasión que sólo sienten aquellos que disfrutan con lo que hacen. Y Maite disfruta. Y nos hace disfrutar. Y nos maravilla con ideas brillantes. Y nos empuja a seguir adelante…”. Teresa Morales Ruiz, investigadora posdoctoral
Bill Douglas-Deep Peace

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¿Por qué una carrera de Ciencias?

Siempre se me dieron mejor las materias de ciencias y desde muy joven he sentido gran curiosidad por entender los procesos biológicos, aunque  dedicarme a hacer ciencia de forma profesional era algo que nunca había contemplado seriamente. Parafraseando a Margarita Salas, soy de la opinión de que la vocación no nace, se hace. El interés por la investigación científica se despertó durante mis estudios de Biología en la Universidad de Córdoba. Fue entonces cuando comenzó a intrigarme realmente la enorme complejidad de los seres vivos y surgió la necesidad de entender mejor y en mayor profundidad el funcionamiento celular. De manera muy especial, me atraían disciplinas como la Genética y la Biología Molecular y su uso como herramientas para comprender los procesos celulares.

¿En algún momento sentiste más obstáculos por el hecho de ser mujer?

Mi recorrido profesional no creo que sea muy diferente al de la mayoría de las investigadoras de mi generación. El momento histórico en el que he realizado mi carrera es muy diferente a aquellos tiempos en los que se cuestionaba la capacidad de las mujeres para ejercer esta profesión. Yo personalmente no he notado ningún rechazo por el hecho de ser mujer y el trato con mis colegas masculinos ha sido y es de lo más correcto. Dicho esto, también he de señalar que hay que seguir luchando para cambiar la situación que sigue reflejándose en los datos, y me explico. Actualmente cerca del 53 % de los alumnos de ciencias son mujeres, pero a medida que se avanza en la carrera científica ese porcentaje baja drásticamente, reduciéndose a solo un 35% de investigadoras. Además, llama poderosamente la atención el hecho de que muy pocas mujeres estén al frente de puestos de responsabilidad. Es destacable el dato de que la mayor parte de los proyectos de investigación en España y en Europa están capitaneados por hombres. Es decir, a pesar de que el papel de la mujer en la ciencia es cada vez más relevante, todavía faltan más mujeres en puestos destacados. Yo me veo muy bien reflejada en esos datos, durante mi etapa como estudiante no he sentido ningún obstáculo por el hecho de ser mujer, pero admito que durante mi vida profesional, a partir del periodo de postdoc y sobre todo cuando he intentado avanzar a puestos de mayor responsabilidad en mi carrera investigadora las cosas han comenzado a ser bastante más difíciles. He sentido esa sensación de tener que superar más obstáculos, de tener que demostrar en todo momento que soy capaz, de tener que luchar con más ahínco que mis colegas masculinos para poder progresar en mi carrera. Pienso que a las mujeres se nos juzga de distinta manera, pero también soy de la opinión que las cosas están cambiando mucho y que las mujeres estamos muy bien integradas en la comunidad científica, ahora se puede llegar a cualquier puesto si se tiene la voluntad necesaria y se trabaja duro para alcanzar ese objetivo.

El año pasado por estas fechas La Editorial de la revista científica Nature reflexionaba sobre el sexismo en nuestra profesión. Ponían como ejemplo el cuidado de los hijos, un tema que sería fácilmente solucionable con políticas adecuadas pero que sin embargo se encuentra con un obstáculo más difícil de salvar: los prejuicios subconscientes de los líderes, hombres y mujeres, de la ciencia. Como mujer al frente de un grupo de investigación, ¿dónde te sitúas tú en todo esto?

Efectivamente aunque aun queda mucho por andar para conseguir una conciliación efectiva entre la vida familiar y laboral, ese tema es fácilmente solucionable con las políticas adecuadas. Los países nórdicos en eso nos llevan bastante ventaja, pero confío en que será una realidad muy pronto en nuestro país.

Cuando te refieres a los prejuicios subconscientes de los líderes en ciencia, supongo que te refieres a esa percepción de congruencia entre el rol de género masculino y el rol de líder, frente a la percepción de incongruencia entre el rol de género femenino y el rol de líder. Efectivamente, el hecho de que características que se asocian habitualmente al rol de líder (como poder, autoridad, logro, y competición) también se asocien más frecuentemente al rol de género masculino que al femenino, puede tener algo que ver con ese “techo de cristal” que también es una realidad en el ámbito científico. Es un hecho que los hombres generalmente tienen más influencia a nivel grupal que las mujeres, por ello las mujeres (a mi juicio equivocadamente) solemos adoptar comportamientos que se atribuyen más frecuentemente a los hombres cuando queremos ser percibidas como líderes y tener autoridad, aunque ello conlleve el que inconscientemente se nos perciba con cierta incongruencia respecto a nuestro rol de género.

En mi caso particular he de decir que no he sentido la necesidad de adoptar ningún rol particular. Siempre he huido de establecer jerarquías entre los miembros de mi grupo, muy al contrario me he esforzado en fomentar las comportamientos cooperativos, intentando incrementar la autoconfianza y la propia creatividad e iniciativas individuales, para mi es esencial que todos nos sintamos cómodos e integrados dentro del grupo. Valoro mucho a las personas que son independientes para diseñar, ejecutar y evaluar una aproximación experimental, pero que a la vez se integran, participan y colaboran con el resto de miembros del grupo. No me identifico para nada con el rol de líder.

Las mujeres todavía son muy poco visibles en los niveles más altos de toma de decisiones que afectan a la carrera científica desde consejos editoriales de revistas hasta consejos de entidades financiadoras o consejos de asesoramiento científico para la creación de nuevas empresas. Esto tiene manifestaciones tan ridículas como que “una conferencia científica en la que la mitad de los ponentes principales son mujeres ya destaca simplemente por eso” (Nature, Science for all, 2013). Todo esto, señala la editorial de Nature, ayuda a fijar la idea más o menos subconsciente de que la ciencia pertenece a los hombres. ¿Qué ganará la Ciencia cuando consigamos desterrar del todo esta idea, cuando consigamos ser tan visibles como ellos?

Es cierto que durante mucho tiempo, la Historia de la Humanidad ha excluido deliberadamente a la mitad de la población. Las mujeres no sólo han sido marginadas de la vida social, sino que además sus aportaciones a la sociedad nunca han sido reconocidas. No obstante el progreso de las mujeres durante las últimas décadas ha sido espectacular, si bien es verdad que aún queda mucho por hacer.

El sexo de una persona está determinado por la naturaleza, pero su género lo elabora la sociedad. En mi opinión la incorporación de la igualdad de género en las políticas, programas y proyectos está siendo fundamental para acabar con esa invisibilidad de la mujer en muchos ámbitos y también en la ciencia.

La igualdad de género se identifica a menudo con la “paridad”, y nada más lejos de la realidad, yo no quiero cuotas, quiero que se me considere por mi valía personal. La visibilidad es un factor importante para la consecución de esa igualdad de género, pero a eso habría que sumar el reconocimiento y la valoración social igualitaria, la eliminación de estereotipos, la conciliación de la vida laboral y personal, impulsar la implicación de las mujeres en la toma de decisiones o el desarrollo de políticas que garanticen que mujeres y hombres obtengan el mismo beneficio. Por ejemplo, es una prioridad investigar sobre enfermedades cardiovasculares, pero tenemos que ser cuidadosos de hacerlo desde una perspectiva de género ya que en muchos casos es muy diferente la evolución de una enfermedad, pongamos por caso el infarto de miocardio, dependiendo de que afecte a un hombre o una mujer. Creo que con esto contesto a tu pregunta, la visibilidad en todos los ámbitos incluida la ciencia, junto con otras medidas también importantes, será fundamental para contribuir a la construcción de una sociedad más justa, más democrática y más libre.

¿Qué cualidades te definen como científica?

Hay cualidades que, desde mi punto de vista, debe tener cualquiera que se dedique a esto de la investigación científica. Creo que se necesita una gran dosis de curiosidad, capacidad de trabajo, dedicación, vocación, intuición, imaginación, paciencia, entusiasmo y no desfallecer por muy negativos que los resultados puedan parecer. Siempre digo que los resultados negativos son, muchas veces, los que, a posteriori, te dan mayores alegrías.

Alguien que haya influido en tu carrera

Sin duda mi Maestra durante la carrera y mi Mentora durante mi doctorado, Carmen Pueyo (Catedrática de Bioquímica y Biología Molecular de la UCO). Ella no solo me enseño Genética durante los estudios de Biología, sino que también despertó en mí el interés por la investigación en Genética, me transmitió su afán por el rigor científico y su entusiasmo por la investigación. Para mi ha sido siempre un ejemplo a seguir.

Por supuesto, mi experiencia científica ha estado íntimamente ligada a la de Rafa R. Ariza, con quien he compartido una parte muy importante de mi vida y con el que sigo compartiendo la actividad investigadora en el grupo. Sin su apoyo, inspiración, paciencia y comprensión nunca habría conseguido muchos de los logros obtenidos en mi carrera.

Alguna página histórica en tu Cuaderno de Laboratorio

Aquella en la que por fin logramos determinar para que servían esas proteínas que llevábamos más de dos años intentando caracterizar y que finalmente resultaron ser remodeladoras del epigenoma. Este es un ejemplo de lo que mencionaba anteriormente sobre perseverar a pesar de las dificultades y sobre las satisfacciones que a veces te dan los resultados negativos.

Tus prioridades

En lo profesional, potenciar la línea de investigación sobre epigenética y cáncer que estamos desarrollando actualmente. Está suponiendo un gran reto para el grupo movernos hacia una investigación más translacional donde poder aplicar lo aprendido haciendo ciencia básica al campo de la investigación sobre el cáncer.

¿Qué otra profesión te hubiera gustado ejercer?

En estos momentos echo de menos el tener conocimientos de Medicina, me serían de gran utilidad ahora que nos estamos moviendo hacia una investigación más biomédica.

 Un lugar del mundo, una película, una canción

En esto soy bastante básica, un lugar muy especial para mi es la playa de Zahora (Cádiz) al atardecer, no solo por la belleza sino por los buenos recuerdos. Sería incapaz de seleccionar una película, podría quedarme con cualquiera de Coppola, Scorsese, Ridley Scott o James Cameron, también elegiría algunas de las de Amenabar o Almodovar. En cuanto a una canción elegiría cualquier tema de Bill Douglas, pero si me pides solo una me quedo con Deep Peace. Sin embargo, tengo que confesarte que mis gustos musicales están cambiando mucho. Últimamente me estoy aficionando a música del tipo: One Direction (Story of my life), David Guetta (Shot me down) o Imagine Dragons (Demons), que es la que escucha mi hija. Todo esto forma parte de la apasionante aventura de convivir y educar a una adolescente maravillosa que es la que realmente llena mi vida, pero esa es otra historia….

Otras entrevistas de esta segunda entrega de Mujeres de Ciencia aquí.

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Maria Teresa Roldán Arjona es Catedrática del Departamento de Genética de la Universidad de Córdoba e investigadora responsable del grupo Epigenética integrado en el Instituto Maimónides de Investigación Biomédica de Córdoba. Actualmente además es Vicedecana de Investigación, Relaciones Internacionales y Movilidad de la Facultad de Ciencias y ostenta otros cargos científicos y universitarios de gran relevancia.

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