El fabuloso biofílico
Un mediodía de mucho calor del verano de 2006 tomaba una cerveza con mi amigo Rafa Tamajón, un “biólogo de vocación y músico aficionado a cantar y tocar la guitarra”, según su propia descripción en Facebook. Un erudito de la Biología, añado, observador nato de todos los fenómenos naturales y seres vivientes, biólogo al fin y al cabo de corazón, amante de la música, gran músico de hecho, entusiasta de la escritura, la literatura y el arte, escritor y dibujante naturalista y una gran persona.
Hablábamos de hongos y de arañas. Yo acababa de empezar mi tesis doctoral y le contaba a Rafa Tamajón cómo la especie de hongo con la que estaba trabajando, llamada Fusarium oxysporum, causaba estragos en las cosechas del planeta ocasionando pérdidas millonarias a nivel mundial. Ahora estaba emergiendo también como un peligro para la salud humana, capaz de infectar e incluso causar la muerte de un número cada vez mayor de personas cuyo sistema inmune estaba comprometido (enfermos de SIDA, cáncer, personas receptoras de transplantes). Le contaba entusiasmada cómo nuestro laboratorio contaba con un modelo para estudiar los aspectos moleculares de la enfermedad causada por esta especie en plantas y en mamíferos y mi tesis, enmarcada en una Red Europea para la formación de investigadores en el área de las enfermedades causadas por hongos y sus mecanismos genéticos, se centraba en un aspecto concreto de este proceso.
Rafa Tamajón me hablaba del Grupo Ibérico de Aracnología al que pertenecía y de los estudios de campo que había realizado para ampliar los escasos conocimientos acerca de la araneofauna de la provincia de Córdoba. Había llevado a cabo una serie de muestreos en el territorio correspondiente al término municipal de Córdoba desde el año 88 hasta el año 2004, comenzando con el estudio de las arañas lapidícolas (las que se encuentran debajo de las piedras) y siguiendo con el estudio de las arañas arbustícolas y arborícolas y con muestreos y capturas esporádicas en otros hábitats diversos. Sus investigaciones habían contribuido a inventariar en la provincia de Córdoba 96 especies de arañas, pertenecientes a 30 familias. Y me contaba, ahora él entusiasmado, cómo durante el muestreo había encontrado una nueva especie del género Pseudicius que quedaba pendiente de descripción.
La actividad científica en el área de las llamadas Ciencias Biológicas Aplicadas a la que me dedico ha entrado en recesión con los brutales recortes en la inversión estatal en investigación y desarrollo en los últimos años. Los Biólogos y Biólogas de bata nos quedamos sin salidas (ver mi entrada https://cordopolis.es/cuaderno-de-laboratorio/2013/03/04/como-se-conectan-el-ceia3-y-la-republica-checa/ para más información). La actividad científica de Rafa Tamajón y sus estudios de biodiversidad se enmarcan en el área de la Ciencia Básica, término opuesto al de Ciencia Aplicada, y que se refiere convencionalmente a la ciencia que se realiza para aumentar el conocimiento sin un fin práctico inmediato. Este sector no va a ver recortada su financiación en el 2013 porque no hay nada que recortar. Sobrevive gracias a todos los Biólogos de bota que, como Rafa Tamajón, salen al campo con sus cuadernos de laboratorio en sus ratos libres y divulgan sus investigaciones en jornadas y congresos organizados por las asociaciones sin ánimo de lucro a las que pertenecen y sufragando sus propios gastos. Hay desde luego algunas excepciones a esta regla, la más notable: el programa LIFE de la Unión Europea, que ha financiado importantes proyectos de conservación de la Biodiversidad en los últimos 20 años, contribuyendo por ejemplo a evitar la extinción de especies como el águila imperial o el camachuelo de las Azores. Sin embargo, la Sociedad Española de Ornitología (SEO/BirdLife), la organización pionera de la conservación de la naturaleza y la biodiversidad en España, denuncia que el presupuesto de la UE en 2013 no llega al 0,1% del presupuesto de los Veintisiete y que es «claramente insuficiente» para frenar la pérdida de biodiversidad en 2020.
Recalco arriba eso del “fin práctico inmediato”, la característica principal que se usa para diferenciar las llamadas Ciencias Aplicadas de las Ciencias Básicas, carentes de tal fin, porque me interesa cuestionar en este punto a qué estamos llamando “fin práctico” y si bajo este término no se esconde realmente una excusa sutil para justificar un tipo de progreso que sólo beneficia al ser humano o a un grupo pequeño de seres humanos. Porque ¿acaso difundir el conocimiento de la biodiversidad, resaltar el valor de los recursos biológicos amenazados y menos conocidos de nuestra zona no debiera ser en sí un fin práctico, tan práctico y deseable como lo es el avance biotecnológico? ¿Acaso el respeto a todas las especies del planeta, empezando por la del propio ser humano, no debiera ser per se el fin práctico último de toda actividad científica? Realmente ¿hacia dónde nos están conduciendo nuestras políticas científicas de inversión en “fines prácticos” sino a una desconexión cada vez mayor de todo lo natural y de nuestra esencia de seres vivos pertenecientes a este planeta? Es precisamente eso lo que diferencia a mi gran amigo Rafa Tamajón de la mayoría de las personas que conozco y también de muchos científicos eminentes: su vínculo emocional con toda forma de vida existente. Rafa Tamajón es un biofílico compulsivo, un amante de la naturaleza y los seres vivos, un biólogo con una inagotable capacidad de asombro y de trabajo. Una sociedad avanzada debiera con sus políticas científicas apuntar a promover y financiar este tipo de conocimiento.
Es miércoles, 13 de marzo del 2013, entro en facebook y veo que Rafa Tamajón ha publicado una foto en su perfil con un comentario: “Unos curiosos insectos de unos dos centímetros en la pared de la iglesia que hay junto al piso donde vivo”. La ristra de comentarios no se hace esperar. Sonrío ante la imagen fascinante del extraño insecto gris sobre el fondo amarillo de la pared de la iglesia y decido que voy a dedicar a Rafa la próxima entrada de mi blog
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Nota: No me resisto a dejar de incluir este correo electrónico de Rafa en respuesta a mi solicitud de una imagen para acompañar esta entrada del blog. Habla por sí sólo de su entusiasmo por la biología, mejor que este post.
Fecha: Domingo, 17 Mar 2013 03:08:53
Querida Elena:
Que sepas que me ha hecho mucha ilusión que aquella conversación que tuvimos y mi carrera personal de biólogo de bota y naturalista te hayan inspirado una entrada en tu blog. He estado buscando los dibujos de la nueva especie de araña, el saltícido del género Pseudicius (P. taraialis es el nombre que propusimos en una charla a un congreso pero puede que en la publicación el nombre sea otro). He encontrado sólo fotocopias, los originales los tiene Jesús Miñano, el otro autor co-descubridor de la especie. Te adjunto escaneo de la fotocopia de la ilustración de la vista dorsal del opistosoma (sería equivalente al abdomen) de dos individuos para mostrar la variabilidad del diseño. El original también es a lápiz negro y por tanto está en escala de grises, no está a color. Como alternativas me comentabas por teléfono que podría incluirse cualquier dibujo de insectos de los que tengo. El problema es que los mejores son verticales, apaisados solo tengo un saltamontes y una exuvia de cigarra, y poniéndolos apaisados no quedan bien. Así que se me ha ocurrido que, como alternativa al dibujo de la nueva especie de araña descubierta en los tarajales del Río Guadalquivir, estaría la ilustración de dos machos de una especie de araña de aspecto muy llamativo, Eresus sedilloti, dibujados a partir de fotografías de ejemplares de dos poblaciones diferentes de Portugal (en España también está citada esta especie, por ejemplo de la localidad de Aranjuez). Es una ilustración apaisada que incluye dos dibujos, creo que puede quedar mejor que la otra, que es en blanco y negro, pero yo dejo la elección a tu criterio. ¿Ok?
Un besote enorme, y ánimo con tu blog, a ver si esto me sirve de acicate o estímulo para revitalizar mi blog.
Tu amigo que te quiere,
Rafa
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