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El orden de los factores

Concentración por los seis asesinatos machistas del fin de semana

Aristóteles Moreno

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Ni una muerte más

Plataforma Cordobesa contra la Violencia a las Mujeres

Hay un principio matemático que sostiene que el orden de los factores no altera el producto. Pero es falso de toda falsedad. Si el asesino de Petra hubiera invertido el orden de sus actos la noche del 28 de junio, su esposa estaría hoy viva. Pero Antonio, cordobés de 75 años de edad, decidió ingerir un bote de pastillas justo después de estrangular a Petra en una vivienda de Fuengirola. Ella, cordobesa también de 76 años, ya es un amasijo de órganos sin vida mientras que el homicida está fuera de peligro.

La sucesión de los hechos es un clásico de la violencia machista. Era un hombre normal, dicen las crónicas periodísticas. Se le veía por el barrio de Las Chozas haciendo recados y se sentaba a jugar al dominó con los amiguetes en el bar de abajo. No había denuncias por maltrato y nadie podía imaginar que Antonio llevara a un criminal alojado en el lóbulo temporal izquierdo del cerebro. Pero el machismo es una cultura ancestral de dominación a punto de entrar en erupción en cualquier momento.

Por esa razón Antonio asesinó a su mujer antes de intentar suicidarse. Porque el primer mandamiento de todo acto machista es someter a la víctima, aunque sea a través de la muerte. Si el criminal ya no era digno de seguir viviendo, que hubiera invertido el orden de los factores y hoy Petra aún podría disfrutar de sus dos nietos los fines de semana.

El mismo día en que Antonio ejecutó a su esposa, Amal y sus dos hijos de 5 y 7 años fueron cosidos a puñaladas por su ex marido en un pueblo de Cuenca. Mehdi no aceptó que su mujer decidiera poner fin a un calvario siniestro de malos tratos continuados. Encerró sus cuerpos exánimes en un baúl y se fue al bar a tomarse unas cañas con los amigos. El patriarcado es una lacra universal que atraviesa como una daga todas las culturas del planeta. De norte a sur y de este a oeste. Aunque algunos intenten aprovechar que el Pisuerga pasa por Valladolid para arremeter cínicamente contra los inmigrantes. Los mismos, por cierto, que niegan la existencia de la violencia machista.

El lunes pasado decenas de personas se reunieron en el Bulevar del Gran Capitán para alzar la voz contra el terrorismo machista en una liturgia interminable. Cuatro mujeres y dos niños han sido asesinadas en apenas 24 horas fatídicas. En Granada, un hombre acabó con la vida de su ex novia y la madre armado con una escopeta de caza. Luego, el agresor se descerrajó un tiro en la cabeza en su propia vivienda.

Si hubiera invertido el orden de los factores, la vida en el planeta sería hoy un poco más digna.

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