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Tarik: “El 90% de la música que se hace es una mierda”

Álvaro Muñoz, Tarik | ÁLEX GALLEGOS

Juan Velasco

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Hay algo aristocrático en Álvaro Muñoz (Córdoba, 1965), el hombre que durante años se escondía detrás de Tarik y la Fábrica de Colores y que en estos días lo hace detrás del proyecto Summer Spree. Como si en otra vida hubiera sido un conde o un marqués. Quizá sea el espíritu que adquirió durante los años en los que vivió en Londres o quizá ya lo tuviera antes. Es bastante probable que fuera lo segundo; que sus rasgos afilados, la forma en que maneja la pausa en el lenguaje y su sutil y felina forma de moverse estuvieran en su ADN. Igual que su capacidad para sugerir misterios o preguntas cuando se habla de él.

¿Quién realmente Tarik? ¿Por qué, siendo uno de los mejores escritores de canciones del pop rock español, no llegó a explotar? ¿Por qué enterró la Fábrica de Colores? ¿Por qué apenas toca en directo? ¿Por qué tardaba 7 u 8 años en publicar un disco? ¿Por qué ahora publica con tanta facilidad? ¿Es Summer Spree el proyecto definitivo de Álvaro Muñoz? ¿Por qué se fue de Córdoba? ¿Cuál es su disco favorito de David Bowie? Son todas cuestiones que, en mayor o menor medida, tendrán alguna respuesta en esta entrevista, realizada un 1 de noviembre, 24 horas antes de que Álvaro vuelva a ser Tarik durante unas horas para pinchar en la fiesta homenaje al Varsovia, un club de música cordobés de los 80.

Acabada la entrevista, a quien hace las preguntas solo le queda una certeza: Álvaro Muñoz todavía no ha dicho su última balada. La impresión es que, una vez enterrado Tarik -nombre tomado, mitad broma privada, mitad homenaje, de su abuelo, el crítico taurino Marcelo Moreno, Tarik de Imperio-, lo que está por venir son nuevas canciones, hechas en total libertad y más honestas que nunca. Una segunda vida crepuscular, más luminosa que la primera, lejos de las calles estrechas, hoy ruidosas y llenas de turistas, nacida en la intimidad de una habitación, en la soledad de un piano, mientras la guitarra, esa guitarra que fue un símbolo, es un mero testigo escondida en su funda.

Surgirán nuevas preguntas. Algunas mejores. Otras peores. A nadie se le exigen certezas. Y qué más da mientras Álvaro Muñoz siga teniendo canciones.

PREGUNTA. Para un tipo que se confiesa poco dado a la nostalgia, es curioso que nos veamos por fin con motivo de una fiesta de homenaje al Varsovia.

RESPUESTA. A mí estas movidas no me gustan nada. Me pasó con Fernando (Vacas) con lo del 25 aniversario, que yo me negaba y se puso tan pesado que al final lo hicimos. Y lo de esto surgió por una iniciativa que yo puse medio de cachondeo en el muro de Varsovia de Facebook. Que dije: Hostia, ¿por qué no hacemos una lista con las cien canciones más pinchadas? Y la gente tiene que tener una vida aburridísima porque… una euforia. Todos diciendo qué buena idea y al final salieron 400 y pico canciones y no paraba. La lista no paraba. Es verdad que allí se puso un montón de música y todas suenan como hits en nuestras vidas. Es decir, música que sonó mucho. No toda comercial. Es verdad. Aunque entonces estaba Top of the Pops y esa música se veía en la tele. Y aquí en España también. No me acuerdo de qué programa. No sé, Aplauso probablemente. Esos grupos solían salir en la televisión. No todo era tan underground. Pero es verdad que se pinchaban cosas como D.A.F., como lo que hemos hablado, y que en el Varsovia se pinchaban cosas muy oscuras que no se oían prácticamente en casi ningún otro sitio de España

Y, a partir de ahí, empezó la gente a proponer canciones y alguien dijo: “Hombre, ya puestos ¿por qué no hacemos una fiesta?”. Y fue como abrir la puerta de una presa. Una euforia tremenda. Y la verdad es que lo estamos organizando entre Esther Casado, Manu Blanco, Jenaro y yo. Y, hombre, ya estoy un poco más tranquilo porque viendo la iniciativa de la gente y toda la respuesta y el nivel de convocatoria que ha habido, pues creo que va a ser un fiestón espectacular. La gente lo va a vivir con mucho… Van a venir gente de todos los rincones de España porque estamos dispersos. Va a ser también una comparativa de barrigas y arrugas y tal. Pero eso también tiene un punto divertido.

"Si no hubiera existido el Varsovia mi carrera musical no habría sido la misma"

P. De hecho, Manu estaba hablando incluso de recrear las fotos que habéis estado subiendo al grupo. ¿Cómo es también tener la oportunidad de recrear una época que fue importante en tu vida?

R. Hombre, yo sí reconozco que lo del Varsovia aquí fue un descubrimiento para los que tuvimos la suerte de tenerlo a mano en aquella época. Se consideraba un sitio exclusivo. Porque era un poco selectivo en la puerta. Y los que no tenían acceso al Varsovia, quizá por no ser considerados… Tampoco sé el criterio realmente que llevaban entonces los dueños, pero por no ser considerado demasiado moderno o lo suficientemente moderno, vete a saber. Entonces es verdad que no había porteros. Había broncas en los bares y había que tener cuidado con el control en la puerta. Pero los que tuvimos la suerte de vivir la época y que nos dejaran entrar, pues fue… Era una época donde no había internet, donde en las radios no había tantos canales donde escuchar música que nos gustara, entonces estábamos deseando que llegara el fin de semana o incluso entre semana para escuchar música. Y yo ahí admito que si no hubiera existido Varsovia mi carrera musical no habría sido la misma, porque yo también conocía a mucha gente. Allí conocía al Tónicas, a Cisco, allí comenzamos los Yacentes y a mí se me abrió un mundo. Y en una edad en la que el gusanillo te está ardiendo constantemente.

P. ¿Cómo era la Córdoba de aquel entonces? Yo me la imagino como una ciudad un pelín más decadente de lo que ya de por sí es.

R. Sí. Era una ciudad oscura. Yo la recuerdo como un poco decrépita. Varsovia en la zona en la que estaba… Era un barrio que se caía a pedazos. De noche era la oscuridad total…

P. Es pre Unesco, además. Todavía no se había protegido el Casco.

R. Exacto. Era un sitio incluso inseguro. Y luego Córdoba era una ciudad de contrastes, de muchos contrastes. Con toda la Transición y todo esto, la gente había empezado a experimentar ciertas libertades, pero chocaba mucho con la Córdoba conservadora y rancia. Y luego, incluso la gente joven. La gente joven chocaba mucho en los ambientes. Había incluso quien se sentía provocado o intimidado por la presencia de los modernos, de gente con el pelo cardado por las calles. Y lo recuerdo así, como un sitio de muchos contrastes. Como de pronto una modernidad tremenda y también un rollo rancio y conservador.

P. Entonces ha cambiado poco. Tú además no eres de aquí.

R. No, bueno. Yo soy de Córdoba, mi familia es de aquí, pero mi padre era de Peñarroya y de pequeños nos fuimos a Peñarroya. Y cuando termino el instituto me vine a Córdoba y ya me establecí aquí hasta que me fui a Londres, en el 92.

"Es muy difícil dar marcha atrás cuando se ve el dinero"

P. Ahora, cuando te das un paseo por Córdoba, ¿qué ves?

R. Pues me prodigo poco. Cuando vengo, que es a lo mejor para algún concierto, no tengo tiempo para expandirme por ahí. Pero paseando un rato ahora por la puerta del Varsovia he visto el turismo masivo que de primeras me ha echado un poco para atrás. Porque tenía el recuerdo de Córdoba como ese sitio en el que estando cerca del centro todavía podías caminar y no se oía ni un ruido. Esas calles que, aun estando prácticamente al lado del centro, solo se oyen tus pasos. Aquello a mí me fascinaba. Pero ya, por lo que veo, no es así. Supongo que la gente, los negocios, deben estar muy contentos. Porque también se nota que las fachadas están mucho mejor maquilladas, los edificios se han restaurado. Y me imagino que el dinero que ha traído el turismo se notará por algún sitio. Pero también ha perdido encanto. El turismo masivo… Pregúntales a los de Venecia qué opinan del turismo. Que no pueden ni salir a comprar el pan.

P. Hace poco estuvo aquí Donna Leon, una escritora que se tuvo que ir de Venecia, precisamente. Y nos levantó el dedo y nos dijo: “No querréis que los turistas os echen de vuestra ciudad”. Recuerdo que definió a Córdoba como si fuera Nápoles un año antes de la explosión del Vesubio. Me pareció una buena advertencia.

R. Por ahí pueden ir los tiros. Es muy difícil dar marcha atrás cuando se ve el dinero. Sobre todo las autoridades. Cuando ven que hay ingresos a ver cómo le pones freno a eso. Aunque ya en muchos sitios se está levantando la voz contra el turismo. Y, hombre, los residentes, tarde o temprano tendrán más quejas que ventajas.

P. La Córdoba que tú viviste no tenía mucho que ver con esto, pero creo que ya entonces tampoco tenía mucho que ver con las ciudades de su entorno, como puede ser Sevilla. Hablo musicalmente.

R. Sí. Pero fíjate, es verdad que remontándome a Yacentes, que yo recuerde, antes de Yacentes el último grupo de Córdoba que había sacado un disco era Medina Azahara. Aquí sacar un disco en Córdoba era como una cosa totalmente inalcanzable. Y yo recuerdo que cuando vinimos de Madrid con un contrato discográfico de DRO la gente no se lo creía. La gente nos trataba como si fuéramos famosos. Íbamos por la calle y decían: estos son los del disco. Luego empezamos a salir en la tele. También ocurrió con Tarik y la Fábrica de Colores y tal. Pero sí recuerdo que empezó a hablarse de Córdoba y se abrió una brecha importante. Porque en Sevilla a Tarik y la Fábrica de Colores nos tenían idolatrados. Éramos queridísimos. Y además llenábamos donde tocábamos. Nos querían como si fuéramos de allí. Y luego estaba también la inquietud de la gente por oír música, por ir a conciertos... Cualquier grupo que salía por ahí que empezara a tener repercusión pues tenía un nivel de convocatoria importante. Y yo creo que eso ya no ocurre. Hay mucha competencia y es difícil llenar una sala. Es otro mundo.

P. Es curioso que un sonido como el de Yacentes surgiera en Córdoba. Era un sonido que no tenía referentes previos.

R. Hombre, yo sí recuerdo que hubo muchas ganas. Los que íbamos al Varsovia no teníamos interés en comprar Popular 1 o aquellas revistas para encontrarnos a Queen en la portada. Buscábamos otras cosas. Había que rebuscar. Pero ese rollo subterráneo de buscar fanzines, de suscribirte a fanzines que te mandaban desde Bilbao, Valencia o Barcelona, fotocopiados, ese rollo underground avivaba la llama. Entonces teníamos mucha información y es verdad que escuchábamos mucha música. Lo escuchábamos en casa de amigos. Cuando alguien tenía la oportunidad de ir a Londres a comprar ropa y discos, traíamos ropa y discos para todo el mundo. Y nos juntábamos para eso. Para ver la ropa y para escuchar la música, cosa que ya no se hace tanto.

P. La música era una auténtica red social.

R. Claro. Exactamente. Una red social humana. Ahora es todo desde casa. Yo creo que ese rollo subterráneo avivaba el gusanillo ese. Y teníamos información. Yo recuerdo que había gente que estudiaba aquí, gente de otros países de Europa, que iba al Varsovia y no se lo creían. Decían: “Cuando a mí me dieron de destino Córdoba yo me imaginaba un desierto con cráneos de vaca en la arena”. Y se sorprendían de que hubiera gente que hiciera la música que hacíamos y hubiese un sitio donde escucharla.

P. Roberto Loya, el periodista y poeta, es uno de los que venía de fuera en aquella época y me ha pedido que te pregunta por el Tónicas.

R. Hace mucho tiempo que no lo veo. La verdad es que hace mucho tiempo que no veo a casi nadie. Pero sé que está con sus negocios. Él siempre ha sido muy motor. Supongo que seguirá con el negocio de la venta de motos. Aquí creo que él llevó Harley Davidson en Córdoba. Y sí que tenemos contacto a través de las redes y sé que él sigue muy metido en la música. Siempre ha sido un melómano y un consumidor de música compulsivo. Y además me alegra que no se haya quedado estancado. Porque hay mucha gente que se quedó estancada en una música de una época, pero él me consta que sigue descubriendo cosas nuevas y sigue con esa motivación.

"Antes de Yacentes el último grupo de Córdoba que había sacado un disco era Medina Azahara"

P. Tú eres cero nostálgico a nivel musical, ¿no?

R. Sí. Yo, de hecho, antes de preparar la fiesta, esta música que hemos seleccionado la tenía sepultada en el olvido.

P. ¿Y cómo ha sido redescubrir esos temas?

R. Hombre, me acuerdo de las palabras de un amigo. Creo que surgió hablando del reguetón. Me decía: al final te das cuenta de que el 90% de la música que se hace es una mierda. Pero hay un 10% que merece la pena, independientemente del estilo. Hay música, o canciones en concreto, incluso de reguetón o cualquiera de las tendencias actuales, que me gustan. Y el 90% es una mierda. Pero me pasa con todos los estilos. Y me ha pasado escuchando la música de los 80. Hay algunas cosas que son infumables.

P. ¿Qué es lo más infumable que has escuchado estos días de esa época?

R. Pues hombre, en general las producciones éstas de baterías digitales grandilocuentes con un reverb de trece segundos. El sonido demasiado cristalino no me gusta, yo tiendo más a lo analógico. Y bueno, hay éxitos de aquella época, yo qué sé, o cosas demasiado plásticas, como Sigue Sigue Sputnik, demasiado experimento, demasiado precocinado o preproducido, que me parece un espanto.

P. ¿Y qué es lo que más te ha gustado?

R. Pues siempre me gustaron mucho Echo & The Bunnymen. Yo era muy fan de ellos. Porque tenían un sonido que se apartaba un poco de ese sonido digital. Ellos tendían más a lo… Por momentos recordaban a The Doors. Me siguen gustando Echo & The Bunnymen. La mayoría de los discos los escucho todavía de buen grado. ¿Qué más? Cabaret Voltaire. Hay música electrónica de aquella época…

P. He visto que colgaste el Your Love de Frankie Knuckles, que yo a priori no me imaginaba ese house sonando en el Varsovia.

R. Sí. Se ponía de sintonía de cierre.

P. Es un tema maravilloso.

R. Supongo que habrás visto muchos documentales, tú que estás más metido en el House. Yo he visto hace poco uno sobre todo el origen de la movida house y te pone las pilas. Ves algunas cosas…

P. Es brutal cómo muta de la música disco y empiezan a secuencias y meter la Roland. Y ves que es soul.

R. Y que encima sale de un sótano. Un círculo pequeño de gente.

P. Claro. Es que, de hecho, el propio nombre house viene de warehouse, la bodega. Era la parte de la tienda de discos más oculta. Pues ahí ponían todos los discos de house y de ahí sale el nombre.

R. Sí. Es curioso.

"Fue un alivio dar carpetazo a Tarik y la Fábrica de Colores"

P. Hablando de sonido, ahora se cumplen 30 años de tu primer disco como Tarik. Hace cinco hiciste la gira del 25 aniversario. Han pasado otros cinco años. ¿Cómo ves ese disco? Yo lo estuve escuchando ayer y me ha sorprendido lo bien que ha envejecido. Estoy seguro de que habría bandas de indie hoy que firmarían gustosas un disco así.

R. Sí, yo creo que hubo una serie de circunstancias. Una de ellas fue mi empeño en que lo produjera Luis Delgado. Luis Delgado es una persona que venía de otro ámbito. Había tocado en un grupo de rock andaluz que se llamaba Imán, Califato Independiente. Fue el grupo de Manuel Rodríguez, que después montó La Década Prodigiosa, y de Marcos Mantero, que acabó tocando los teclados con Alaska y Dinarama. Lo ponían detrás de una cortina porque era gordo y tenía barba y no querían que se le viera, pero era el que hacía sonar al grupo. De ahí venía Luis Delgado, que estuvo en la primera época de Imán, pero luego tuvo, yo creo, el primer grupo de música electrónica de España, que se llamaba Mecánica Popular. Sabía que había producido a un grupo de Valencia que se llamaba Comité Cisne, al que le  sacó muy buen sonido. Pero él estaba en otra esfera. Pero yo me empeñé. Porque lo conocí y dije: a este tío da gusto oírle hablar. Tenía una experiencia increíble. Había trabajado en CBS, conocía a un montón de gente en Madrid. Y yo creo que el hecho de que nos produjera él nos hizo sonar un poco diferente. Yo al principio llegué a estar desencantado de cómo sonaba el disco, pero ahora me alegro. Porque tenía un sonido más honesto.

P. Y tiene su intrahistoria también. Es un disco que tardó bastante en salir.

R. Sí.

P. ¿Por?

R. Hubo historias de mili de por medio. La mili destrozaba cualquier empresa. Es curioso, el otro día me mandó un amigo una hoja de cromo del año 86 de Tarik y la Fábrica de Colores, y hablaban unos elogios… En Rock de Lux, Popular 1, El País, el ABC… Y se hablaba mucho de Tarik y la Fábrica de Colores tres o cuatro años antes de que saliera el disco. Y recuerdo un extracto de un artículo, que salió publicado no recuerdo en qué medio, que alguien decía algo como: “Lo de estos cordobeses clama al cielo. ¿Para cuando un contrato discográfico? Llenan salas y la gente se sabe canciones que no se han publicado en disco”. Y es verdad. La gente se sabía Entonces por qué y nos la pedía en los conciertos. Y no sé por qué tardó tanto en llegar el contrato. Creo que puede que fuera una época en la que hubo un bajón. Lo que tú hablabas antes. Quizá era una época de transición.

P. Sí, a finales de los 80 se nota un viraje claro.

R. Sí, por ejemplo DRO ya no existía. Servando había montado La Fábrica Magnética. Yo creo que hubo un momento de cambios y no encontramos el hueco donde meternos.

P. De todos modos, lo tuyo con la industria musical…

R. Es una historia de amor y odio. Me estoy acordando que había un programa en TVE que se llamaba Cajón de Sastre. Un programa que presentaba Miriam Díaz Aroca. Y salimos sin disco. Salimos tocando con el playback de la maqueta. En TVE. O sea, era una época rara.

P. En aquel disco cantabas en español. En el siguiente te da por cantar en inglés. Y de nuevo creo que llega un poco descompasado. Porque cuando editas On the radio ya ha pasado el boom éste de las bandas cantando en inglés.

R. Es verdad que yo vivo ajeno a todo. Nunca he estado demasiado pendiente de la escena. Ni tampoco leo muchas publicaciones sobre música. No me interesa estar conectado a lo que se está haciendo. Yo vine de Londres, porque el disco se empezó a grabar allí. Y tenía mis canciones escritas en inglés. A lo mejor si alguien me hubiera advertido: “Ahora en inglés no lo hagas, que eso ya no mola…”.

P. Bueno, pero te sale natural. Con Rufus T. también lo hiciste luego.

R. Sí. Y en el primer disco con Mushroom Pillow, en el Sequencialee hay tres o cuatro canciones que están en inglés.

P. Bueno, tiene sentido, al fin y al cabo eres profesor de inglés, has vivido en Londres…

R. Sí. Me encuentro cómodo cantando en inglés. De hecho, cuando canto en español hay algunos registros que tengo que cambiar porque la sonoridad en las palabras no es la misma.

P. ¿Te cuesta componer más en español que en inglés?

R. Es más difícil. A mí, que le doy más importancia a cómo suenen las palabras que al mensaje que quiero contar, es más difícil engarzar las palabras en español en mi música. Si cantara rumba te diría lo contrario. Pero sí que cuesta más. Lo que pasa es que es verdad que cuando tu música se difunde fundamentalmente en España es más gratificante que la gente entienda lo que estás diciendo y es verdad que cuando cantaba por ahí en inglés sí que notaba que buena parte del público no lo entendía. Yo tampoco soy de contar historias. No me gusta que el mensaje esté mascado. Me gusta jugar con la ambigüedad. Me gusta más eso, casi como suena.

"Yo vivo ajeno a todo. Nunca he estado demasiado pendiente de la escena"

P. ¿Hay algún letrista en español que te guste particularmente? Que pienses: este tío lo clava.

R. Joder, me pones en un apuro. Hombre, sí hubo un momento cuando volví de Londres en el que la gente me hablaba de Los Planetas. Yo conocía a Eric. Lo conocía antes de irme a Londres por Lagartija Nick. Y la gente me decía Los Planetas y yo pensaba en lo horrible que me sonaba el nombre. Entonces, recién salido On the radio, Canal Sur, que por entonces organizaba fiestones en Andalucía, hizo uno en Granada, en Industrial Copera. Y llegando allí me presentaron a Jota y a Floren. Y me dijeron que ellos eran muy fans de Tarik y que habían ido incluso a vernos a algún festival. Y aquella noche me pidieron que me subiera a tocar con ellos.

P. Yo veo una vinculación directa.

R. Sí, además empezando a hablar con ellos me di cuenta de que habíamos escuchado la misma música. Aquello no estaba preparado, me dijeron: súbete que te vamos a anunciar como Tarik y tal. Me parece que hicimos una versión de no sé si eran Galaxy 500. Que yo pensé, coño, esta gente controla. Y volviendo a tu pregunta, hubo una época en la que yo, oyendo las letras de Jota, lo agradecí mucho. Me dije: este tío…

P. Escribe mejor que canta.

R. (Risas). Sí, es verdad que tenía… Llegaba. Era capaz de decir cualquier chorrada. “Me he metido cuatro millones de rayas. He bajado al bar…”. Pero coño, llega porque lo sabe hacer. Y entonces sí tuve una época en la que sí lo encontré… Te iba a decir inspirador, pero yo es que tengo otro estilo de escribir, pero sí lo agradecí. Y de lo que se hace ahora, no sé. Igual mañana me viene alguien y digo: joder, cómo se me ha podido olvidar éste.

Efectivamente. A la mañana siguiente Tarik envía un mensaje y precisa su respuesta. “Se me olvidó imperdonablemente hablarte de Fran Nixon. Me gusta mucho como escribe. Cuando estaba en La Costa Brava y lo que hace ahora en solitario me gusta mucho, y su humor este sarcástico y caústico que tiene”, precisa el cantante.

P. Cuéntame un poco cómo fue tu etapa en Londres. Te he leído alguna historieta curiosa en Facebook.

R. Sí, bueno, es que allí hice de todo. Es una ciudad en la que es muy difícil sobrevivir. Y ahora me temo que está peor todavía. Pero yo tuve mucha suerte por un lado. Porque me metí directamente en los círculos donde se mueve la gente de allí. Lo primero que hice fue irme a Westminster a hacer un curso de jazz. Yo no quería dedicarme al jazz, pero pensaba que eso me iba a servir seguro. Y claro, allí todos eran ingleses. Así que me rodeé rápido con gente allí. Y rápidamente te das cuenta de esos prejuicios que tenemos. “No, es que los ingleses son muy suyos”. Es totalmente falso. Lo que pasa es que hay un obstáculo muy importante que es el idioma. Algo que aquí en España no existe porque nos abrimos a cualquiera aunque no hable bien español. Pero eso no está en su cultura. Si no hablas bien inglés no te integras, porque para ellos es una barrera importante. Así que yo empecé a conocerlos, y me demostraron que son una gente amigable. De hecho, los amigos que hice allí son para toda la vida. Me abrieron las puertas de su casa, me invitaban a comer con su familia, me enseñaron cómo se vivía allí y la verdad es que me abrieron muchas puertas.

Luego, a los tres años de estar allí, el Gobierno Británico me dio una beca para ir a la Universidad. Al mismo tiempo, porque todo era muy caro, estuve trabajando de portero de noche en un hotel, estuve pintando cuadros, estuve trabajando de vigilante nocturno en una fábrica de material de construcción y… bueno, la verdad es que, a pesar de lo difícil que es vivir allí, no tengo más que buenos recuerdos. Es una experiencia que yo recomendaría. Si tuviera hijos, que no los tengo, los mandaría bien jóvenes allí. El punto negro fue musicalmente.

P. ¿Cómo es eso?

R. Sí, porque en los noventa a mí no me gustaba nada el brit pop este. Nada.

P. Algo te gustaría.

R. Me gustaban Super Furry Animals, algunas cosas de Blur...

P. Hombre, a mí me encanta Damon Albarn.

R. Sí, era lo más salvable. Pero es que creo que fue una época en la que los británicos estuvieron dando bandazos a la desesperada intentando recuperar la invasión británica.

P. Eso es por los putos Oasis.

R. Claro, además Oasis no cuajaron en EE. UU. Nunca. Yo la mayoría de los grupos que escuchaba me espantaban. Cosas como Skunk Anansie, Elástica… Grupos prefabricados, con unas producciones muy pobres.

P. Me imagino que lo que te tiraba a ti es más el sonido Manchester, aunque es algo anterior.

R. Sí. Happy Mondays y todo este rollo. Pero para mí fue decepcionante. Ibas por el metro y todos cantaban canciones de Oasis con la acústica. Estaban también Spice Girls.

P. He de decir que aunque mucha gente te encuentra la huella de David Bowie, yo con un músico con el que asemejo tu música es con Donovan.

R. Joder, creía que me ibas a decir que con Spice Girls. ¿Donovan?

"No me interesa estar conectado a lo que se está haciendo"

P. Por la mezcla de psicodelia y pop luminoso.

R. De hecho mi querencia psicodélica Bowie no la tiene. Bowie ha tenido momentos raros y de experimentación. Pero sí, yo tiendo más hacia ese rollo y a la psicodelia americana. Las canciones de Tarik no tenían las escalas pentatónicas al uso de la música rock y blues, sino escalas más exóticas.

P. ¿Y cómo acabas trabajando en el sello Acid Jazz?

R. Hostia, sí. Ésa es otra. Pues fue porque estuve estudiando un colegio, que se llamaba South Thames, en el sur de Londres. Y un día un profesor, con los que teníamos muy buen rollo, pues llegó diciendo: “En Acid Jazz necesitan a alguien. No pagan. Pagan muy poco pero necesitan un chaval”. Yo era el único extranjero que había en la clase. Nadie decía “yo”. Así que lo dije yo. Entonces nada, me presenté allí al día siguiente y me encontré con Eddie Piller. Eddie Piller llevaba entonces el pelo largo y me chocó mucho, porque tenía un concepto distinto de Acid Jazz como un poco postmod. Y subiendo las escaleras, Eddie Piller entraba. La oficina estaba entonces en el Soho. Y yo entraba detrás de él y se volvió con mala cara: “¿Qué quieres?”. “Pues vengo a trabajar”. Gratis además. Y ya se relajó un poco porque tiene un rollo un poco agresivo.

P. Tiene muy mala prensa.

R. Yo he oído muy malos comentarios, pero la verdad es que teníamos buen rollo en la oficina.

P. Creo que fue Julián Maeso el que me contó que acabó mal con él.

R. Sí. A mí me contó Julián Maeso que tuvo una experiencia malísima, que lo engañó. Hombre, yo sé de la fama de Eddie Piller, que es un tramposo, un buscavidas… El típico rollo de working class inglés, rollo cockney, muy de la calle. Pero luego el tío es simpaticote. Quizá conmigo porque yo no cobraba. Él decía que me parecía a D’Artagnan. O sea, cuéntame de qué película o de qué ilustración. En realidad no estuve mucho tiempo. No estuve ni un año, pero fue una experiencia impresionante.

P. ¿Llegaste a conocer a Gilles Peterson?

R. No.

P. Creo que acabaron super peleados.

R. Bueno, el catálogo que tenía entonces era impresionante: James Taylor, Mother Earth, Jamiroquai acababa de salir…

P. Brand New Heavies.

R. Brand New Heavies, efectivamente.

P. Me llevaba los discos. Eran un poco tacaños, pero sí me llevaba discos.

P. ¿Tu gusto por la música negra viene de Londres o es anterior? En Córdoba poca música negra habría.

R. Sí, pero ya con Yacentes conocí a una gente: Juan Castro, Stephen, no sé si has oído hablar de él. Fue a través de Charli de la Mata. Conocía a Juan Luque, de la Librería Luque, y estos venían de las raíces negroides. Y me impresionó conocer a una gente que tuviera tanta cultura musical, que venía del ska, el reggae, el blues… Toda la música negroide la manejaban… A mí empezó a cambiarme un poco. En Yacentes estaba prohibido hablar de música negra. Era todo hiper blanco. Era raro que yo empezara a moverme y a tener interés por aquello.

"Con Summer Spree me quiero alejar del rollo de banda"

P. Yo esto lo he hablado con Miguel Gómez Losada y estoy de acuerdo con él. Miguel dice que la movida y todo el rollo new wave acabó matando a la música negra en España, que a finales de los 70 sí que estaba muy aceptada.

R. Sí, estaba creciendo. La nueva ola era un rollo híperblanco.

P. Y de hecho, él me dijo lo mismo que tú. Que lo tenía que ocultar. Imagínate, tener que ocultar que te flipa Stevie Wonder. Que puede ser uno de los mayores genios del siglo XX.

R. Sí. Es increíble todo lo que nos estábamos perdiendo en aquella época. Claro, para mí fue un descubrimiento. A mí esa gente me empezó a pasar discos de blues, empecé a comprarlos y se me abrió un mundo impresionante. En Varsovia sí se ponía. Se ponía música negra. En la primera época no tanto.

P. Quizá sonido neoyorquino.

R. Sí. Incluso lo poco negro… Bueno, a finales de los 80 sí empezó a abrirse un poco más.

P. Es que hay un hilo entre el punk y la música negra o incluso la música disco.

R. Bueno, a ver, los Clash. A los Clash los criticaron los puristas, que ya tiene guasa hablar de puristas punks, pero los criticaron cuando sacaron Sandinista. Luego hicieron después lo de Big Audio Dynamite, que ya era buscando la conexión negra 100%.

P. En tu caso, supongo que algo parecido te ocurre con los sintetizadores. Cuando vienes del rock y con los puristas debe ser difícil dar el salto a las maquinitas.

R. Sí. A mí siempre me picó el gusanillo y bueno… Fue un alivio dar carpetazo a Tarik y la Fábrica de Colores. Porque fue cerrar una puerta para que no me quedaran dudas a mí. Y cuando hicimos lo del 25 aniversario le dije a Fernando: esto va a ser el carpetazo. Y para mí fue un alivio decir: voy a cerrar con esto para empezar otra cosa. Y fue un poco también por despertar también una ilusión nueva. Y empezar incluso a componer de otra manera.

P. Tú siempre has sido Bedroom Producer antes de que existieran los Bedroom Producers.

R. Bueno, sí. Antes teníamos el cuatro pistas y nos apañábamos. Ahora ya se abre un mundo alucinante con los ordenadores. Pero eso no significa que cualquiera con un ordenador pueda ser músico. También se decía: “Es que claro, con el cuatro pistas es muy fácil”. Pero sí ha sido una tábula rasa lo de Summer Spree. Incluso componer desde el teclado. Un acorde al piano no suena igual que un acorde a la guitarra. Te inspira otra armonía. Te produce otras sensaciones.

"A mí ya no me seduce ver a cuatro tipos en un escenario con luces que se encienden y apagan"

P. ¿Te ha costado mucho dar ese paso?

R. No. Tuve dudas a la hora de llevarlo al directo. No he hecho muchos directos, de hecho. Pero en el primero, que fue aquí en Orive, yo quería también llevar vídeo. Con Summer Spree me quiero alejar del rollo de banda. A mí ya no me seduce ver a cuatro tipos en un escenario con luces que se encienden y apagan. Yo quería llevar vídeo, que también lo hago yo, con una estética definida. Al partir desde otro punto, me generaba duda de ver cómo iba a llevarlo al directo. También por estar sentado al teclado tocando los sintetizadores cuando yo toda la vida he tocado la guitarra. Pero bueno, todo es empezar. A partir de ese momento ya me di cuenta de que, con mucho trabajo, se me fue avivando el entusiasmo y tuve una respuesta buenísima. Yo esperaba que iban a aparecer muchos diciendo: “Pero por qué has dejado lo que estabas haciendo, que molaba más”. Pero no. Sub Luminee ha tenido una recepción muy buena. Lo han puesto para mi sorpresa muchísimo en Siglo XXI, en Radio 3. Siendo una cosa autoeditada.

P. De hecho creo que el tuyo fue el único disco autoeditado entre los mejores del año pasado en una lista en El País.

R. Sí, en Babelia. Es verdad. El primero estaba Rosalía. La verdad es que fue una lista bastante audaz por parte del autor. Porque estaba también Charlie Mysterio, con un trabajo nada comercial. Pero bueno, la verdad es que muy contento.

P. No te iba a preguntar por Rosalía, pero ya que ha surgido me gustaría conocer tu opinión.

R. Hombre, no está en mi esfera musical. No está entre lo que más entusiasmo me despierta. No lo oigo en casa. Pero no me desagrada cuando lo oigo por ahí. Tampoco entiendo la inquina hacia Rosalía, me parece un fenómeno muy español. Me ha parecido que se ha desatado una guerra que no tendría que haberse desatado. Un sinsentido entre fans y detractores. Y luego es un fenómeno interesante, porque hay mucha gente mayor, y por mayor quiero decir de mi edad, que se ha enganchado al fenómeno Rosalía con una especie de alivio, de decir: no somos tan carcas porque esto nos mola.

P. Siempre pongo el ejemplo del trap: dos tíos como tú y como yo somos carcas hagamos lo que hagamos como nos pongamos a analizar el trap. Porque si no lo entiendes pareces viejo, pero es que si te interesas y te pones a hablar de ello con pasión parecerás un viejo queriendo parecer joven. No hay escapatoria.

R. A ver, ahora mismo no me acuerdo del nombre, esta chica adolescente que sale en el vídeo con sangre en la cara cantando (se refiere a Billie Eilish). Pues está haciendo un pop que al final es R&B. Y es el último bombazo del pop. Yo al final, hay mucha gente que, igual que con Rosalía, se ha enganchado a este y dicen: sí, esto mola. Que no te alivie que te guste eso, porque eso es un caramelo. Eso que tú estás entendiendo como algo… No es tan raro. En realidad es R&B de siempre, con una producción más acorde a los tiempos, con una producción muy potente y un vídeo que pretende ser un poco transgresor, pero que no deja de ser una chiquillada. Pero no te creas que ya estás redimido de tu condición de carca porque te mole eso. Porque eso es muy comercial en realidad. Creo que habría que engancharse con otras cosas para de verdad estar a la última. Aunque es verdad que hay ámbitos en los que, como tú dices, es mejor no meterte. Ya eres un carca, quieras o no. No te metas ahí. Y tampoco quieras convencer a tus hijos de que a ti te mola. En cuanto te vean interesado, cambiarán de rollo. Ni tampoco te empeñes en llevarlos al colegio obligándolos a escuchar a los Rolling Stones. No les atormentes. El desfase generacional es algo inevitable.

"No entiendo la inquina hacia Rosalía, me parece un fenómeno muy español"

P. ¿Tú lo sientes en tus propias carnes?

R. Sí. Lo que pasa es que yo soy muy curioso. Entonces, estoy descubriendo cosas… Por ejemplo, el vaporwave es algo que me ha hecho ¡pum! en la cabeza. Porque me parece otro mundo que no tiene nada que ver con lo que he visto o he hecho en mi vida.

P. Y te ha dado fuerte porque es lo que hemos hablado antes. Es que has pasado de sacar un disco cada ocho años a sacar dos Eps y un Lp en dos años.

R. Claro. Bueno, el hecho de que sea autoeditado no me quema. Es que a mí el trato con las compañías discográficas me ha quemado mucho. Y tengo que estar alimentándolo constantemente porque es algo que es 100% mío. Yo soy el absoluto responsable y entonces no quiero que pase mucho tiempo entre un trabajo y otro para que la gente siga al tanto.

P. Y de momento funciona.

R. Sí. La ambición… A ver, sé lo que es España. Sé hasta dónde puede llegar una cosa así. Pero estoy muy contento de hacerlo todo yo y de incluso diseñarme mis propias portadas.

P. ¿Alguna vez te pusieron un contrato discográfico de los que hubieran cambiado las cosas?

R. Sí. Alguna vez. Lo que pasa es que yo ya tengo la experiencia de que, no por subestimar, pero para andar con mediocridades, me lo hago yo. Fíjate, estoy ganando más dinero ahora autoeditando que con todos los royalties juntos que yo haya podido ganar con todos mis discos. Así está la cosa. Entonces, si tienes un contrato con una compañía pequeña, al final estás repartiendo el 50% de editorial, los royalties… “No, no se vende. No hay nada; bueno, toma 200 euros”. Y además, te van a estar metiendo presión para que te metas en la furgoneta y te pongas a tocar. La época de Mushroom Pillow fue de vértigo.

"El desfase generacional es algo inevitable"

P. ¿Fue mala experiencia?

R. No. La experiencia fue buena. De hecho, a mí me sorprende. Mushroom pillow con nosotros palmaron pasta a espuertas. Tuvieron mucha confianza en Tarik y la Fábrica de Colores.

P. Porque es un fichaje de los que le dio caché al sello.

R. Bueno, antes de nosotros, ningún grupo de Mushroom Pillow había ocupado espacio en Rock de Lux y Tarik y la Fábrica de Colores sí.

P. Claro, comercialmente no es una apuesta muy audaz, pero en términos de prestigio, producir un disco de un proyecto under da caché.

R. Bueno, la gira fue una ruina. Nosotros íbamos con Eric, había que llevar road manager, un pipa para las baterías, otro para las guitarras y eso lo costeaba Mushroom Pillow. Mover un grupo cuesta mucho dinero. Y había que estar metido de jueves a lunes con la furgoneta por toda España para luego ver que al final vuelves a tu casa sin un duro. Y al final quemadísimo, porque no duermes… Pero claro, tienes que estar metido en eso y te preguntas: ¿Para qué? Porque España no da para más. O tienes copado la cúpula de los cuatro músicos que ganan dinero o… Fíjate, hay muchos artistas de mi rango, quizá con más popularidad, y que tocan mucho. Están todo el año tocando por ahí. Yo creo, sinceramente, echando cuentas que un músico de mi rango en España no gana más dinero del que yo gano dando clases de inglés. Y aparte, pues te estás quemando la salud de una forma bestial.

P. Por eso colgaste el micro.

R. A no ser cosas puntuales, porque me llamen. Que sea un sitio donde me apetezca tocar, porque es un sitio bonito, porque económicamente sale bien o porque de verdad te vaya a dar un empujón a las ventas del disco.

P. Pero seguro que en algún momento llegaste a querer dedicarte al rock. Es que parece que nunca has querido.

R. Bueno, hombre, lo que en un principio te motiva… El detonante no es: voy a hacer música en mi cuarto. Es: voy a tocar por ahí. Porque cuando eres joven, lo que quieres es tocar por ahí. Estar de cachondeo, viajar, enchufar la guitarra, que bailen con tu música… Pero claro, también llega un momento en que te das cuenta de que a lo mejor no siempre es necesario.

P. ¿Y tú cuándo te das cuenta?

R. Hombre, la última gira de la época de Mushroom Pillow sí ha sido un poco tortuoso. Por el cansancio y porque un día tocas en Zaragoza y está la sala a reventar y al día siguiente tocas en Bilbao y hay 50 personas. Y luego vuelves de Bilbao a tu casa hecho polvo. Después de un fin de semana sin dormir, emborrachándote y tal… Eso te va quemando. Y el estar metido en una furgoneta con cinco o seis personas… Ese roce… Eso quema. Broncas, malos rollos…

"Mushroom Pillow con nosotros palmaron pasta a espuertas"

P. Me da la impresión de que tienes tu espacio bastante acotado.

R. Yo lo que pasa es que me anticipo siempre. Tenía una amiga que siempre me decía: hagas lo que haga, siempre piensa en la retirada. Por ejemplo, cuando sales de fiesta, siempre piensa en la retirada. Para no dejar las cosas a la improvisación. Yo tiendo a anticiparme un poco a todo. Por ejemplo, yo voy en la furgoneta y veo que se nos va a pasar la hora de comer antes del bolo y sé que va a haber un mal rollo… Porque el hambre genera mucho mal rollo. Y efectivamente. Empiezan los malos rollos. Y eso tiene un punto cómico un día, pero cuando llevas muchos años en eso desgasta mucho.

P. Pues como va siendo hora de comer y no quiero que el hambre nos haga pelearnos, me gustaría despedirme sugiriéndote que te plantees en serio publicar lo que escribes. Eres un escritor cojonudo.

R. Ostras. Joder. Hombre, te lo agradezco mucho. Yo no lo creo así.

P. Tío, tienes la cualidad de con dos retazos pintar un cuadro completo.

R. Hombre, escribir es mi obsesión. Me gusta mucho escribir. También es verdad que cuando leo a gente que escribe bien, se me caen los palos del sombrajo y digo: joder, qué mierda lo mío.

P. ¿Nunca te ha tentado publicar?

R. La gente esta de Bandaaparte hace años que me vienen diciendo que me publicarían. ¿Pero qué les voy a enviar? A mí me gusta mucho escribir relatos. Tengo relatos para publicar.

P. El que escribiste de Sánchez Dragó es maravilloso.

R. Ostras, aquella experiencia fue estomagante.

P. Pues mándale algo a Bandaaparte, porque seremos muchos los que estaremos encantados de leerlo. La ultimísima. El mío es Station to Station, ¿cuál es el tuyo?

R. Joder. Ufff. Qué difícil. No hay mucha gente que lo tenga como disco favorito de Bowie. Hombre, decir que es tu disco denota que sabes mucho de Bowie.

P. Qué va, soy un aficionado a tu lado. Pero ese disco tiene un sonido fascinante.

R. Es un discazo. Pasa un poco desaparecibido entre la etapa de Berlin y el Young Americans. Pero sí es un discazo. Yo durante mucho tiempo tuve como disco de Bowie el Scary Monsters. Porque fue un disco que se adelantó a todo lo que vino después. Ahora recopilando la música para Varsovia, todos los grupos de guitarra, los Psychedelic Furs o incluso cualquier cosa de guitarra que oyes de aquella época, a partir de ese disco, todos querían sonar como Scary Monsters. Se nota. Esas escalas loquísimas. Hasta ese momento todos tocaban escalas de blues y de rock, por muy moderna que fuera la música. Roxy Music tocaban escalas de blues y de rock. Pero ese disco lo cambió todo. Y además tiene un sonido tan bestia que yo lo tuve durante mucho tiempo como disco de cabecera. Ahora no sabría qué decirte. Me has recordado el Station to Station y son palabras mayores.

"Un músico de mi rango en España no gana más dinero del que yo gano dando clases de inglés"

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