Sebastián Pérez: “Izquierda Unida está hoy más fuerte que nunca”
Este sábado, Sebastián Pérez (Hinojosa del Duque, 1983) se ha convertido en el nuevo coordinador provincial de Izquierda Unida en Córdoba. Licenciado en Ciencias Políticas y Administración por la Universidad de Granada, es una de esas personas que podrían pasar horas hablando de política. Secretario de Organización de IU desde 2017, ha sido la mano derecha de Pedro García hasta ahora que da un paso al lado y va abandonando, progresivamente, sus diferentes cargos políticos.
Sebastián Pérez tiene una formación política muy a la francesa pero una visión también rural a la par que urbana de la realidad. Marxista convencido, desde este lunes se sentará en un despacho de una sede que ha escuchado grandes debates para la izquierda española.
Como una metáfora, la casa que en su día adquirió el Partido Comunista en Córdoba, en la calle Ambrosio de Morales, está en obras de reforma. Es probable que a la vuelta del verano, el PCE haya podido concluir unos trabajos iniciados hace años tras unas humedades que destrozaron los tejados de esta casa solariega con tanta historia en pleno casco histórico de Córdoba. De la misma manera, IU habrá concluido su proceso interno, en una ciudad y en una provincia que siempre marcó el paso a nivel estatal.
P. Te lo preguntaba en el vídeo. Estamos en un edificio histórico en la calle Ambrosio de Morales, la sede del Partido Comunista en Córdoba, primero, y ahora también la casa de Izquierda Unida. Estas paredes han escuchado a grandes líderes de la izquierda española. Lo que se ha debatido aquí ha significado mucho para la historia política de esta ciudad. Ahora eres el coordinador provincial responsable de este lugar.
R. Pues tú mismo lo has comentado. La verdad es que una responsabilidad importante porque estas paredes y esta sede están cargadas de historia. Historia no solamente de Córdoba ciudad, que ha sido un emblema para la izquierda del país, sino para la izquierda en general, para los proyectos actuales de la izquierda, y los pasados. Por lo tanto, asumimos ese reto. Yo lo asumo de manera personal. Pero queremos volver a situar a la izquierda en la hegemonía cultural, política y de valores. Porque entendemos que este mundo es insostenible y por lo tanto, necesitamos construir una sociedad diferente. Y para eso la clase trabajadora, la gente corriente, normal y corriente y sencilla, tiene que estar organizada. Ese el reto que queremos y que tenemos que afrontar.
P. IU en Córdoba sigue siendo muy importante. ¿Cuántas alcaldías tenéis en la provincia?
R. 13.
Queremos volver a situar a la izquierda en la hegemonía cultural, política y de valores
P. En en el Ayuntamiento, entre comillas, no es que lideréis la oposición, el primer partido es el PSOE, pero sí que hacéis ruido. Pero en el resto del Estado estáis más diluidos como organización dentro de la coalición que se llama Unidas Podemos.
R. Bueno, eso es un debate que evidentemente, internamente y externamente, se tiene. Izquierda Unida es una organización en Córdoba muy cohesionada, con un proyecto estratégico que además tenemos representación parlamentaria institucional en casi todos los ayuntamientos de la provincia. En los sitios muy conservadores resistimos de forma heroica. Y en sitios de un ámbito tradicionalmente de izquierdas somos hegemónicos. A su vez es verdad que tenemos la alianza con Podemos y con otras organizaciones políticas por una cuestión muy simple: la génesis de Izquierda Unida es la unidad de la izquierda. Y la génesis de la propia izquierda consiste en la unidad de la clase trabajadora y de sus actores. Yo creo que más allá de las cuestiones identitarias, lo que nosotros somos es parte de un proyecto de transformación del país. Y ponemos todo nuestro proyecto, toda nuestra ideología y toda nuestra militancia en ese proyecto de transformación. Izquierda Unida hoy, por si alguien tiene dudas, está más fuerte que nunca. Tenemos ministros militantes de Izquierda Unida y del Partido Comunista de España. Tenemos influencia directa en el Congreso. Solamente hay que ver cómo está el resto del mapa de Europa para la izquierda. Tenemos más representación parlamentaria como izquierda que muchos otros parlamentos europeos, y a su vez gobernamos en varias comunidades más allá de la provincia de Córdoba. Con esto, ¿qué vengo a decir? Que Izquierda Unida hoy está más fuerte que hace muchos años.
P. Es la primera vez que hay ministros comunistas desde la II República.
R. Correcto. Y además tenemos a la ministra mejor valorada (Yolanda Díaz). Tenemos dos ministros militantes del Partido Comunista, una es Yolanda Díaz y otro es el coordinador general de IU, Alberto Garzón. No es casualidad, una ministra de Trabajo que está poniendo encima de la mesa una cuestión: que cuando se interviene desde el Estado, que los comunistas, la gente de izquierdas, lo hacemos para mejorar las condiciones de vida de la gente. La política de los ERTEs es el mejor ejemplo de cómo se protege a la economía, a las pequeñas y medianas empresa, y se protege a los trabajadores. Solamente en Córdoba, por dar un dato, hay más de 4.500 personas en ERTE, lo que refleja cómo la izquierda cuando interviene es para mejorar las condiciones de la vida real de la gente trabajadora.
P. Sebastián, tradicionalmente izquierda, también el Partido Comunista, pero principalmente Izquierda Unida, ha sido una organización muy combativa en lo interno. No recuerdo, corrígeme si me equivoco, que un coordinador provincial haya salido en una asamblea con una lista de unidad. Ha habido muy pocos casos. ¿Qué ha pasado esta vez?
R. Bueno. En la última candidatura provincial, con Pedro García, tuvimos solamente una candidatura de unidad. Creo, y hay que ser justos, que Pedro García ha hecho un gran trabajo. Y creo que al final se recogen sus frutos. Venimos de un pasado en muchos momentos conflictivos, con una tendencia a conflictos innecesarios. Y durante este tiempo creo que se ha trabajado muy bien. Nos hemos dado cuenta de que desde la fortaleza, desde la cohesión, desde el debate interno, desde la asunción de que las decisiones políticas de forma mayoritaria hay que respetarlas y sobre todo, hay que trabajarlas, proyectarlas en la acción política, nos viene mucho mejor. Hoy IU es una organización de paz y cohesionada. En gran parte Pedro García ha sido el artífice de todo esto.
P. Entiende bien la pregunta que te voy a hacer. Puede ser también que muchos de los actores que protagonizaban esos conflictos internos hoy ya no estén en Izquierda Unida y estén en otras organizaciones donde sí que está viendo esas discusiones.
R. Bueno, yo no sería capaz de de describirlo de esa manera, porque creo que hay muchos factores y muchos contextos externos. También estamos viendo cómo hay una ofensiva brutal en Europa contra la izquierda, con posiciones reaccionarias, neofascistas y de odio. Yo creo que al final un avance cada vez mayor del capitalismo. En lo interno eso hace que cada vez vayamos más cohesionados y entendamos que la izquierda tiene que estar más unida ante esas amenazas. No sería capaz de definirlo en esos términos porque tampoco creo que sea justo.
Hoy IU es una organización de paz y cohesionada
P. Ya que has sacado el tema de la izquierda a nivel mundial, tengo que hacerte una pregunta: ¿Hay ahora mismo más cosa que os unen y con la que estáis de acuerdo con un presidente de Estados Unidos que con otros líderes europeos?
R. Matizando: creo hay varias cuestiones, frente a la crisis del 2008, donde la línea política que se marca es recortes, eliminación del Estado. Esta crisis de la Covid ha dado un giro radicalmente diferente y se ha impuesto la línea de lo contrario, que es al Estado interviniendo. Y yo creo que Biden, en sus palabras, viene a recoger que si los trabajadores y trabajadoras no tienen capacidad económica... al final defienden sus propios intereses por parte de los Estados Unidos. Si no tienen capacidad económica, no tienen capacidad de consumo y creo que la economía estadounidense se caería. Digo esto también de forma clara. Biden, unos días antes, también dijo que no iba a crear un salario mínimo interprofesional como tenemos aquí en España, que por cierto, nosotros y nosotras en el Gobierno y desde nuestro grupo parlamentario lo hemos defendido. Creo que estamos en una línea diferente y creo que el propio capitalismo es insostenible y autodestructivo. Y frente a eso ahora llega una especie de plan europeo de fondos, el Estado interviniendo, hasta los propios Estados Unidos entienden que hay que intervenir en la economía. Creo que el propio capitalismo está muriendo y los referentes del mismo creo que se han dado cuenta. A lo mejor esa Sarkozy llevaba razón cuando decía que había que refundar el capitalismo. O destruirlo. No lo sé.
P. Es que cuando a Biden le preguntan que los empresarios no encuentran trabajadores y él responde: “Páguenle más”. Es que eso yo solo lo había escuchado en sedes como estas donde estamos.
R. Bueno, seguramente al final la historia no está poniendo en la razón. Sin ir tan lejos, Alfonso, vosotros sabéis la situación de muchos trabajadores y trabajadoras en la provincia de Córdoba, explotados, contratos laborales de cuatro horas donde trabajan 12, nóminas que nunca llegan a cobrar, pagas extraordinarias que nunca cobran... Es que el capitalismo no se sostiene. Y por lo tanto, creo que Biden, más allá de entender un gesto, porque después las determinaciones políticas que toma no rompen la hoja de ruta neoliberal que EEUU ha exportado casi por el mundo entero. En el fondo se está imponiendo la necesidad de que la clase trabajadora, la gente normal y corriente, tengo unas mejores condiciones de vida y creo que el capitalismo no las sostiene. Y frente a eso, a veces hacen gestos para intentar tapar un boquete que creo que no tiene solución.
El castigo que ha supuesto cementerio nuclear de El Cabril para la provincia de Córdoba es insoportable
P. Volvemos a Córdoba y Andalucía. No sé si has hecho el análisis, que entiendo que sí, porque te lo preguntarás mucho, de por qué Izquierda Unida es tan fuerte en muchos municipios de la provincia y ha perdido tanta capacidad de apoyo popular, por ejemplo, en otros municipio muy habitados, como puede ser el caso de Córdoba capital.
R. Bueno, yo creo que hay varios elementos. Primero, y lo digo claramente, los grandes medios de comunicación influyen. Al final son propiedad de quienes son propiedad, de las grandes multinacionales, de la banca, etcétera. Nuestras posiciones política son contrarios a los intereses privados de la oligarquía y a favor de la mayoría social. Y al final creo que el capital, evidentemente, crea un relato de una realidad que no existe. Y al final, en las grandes ciudades, creo que tienen menor capacidad de influencia las políticas diarias y la relaciones personales. Con esto vengo a decir: Izquierda Unida en Córdoba es una referencia por su implantación territorial, por su militancia, pero las políticas diarias que se toman por parte de los compañeros y compañeras de la organización, o incluso desde la acción directa del Gobierno, tienen mucha influencia y tienen mucha más visualización en el trato diario de los vecinos y vecinas. Eso en las grandes ciudades se ha perdido. También hay que poner un dato que creo que es importante: El capital también ha cambiado el modelo del tejido productivo en la grandes ciudades. Las grandes fábricas, donde había miles de trabajadores y trabajadoras reunidos, y se paraba en la hora del bocadillo no existen porque ha cambiado el modelo productivo hacia uno mucho más precarizado. Esas horas donde los trabajadores se reunían eran claves para organizar a la propia clase. En los pequeños municipios nunca ha habido grandes fábricas, pero si hay un contacto directo con las organizaciones de izquierda y la militancia. Creo que ahí está la diferencia entre un poco el comportamiento de las grandes ciudades y el comportamiento de los pequeños municipios. En la provincia de Córdoba tenemos 13 alcaldías. En las últimas elecciones municipales pasamos de tres a cinco diputados provinciales y mantuvimos el mismo porcentaje de voto que en las anteriores municipales, a pesar de la caída real de la izquierda en todo el país. Lo que al final venía a decir es que una organización con implantación en territorio, con referencias personales, que está en los conflictos diarios, que hace política, ya sea en el Gobierno o en la oposición, al final tienen un buen resultado a pesar de las grandes campañas del capital o del capitalismo contra las posiciones de la izquierda.
P. Pero entonces, porque casi todos los grandes discursos de la izquierda tienen que ver mucho con el mundo urbano más que con el mundo rural. ¿Porqué se produce esa fractura? Muchas de las propuestas que más suenan del grupo de Unidas Podemos están dirigidas al entorno urbano, a la gente que vive en la gran de ciudad.
R. Sí. Cuando vemos los telediarios parece que lo que pasa en Madrid ocurre en cualquier municipio de España. Creo que tenemos una tendencia, no sé cómo definirlo exactamente, sino como que Madrid es el centro de todo el país cuando evidentemente es la capital, pero no tendría porqué ocuparlo todo, y un abandono de lo que ya hemos hablado de la España vaciada o el mundo rural. También es verdad que la mayoría de la población en este país y en Europa se encuentra en el mundo urbano. Ahí es verdad que tenemos que dar un vuelco. Desde IU llevamos mucho tiempo preocupados con España vaciada y entendemos que una gran parte de lo que está ocurriendo es debido a que la falta de intervención del Estado provoque que sean las grandes multinacionales, compañías privadas, las que deciden dónde se invierte y dónde no. Evidentemente no van a invertir en Soria, en Teruel o en el norte de la provincia de Córdoba. Depende del Estado que articulemos una propuesta real que vertebre nuestro territorio y nuestra población. Creo que de ahí van a salir muchas cuestiones a plantear en los próximos tiempos, pero creo que la intervención del Estado es fundamental para equilibrar el territorio y para que no se hable tanto en un territorio determinado o de una capital determinada.
Hemos entendido que la izquierda tiene que estar unida ante las amenazas
P. Ahí tiene mucho que ver lo que puede pasar en las próximas elecciones en Andalucía. Andalucía también tiene una realidad social muy diferente a la del resto del Estado. Tiene un mundo rural que sigue siendo muy importante, con municipios todavía muy habitados y además también tiene grandes capitales. No sé por dónde plantea el debate la izquierda andaluza.
R. Bueno, nosotros en Andalucía es verdad que a diferencia del resto del Estado estamos muy articulados, con una realidad del mundo rural muy potente. Solamente en la provincia de Córdoba tenemos 77 municipios y la mayoría no tiene un riesgo, más allá de la pérdida poblacional. En Andalucía tenemos un discurso muy centrado en el mundo rural porque los grandes compañeros y compañeras, la militancia está implantada en nuestro medio rural. Creo que por ahí nosotros vamos a seguir plantando batalla. Vamos a seguir articulando los problemas de la desindustrialización que como bien sabes en Córdoba hemos sido y somos muy claros en el cambio de modelo productivo. En la provincia de Córdoba tenemos varias batallas para reindustrializar. Hemos visto cómo se ha sufrido mucho en zonas como Lucena tras la crisis del 2008 y cómo tenemos que dar la batalla por genera un modelo productivo diferente. El otro día hablaba con un compañero y me comentaba cómo en la provincia solamente tenemos siete denominaciones de origen. Digo solamente de forma llamativa. Tenemos recursos propios muy ricos, tenemos una riqueza natural propia importante, cómo ya están viviendo fondos de inversión a comprar tierra a la campiña. O cómo en el norte se tomó la decisión de desindustrializarlo. Por lo tanto, nosotros tenemos mucho arraigo al territorio. Tenemos un proyecto para el mundo rural porque en el fondo tenemos un proyecto de Andalucía. Y eso pues la derecha lo sabe. Y los vecinos, convocatoria tras convocatoria electoral, lo saben. Por eso confían de forma mayoritaria en Izquierda Unida Andalucía frente a otras fuerzas.
P. Eres del norte, mitad de Hinojosa del Duque y mitad de Peñarroya-Pueblonuevo. O sea, tienes un pie en Los Pedroches y otro en el Guadiato. En esta última comarca, muy industrial, IU siempre fue fuerte. Allí siempre escuché que era una decisión estratégica convertir al norte de Córdoba en el cementerio nuclear de España y por eso se ubicó allí El Cabril. Ahora, el Gobierno, en el que está Unidas Podemos, plantea la ampliación de El Cabril. No sé yo si esta decisión la toma el PP el discurso de IU e incluso las movilizaciones que se habrían convocado.
R. Por definir varias cuestiones. La primera parte. Cuando decimos que ha habido una operación de desindustrialización del norte de la provincia con el cementerio nuclear de El Cabril no es una casualidad. No es una casualidad porque hay que recordar como poco tiempo después se intentó crear otro segundo cementerio nuclear en Belalcázar. En menos de cincuenta kilómetros en línea recta, lo que marcaba muy claramente por dónde iba la línea, que era desindustrializar el norte, dejarlo con poca población para poder generar allí una zona con un gran cementerio nuclear. Independientemente de eso, lo digo con absoluta claridad: Nosotros vamos a seguir siendo coherentes. Entendemos que el castigo que ha supuesto cementerio nuclear de El Cabril para la provincia de Córdoba es insoportable y nosotros vamos a seguir manteniendo nuestra posición en que eso no sea así. Dicho esto, nosotros tenemos en el grupo parlamentario y no tiene que ser una excusa, la correlación de fuerzas que tenemos. Tenemos 35 diputados. Nuestra posición sigue siendo la misma y vamos a seguir batallando para que eso no sea así. Además lo hemos demostrado en el Parlamento Europeo, donde estuve yo mismo interviniendo en nombre de muchas organizaciones y colectivos sociales donde dejamos claro la postura. En la Comisión Europea, que precisamente no está liderada por la izquierda, demostramos que había habido un riesgo importante para la salud. Está habiendo transporte de residuos por carretera, por unas carretera peligrosas, se lleva diariamente material radiactivo. No hay ningún plan de seguridad cierto, ha habido problemas reales en el cementerio nuclear. Por lo tanto, nosotros ya hemos pagado nuestro pato. Creo que tiene que haber un análisis, un debate real, sobre qué modelo residual para el material radiactivo tenemos, y a su vez también verdad que todo esto viene configurado por una aceleración del desmantelamiento de las centrales nucleares. Es una decisión que Izquierda Unida siempre ha estado detrás. Nos alegramos en esa parte, pero tenemos que tener un debate serio sobre sobre el futuro del material radiactivo y nuclear.
Es muy doloroso lo que ha ocurrido con Adelante Andalucía, Teresa Rodríguez y con los Anticapitalistas
P. La izquierda está entrando en demasiadas batallas culturales y haciendo además campañas como muy emocionales cuando la izquierda siempre ha sido muy racional. Los que son emocionales siempre suelen ser los nacionalistas o la derecha. No sé yo si las futuras campañas que se van a presentar las inminentes de la Junta de Andalucía los tiros van a seguir yendo por ahí o se va a intentar cambiar un poco el paso viendo lo que ha pasado en Madrid.
R. El motor de la historia es la lucha de clases. No lo digo yo, lo dijo Karl Marx. Creo que esa es la línea que la izquierda tiene que continuar porque es la clave desde su fundación. Cuando tras la revolución industrial del siglo XIX en Gran Bretaña surge a la izquierda, a través del movimiento obrero, se organizan los trabajadores para mejorar sus condiciones de vida. Hoy tenemos que continuar la misma línea por varias cuestiones. Nosotros reivindicamos tres patas que son fundamentales. El hilo rojo de la historia vinculándolo al conflicto capital trabajo, la explotación de un sistema que hace que la gente normal y corriente cada vez viva peor, que sus condiciones materiales sean peores (el acceso a la vivienda, el empobrecimiento, salarios que no permiten vivir con dignidad, la privatización, el desmantelamiento de servicios públicos, de derechos fundamentales para que la gente pueda vivir). Eso por un lado. Segunda cuestión: el feminismo, un elemento fundamental. Estamos hablando de más del 50 por ciento de la población que por parte de un sistema productivo que es el capitalismo pretende que la mujer esté en su casa. Por que cambiar esa dinámica altera un modelo de explotación. Por lo tanto, seguimos hablando de la lucha de clases y del papel de la de la mujer, que es fundamental para cambiar este modelo productivo. Y hay un tercer elemento, que es la cuestión ecológica. Este sistema está destrozando nuestro hábitat natural. Por tanto, cambiar las bases del mismo forma parte también de ese motor de la lucha de clases. Puede que en algún momento haya parecido que las batallas culturales, y hay un debate interno y público sobre ese asunto, hayan podido dar la percepción o a veces puede que nos hayamos equivocado. Seguramente por eso no somos la hegemonía en este mundo, pero creo que en el fondo siempre hemos estado en esa batalla. Creo que hoy la batalla está por ahí. El papel del capitalismo, de la derecha actual, y el papel de su brazo armado reaccionario y neofascista que se está viendo por Europa en el fondo siempre es lo mismo. Bien la concentración de la riqueza por minoritaria elite y por una minoría de oligarcas. Y frente a eso, la izquierda que habla y que defiende el papel de que la gente tiene que vivir con dignidad. Esa en la guerra cultural y política en la que la izquierda tiene que estar.
P. Por cierto, la izquierda andaluza llega a las elecciones autonómicas más atomizada que nunca. Unidas Podemos por un lado, el partido de Teresa Rodríguez por otro, también Más Andalucía. E incluso el PSOE. Las perspectivas no son buenas para que la izquierda se convierta en decisiva como sí que lo fue años atrás.
R. Bueno, Alfonso. Esto forma parte, por desgracia, de las dificultades de la izquierda, el no ser capaces de unirnos por lo que realmente nos configura como izquierda, y al final dividirnos por cuestiones que, bajo mi punto de vista, son menores. El escenario andaluz para nosotros ha sido dramático, por llamarlo de alguna manera. Es muy doloroso lo que ha ocurrido con Adelante Andalucía, Teresa Rodríguez y con los Anticapitalistas. Nosotros presentamos un proyecto a nivel andaluz de unión de la izquierda, un frente común. Los resultados electorales de las autonómicas no fueron los mejores pero tampoco fueron una auténtica catástrofe. La suma tenía que haber dado 20 diputados y fueron 17. Después Anticapitalista tomó una decisión, que era un proyecto político propio al margen de la unidad de la izquierda. En la provincia de Córdoba también lo sufrimos. Tengo que recordarlo cuando nosotros para las municipales planteamos una candidatura de unidad y en esa época Podemos Andalucía, dirigido por Teresa Rodríguez, se negó. Por cierto, si sacamos los mejores resultados en España para la izquierda en esas elecciones municipales, yo siempre pienso si hubiésemos ido juntos, ¿qué habríamos sacado? Independientemente de esa cuestión nosotros, como nuestro propio nombre indica, Izquierda Unida, por su génesis, vamos a seguir trabajando por la unidad. Vamos a hacer un llamamiento porque necesitamos organizarnos todos y todas, porque tenemos la obligación de juntos y de trabajar de forma conjunta para que al final los problemas de la gente podamos resolverlo de mejor forma. Si estamos más fuertes y mejor organizados podemos transformar más cosas. Esa es un poco la dinámica que tenemos que plantear. Desde Izquierda Unida y Podemos estamos trabajando en Unidas Podemos en Andalucía, un proyecto ilusionante que está conformado por ambas organizaciones, pero que lógicamente lo vamos a ampliar para crecer, para sumar y para, al final, poner toda nuestra fuerza en mejorar las condiciones de vida de los andaluces. Espero que algunos, o alguna, rectifique, y tengan la oportunidad de sumarse a un gran proyecto de izquierda y no a un proyecto minoritario y que al final no transforma nada.
El capitalismo es insostenible y autodestructivo
P. Yo lo veo complicado que eso pase.
R. Bueno, tenemos la obligación, como gente de izquierdas, de trabajar en esa línea.
P. Volviendo a las batallas culturales. Sabes que conozco bien la provincia y ayuntamientos de todos los colores, como los de la famosa Campiña Roja, donde gobierna IU de manera hegemónica desde hace años. Allí los comunistas no solo no dan miedo sino que no entran en esas batallas culturales. Por ejemplo, en las zonas urbanas hay mucho conflicto interno dentro de IU si un alcalde va a una procesión. Eso no pasa en la Campiña Roja, donde los alcaldes sí que acompañan pasos de Semana Santa.
R. Por matizar, hay un elemento que es importante. El caso de Córdoba ciudad es diferente al del resto de la izquierda de este país por una cuestión histórica: el PCE, primero, y luego IU han sido referentes. Veníamos de la dictadura y el Partido Comunista se convirtió en la fuerza hegemónica de esta ciudad. Eso, pues, a lo largo de muchos años también deja heridos. Conocemos también otras cuestiones traumáticas, como el caso de Rosa Aguilar, con políticas que ha dejado un ejército de heridos que en Córdoba ciudad tuvo sus particularidades. Es verdad que frente a a eso también hay una hegemonía, como bien has dicho, en ciertas zonas de la provincia, como es la Campiña Roja, donde se asumen con naturalidad muchas cuestiones. Y también hay unos elementos que se plantean de perfiles de cómo tiene que ser la izquierda de forma oficial. Eso se dice desde una atalaya y sin ver el conflicto real que al final creo que no son justos. A nosotros muchas veces nos obligan a tener casi el voto de pobreza, cuando evidentemente nosotros aspiramos a que la gente viva con una mejoría de vida, mejores condiciones económicas. Lo que no queremos es aspirar a la pobreza sino a la riqueza de todo el mundo. Con esto vengo a decir que al final nosotros en las zonas rurales estamos muy implantados en el territorio. Somos parte de la sociedad, no somos una minoría elitista al margen de. Por mi experiencia francesa recuerdo cuando hablábamos allí y nos situamos a la izquierda rápidamente me hablaban de una izquierda gauche caviar o gauche divine. Hablándome de una cierta burguesía izquierdista en París, que vivía al margen de la realidad y que se autodenominada de izquierdas, pero no estaba en el conflicto real ni estaba con los alcaldes del Partido Comunista de Francia, que son muchos y se plantean día a día batallas diferentes. Hay veces donde la izquierda ve con cierta superioridad a aquellos que están metidos en el fragor de la batalla y que se generan contradicciones. Pero al final yo creo que hay una mayor contradicción, que es la que nosotros tenemos que poner al capital. Y es que cuando gobernamos nosotros o queremos gobernar al final lo que queremos es mejorar las condiciones de vida de la gente trabajadora. El capitalismo provoca lo contrario. Por lo tanto, digo que es verdad que hay una cierta visión diferente de ciertos ámbitos de la izquierda que no se corresponden con la realidad.
Los grandes medios de comunicación influyen y el capital crea un relato de una realidad que no existe
P. Tienes una formación francesa y sigues mucho lo que pasa allí. No sé si puedo llamarte francófilo. Has visto lo que ha pasado en las elecciones regionales francesas. No sé si eso empieza a preocuparte, con esa abstención, que ocurra aquí también.
R. Es verdad que en el mundo occidental la participación en las elecciones en todos los procesos está sufriendo una caída importante. Eso responde a una cuestión: creo que las democracias liberales no están respondiendo a las expectativas de la ciudadanía. El hecho de que en un momento determinado la gente vaya a votar a veces le ha dado la sensación de que no modifica sus condiciones materiales de vida. Y eso es por que el propio sistema económico y político no lo permite. Por parte de izquierda necesitamos de que se haga una transformación real cuando llegamos a la instituciones a pesar de la dificultad. Nosotros tenemos que ser vanguardia y además ser atrevidos para estar a la ofensiva en mejorar las condiciones materiales de vida para que la gente trabajadora vea que votar y votar a su clase modifica sus condiciones de vida. Esa es la batalla que tenemos. En relación a la últimas elecciones francesas, por dar datos, creo que a pesar de la bajada de la participación, ha habido un elemento fundamental: las alianzas de izquierdas han provocado un aumento importante de la izquierda. El Partido Comunista francés y otras organizaciones de izquierda han sido muy inteligentes en ser generosos y tejer importantes alianza. Y sobre todo, también en Francia hay un elemento que configura y es transversal a la ciudadanía, y es la visión de la democracia. Se hacen cordones sanitarios contra aquellos que van contra la democracia, por parte de la derecha y por parte de la izquierda. Tú puedes ver en Francia a dirigentes de la derecha democrática pedir el voto para candidatos de la izquierda o del Partido Comunista, y a la inversa, porque entienden que, por encima de todo, está la dignidad y el respeto a los derechos humanos y a la propia vida. Eso no puede nunca ponerse en duda por proyectos de odio, neofascitas ni reaccionarios. Con esto vengo a decir que nosotros tenemos que configurarnos un espacio democrático, porque ahora mismo también están en juego dos cosas: o la democracia o el riesgo de la misma. Una democracia débil, una democracia liberal que no responde a la condiciones materiales, está en riesgo. En esa línea nosotros tenemos que ser atrevidos y pasar a la ofensiva.
P. La Alianza Nacional de Marine LePen no ha convencido a tanta gente como se pensaba. Quizás no ha llegado esa ola tan reaccionaria de la que tanto se habla, al menos en Francia.
R. En Francia esa ola está bajando, pero yo estoy en alerta porque el capitalismo utiliza visión violenta y una versión violenta cuando la cosa va mal. Me preocupa la situación de Italia. Preocupa la situación de Europa del Este. Pero es verdad que en Francia ha habido un giro importante. A pesar de que la derecha española, el Partido Popular se ha entregado en su discurso a esa ola reaccionaria, también es verdad porque sus fundadores vieron de dónde vienen y todavía no han reconocido que dieron un golpe de Estado y que atacaron a la democracia y que no han sido capaces de romper con esa dictadura. A pesar de eso, nosotros vamos a construir un frente, vamos a trabajar y a organizar a la gente trabajadora para mejorar sus condiciones de vida. Estamos convencidos porque además representamos a la mayoría social. Creo que eso es imparable.
Las políticas de Rosa Aguilar, con sus particularidades, dejaron un ejército de heridos en Córdoba
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