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Pepe Rebollo Puig: “Los abogados ayudamos a la gente, ese es nuestro trabajo”

Pepe Rebollo Puig | ÁLEX GALLEGOS

Alfonso Alba

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José (Pepe) Rebollo Puig iba para arquitecto, como todos sus hermanos, pero el Derecho se cruzó en su camino. Empezó a opositar para juez pero finalmente optó por la abogacía, donde en 38 años de carrera ha sido una especie de hombre del Renacimiento de las leyes. Pasó prácticamente dos décadas representando a los abogados andaluces y cordobeses. Fue el decano de ambos. Hasta 2011 de los cordobeses. Hasta 2014 de los andaluces.

Su despacho no parece, desde luego, el de uno de los mejores penalistas de Andalucía (el único que de momento ha logrado desimputar a un acusado en el caso ERE). Junto a la mesa en la que se desarrolla la entrevista hay un plato y decenas de vinilos originales. De ese tocadiscos sale música clásica, pero también rock como el de un Dylan que se asoma desde un cuadro pintado de un solo trazo.

Y junto a manuales de jurisprudencia, códigos penales y civiles, y carpetas de todo tipo, Pepe Rebollo atesora una impresionante colección de cómics de Tintín. Junto al plato, precisamente, se levantan decenas de figuritas de personajes del cómic de Hergé. Muchas son suyas y otras regalos de esos amigos que saben que alucina con el belga (imaginario) más famoso del mundo.

Pero esta entrevista no va de cómics ni de música, temas de los que Pepe Rebollo podría estar hablando horas. Sino de la judicatura, de abogados y, sobre todo, de la justicia. Una hora justa de grabación. Pero podría haber sido un día entero.

"Procuro no ver películas de abogados, sobre todo si son españolas"

PREGUNTA. ¿Cuántos años lleva ejerciendo como abogado?

RESPUESTA. Pues desde el año 1981. 38 años.

P. Yo tengo 39.

R. (Risas). Se me han hecho larguísimos.

P. La profesión ha cambiado un poquito en este tiempo.

R. Mucho, mucho. La profesión ha cambiado mucho. Lo esencial se mantiene para los que yo considero los auténticos abogados. Después hay muchas formas de ejercer la abogacía, digamos contemporáneas o modernas, que no yo comparto en absoluto, tipo Legálitas. Les tengo todos los respetos, pero no lo comparto. Pero en cualquiera de los casos los valores esenciales de la abogacía se mantienen en la mayoría de los casos.

P. Pero hemos pasado a estar dominados por las grandes corporaciones. De hecho, lo controlan todo. Antes, los despachos de abogados en Córdoba eran de dos o tres profesionales que se asociaban. Ahora empiezan a irrumpir grandes empresas.

R. Procuro no ver películas de abogados, sobre todo si son españolas, porque luego la diferencia es absoluta. Pero el otro día vi una en la que al final, tras una reunión de abogados, decían: “A facturar”. Mira que yo soy más antiguo que un moño bajo, que diría un compañero, pero a mí eso me chirría. Claro que nos gusta cobrar, pero siempre hemos priorizado otros valores: el trabajo bien hecho, el estudio y el apoyo a la gente. Los abogados ayudamos a la gente. Ese es nuestro trabajo.

P. ¿Antes había más vocación que ahora? Quizás ahora también la haya, pero el espíritu de solidaridad que existía hace 40 años ha cambiado. Quizás porque la sociedad también lo ha hecho y es menos solidaria ahora que entonces.

R. Exactamente es lo que acabas de decir. Ha cambiado la sociedad en general y la abogacía no es una excepción. Y hay muchísima gente que sí que mantiene esos valores. Ahora tengo a dos becarios en el despacho, uno del máster y otro de la Facultad. Los dos son portadores de los valores tradicionales de la abogacía.

"Uno de los problemas de la justicia es lo mal que se vende y lo mal que se comunica con la sociedad"

P. Ha sido abogado en ejercicio, decano en Córdoba, decano del Colegio de Abogados en Andalucía, ha estado más de 20 años en puestos de responsabilidad y representación... ¿Cómo está la justicia ahora mismo? La percepción que tienen los ciudadanos de ella no es la mejor.

R. En eso estoy totalmente en desacuerdo. Uno de los problemas de la justicia es lo mal que se vende y lo mal que se comunica con la sociedad. Yo lo digo en clase: si la gente fuese consciente de la cantidad de juicios que se hacen cada día en España... Y ahí está su juez, sus dos abogados, policías que declaran como testigos, forenses... Eso es un milagro que funcione tan bien como funciona. Ahora, si queremos sacar excepciones, todas las que queramos. Puedo decir que con un procedimiento en el juzgado tal de la provincia llevamos nueve años y eso es malo, claro que sí. Pero en general creo que aunque la percepción de la justicia no es buena, funciona bastante bien. Y más en una ciudad como Córdoba. Por cuestión de edad, no de méritos, trabajo en muchos sitios. A mí Madrid me parece un sitio para trabajar verdaderamente abominable. Hay excepciones, pero cuando tengo que ir, voy. Pero Córdoba, sobre todo Córdoba ciudad, es un oasis. Aquí todo funciona razonablemente bien. Ahora, si me dices que por tercera vez han suspendido un juicio... Pues sí. Hay imponderables y también está el factor humano: no todos los titulares de los órganos judiciales que intervienen son iguales. Eso pasa en cualquier profesión.

"Los abogados formamos parte de la administración de justicia"

P. La culpa es mutua. De nosotros, de los medios, y quizás de la judicatura, de cómo comunica. Siempre se acaba destacando que el juzgado, pongamos de Posadas, acumula diez o doce años de retraso por el colapso, que el juicio de los cursos de formación se ha suspendido por tercera vez... La justicia nos parece muy lenta. Ahora se está juzgando Gürtel y son hechos de principios de los 2000.

R. Es cierto, es cierto. Todo eso son defectos. Pero después hay muchas virtudes de la normalidad, de la formación de la inmensa mayoría de los jueces, de la aplicación de jueces y funcionarios, del trabajo ímprobo de los abogados. No se puede entender la administración de justicia sin nosotros. Cuando se dice que los abogados son colaboradores de la administración de justicia... no, no. No somos colaboradores, formamos parte de la administración de justicia. No hay una sola sentencia que no haya sido inspirada por demandas o contestaciones a las demandas de los abogados. Hay un entorno que funciona bien. Después hay una serie de cosas que sí que son lamentables. ¿Por qué? Es que no hay dotaciones presupuestarias, es que no hay jueces suficientes, no hay jueces sustitutos, es utópico pero es verdad: nadie se ocupa bien y a fondo de la administración de justicia. Hacer una autovía es algo muy lucido. Ahora, decir que he sacado plazas para diez jueces más en la provincia de Córdoba luce menos.

P. Esa falta de voluntad política me recuerda a esos políticos que han inaugurado cárceles y luego han acabado ingresando en ellas. Con menos jueces quizás hay menos probabilidad de ser procesados por ellos.

R. (Risas). Por eso dejan unas cárceles perfectas.

P. Las mejores de Europa. Bromas aparte, la política no se toma en serio la justicia, cuando es uno de los tres poderes constitucionales del país. Y los políticos y todos sabemos que la justicia, para ser justa, tiene que ser rápida.

R. Tiene que ser rápida, sí. La Audiencia Provincial de Córdoba es muy rápida. Hay otras que de repente me llegan notificaciones y tengo que pensar, pero bueno, ¿esto qué era, que ya no me acuerdo?

P. Y todo ese tiempo con un cliente imputado.

R. Efectivamente, efectivamente. Todo es una cuestión de medios humanos y por supuesto de voluntad política, que no la hay. Lo que se van poniendo son parches.

"La situación del turno de oficio sigue siendo bastante penosa"

P. Ha estado en 20 años en puestos de representación de los abogados en los que ha tenido que bregar con políticos. Esa voluntad se vería solo para determinadas cosas.

R. Hay logros que hay que reconocer y otros que no. El turno de oficio ha sido una batalla. Los compañeros se enfadaban porque no pagaban. Es que es una negociación asimétrica. Se negocia de igual a igual, si no es muy difícil. Ahí ha habido algunos desfases económicos importantes y la situación del turno de oficio sigue siendo bastante penosa.

P. El turno de oficio es tan de derechos humanos que el político tendría que tomárselo muy en serio. Es una justicia gratuita a la que tienen derecho sus votantes.

R. Claro, claro. He tenido bastante experiencia con los compañeros del turno de oficio, que hacen un trabajo magnífico. La calidad del servicio que prestan es excepcional. Ahora bien, ¿cuántos abogados del turno de oficio tenemos en la provincia de Córdoba al día? No sé cómo estará ahora, pero antes era una pugna de uno con otro por medio abogado. Daban medio turno, etcétera. El número de abogados se tiene que incrementar y eso es dinero, dinero que no hay.

P. En los años en los que empezó, trabajó con Filomeno Aparicio y Rafael Salazar...

R. No, no. Empecé con mi compañero Cecilio Valverde. Él estaba en el despacho de su padre, que cuando dejó la presidencia del Senado estuvo seis o siete meses en Córdoba hasta que regresó a Madrid. La toga vieja que hay ahí en la entrada es de Cecilio padre. Con Filomeno y Rafael Sarazá he tenido mucha relación. He tenido muchos juicios con ellos y, sobre todo, lo he pasado estupendamente con ellos. Podría contar muchísimas anécdotas. Han sido muy buenos amigos. Son dos personas a las que echo muchísimo de menos. Añadiría ahí a Pepe Guiote.

P. Hablando del turno de oficio... eran abogados así a su manera. En muchos casos, cuando un cliente no tenía para pagarle le perdonaban el dinero.

R. Eso lo hacemos muchos. Unas veces queriendo y otras veces porque no nos pagan (risas).

P. Recuerda al turno de oficio por el perfil de cordobeses a los que defendían.

R. Sí, sí. Eran muy buenos penalistas, muy brillantes y muy buenas personas. Tenían muchas cualidades.

P. En lo penal no se gana dinero, pero es donde abundan los jueces y abogados más famosos.

R. Dicen que los de Madrid sí ganan mucho dinero (risas). Lo digo de broma pero es verdad, ahora viene el pack: malversación, prevaricación y el fraude de subvenciones. Todo eso es un pack que te lo endosan. En clase digo que estoy muy cansado de eso y de los delitos económicos... Esto es broma, ¿eh?, pero queremos un homicidio con sus pruebas y sus periciales bien hechas. Claro, los buenos pagadores son las empresas. El funcionario al que defiendes es que no va a poder pagar el trabajo que estás haciendo. Sin referirme a nada en concreto: los ERE han sido un año de juicio, de ir a Sevilla tres días en semana. ¿Cómo se paga eso? Un funcionario tiene lo que tiene.

P. No se puede pagar. Ya mismo sale la sentencia de los ERE.

R. Dicen que a primeros de octubre.

P. ¿Qué espera? No sé si le puedo preguntar eso.

R. De verdad que no hago cábalas.

P. Hay que ver con la pena de banquillo y telediario que tienen muchos de sus defendidos en casos tan mediáticos como este.

R. Me parece por un lado inevitable en la sociedad en la que vivimos, pero no deja de parecerme lamentable y tristísimo. Se cargan a la gente. Tengo clientes con depresiones, problemas familiares...

"La presunción de inocencia no ha calado socialmente"

P. El público, esa especie de justicia popular, piensa: “Algo habrán hecho. Se lo merecen”.

R. Exactamente. Lo de la presunción de inocencia está muy mal entendido. La presunción de inocencia no ha calado todavía socialmente. Y por otro lado se malinterpreta en el otro extremo. Es para invocarla en el acto del juicio. Ahora, ese empleo del presunto, presunto... es verdaderamente un exceso. En fin, eso es algo ya casi literario. Pero es verdad, los juicios populares han calado.

P. Ahora uno es culpable hasta que no se demuestre lo contrario. Y no al revés.

R. Sí, y todo el mundo da su opinión. Y las formas de contar las cosas en las tertulias de televisión. Hemos visto el asunto del niño Gabriel. Hombre, no es un tema que despierte simpatías a nadie, pero cuando se da una versión en la que el propio periodista sale diciendo que “el fiscal ha desmontado absolutamente...”. Usted no puede decir eso. El fiscal se habrá opuesto, pero no dé eso por hecho.

"Tengo compañeros que eran grandes defensores del jurado y después se han echado para atrás"

P. ¿Cuánto daño a la profesión han hecho las películas de abogados y los debates televisados de manera paralela a los juicios?

R. Eso ha hecho un daño enorme, infinito.

P. ¿Cuánta gente pasa por este despacho con esas ideas montadas en la cabeza?

R. Claro, claro. Aquí para un asunto nimio te piden una prueba de ADN. ¿Cómo vamos a hacer una prueba de ADN para una pelea vecinal? (Risas).

P. Han visto mucho CSI.

R. Sí, sí. Me contaba un compañero que un cliente al que vio muy nervioso antes del juicio le dijo: “Mire, no declare usted”. Entonces, ante el juez, el cliente dijo: “Me acojo a la Quinta Enmienda”. (Risas). La Quinta Enmienda nos pilla un poquito lejos. Cite usted el artículo 24 de la Constitución.

P. (Risas) Bueno, cuando se pusieron de moda tantas películas de abogados en los años noventa importamos en España los jurados populares. No sé hasta qué punto han sido buenos o malos.

R. Yo tengo mis dudas también.

P. Me sorprenden muchas sentencias que surgen de estos jurados. Se aplican mucho sus miembros y tratan de comprender lo que allí está pasando. Aún así me sigue costando.

R. Hay bandazos. Tengo compañeros que eran grandes defensores del jurado y después se han echado para atrás. Eso le pasa a mucha gente. No lo sé. A mí no me gusta que nos pongan como ejemplo el sistema judicial norteamericano. El sistema judicial norteamericano es de una crueldad tremenda. Eso genera simpatías en un sector de la población: allí los detenidos van con unas cadenas amarradas a la cintura y demás. Pero a mí eso no me parece ejemplar. Allí tiene una gran importancia ser un gran abogado o no serlo. En España somos más modestos en ese terreno. Es una de las muchas diferencias con los juicios americanos. Allí el número de conformidades, sobre todo con la gente que no tiene dinero para pagarse un abogado de libre designación, es elevadísimo. Los casos que llegan a juicio son muy pocos porcentualmente. Por otro lado, hasta el más malo del mundo dice la verdad. Aquí los testigos en muchas ocasiones tienen una credibilidad limitada. Los jueces saben captar eso. Y la otra diferencia fundamental, y lo explico mucho en clase, es cuando vemos a la gente hipotecar su casa para pagarle al abogado. Eso no pasa aquí tampoco. En absoluto.

"El sistema judicial norteamericano es de una crueldad tremenda"

P. Otra diferencia que yo veo es que en España pedimos una justicia ultrarápida. Hay veces que no puede serlo porque la justicia en España es muy garantista. Tenemos una segunda, una tercera y hasta una cuarta instancia si nos vamos a Estrasburgo. En Estados Unidos es más rápida la justicia y el error judicial, por tanto, también.

R. Es cierto, es cierto.

P. Aquí un homicidio son dos años de instrucción y allí a lo mejor te condenan poco después de la detención. A muerte incluso.

R. Sí, sí. Y eso sí que es irreversible. Aunque puedes estar en el corredor de la muerte mucho tiempo. Efectivamente, tienes razón. Pero bueno, que también se está exacerbando aquí ese ánimo de venganza. No hay encuestas, pero me temo que aquí habría un amplio sector de la población partidario de la pena de muerte. Me temo, me temo.

"Llevo ya muchos años en esto para ser ingenuo"

P. Estoy seguro. El otro día publicamos una noticia de que con la evolución de las nuevas tecnologías y de la sociedad se cometen menos delitos, se resuelven más y las condenas que se imponen son más duras y elevadas. ¿Puede que los jueces estén imponiendo penas más duras por esa demanda de la sociedad?

R. Los jueces son muy independientes y ajenos a eso. Ahora, que en algún momento determinado o en algún asunto concreto sean más sensibles, tampoco lo creo. Lo creo y es lo que quiero creer. Si no mi trabajo sería imposible. Si hay factores ajenos al Código Penal durante un juicio yo no sé si sería capaz de seguir ejerciendo. Por tanto, no lo creo. Llevo ya muchos años en esto para ser ingenuo.

P. ¿Cuánto de psicología hay en la profesión?

R. Mucha. Conoces a la gente y sus problemas. Hay una cosa que me llama la atención: el acusado no tiene obligación de decir verdad. No es que haya un derecho constitucional para mentir, pero no hay obligación de decir verdad. Tienes muchas veces que darle una explicación de los hechos al acusado. Debes declarar esto. Pero es que muchos se lo creen. A la siguiente visita ya lo han asumido como propio. Hay gente que su psicología es falaz: no reconocer los hechos y convencerse de que todo lo han hecho bien.

P. Lo que se juzga es lo que ocurre en la sala. Nada de lo que ha ocurrido antes del juicio. Ahí sí que la justicia española es muy garantista.

R. Es tremendamente garantista.

P. No hay un modelo en el mundo que pueda ser mejor.

R. Aquí vienen a hacer prácticas y de intercambio magistrados de otros países. Se quedan asombrados de la fase de instrucción tan compleja que hay en España. La instrucción pesa, obviamente. Y es tremendamente garantista.

P. A pesar de que nuestra Ley de Enjuiciamento Criminal es de...

R. 1882.

P. ¿Es la ley más antigua que hay en España en vigor, no? No sé si quizás los fueros vascos lo son.

R. En realidad serían las compilaciones, del año sesenta o así. Que fue la primera, la vasca. Después llegaron los de Navarra, una copia del código suizo.

P. Y los ingleses no tienen ni constitución escrita. Yo eso sí que no lo puedo entender.

R. Por eso tienen este lío ahora que es imposible que nadie se entere de nada de lo que ocurre allí.

P. Desde luego. ¿Tener un apellido como el suyo pesa mucho en Córdoba?

R. Qué va. Yo creo que no. Y con los años no te quiero ni contar. La gente te conoce porque además tenemos un apellido sonoro. Tiene sus ventajas, aunque de chico se ríen de ti en el colegio por el apellido. Mi hijo, el más chico, firmaba Alejandro Martínez, que es el segundo apellido de su madre. El Rebollo cara de bollo lo hemos padecido todos (risas). Hasta mi padre. El Puig tampoco le gustaba por cómo sonaba. El Segura tampoco y se fue al segundo, que era Martínez. Pero bueno, ya el apellido no pesa, no.

P. Iba predestinado para ser arquitecto, como su padre, pero no siguió la profesión.

R. Sí, de hecho yo hice un bachillerato de ciencias. Soy de los abogados que sabe multiplicar con decimales (risas). Empecé incluso a dar clases de dibujo con mi padre. De pronto un día vino a casa de mis padres, porque era amigo, Alberto Martín Artajo, que fue ministro de Asuntos Exteriores. Yo estaba en PreU. Soy de los últimos cursos. Me habló de Derecho y entonces decidí cambiar. A mis padres les pareció estupendo.

P. ¿Y no ha vuelto a dibujar?

R. No. Nada. Solamente leo y oigo música.

P. Se lo deja a sus hermanos.

R. Que lo hagan ellos.

P. Lo que sí que le gusta mucho es la música. Aquí mismo en su despacho tiene un plato.

R. Sí, sí. Y ahí están los vinilos. Me encanta la música. Toda, además. Toda la música buena. Soy abonado a la Orquesta de Córdoba. Pero de la música, me molesta mucho decir de mi época como si ésta no lo fuera también, me encantan Los Beatles y Bob Dylan. Y otros muchos. Neil Young, Van Morrison... ese palo.

P. También ha cambiado la música mucho en estos 40 años. No sé si escucha algo nuevo.

R. Sí, pero a través de mi hijo. Esto va a parecer muy antiguo. Pero no me gusta mucho lo nuevo, no.

P. Le iba a preguntar que en qué se parece la música a la abogacía, pero casi me respondo yo que en nada.

R. Tal y como está la abogacía ahora se parecería a la marcha fúnebre o un réquiem (risas).

P. ¿Tan mal la ve?

R. Córdoba es una ciudad, vamos a decirlo suave, que no es ni Sevilla, ni Málaga, ni Madrid. En muchas cosas, en las actividades empresariales y demás, la crisis ha hecho mucho daño. Eso repercute en la abogacía. La clásica, que es la artesanal, que es la que pretendemos hacer en este despacho, se resiente. Vamos tirando.

"La crisis ha hecho mucho daño y eso repercute en la abogacía"

P. Son los primeros en notar los problemas de la gente. ¿Es bueno que por ética un abogado rechace casos?

R. Creo que la ética del abogado es defender dentro de la ley y cumpliendo una serie de normas, con lealtad a los tribunales, etcétera, etcétera. Eso está en nuestro estatuto. Esa pregunta la trato de explicar en clase cuando nos preguntan: ¿Cómo puedes defender a un asesino o a un homicida? Que yo lo defienda no significa que me identifique con él. El abogado, en esos procedimientos, que además son excepcionales, es una garantía. Es decir, hay dos principios, en mi opinión, que son los que delimitan la función de las profesiones en el ámbito jurídico. El primero es el miedo al error judicial. Usted es un canalla, vale, pero va a tener a su lado un señor que lo defienda en todo caso. Y eso se hace para evitar el error judicial. El otro es para evitar el abuso o el exceso de la policía. Va a haber un señor que va a evitar que se manipulen pruebas, o diferentes riesgos, que haya interrogatorios no adecuados, etcétera. Esa es nuestra ética. No podemos de ninguna manera identificarnos con el cliente, pero sí defenderlo hasta sus últimas consecuencias. Después, los abogados, conforme a nuestro estatuto, cuando ejercemos libremente podemos aceptar o no un caso. Muchas veces se rechaza porque no te gusta el cliente. Otras pensamos que este señor es un querulante. Eres libre de hacerlo. El abogado de oficio, no. Está obligado absolutamente. Yo conocí un caso de un abogado que rehusó una defensa porque le repugnaba el delito. Entonces, no puedes estar en el turno de oficio. Entre otras razones porque ese caso le va a tocar a otro. Tuvo que hacer el juicio y allí no hizo nada. Ni preguntó ni nada. Ese juicio acabó en el Tribunal Supremo, que anuló la sentencia porque el acusado no había tenido defensa. Se repitió el juicio y ahí, ya con un abogado ejerciendo, sí que lo condenaron.

"El abogado es una garantía"

P. Es un derecho constitucional, la defensa.

R. Y es razonable. Tratamos de evitar los errores judiciales. Y algo muy humano, que un atestado contenga una serie de cosas que no estén bien contrastadas.

P. La policía se equivoca a veces y los jueces no son infalibles, como el Papa.

R. Claro. Efectivamente.

P. ¿Cómo está cambiando la tecnología a la profesión? Ahora hay un robot, creo que se llama Watson, al que le metes los hechos probados y prácticamente te redacta la sentencia tirando de jurisprudencia.

R. No lo conocía. Aquí dominamos las nuevas tecnologías, pero yo apenas sé escribir en un ordenador. Y a estas alturas no me voy a poner. Creo que eso al final no serviría. Son instrumentos valiosísimos para buscar cosas, sí, pero hay que saber buscarlas. Se lo explico a los becarios. Cuando te encargan un asunto, imagina que tiene que ver con una piscina ilegal o lo que sea, pues tienes que empezar desde el principio. Instancias de obras intermedias, regulación, normativas, y luego lo vas ensamblando. Ahora lo que se hace en las bases de datos es meter directamente: piscinita que está al lado de un muro en urbanización... Eso no funciona. Los casos son distintos y todo es diferente. A ver, son instrumentos valiosísimos que facilitan la vida, pero todo eso hay que digerirlo y triturarlo. Se nota en muchas demandas y muchos escritos el corta y pega, que ha hecho mucho daño. Y me acuso a mí mismo. Yo estoy ahora destruyendo expedientes antiguos. Y asuntos muy gordos tienen un expediente mucho más fino. Ya pegó aquello un tirón con las fotocopias. Ahora, en las demandas y los escritos, antes se ponía esta tesis para la resolución del contrato es la que proclama la sentencia número tal, y la resumías en una línea. Ahora, como es corta y pega, pues en vez de resumir dices pongo esto, y esto. Y te sale un cacho de sentencia así. Al final lo que consigues es que eso no se lo lea nadie.

"El corta y pega en la justicia ha hecho mucho daño"

P. Las leemos al revés. Nos vamos directamente al fallo y nos saltamos todos los folios.

R. Claro. Todo esto significa que una máquina que vaya a poner sentencias pues no sirve, eso es una facultad humana. E instrumentos tremendamente valiosos, pero al servicio del hombre y la mujer.

P. Ahí está la creatividad del juez, del abogado, el ingenio. Esos conejos que se sacan de la chistera durante un juicio. ¿Se siguen sacando?

R. Alguno, alguno. La ironía. A mí me gusta hacer alguna broma. ¿Cómo atacas a un testigo que crees que no está diciendo la verdad? A lo mejor sin ánimo de mentir. Solo que fabula. Hay testigos que los ves entrar y son de los que no se mueven. A los alumnos les digo que cuando salga uno de esos, como te conteste en contra tienes que valorar si insistes o no. Hay algunos dubitativos, pero otros no. Entonces, no insistas, porque te vas hundiendo cada vez más. “¿Entonces usted dice que era el coche negro?”. “Sí”. “¿Pero está seguro?”. “Absolutamente”. “¿Pero seguro, seguro, seguro?”. Claro, con esto te vas hundiendo más (risas). Eso no lo puede hacer una máquina.

P. Afortunadamente.

R. Sí, afortunadamente.

P. Hay otra variable de las tecnologías que está entrando con fuerza en los juzgados, como es el caso de las conversaciones grabadas, tanto en audio como incluso en vídeo. Ese es un campo nuevo que antes no existía. Antes era imposible que en un juicio pudiésemos ver prácticamente a alguien cometiendo un crimen como en ocasiones ocurre ahora.

R. Es sorprendente, pero es así.

P. Eso está sustituyendo a los testigos.

R. Efectivamente. Pero el tema de las grabaciones es tremendo. Llega un momento en el que te estás defendiendo por si alguien te está grabando. Si esto es un bar yo no puedo grabar al de la mesa de al lado, pero te puedo grabar a ti. Se entiende que lo que sale de tu boca ya es mío si te diriges a mí. Esa prueba ya es lícita. Mucha gente graba. Los teléfonos tienen mecanismos de grabación de las llamadas y del exterior. Hace años tenía un cliente que había falsificado todo. No me gustaba. No sé si me lo quité de en medio o él a mí. Llevaba una carterilla que siempre me la ponía en la mesa. Y me hablaba bajito. Siempre tuve la sensación de que me estaba grabando.

"El tema de las grabaciones como prueba en los juicios es tremendo"

P. Incluso a los periodistas nos llegan muchas de esas grabaciones. Que ya se pueden publicar. Como el caso que está de actualidad de los audios del presidente del Córdoba Club de Fútbol.

R. Es lícito. Distinto es que se incurra en otro delito. Pero la grabación en sí es lícito.

P. Solo con que yo me esté dirigiendo a ti.

R. Si tú y yo nos vamos ahora a tomar una cerveza y yo te estoy grabando sin que tú lo sepas, la grabación en principio es lícita.

P. Ahí confieso un delito y por tanto voy a la cárcel.

R. Bueno, habría defensa. Pero sí, sería una prueba en contra.

P. Pero a alguien que está junto a ti pero no se dirige a ti no lo puedes grabar.

R. No. Si tenemos en la casa de al lado un sistema de escucha que nos está grabando ahora sería una intromisión ilegítima. A mí de todas maneras me chirría un poco. A lo mejor no jurídicamente. Quizás porque soy más antiguo que una cómoda. Me resulta poco correcto el hacer algo a escondidas.

P. Elegante no es.

R. Eso es lo que no me gusta. A lo mejor en algún caso está justificado.

P. A mí me recuerda al fútbol con el VAR. En los juicios vemos la jugada repetida y estas grabaciones empiezan directamente a sustituir a testigos. El árbitro, en este caso el juez, tiene más elementos para juzgar. Puede que haga que la justicia sea más justa incluso.

R. Sí, sí. Por ejemplo, pero hay muchas cosas ahí. Está el delito provocado. Un caso real: un agente infiltrado de la Policía le dice a uno que había sido camello que le consiga droga, que se la paga y tal. Eso es un delito provocado. El Supremo ha venido a decir que ahí no era libre la voluntad. El acusado no es la madre Teresa de Calcuta, pero el otro le está diciendo que le consiga medio kilo de lo que sea. Si en la conversación telefónica que se está grabando se está provocando que se digan determinadas cosas eso es una cuestión a valorar.

P. Como los delanteros que se tiran en el área. Hay contacto pero el árbitro interpreta que no ha habido fuerza suficiente.

R. Exactamente. Habría que verlo.

"La lentitud de la justicia hace que también sea tremendamente injusto para el justiciable"

P.

Vivimos en una sociedad impaciente. Volvemos al principio de la entrevista. Exigimos justicia inmediata y a veces no puede ser. Es lenta y acaba llegando. Muchas veces los ciudadanos reclaman que llegue y otras veces dudan de que le llegue a todo el mundo. Pero ahí tenemos a Urdangarín, el yerno del Rey Juan Carlos, que ha entrado en la cárcel.

R. Muchas veces, ocurra lo que ocurra, la gente sigue pensando lo mismo. Y dicen, no, estos no van a entrar en la cárcel. Vamos a ver, si aquí hemos metido en la cárcel a no sé cuántos políticos: desde Urdangarín hasta Luis Roldán. Hombre, no me digas eso. La justicia ha funcionado. Eso no lo reconoce la gente. Más los que están sentados en el banquillo. Esa lentitud de la justicia hace que también sea tremendamente injusto para el justiciable. No solo para las víctimas. A ese señor, al que después pueden absolver, le estás machacando siete u ocho años de su vida: estás frustrando carreras políticas, estás ocasionando depresiones, problemas familiares, problemas de salud... Eso también cuenta. No digamos cuando hay otro tipo de delitos y hay víctimas.

P. ¿Cómo se sobrevive a esa pena de banquillo?

R. A mis clientes que sufren la pena de banquillo les digo que se tienen que armar de paciencia. La obligación del abogado también es ser alguien animoso.

P. En los años ochenta un mismo abogado hacía de todo. Hacía penal, civil, social, mercantil... Ahora se tiende a la especialización. Incluso de los propios jueces.

R. El juez penal tiene que saber. Hay cosas que están en el derecho y las tiene que saber. Por ejemplo el urbanismo, saber lo que es un plan parcial, una unidad de ejecución. En algunas ocasiones se admiten pruebas de un perito urbanista, que es un abogado. Comprendo que si están hablando de la próstata tienes que llevar a un médico. Por tanto, falta esa formación en los jueces de instrucción para algunos delitos. Ahora, los despachos también se especializan. Yo llevo penal, civil y mercantil, a través también de mis compañeros. Pero el penal se ha considerado durante muchos años como tierra de nadie. De eso todo el mundo sabe. Y es muy frecuente que vengan aquí clientes cuando ya se ha desarrollado la fase de instrucción. Hay muchos que te dicen: yo te acompaño a declarar. No es acompañarte a declarar, es trazar desde el principio una estrategia. Cuando les llega el escrito de acusación del fiscal, que les piden años de cárcel, se asustan y ya vienen aquí. O a muchos despachos de compañeros. Pero sí, en una ciudad como Córdoba es difícil la especialización. Aquí se han especializado de toda la vida los despachos laboralistas. Has mencionado antes a Filomeno. Él llevaba solo laboral y penal. Y en laboral nunca con la empresa, siempre con los trabajadores. En Córdoba es difícil especializarte todavía. Estaban los laboralistas, los urbanistas, como Cecilio Valverde o Emilio Garrido, y los fiscalistas. Esas son las clásicas que se han ido segregando. Los demás, fiscalistas hay incluso algunos que cuando llegan al contencioso ya recurren. Como los ingleses, que tienen abogados de toga y de no toga.

P. En todos estos años no sé si se queda con algún caso en concreto con el que haya quedado especialmente contento.

R. Es muy complicada esa respuesta. Hay asuntos que sí notas que tu influencia en el resultado favorable es grande. Y otras en las que dices: bueno, ha salido bien, pero tu intervención ha sido menor en relación con el éxito. Tengo dos o tres asuntos pendientes ahora que estaría muy contento si ocurriese algo así.

P.

¿Hay algún caso en concreto en el que le hubiera gustado participar y no pudo?

R. (Piensa). Ahora no caigo. Con los marrones que tengo, tengo bastante.

P. Mitifica poco.

R. Sí, sí. En alguno quizás por simpatía con algún acusado o por algún exceso en la acusación. Los hay pero no me atrevería a decirlo.

P. ¿Córdoba es una ciudad segura?

R. En líneas generales diría que sí.

P. Pero aquí hay casos judiciales muy mediáticos, a veces.

R. Sí. El de Bretón nos ha dejado a todos muy chocados.

P. Y también grandes delitos económicos, a pesar de no ser esta una ciudad con una economía muy potente.

R. Es cierto.

P. Ustedes están en la calle, hablan con la gente, conocen a la sociedad mejor que algunos sociólogos y saben que la realidad no es esa.

R. No, no es esa. En Córdoba hay algunos sectores empresariales de poca formación. Te encuentras algunas empresas con mucha contabilidad en B. Y eso genera macrojuicios. Ahora tenemos uno con más noventa acusados en el caso de los joyeros. Ahí no defiendo a nadie. Pero sí, estoy de acuerdo contigo. Para una actividad empresarial tan moderada como la de Córdoba ha habido casos mediáticos importantes. Pero nada comparado con Sevilla. Allí estoy yo ahora con el caso ERE. Pero es que están los cursos de formación, el caso de los avales, Invercaria...

"Para una actividad empresarial tan moderada como la de Córdoba ha habido casos mediáticos importantes"

P. ¿Cuántos tomos tiene el caso ERE?

R. Tendría que mirarlo. Está terminado. Pero creo que es casi un millón de folios. Y eso no se lo ha leído nadie (risas). La Malaya también fueron muchos papeles y muchas notificaciones. Tienes que hacer a diario un trabajo para filtrar lo que interesa y lo que no. En el juicio de Malaya, al arrancar, el presidente del tribunal dijo que ponía en conocimiento de las partes de que en Estadio de Marbella había aparecido una documentación depositada allí por el Juzgado que eran casi 300.000 folios. Se protestó. ¿Quién se iba a leer eso?

P. Necesitan una pensada las macrocausas.

R. Sí. En la instrucción se podía hacer mucho. Mucha gente piensa que la instrucción es una patada adelante. Imputado y luego que te absuelvan. Hombre, estás condenando a alguien a la pena de banquillo, estás creando un monstruo que no hay manera de gobernarlo... Para que después ocurra como mi cliente al inicio de la pieza política del caso ERE, que no lo acusan.

"Mucha gente piensa que la instrucción es una patada adelante. Imputado y luego que te absuelvan. Hombre, estás condenando a alguien a la pena de banquillo"

P. ¿Cuántos años estuvo imputado?

R. Creo que cinco, más el año entero del juicio. Cuando se termina la prueba las conclusiones se elevan a definitivas o se modifican. Yo tenía mi defensa ya preparada. De pronto, el fiscal dice: se modifican las conclusiones y se retira la acusación para don Antonio Estepa. Pasa al PP y lo mismo. El de Manos Limpias ya sabía yo que lo iba a retirar. Un tío encantador. Lo recusamos al inicio por el caso Ausbanc. Pero es el único que ha ido a todas las sesiones del juicio pagado de su bolsillo. Él dice que servía al bien común. Es curioso, curioso. Acusación particular.

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