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Matías Caballero: “El caso Negreira ha hecho que el ambiente no sea positivo para los árbitros”

Entrevista a Matías Caballero, exárbitro profesional y presidente del comité de Árbitros de la RFAF

Jesús Ventura

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Una auténtica profesión de riesgo, ya sea el deporte que sea. Todos los focos apuntan a su figura sea cual sea su decisión y aunque acierte o falle será el culpable para unos, mientras que para otros simplemente se olvidarán de sus aciertos. Es muy injusto en determinadas ocasiones, más aún cuando solo se busca su protagonismo en la polémica, pero la profesión de árbitros siguen cogiendo adeptos conforme las temporadas pasan. Aun así, la fidelización conforme escalan categorías es muy dura gracias, en parte, a la violencia que existe en las divisiones no profesionales, tanto verbal como física. En cambio, hay colegiados que llegan a lo más alto gracias al trabajo diario y a una reseñable fuerza mental, como es el caso de Matías Caballero.

El actual presidente del Comité Técnico Andaluz nació en Baracaldo y poco a poco se fue apasionando al arbitraje gracias, en parte, al fútbol vasco, con aquellos míticos derbis vividos en el antiguo San Mamés entre Athletic Club de Bilbao y Real Sociedad. Sin embargo, Córdoba adoptó a este joven colegiado que comenzó dentro del balompié, pero en la pista de 40x20, ya que le gustaba más el fútbol sala, pero los pitidos sonaban mejor sobre el tapete. Aun así, fue escalando categoría por categoría hasta que finalmente llegó a la máxima categoría de este deporte a nivel nacional.

Aquí se volvió un auténtico profesional del arbitraje. Más de 300 partidos a sus espaldas, vivió la época preVAR donde cada una de sus decisiones podían decidir un partido, sin tener una red de seguridad por algún que otro fallo. Por ello, es fan de que esta tecnología haya llegado para quedarse en el fútbol moderno, así como ha vivido en sus propias carnes la polémica reciente de Enrique Negreira y el caso abierto que sigue en la actualidad en los Juzgados. Aun así, la verdad ha estado presente en una conversación mantenida con CORDÓPOLIS donde ha repasado su pasado, presente y futuro dentro de su actual labor dentro de la Real Federación Andaluza de Fútbol.

PREGUNTA. A micrófono cerrado, desde que eres el jefe del Comité Andaluz Arbitral, me has comentado que ya no paras durante la semana. ¿Cómo es tu día a día?

RESPUESTA. Quizás la palabra jefe pues no vaya mucho conmigo porque tengo un grupo de trabajo en el que me siento uno más y tengo la suerte de liderar un poco ese grupo, pero al final nuestro día a día va en la formación, en el seguimiento, en la designación de todos los árbitros para sacar las competiciones que hay en toda Andalucía para adelante y ese es nuestro día a día, que no es poco.

La violencia es el gran problema del fútbol y de la sociedad

P. ¿Cómo fueron tus inicios? Ahora has llegado al comité, pero tu trayectoria es envidiable para cualquier árbitro.

R. Pues empecé como muchos árbitros, de la mano de algo o alguien que despierta en ti ese interés por el arbitraje. No vengo de familia arbitral. Sí que mi hermano después se unió y se montó en el carro del arbitraje, pero en nuestra familia no hay nadie que haya sido nuestro referente en el arbitraje. En el Blas Infante estábamos estudiando varios amigos y una campaña de captación de las muchas que hacemos nosotros pues nos despertó esa curiosidad en la temporada 1989-90 y decidimos apuntarnos. Uno de ellos fue Pedro Benítez Lara, que es el delegado provincial de aquí de Córdoba, que es amigo mío desde la infancia, y nos apuntamos en aquel año y hasta ahora aquí en otra faceta, pero vinculado al arbitraje.

P. ¿Empezaste jugando o directamente tu primer contacto con este deporte fue en el arbitraje?

R. Yo siempre he jugado a fútbol sala de pequeño, en el Colegio Séneca, en un equipo que participaba en las ligas escolares. Después estuve en la liga de empresas, incluso cuando era árbitro en activo y no sabía que iba a ser profesional del arbitraje, pero nunca he jugado a fútbol. Siempre me ha llamado más la atención el fútbol sala, pero, sin embargo, fíjate, en el arbitraje me tiré por el mundo del fútbol y es lo que me ha dado la oportunidad de llegar aquí.

P. ¿Cómo fueron los primeros años en el mundo del arbitraje?

R. Fueron años bonitos, en los que vas conociendo a una familia que aún continúa siendo mía, porque así lo veo. Todo el entorno de mis amigos está relacionado con el arbitraje, tengo grandísimos amigos de todas las etapas del arbitraje, en todas las provincias no solo de Andalucía y eso ha sido gracias al arbitraje. Ha sido una forma de vida y esos primeros años fue algo inesperado y maravilloso que me ocurrió.

P. ¿Siempre tuviste claro que ibas a llegar a las categorías profesionales o es algo que nunca te planteaste?

R. Yo nunca me planteé llegar a lo más alto. Mi objetivo siempre era disfrutar de cada temporada, intentar hacerlo lo mejor posible y dejar que las cosas pasaran. Me planteaba más disfrutar y vivir esa temporada en la categoría que estaba a sufrir por ambicionar una categoría en la que no estaba o sufrir por algo que no podía tener en ese momento. Ese es un gran problema del arbitraje. Hay muchos árbitros que no disfrutan de lo que tienen porque están todo el rato deseando llegar a categorías mayores y muchas veces no puede ser, no hay sitio para todos. Es necesario que los árbitros que estén en cualquier categoría disfruten con lo que tienen y luego lo que llegue será fruto de su trabajo o por circunstancias que a veces pueden ocurrir: la territorialidad, las plazas que pueden haber para Andalucía o para quién sea. A veces hay cosas que no están al alcance de nuestra mano y por eso es importante disfrutar y hacerlo lo mejor posible con la máxima responsabilidad.

El árbitro necesita del error y de la experiencia para aprender

P. También es que el arbitraje aficionado es más duro por la cantidad de violencia que existe en este tipo de categorías.

R. Pues desgraciadamente sí. Esa es nuestra gran lacra, nuestro gran problema del arbitraje y yo creo que del fútbol y de la sociedad: la violencia que vivimos; y no solamente los árbitros, yo creo que también los jugadores, los entrenadores, todos los actores que participamos en el fútbol y en el fútbol sala andaluz y nacional. Tenemos un problema con la violencia, un poco con la crispación social. Es un problema más educacional que otra cosa. Y bueno, eso nos supone un problema, no para captar árbitros, porque sí es verdad que nos van llegando árbitros en un gran número, pero sí nos cuesta fidelizar y que los chicos se queden con nosotros por esos episodios de violencia que viven en cada fin de semana, en cada pabellón y en cada campo. Hay que trabajar desde la federación para conseguir erradicarla y poner todas las herramientas posibles para que esto se solucione: cuestiones educativas, premiar incluso, que se está haciendo desde la federación, premiar actitudes de juego limpio o equipos que participen en el juego limpio. Se está incentivando económicamente con balones, se está trabajando con programas de educación en escuelas de padres, con programas de concienciación como el de Con Respeto Ganamos Todos, que se lleva cada fin de semana a multitud de campos para que esos valores estén presentes en los más pequeñitos. Evidentemente también castigando de manera dura y firme a los violentos. Ese tiene que ser un poco nuestro objetivo y, además, la prevención con protocolos contra la violencia verbal, con actuaciones coherentes, sensatas y proporcionales a los episodios de violencia para intentar que no vayan a más. Es un problema y es la realidad.

P. De hecho, imagino que lo viviste en primera persona. ¿Cómo era soportar ese tipo de cosas en un terreno de juego?

R. Quizás era más difícil entonces porque estaba normalizado el insulto, la falta de respeto al árbitro y eso era algo con lo que convivíamos y no teníamos herramientas como existe ahora mismo un protocolo contra la violencia verbal, un protocolo que se ha activado en toda España y que evita muchísimas circunstancias, pero que evidentemente nos va a costar solucionar este problema porque estaba muy arraigado en la sociedad el insulto y el falta de respeto al árbitro porque sí. Íbamos a los campos a sacar lo peor de nosotros y la figura que era más vulnerable en el campo, o sigue siéndolo, es el árbitro. Entonces, cuesta intentar educar en ese sentido, pero hay que seguir trabajando. En esos años primeros míos fueron difíciles, como a todo el mundo porque hay que hacerle ver a las personas que los chicos que empiezan pues están en periodos formativos y, aunque reciben una formación teórico-práctica, les queda algo fundamental que el árbitro necesita. El árbitro necesita del error para aprender, el árbitro necesita de la experiencia para ser mejor árbitro y eso es fundamental que lo entiendan, y sobre todo en el fútbol base. Todos los que están ahí participando están en un ambiente formativo o deben estar en un ambiente totalmente educativo o formativo, que es lo que tiene que primar.

P. Con tus errores y tu experiencia, poco a poco fuiste subiendo categorías, pero hasta que llegaste a esas cotas tan altas, imagino que tendrías que compaginarlo con otro trabajo.

R. Pues sí, compaginarlo y con la dificultad que eso tiene, haciendo verdadera ingeniería. Tuve que hacer esto en muchos momentos de mi vida para compaginar la vida laboral, que yo durante casi 20 años estuve trabajando en Cunext Cooper, es una empresa de transformación de cobre que hay en el polígono de Electromecánica, y durante los años de Segunda División B, Segunda División e incluso en Primera División, pues tuve que compaginarlo y eso fue muy difícil. Una empresa que estaba además a turnos, salía de trabajar, me iba al partido, incluso en los partidos estaba más pendiente de acabar para coger un vuelo o un coche para llegar porque entraba de turno de noche. Fue una locura. Ahora viven mucho mejor, por suerte, porque era necesario, son profesionales, dedicados al 100%. Yo lo viví así en mis últimos años y creo que es lo más adecuado para realizar esa actividad: la profesionalización y la dedicación exclusiva.

P. ¿Hasta en Primera División tuviste que compaginar el trabajo?

R. Hasta en Primera División, sí. Vivía entonces por la parte de la avenida de Barcelona y mis entrenamientos muchas veces eran ir corriendo a Electromecánica, ducharme, entrar a trabajar, salir e irme para casa, y así lo compaginaba, era una locura.

En Primera División tuve que compaginar el arbitraje y mi otro trabajo

P. Entonces, en tu época, ¿no había un sueldo profesional?

R. Sí, pero uno tiene que pensar en el futuro. Uno tiene que pensar en que cuando termine el arbitraje tienes que tener algo, y no puedes dejar de lado un buen trabajo, una buena empresa, porque te puede llegar una lesión, un descenso o cualquier circunstancia que te deje sin nada. Era muy difícil, porque compaginar eso, no solamente para mí, sino para todos mis compañeros, era una auténtica locura.

P. Y llegaste a Primera División, ¿cómo fue ese debut y qué sentiste? Si no me equivoco fue en un Valencia-Villarreal.

R. Me sentí plenamente realizado. Había llegado el momento soñado, porque miles de chicos trabajan cada año para ello, y me sentí un privilegiado. Me sigo sintiendo un privilegiado por haber podido disfrutar de esos años profesionales, y lo disfruté muchísimo. Se me hizo muy corto el partido, porque pasó el tiempo muy rápido, pero lo disfruté mucho. Verme en ese escenario, en un partido de ese empaque, que por aquel entonces estaba el ordenador que designaba a los árbitros. Tuvimos muy buenos partidos aquel año, entonces iba con Rafael Ramírez Domínguez, y los disfruté muchísimo, los viví con mucha intensidad, muchísima ilusión, y con la responsabilidad que tocaba. Era y soy un privilegio por haber vivido aquello.

P. Has sido juez de línea durante, si no me equivoco, 17 años en el fútbol profesional, 30 en tu trayectoria general. Además, en unos años donde este papel era crucial, porque ahora con el VAR tienes esa red, pero antes tu ojo podía decidir el partido para unos u otros.

R. Era otro fútbol. Yo viví el VAR en mi último año, y bendito VAR. Ojalá hubiera llegado antes, porque cualquier error que se producía en el campo te lo corregía, y luego no tenías que convivir con él durante la semana. Esas horas de sueño que se perdían dándole vuelta a aquella jugada..., pero sí es verdad que las decisiones se quedaban en el campo durante aquellos años. Muchos errores que nos hemos llevado al hotel y hemos convivido con ellos durante la semana, hasta que ha llegado otro partido en el que te has podido desquitar un poco. Yo creo que el VAR ha venido para ser más justo, para que el fútbol sea más justo, aunque pienso que el asistente ahora tiene la misma responsabilidad al final. Tiene la misma profesionalidad y el nivel de los asistentes españoles es extraordinario, pero, por suerte, tienen una red que les ayuda en caso de que caigan. Entonces, bendito el VAR.

P. ¿Cómo fue esa transición? Porque tú has dicho que en el último año tuviste VAR, imagino que sería extraño.

R. Igual que todos los que llegan al VAR de primera hora, como todos los árbitros profesionales que suben a Segunda División y se encuentran con el VAR, pues necesitan de un periodo de formación y de adaptación, y para nosotros pues también. Tuvimos nuestro periodo de formación y de adaptación al VAR. Costó porque tienes que aplicar el protocolo, los delays para las jugadas de fuera de juego finalistas... Todo ese tipo de cosas que tienes que ir ajustando un poco, pero nos adaptamos bien. Era otra manera de ver el fútbol, es mucho más estresante la sala de VOR que el campo, por lo menos para mí en ese momento lo es, porque uno toma de manera mucho más natural lo que ocurre en el campo y en la sala VOR pues todo es mucho más rápido. Produce mucha más tensión en momentos de decisiones importantes, pero creo que el VAR es una buena herramienta y ayuda a que el fútbol sea más justo, que es el objetivo.

Era más estresante la sala VOR que estar en el campo

P. Entonces, eres de la opinión de que el VAR ha venido para quedarse y es positivo.

R. Por supuesto, no tengo la menor duda, creo que nadie puede tener duda de eso. Lo que pasa es que a todos nos gusta alimentar a la polémica en algunos casos puntuales de manera extraordinaria, pero yo creo que el VAR hace que el fútbol sea más justo. Y luego en el fútbol al final, como no es matemática, hay muchas decisiones grises que, bueno, tú puedes tener un punto de vista, yo puedo tener otro, pero que el profesional es el que tiene que tomar la decisión y lo que hay que hacer es aceptar las decisiones de los árbitros como algo normal dentro del fútbol y ya está.

P. También que el fútbol debe evolucionar, ¿no?

R. Sí, sí, evidentemente. De hecho, hemos visto una evolución importante a nivel técnico, táctico, físico. En el arbitraje, la profesionalización, la aparición del VAR... muchísimas cosas que han hecho que el arbitraje esté muchísimo mejor y el nivel esté muchísimo mejor, porque a mí no me cabe duda de que el nivel del arbitraje español está muchísimo mejor que cuando yo estaba, porque al final los profesionales que se pueden dedicar 100% a la actividad, pues tienen más oportunidades de formarse, de trabajar, de participar en seminarios y eso es fundamental. Y a mí no me cabe la menor duda de que el arbitraje de hoy es muchísimo mejor que el arbitraje de mi época o de la época en la que yo empecé. Así que, bueno, positivo, por supuesto.

P. ¿Y cómo crees que está el arbitraje español a día de hoy?

R. Bueno, aparte de las circunstancias extraordinarias que se han estado viviendo en el arbitraje por diferentes cuestiones y que eso ha generado una crispación y una corriente de descrédito hacia el colectivo, pues yo creo que el arbitraje español goza de un nivel extraordinario y, de hecho, lo podemos ver con la participación de nuestros árbitros en cualquier competición internacional o incluso en otras competiciones a las que se requiere que participen árbitros españoles. Lo que sí necesitamos es un poco más de sosiego y de empatía por parte de clubes, de prensa, de afición y que dejemos a la gente trabajar y hacer las cosas bien y en otro ambiente. Creo que el ambiente no es positivo para que desarrollen los árbitros su actividad, aunque los árbitros están muy al margen de presiones. Están acostumbrados y trabajan el día a día así, pero sí es verdad que necesitamos hacer una reflexión, echar balón al suelo, parar un poco y decir que a dónde nos lleva todo esto porque el ambiente no es positivo. Aun así, yo creo que el arbitraje español goza de muy buena salud.

P. Antes la presión se vivía en el campo y ahora desde muchos puntos de la sociedad gracias al caso Negreira.

R. Desgraciadamente así es. Hay que dejar que los árbitros hagan su trabajo, que arbitren y que la justicia también haga el suyo. Hay que tener paciencia, tranquilidad y confiar.

El VAR ayuda a que el fútbol sea más justo

P. Imagino que a ti también te habrá dolido.

R. Por supuesto. Cualquier árbitro que haya vivido en aquella época se siente dolido por lo sucedido, espera que todo esto se resuelva y que sean los jueces los que determinen qué pasó y en qué medida. Y a partir de ahí, determinen qué hacer.

P. Tú no crees en esta polémica ni nada del estilo, me imagino.

R. Da igual. Yo confío y creo en los jueces, en los procedimientos judiciales y en los plazos que esto necesita. Al final es en lo que hay que confiar, que esto se resuelva, pero con el tiempo que necesita, estudiar estos casos, ver qué profundidad han tenido, ver las personas que tienen responsabilidad y a partir de ahí el que tenga responsabilidad que la pague. Pero hay que confiar y hay que tener paciencia para que los jueces y los fiscales trabajen, hagan el estudio que corresponde y determinen la dimensión de responsabilidad que cada uno tiene.

P. Volver a la tranquilidad, que es lo que necesita.

R. Sí. Nosotros necesitamos que el ambiente sea más tranquilo, que la gente genere empatía hacia la figura arbitral, que confíe. Necesitamos ganar crédito por todas las circunstancias que han ocurrido alrededor del arbitraje. Pero yo creo que se está haciendo un buen trabajo desde el Comité Nacional con Luis Medina a la cabeza y con el equipo que tiene. Y si otra cosa no tenemos es paciencia, tranquilidad para trabajar y mantenernos al margen de todas las circunstancias que hay fuera del arbitraje.

P. Volviendo un poquito a tu trayectoria, 17 años en Primera División. Has dicho ya que los partidos que tienes marcados fueron tu debut y tu retirada. ¿Recuerdas alguna anécdota de esos 17 años?

R. Bueno, no sé si hay un partido especial que tenga anécdotas. Hay muchas, pero, ¿sabes lo que más recuerdo? Los errores graves cometidos por circunstancias en algunos partidos. Los guardas ahí porque duelen y eso es difícil de olvidar. También guardo muy buenos recuerdos de los derbis vascos. Yo nací en Bilbao y mis primeros partidos los viví en San Mamés.

El arbitraje español goza de un nivel extraordinario

P. Tu eras de Baracaldo, ¿no?

R. Sí, sí. Iba con mi tío Ángel a San Mamés a ver los partidos. Y también me acuerdo de mi primer partido en el Nuevo San Mamés, que la inauguración del campo nuevo la hicimos nosotros con Pedro Pérez Montero y para mí fue muy significativo. Y sobre todo un derbi. Un derbi Real Sociedad-Athletic Club de Bilbao o Athletic Club de Bilbao-Real Sociedad, ambos que los pude hacer, pues para mí fueron especiales. Así que bueno, eso no es anécdota pero sí es un sentimiento especial en esas visitas a San Mamés en las que además tenía a mi familia en la grada viéndome.

P. Además que es un derbi diferente.

R. Sí, son fiestas de fútbol. Ojalá que todos los partidos fueran así.

P. Y siguiendo un poco con tu trayectoria, me has dicho que te han marcado esos errores. ¿Has echado de menos alguna vez explicar tus errores?

R. Si pudiéramos explicarnos con normalidad, seguramente habría más normalidad. El problema es que solo se espera algo del árbitro cuando hay polémica. Yo cuando he tenido errores, los he hablado con naturalidad. A jugadores, con los que me lo he vuelto a encontrar en partidos posteriores, les he pedido disculpas personalmente por alguna decisión. Incluso entrenadores, con los que tuve algún error grave. Por ejemplo Caparrós, cuando estaba en el Mallorca. Alguna cuestión que me ha pasado con él en algún partido, pues luego nos hemos encontrado y hemos hablado de aquellos errores. Pero bueno, son 300 partidos en Liga y te quedas con esas cositas que te marcan. Los errores marcan mucho a los árbitros. No pensamos que un árbitro se equivoca y se va a su casa tan tranquilo. Pesan mucho. Es de lo que más se aprende, evidentemente, porque siempre hay un porqué de un error. Siempre hay un porqué de un posicionamiento malo, de una perspectiva mala o de cualquier circunstancia que te ha llevado al error. Es lo que tienes que trabajar para que no te vuelva a pasar. Es lo que más nos duele llevarnos en la mochila, un error.

P. A veces se olvida esa faceta humana de los árbitros en la sociedad.

R. A veces no. Casi siempre. Muy pocas veces puedes ver a alguien que justifique un error como una decisión normal dentro de un partido. Lo estamos viendo cada día, en cada competición, en cada categoría. Hoy los errores caen en esta balanza y mañana caen en la otra. Y al final de una competición larga, yo creo que los equipos que acaban arriba son los que merecen estar arriba y los que acaban abajo, pues también. Y evidentemente nosotros, con la responsabilidad que tenemos dentro del colectivo, tenemos que trabajar para minimizar los errores de nuestros árbitros, que es lo que nos toca. En la formación, en los seminarios, con trabajo de seguimiento muy de cerca de los chicos y viendo el porqué se producen esos errores e intentando reconducir. Pero que los errores van a estar siempre con nosotros, desgraciadamente, porque el fútbol es así. El fútbol consiste en tomar decisiones y en un espacio muy corto de tiempo, con unas circunstancias que pueden dificultar las decisiones. Así que el error va a estar con nosotros siempre.

Ojalá todos los partidos fueran como el derbi vasco. Son fiestas del fútbol

P. El silencio que existe hoy en día con los árbitros, que parece que su lado humano no se traslada a la sociedad.

R. Bueno, no veo que haya un silencio... Hay un silencio desde el respeto, un silencio porque nos vemos en la obligación de mantenerlo, porque lo que se busca en las declaraciones de un árbitro es la polémica en las jugadas que suscita la misma y no se espera el lado humano. Ha habido multitud de entrevistas y de reportajes de árbitros naturales, de su día a día y de su entorno familiar y no tienen ningún tipo de trascendencia. Lo único que se espera o se quiere es la polémica. Entonces, en ese sentido, no creo que vayan a tener la oportunidad de encontrarse con declaraciones de árbitros. Si esta sociedad fuera de otra manera, seguramente tendríamos declaraciones. Yo no veo mal que se hagan, pero lo único que se espera es que se hable de lo polémico. De la polémica, un árbitro no puede entrar a hacer declaraciones. Así que yo entiendo que se guarde silencio porque, al final, con la sociedad y la crispación que hay no creo que sea muy positivo que un árbitro haga declaraciones después de los partidos. Yo creo que si un árbitro hace declaraciones después del partido no le van a preguntar por sus aciertos.

P. Solo se acuerdan de los fallos.

R. No le van a preguntar por su buen trabajo táctico. No le van a preguntar por su desarrollo y trabajo físico en el partido. No le van a preguntar por sus decisiones acertadas, por el trabajo en equipo o por cuestiones de gestión de partidos y de gobierno. Le van a preguntar por la decisión en la que se equivocó o por la decisión que generó polémica. Única y exclusivamente. Y si a un deportista le preguntan siempre por sus errores pues creo que también se cansaría.

P. Siempre es igual.

R. Sí, no hay otro interés. No hay otro interés. Es ese el único. Y un árbitro toma muchas decisiones en un partido. Muchísimas. Y muchas de mucho mérito. Y hace muy buen trabajo durante el partido, en todos los sentidos. Pero lo único que se espera es, cuando termine el partido, meterle el micrófono para que hable de la jugada que genera política o del error. Y bueno, eso no creo que sea positivo.

P. Hay muchos factores dentro de un partido.

R. Pues claro. El trabajo de un árbitro conlleva muchas pequeñas cosas, muchos pequeños detalles. Hay un trabajo a nivel de equipo, un trabajo de gestión de emociones, de gestión de personas, de jugadores, de pequeñas intervenciones durante el partido que no se ven, que están en la sombra, para reconducir un poco el partido y bajar las temperaturas de diferentes situaciones del partido. Hay decisiones disciplinarias que tienen consecuencias directas en el desarrollo del partido, en lo positivo. Hay cuestiones de gestión y de gobierno del partido que al final hacen que los partidos determinen cómo terminan. Muchas veces no se habla del árbitro por el extraordinario trabajo que realiza el árbitro. Siempre se espera la polémica, que es lo único que nos interesa en este país.

Me siento dolido por el caso Negreira

P. ¿Y crees que se valorará más el trabajo del árbitro con el paso del tiempo?

R. Bueno, estamos en España y este país lo riega el Mediterráneo. En todo lo que riega el Mediterráneo, las cosas se viven con demasiada emoción y demasiada pasión. No creo que cambiemos.

P. Por otro lado, imagino que tu retirada fue dura.

R. Pues mira, sinceramente te digo que no fue dura. Fue una retirada que estaba bastante bien digerida porque la conocía, la vi venir durante muchos años. Cumplí la edad reglamentaria y además es una retirada soñada porque terminas con tu edad. Yo ya sabía cuál era mi último partido, cuál era mi última temporada y la disfruté. O sea que lo viví con naturalidad y con aceptación, por supuesto, porque lo vi venir y porque sabía que iba a ocurrir. Y además lo soñé siempre, llegar hasta el último día.

P. ¿Y cómo fue ese cambio de trabajar en un terreno de juego a un despacho? Si no me equivoco, empezaste como vicepresidente del Comité Técnico Andaluz.

R. Sí, sí. Primero llegó esa oportunidad. Todo ocurrió demasiado rápido. Se pudo ver un cambio en la federación en ese verano. Llegó el retiro la 2018-19 y se producen varios cambios en la federación. Tiene la oportunidad Pablo Lozano de presidir la federación y pues nos llama y nos ofrece la posibilidad de seguir trabajando en el comité, en este caso pues con Luis Medina Cantalejo como presidente y yo de vicepresidente. Para mí fue una oportunidad soñada además de continuar porque terminé un 30 de junio de arbitrar en activo y empecé el 8 de julio a trabajar en la federación. Casi que no hubo ni descanso. Entonces, fue una oportunidad a la que tengo que agradecerle muchísimo a Pablo Lozano que me la diera evidentemente porque sin él no estaría hoy aquí.

P. Entonces, vacaciones pocas.

R. ¿Eso qué es? (risas). Bueno, aquí no descansamos nunca. Siempre hay competiciones y si no es de una actividad es de otra. Las modalidades que hay como el fútbol playa te ocupan en el verano y luego durante el año pues ya sabes, tanto fútbol como fútbol sala lo tenemos en el día a día y luego pues aparte de las competiciones y los campeonatos que organiza la federación, también con nuestras actividades, con nuestros seminarios, con nuestros seguimientos y con nuestros cursos que también te ocupan pues gran parte de la semana. Entonces, el día a día está muy comprimido y las semanas también, por lo que vacaciones poquitas aunque también hay que sacar de vez en cuando algunos días para dedicarse más a la familia.

Si esta sociedad fuera de otra manera, los árbitros harían declaraciones

P. Si no me equivoco, estuviste dos años siendo el vicepresidente de Luis Medina Cantalejo. ¿Cómo ha sido la relación con el actual presidente del Comité Técnico de Árbitros?

R. Pues mi relación personal es extraordinaria porque somos amigos desde hace muchísimo tiempo. Coincidimos en activo y luego él además formaba parte del cuerpo técnico del comité tras su retirada. Después lo tuve como responsable del cuerpo técnico del comité y luego encima hemos tenido la oportunidad de trabajar dos años y medio casi en el comité mano a mano, día a día, con un cambio profundo del comité andaluz que hemos diseñado desde nuestra llegada y que nos está dando muchos frutos ahora. Nuestra relación es extraordinaria en lo profesional porque también mantenemos contacto diario y participamos en muchísimas actividades conjuntas con el comité nacional. Nos vemos incluso a menudo en temas profesionales y personales, por lo que mi relación es muy buena.

P. Entonces Matías, ¿cómo repasas toda tu trayectoria después de este recordatorio?

R. Bueno, vivo el presente y creo que mirar para atrás lo único que te aporta es recordar esos momentos felices que te han hecho ser la persona que hoy eres y el profesional que eres hoy. Estos 35 años me han dado la posibilidad de tener un conocimiento profundo del arbitraje y en particular del arbitraje andaluz y ahora, en esta oportunidad que me dio Pablo Lozano en el caso de la federación andaluza, de devolverle un poco al arbitraje todo lo que me dio en su momento siendo árbitro en activo. Todos esos cambios y esas necesidades que veíamos siendo árbitros tenemos la oportunidad ahora desde el grupo de amigos, profesionales, gente joven de reformar y cambiar y revolucionar el arbitraje andaluz. Lo veo con ganas y con mucha ilusión mirando al futuro, un futuro que creo que es muy prometedor con ganas de hacer muchísimas cosas y de seguir cambiando y mejorando el arbitraje. Evidentemente, la mejora del arbitraje andaluz es la mejora del fútbol andaluz en consecuencia.

P. Hemos hablado del pasado y del presente, pero, ¿cuáles son tus aspiraciones de cara al futuro?

R. Bueno, creo que todos los que participamos en esta federación tenemos un reto importante. Un reto difícil que va más allá de lo deportivo. Creo que es muy bonito que en lo deportivo todos ansiemos tener la máxima representación a nivel nacional. De hecho, creo que Andalucía es un referente a nivel nacional en todas las modalidades. Nuestros primeros espadas están ahí y demuestran día a día el extraordinario nivel que tiene el fútbol andaluz. Además, con un futuro asegurado en los recambios que vienen por detrás, con grandísimos trabajos que están haciendo las delegaciones con las canteras y esa base de la pirámide también la tenemos bien alimentada y con muchísima proyección, pero tenemos un reto muy importante y es el de la violencia. El reto de la violencia es un desafío que tenemos todos sobre la mesa. Un reto que nos quita el sueño en muchas ocasiones porque es un reto difícil. No tenemos una varita mágica para cambiar la realidad, pero yo me propongo como reto seguir trabajando, poner mi granito de arena para intentar erradicar la violencia de los terrenos de juego y de los pabellones porque creo que es un tema que nos preocupa a todos. En eso tenemos que estar todos muy activos y concienciados. Ese es el gran reto del fútbol andaluz y evidentemente todos los demás que te he dicho también están ahí sobre la mesa: que nuestros árbitros se equivoquen lo menos posible, minimizar el error, seguir formando, seguir creciendo de la mano y de manera paralela a la federación y de su competición, pero creo que como reto número uno tenemos que erradicar la violencia.

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