Cisco García: “Sueño con que mi historia no sea de superación, sino que sirva de inspiración”
Cuando toma la palabra, Cisco García le da la vuelta a una frase de Francis Scott Fitzgerald. El autor americano una vez dijo: “Enséñame un héroe, y yo escribiré una tragedia”. Cisco García se encontró de pronto con lo segundo, pero lo usó para trabajar la heroica.
Al abordar esta entrevista, se ha intentado evitar volver una vez más a Austria, a aquella montaña donde Cisco trazó una línea y pasó de ser un joven y viajero abogado a convertirse en un deportista de élite. Porque eso es exactamente Cisco García. Sólo que él ha llegado a la élite -ha pasado del 400 al 70 y pico en el Ranking ITF internacional en sólo 10 meses- empujando una silla de ruedas; sólo que él nunca se planteó otro deporte que el Snowboard. Sólo que él tuvo que escribir una tragedia para encontrar al héroe.
“Hoy, lo que más me emociona es cuando me llega un mensaje y es alguien que me dice que lo estoy ayudando. Es emocionante, sí, pero también conlleva su punto de responsabilidad”, reflexiona el tenista mientras toma un café -su principal muleta en los quehaceres diarios- en la Cafetería del Open Arena. Ha estado jugando dos horas y media a tenis con 30 grados en octubre.
Al día siguiente se estrenará un documental sobre su vida en Córdoba, titulado Massive Rebel, y en el que cuenta a viva voz, y mejor de lo que yo podría hacerlo nunca, lo que le ha traído al presente. Para terminar, sugiere una futura entrevista: “Creo que quizá deberías plantear una entrevista a las parejas de personas que están como yo. Estoy seguro de que es muy interesante”.
PREGUNTA. Me gustaría que ésta fuera una entrevista distinta a todas las que te han hecho, y sobre todo no volver a empezar por Austria, como si no hubiera un Cisco García anterior al 28 de diciembre de 2015. Así que me gustaría que empezaras escogiendo un día, anterior o posterior, que recuerdes especialmente y que fuera como el punto de partida para una película sobre tu vida.
RESPUESTA. Hombre, una película sobre mi vida ya es algo un poco presuntuoso. Yo creo que he vivido cosas muy bonitas y sobre todo he vivido muy intensamente. Si te tuviera que escoger… No sé. Creo que podríamos empezar desde la carrera. Me parecería interesante por cómo combiné en su día el salir mucho con sacar bien los estudios, más o menos a curso por año, y llevando un poco entre comillas esa “doble vida”.
P. Si tuvieras que definirte cómo lo harías.
R. Joder, eso también es muy presuntuoso… Me definiría como una persona alegre, optimista y muy trabajadora, la verdad.
P. Ahora mismo, ¿sigues trabajando como abogado, no?
R. Sigo en ello. Ahora mismo, me levanto por la mañana, echo mis tres o cuatro horitas hasta que me vengo a entrenar, todo en casa. A juicio o juzgados no estoy yendo porque me limita mucho la silla y otros temas de la lesión. Y una vez a la semana voy a Fuengirola, que nos hemos abierto allí al mercado británico y tengo clientes británicos. Y me encantaría que vieras la cara que ponen cuando te ven en silla, porque yo habitualmente hablo con ellos por teléfono. Es como, “Ostras, eres tú”. Y, al contrario, cuando les cuento por lo que he pasado, les encanta. Creo que ellos piensan “este tío me va a dar el todo”.
La Justicia en España es un desastre absoluto
P. ¿Qué significa el Derecho para ti?
R. Si te soy sincero, no me apasiona en demasía. Y además, a cualquier persona que se vaya a meter en un juicio le recomendaría que no lo hiciera y llegara antes a un acuerdo, porque se va a dejar un dinero en abogados, procurador, y las costas… La Justicia en España es un desastre absoluto, y no por culpa de los jueces o secretarios, sino por la falta de medios. Los gobiernos no suelen cuidarlo porque no da votos. El ciudadano no va a ir a votar porque la justicia funcione mejor o peor y al final te plantas con pleitos que duran dos o tres años. Yo siempre recomiendo el acuerdo a los clientes, aunque para mí económicamente sea peor.
P. ¿O sea que no crees que en definitiva la justicia sea justa?
R. Me voy a echar a muchos compañeros encima, pero te diría que no. Me voy a meter en un fregao, pero también te digo que los jueces ven muchos asuntos a la semana. A lo mejor tienen doce juicios por día y es imposible que no haya retraso. Y ellos viven un poco a la carrera. Es complejo para ellos, pero te encuentras con sentencias en las que se la juegan mucho. Yo nunca lo veo claro. Cuando un abogado le dice a alguien “eso está ganado seguro” me parece que es un fanfarrón.
P. Dices que te vas a echar encima a compañeros, pero dudo que nadie venga a ti a hablarte de justicia.
R. Hay de todo en esta vida. Hay tanta gente en el mundo que piensa tan diferente que puede ser, claro. Sí que creo que yo ahora con esto he demostrado que estoy a las maduras, también. Si me hablas de justicia, ¿es justo lo que me ha pasado? Yo creo que es una cosa más en la vida. Las desgracias están ahí, máxime cuando tú vivías al límite y hacías saltos imposibles y peligrosos. Yo siempre digo que quizá he ido demasiado rápido y he derrapado. No sé si es justo o injusto.
Tengo la firme convicción de que voy a volver a andar
P. ¿Y ahora has frenado? Da la impresión de que vives muy rápido en la actualidad.
R. Tío, vivo ahora mucho más rápido que antes. Cuando yo me lesiono, una de mis mayores preocupaciones era que me veía condenado a una vida sedentaria. A mí siempre me ha encantado viajar a mil sitios, ir a mil discotecas... Vamos, soy un tío muy activo y temía que me hubiera condenado a una vida de mierda. Pero al contrario, fue como que reboté contra el suelo y subí con más fuerza. Y ahora hago más cosas que antes del accidente, con más dificultad, pero con mucha más intensidad, que es lo que a mí me sorprende. Y me enorgullece, por qué no decirlo.
P. Quizá sea una percepción un tanto errónea, la de que uno va más rápido cuando puede correr.
R. Efectivamente.
P. ¿De alguna manera esto te ha mejorado el gusto por la vida?
R. Eso sin ninguna duda. Me ha hecho valorar otras cosas que antes no hacía. Aunque suene un poco cursi, los atardeceres por ejemplo… Yo he viajado mucho, tú lo sabes, pero muchas veces he pasado por los sitios corriendo. Ahora me detengo y pienso ¡Joder, que bonito!. Y también es la suerte de poder estar. Se puede decir que yo he estado a punto de quedarme tetrapléjico o de morir. Y eso ha hecho que me tome la vida de una manera más sosegada, aunque parezca lo opuesto a lo que he dicho antes de que vivo con mucha intensidad. En realidad, en mi ocio me gusta tomármelo con la tranquilidad con la que no me tomo la vida cuando estoy haciendo muchas cosas.
P. ¿Qué son esas cosas? ¿Cómo es un día en tu vida?
R. Pues me levanto a las 7:00. Desayuno y me pongo en casa a trabajar. A las 12:00 voy a entrenar. Entreno una hora y media o dos horas en pista. Luego hago una hora en gimnasio y me vuelvo a casa. Suelo descansar un rato, para que el culo me descanse, porque está todo el día pegado a la silla y me pueden salir heridas. Trabajo otras dos o tres horas, y luego me pongo con la rehabilitación. Me pongo de pie, en mi cocina, viendo una serie -ahora, Peaky Blinders-, normalmente, para que los huesos sostengan peso. Y luego me acuesto. Relativamente pronto. Un día a la semana suelo ir a Fuengirola.
Una vida sin objetivos es una vida vacía
P. De tu rutina diaria, ¿cuánto tiempo dedicas pues a tu lesión?
R. Muchísima. Por eso también en parte no tengo mucho tiempo para trabajar. Pero ten en cuenta que trabajar desde casa lo hago para utilizar electro-estimulación en las piernas, para poder mantener la masa muscular. Y puedo estar así dos horas perfectamente. Luego estoy de pie una hora, y movilizaciones 10 o 15 minutos. Mínimo tres horas de rehabilitación.
P. Joder.
R. De hecho, había un estudio en el Hospital de Parapléjicos que decía que el 90 % de los pacientes que salía no pasaban por el coñazo que es ponerte de pie en tu casa, con un esfuerzo brutal para la espalda y para todo. Entiendo a quien dice: “¿Para qué, si no voy a andar más?”. Pero como yo tengo la firme convicción de que voy a volver a andar, no en cinco años o en tres, pero en diez o doce, pues quiero que, cuando eso llegue, mis piernas no sean las de un hombre de 90 años. Lo que esté en mi mano lo voy a hacer.
P. Vamos al futuro. ¿Dónde te ves dentro de cinco años?
R. Pues me veo... Con niños, que tengo mucha ilusión. Y en el mundo del tenis, donde quiero seguir mínimo unos 10 o 12 años… Y… ¿Cuántos me has dicho?
P. Cinco añitos.
R. Pues no te diría que me veo andando, pero sí que me veo operado con células madre, recuperando movilidad, pudiendo mover las piernas y sensibilidad, sin duda. Eso lo tengo claro. Y no te descarto ponerme de pie. Si tuviera que apostar un millón de euros, lo apostaba a que en cinco años me voy a poner medio de pie.
P. ¿Y en esa apuesta, qué papel jugará el tenis?
R. Es que el tenis… El deporte me ha subido el ego. En estas situaciones pierdes muchas veces carácter y confianza, sobre todo confianza. Te crees que cualquiera que ande es mejor que tú, sólo porque tú lo ves desde la silla. Pero el deporte te lleva a hacer cosas que tú nunca pensabas que podrías hacer y eso lo extrapolas a la vida. Piensas que igual te puedes ir a Sri Lanka en silla. Y eso haces. Además te da objetivos y pienso que es importantísimo. Para mí una vida sin objetivos es una vida vacía. Yo no entiendo al millonario que no tenga nada que hacer y sólo se entretenga en gastar, creo que no puede ser feliz, pues no tiene objetivos.
Debería haber más unión entre todos para llevar el tenis en silla a un sitio más grande
P. A menos que su único objetivo sea gastar.
R. Jajajaja… Cierto, pero personalmente creo que, si no luchas por algo, no puedes ser feliz. Y el tenis me ha dado objetivos y luchar por algo, más una subida de autoestima.
P. ¿Y cómo te han recibido en el circuito de tenis en silla?
R. Eso me gusta. Te estoy siendo muy sincero e igual me echo ahora también encima a esa gente.
P. Primero abogados y ahora tenistas.
R. Es que te estoy siendo muy sincero. A ver, al principio de lujo. Espectacular, porque gusta que haya más gente para jugar y más gente a la que le puedas ganar. En cuanto ellos vieron que me lo estaba tomando en serio, que a los seis meses vuelves y ven que les estás ganando, que les puedes quitar de un sitio, pues se lo toman de otra manera. Te diría que muchos de los tenistas en silla que antes se reían mucho, ahora no se ríen tanto y no se lo toman tan bien. Aunque, en cualquier caso, curiosamente con los que mejor me llevo son con los de más arriba. Porque ellos valoran mucho que esté dándole publicidad al tenis en silla.
P. ¿Y a ti, por otra parte, te encanta romper los estereotipos prefijados?
R: Es que me han llegado a decir que entreno mucho. No estoy cómodo cuando alguien está incómodo, pero si tú lo estás haciendo bien, pues que se aguante. Yo creo que voy por el camino que debo, que es el del trabajo. Y es verdad que hay algunos a los que le molesta que, llevando sólo un año, tenga cierto poder mediático. Pero bueno, eso va acompañado por trabajo duro.
Hay tanta historia que piensas que has pasado de tenista a mono de feria
P. ¿El impacto mediático no ha sentado bien?
R. Pues mira, soy muy amigo de Dani Caversaschi, número 1 de España, y me reconoció que a mucha gente no le gustaba que yo vendiera que puedo llegar a Tokio cuando estás el 400 y es complicado. Y le respondí que yo no estoy vendiendo nada, que he puesto un objetivo visible, que me ilusiona, y lo hecho público. Hoy estoy el 70 y pico. Ese objetivo puede ser, pero también puede no ser. Al final, la gente se equivoca porque piensan que les vas a quitar el sitio, y debería haber más unión entre todos para llevar el tenis en silla a un sitio más grande. Yo cuando veo a Dani y a Martín de la Puente haciendo entrevistas me alegro.
P. Bueno, ahí está el dicho de que la envidia es el deporte nacional.
R. Incluso te diría que en la vida. En cualquier sitio. Si alguien destaca se le mira con recelo. Es un error, hay que rodearse de gente brillante para poder brillar más. Aunque la gente prefiere rodearse de gente mediocre para poder destacar ellos. Al final, si tu equipo no es bueno, tu proyecto va a ser malo.
P. Pero, en realidad, el tenis tiene también un punto muy solitario e individualista.
R. Hombre, pues la verdad, como yo para todo en la vida. Siempre he sido así. Me gusta que, si las cosas salen bien, sea cosa mía, y que si la cago sea también cosa mía.
P. Al soportar esa soledad del tenista compitiendo a alto nivel en los torneos, ¿te han ayudado tus momentos de soledad mientras te recuperabas?
R. A mí la soledad me encanta. Soy demasiado independiente. Pero el tenis me ha ayudado sobre todo en que si fallas una bola fácil, o que da en la cinta y cae donde no tiene que caer no hay más remedio que olvidarlo rápido. El tenis no para. Y tienes que sobreponerte rápido a tus errores. A mí es lo que me ha ocurrido. De hecho, las biografías que he leído sobre tenistas remarcan mucho el aguante… Aunque, en cuanto a la soledad de la que me hablas, me recuerda a la biografía de André Agassi. Él echa en falta poder tocar al contrario, y si que es verdad que, cuando no tienes el día, se pasa mal. Estás sólo y sientes vergüenza. Yo he tenido partidos malos en los que lo he pasado fatal.
P. En esa parte incidía, y, de hecho, Agassi puede ser un ejemplo de un discapacitado emocional con dos piernas.
R. Totalmente. Parece que él mismo se piensa que es un mierda, cuando tiene 12 Grand Slams. Tenía una cabeza muy mala. Me sorprende que llegara tan lejos con tan mala cabeza.
A Mi novia no le ha cambiado la vida. Ella sí que tiene una entrevista
P. Supongo que por responsabilidad. Los deportistas tan importantes me recuerdan a los payasos tristes. ¿A veces no piensas que hay un poco de circo alrededor del deporte?
R. Si. Supongo. Muchas veces. Hay tanta historia que piensas que has pasado de tenista a mono de feria. Pero he de reconocer que me encanta la parafernalia. Y sobre todo, que es importantísimo el espectáculo.
P. ¿Y dónde pones tú el interés?
R. Bueno, a la gente lo que le importa es ver cómo un tío en silla se sube a un coche. Cómo se sube a un tren en brazos en Costa Rica. A la gente le gusta mucho la épica. Ver como a un tío le va bien, se la pega como me la pegué yo, y vuelve a subir para arriba. Eso es lo que yo llamo El espectáculo. Y me gusta que la gente lo vea, especialmente quien está en mi situación, porque le anima mucho. No te imaginas la de gente que me escribe y me dice que le estoy subiendo el autoestima.
P. ¿Y el que no puede?
R. Claro, el problema es que hay gente que no puede. El problema es que hay lesiones… Mira, yo no tengo cojones de darle un consejo a un tetrapléjico, porque ese tío sí que tiene los huevos que yo creo que no tengo. A quien no puede, les diría que se centraran en lo que pueden. Algo tiene que haber. Aunque sea mucho más complicado vivir así. Pero es eso o te pegas un tiro. Yo soy un privilegiado. Hay quien me mira pensando que estoy loco. Entiendo que, para un tío a pie, yo estoy hecho polvo, pero es que he visto a gente mal y se lo que es estar realmente mal. Y yo estoy muy bien.
P. ¿Tú no tenías tampoco tendencia a la depre antes del accidente?
R. Que va. Yo era ya un tío muy alegre. Pero es que mi situación era fácil, y tenía los problemas habituales de todo el mundo. Ahora, a raíz de este porrazo si que me ha sorprendido que haya mantenido el optimismo.
La heroica es muy visual y espectacular, pero muy efímera
P. ¿Cuándo viene el porrazo a quién temes perder?
R. Pues me daba mucha pena por mi padre, un hombre mayor de 70 años y yo era su bastión, aunque afortunadamente hoy está orgulloso de mí. Y por mi novia Raquel, claro. Los amigos lo pasaron muy mal, pero ellos tienen su vida. Yo pensaba: “La que te he liado, Raquel”. Porque yo era el que disfrutaba la adrenalina y ella, sin elegirlo, de repente tenía a un tío en silla. Me daba mucha pena por la gente y miedo por convertirme en una carga. De hecho, la psicóloga me insistía en que mi lesión me jodía más por lo que producía en mi entorno que por lo que me había pasado propiamente.
P. ¿Y ahora, cómo es ser un novio en silla de ruedas?
R. Pues mira, ser un novio en silla de ruedas es prácticamente igual. Yo es que era muy activo y ahora le he bajado esa intensidad y en los descansos pues estoy muy tranquilo… Yo creo que a Raquel no le ha cambiado la vida, aunque, quizá la que tenga una entrevista de éstas es Raquel. Ella es mucho más interesante que yo.
P. ¿Sientes mucha responsabilidad? Creo que te has puesto una mochila ahora, que es que ya no puedes desfallecer.
R. Ya. Si es que no desfallezco. Para mí lo que yo hago es natural. Y soy feliz haciendo lo que hago. Es que me va la marcha. Me sale solo esa actividad y ese nervio. Y sí te digo que me retroalimento mucho de ver cómo estoy ayudando a otra gente en mi misma situación. En definitiva, no quiero que la de Cisco García sea una historia de superación, sino que sirva de inspiración.
P. Entiendo, pero aún con esta energía tan potente, ¿concibes la posibilidad de que se frene?
R. Sí, sí, sí. Sin duda. De hecho, creo que va a pasar. Los malos momentos van a llegar. Sin duda. Es parte de la vida. El fracaso es parte de la vida. Y te diría que tengo un punto romántico que, de algún modo, espera para volver a emerger.
P. Como decía Scott Fitzgerald: “Muéstrame un héroe, y yo escribiré una tragedia” ¿Te lo has jugado todo a la carta del héroe cotidiano?
R. Soy consciente. Lo acepto y no me da miedo. Porque no es forzado. Es lo que me sale solo y si alguna vez no me salen las cosas, pues quien quiera juzgarme que me juzgue. Nunca me ha importado mucho lo que opinen los demás. De todos modos, sí que tengo clara una cosa: no es oro todo lo que reluce. Todo el mundo tiene sus miserias, sus malos días, sus resacas. Así que hay que poner cuidado en las expectativas. La heroica es muy visual y espectacular, pero muy efímera. La única clave está en disfrutar todo lo que haces al máximo.
P. Sólo hay que verte en redes.
R. Antes ni las tocaba porque me daba vergüenza. Sólo subía vídeos con saltos de Snow, y un día Raquel me hizo…
P. ¡Cantar!
R. (Risas) Que canalla… He perdido el hilo. Es que me dices que canto muy mal. A mi Leiva me ha hecho mucho daño. Antes cantaba muy nasal, y ahora lo hago más con el estómago. Es que me gusta mucho cantar. ¿Qué le hago? Pero, volviendo al tema, en realidad fue Raquel la que me dijo que las usara para ayudar a gente que esté en mi misma situación o quienes tengan otros problemas.
Hay que rodearse de gente brillante, para poder brillar más
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