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Médicos internistas piden respetar tiempos de dedicación, la conciliación y estructuras que eviten choque generacional

Un profesional médico

Redacción Cordópolis

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Los médicos internistas destacan que la retención del talento y evitar el choque entre generaciones de médicos pasa por respetar los tiempos de dedicación, aceptar la conciliación como la nueva realidad y crear estructuras más horizontales, donde los médicos se sientan escuchados y valorados, teniendo en cuenta que las nuevas generaciones velan más por la conciliación, tienen más implicación emocional y un menor apego a la jerarquía clásica.

Así se expondrá en el Encuentro con el Experto de 'Debate sobre el cambio generacional', en el 46º Congreso de la Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI) y el 39º Congreso de la Sociedad Andaluza de Medicina Interna (Sademi), que se celebra en Córdoba. Modera la sesión el doctor Antonio Blanco Portillo, del Servicio de Urgencias del Hospital Universitario 12 de Octubre, de Madrid.

Según destaca la presidenta de la SEMI, la doctora María Montserrat Chimeno, “la sociedad ha cambiado y nuestros profesionales también”, de modo que “no conseguiremos retener el talento sólo ofreciéndoles una nómina más alta o con un contrato fijo, sino creando entornos de trabajo amigables, con horarios razonables, formación y promoción personal continua”.

Para ello, ve “imprescindible que las políticas sanitarias evolucionen al mismo ritmo que la sociedad y urge actuar sobre las inequidades territoriales”. “Proteger y retener el talento es una necesidad ética, social y sanitaria; y no es un gasto, sino una inversión”, sentencia la doctora.

Imagen de un médico.

Síndrome de estar quemado

Un metaanálisis de 2024 estima que el 'burnout' o síndrome de estar quemado afecta globalmente al 24% de los profesionales de la medicina, aunque puede oscilar entre el 18 y el 51%, según los criterios utilizados. Actualmente, el grupo de formación de la SEMI está realizando una encuesta de 'burnout' y síndrome del impostor en médicos internistas en España, aún sin resultados definitivos, pero que “sorprenderán”, según la doctora Paula Luque Linero, del Servicio de Medicina Interna del Hospital Universitario Virgen de Macarena, de Sevilla.

Según las doctoras Luque y Mónica Rodríguez Carballeira, directora de Docencia del Hospital Universitario Vall d'Hebron de Barcelona, ambas ponentes en el Encuentro con el Experto, “el cambio generacional en la sociedad es inevitable; con frecuencia ha sido motivo de un 'choque' entre dos generaciones, pese a lo cual siempre hay una tendencia a mejorar”.

Al respecto, apuntan que “la Medicina no es ajena a este panorama, respecto al cual queremos poner el foco en varios aspectos: primero, un espejo delante de las generaciones veteranas para dejar a un lado las fortalezas que suelen exhibir frente a las más recientes --la vocación, capacidad de esfuerzo o compromiso-- y adentrarnos en el lado oscuro, el riesgo de mala salud mental, que se puede llegar a duplicar o triplicar en sectores como el sanitario, al igual que el uso de medicación ansiolítica/antidepresiva y el 'burnout'”.

Segundo, “las nuevas generaciones tienen un indiscutible talento y unas prioridades y valores diferentes, ni mejores ni peores, los suyos, y quizás algunos surgen como respuesta a ese lado oscuro de las generaciones previas”. Y tercero, “con estas diferencias, tenemos que alumbrar a los profesionales que van a liderar la sanidad del mañana”, aseveran, para declarar que “el reto es ser capaces de transmitir el conocimiento y el buen hacer acumulado por las generaciones previas, y sus valores positivos, sin contaminarlos de sus defectos”.

Un médico en una consulta

Los valores de las nuevas generaciones

Los valores de las nuevas generaciones son el talento, la adaptación al cambio, el espíritu cooperativo, la integración de todo el mundo digital en su rutina diaria, según la doctora Rodríguez. “Tienen pensamiento crítico, no aceptan las cosas porque siempre se han hecho así, sino que quieren evidencia y contrastar la información”, detalla.

Así, “defienden las causas injustas, lo que se traduce en manifestaciones y huelgas, y no es rebeldía vacía, sino querer cambiar lo que no funciona; tienen más empatía, por lo que dan un trato mucho más cercano al paciente, dejando atrás el paternalismo, y llegando a decisiones compartidas y consensuadas; educación emocional, pues son más transparentes y dan un lugar de valor a la salud mental, tabú en tiempos anteriores, y están actualizadas, ya que conocen las tecnologías y se adaptan rápido a ellas”, dice la doctora Luque.

Cambios profesionales

Los principales cambios de los profesionales que ha habido son que “las generaciones más veteranas no tenían casi límite en su dedicación y esfuerzo, no se planteaban necesidades de conciliación, precedentes que pueden tensionar el ambiente cuando alguien pone límites”, expone la doctora Rodríguez.

“Algunos médicos veteranos piensan que las prioridades de los jóvenes son distintas: menos apego a la jerarquía tradicional y más equilibrio entre la vida personal y profesional”, indica la doctora Luque. Para evitar el choque generacional, “hay que respetar los tiempos de dedicación, aceptar la conciliación como una realidad, haciendo estructuras horizontales” y “en los servicios hospitalarios, uno de los desafíos de los nuevos jefes de servicio es lograr la conciliación de la vida personal y profesional de sus trabajadores”, coinciden ambas doctoras.

“Podemos retener el talento valorándolo, integrándolo, aprovechándolo y reconociéndolo explícitamente”, dicen. Para ello, ven “crucial una mayor escucha por parte de las generaciones más veteranas, así como formación, que, para adaptarse a la nueva generación de jóvenes, no puede ser unidireccional, sino inmersiva, participativa y buscar la experiencia, la simulación clínica es una de las herramientas que más pueden ayudar en este sentido”, afirma la doctora Rodríguez. La doctora Luque, quien está de acuerdo, declara que “se deja atrás la clase magistral”.

Sobre la tecnología, los veteranos consideran que no hay tanta brecha generacional como parece y que se han adaptado bien a las nuevas tecnologías. La gran diferencia entre generaciones radica en el uso de las redes sociales, pues “la generación de cristal, que es la de los 2000 ha nacido con ellas y se ha adaptado mucho más rápido”.

“Las redes nos han ayudado a tener una mayor conciencia social, ser más críticos, al querer entender las cosas, contrastar y buscar evidencia, aunque también nos dan una sobrecarga de información, presión constante y comparaciones que pueden generar trastornos de ansiedad o depresión”, explican las doctoras Rodríguez y Luque, quienes remarcan que “en positivo, su uso racional y con espíritu crítico, nos permiten ser más creativos y que nuestros avances y logros lleguen a más personas”.

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