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Un estudio de la UCO prueba que depurar aguas residuales con aireación mecánica reduce su impacto odorífero

Parte del equipo investigador.

Europa Press

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Un estudio de la Universidad de Córdoba (UCO) sobre dos estaciones depuradoras de aguas residuales en dicha provincia que utilizan distinta tecnología ha probado que degradar la contaminación de las aguas residuales mediante aireación mecánica reduce su impacto odorífero, ya que se emiten menos compuestos olorosos que con los sistemas intensivos.

Además, según ha informado la UCO en una nota, adicionalmente se ha realizado otro estudio que, en este caso, demuestra que el uso de biofiltros rellenos de poda y compost de lodo son sistemas eficientes para minimizar el impacto odorífero de las depuradoras.

A la hora de llevar a cabo dichas investigaciones, en la UCO se ha tenido en cuenta que el olor de las depuradoras de aguas residuales de las ciudades es uno de los problemas sociales que la tecnología lleva años tratando de resolver. Los sistemas de control y gestión de este tipo de infraestructuras se han ocupado de minimizar el impacto ambiental y odorífero de estos residuos, que afecta directamente a la calidad de vida, especialmente de quienes viven cerca de las depuradoras.

Así, entre los últimos sistemas que la biotecnología ha sido capaz de idear existen dos que tratan de abrirse paso demostrando su eficacia: la ventilación mecánica y la biofiltración. Ambos han sido evaluados en dos estudios independientes realizados por dos equipos científicos de la UCO y publicados en la revista 'Process Safety and Environmental Protection'.

El primero de estos trabajos describe el trabajo desarrollado a escala real en las estaciones depuradoras de aguas residuales (EDAR) de dos poblaciones cordobesas: Espiel y Villaviciosa, y el segundo, el análisis del funcionamiento de biofiltros a escala piloto operados en las instalaciones del área de Ingeniería Química de la Universidad de Córdoba.

En el primer trabajo, el análisis de distintos tratamientos biológicos del agua residual ha permitido probar que el proceso denominado fango activo de aireación prolongada, que se usa en la EDAR de Espiel, emite ligeramente mayor tasa de olor por habitante que el sistema de discos giratorios que se utiliza en Villaviciosa.

El sistema de Espiel es también más eficiente e intensivo para el tratamiento de las aguas residuales y genera una mayor cantidad de lodo, un subproducto que, correctamente acondicionado, puede ser aprovechado, favoreciendo así el desarrollo de la economía circular. Además, como ha demostrado el análisis del genoma del lodo, la presencia de bacterias nitrificantes y desnitrificantes permiten la eliminación de compuestos nitrogenados contaminantes de las aguas residuales.

En la segunda publicación se analiza la eficacia de la biofiltración para eliminar compuestos odoríferos en dispositivos rellenos de distintos residuos orgánicos: restos de poda exclusivamente o mezclándolos con compost de lodos de la propia depuradora.

Los resultados de este trabajo demostraron que cuando los biofiltros son utilizados para eliminar compuestos olorosos de carácter ácido y solubles en agua como el ácido butírico, la eficacia fue más elevada aunque menos duradera que en la eliminación de compuestos menos miscibles en agua, como es el D-Limoneno. El ácido butírico es un compuesto que se genera en los procesos de fermentación, de olor característico a rancio, mientras que el D-Limoneno es un compuesto que caracteriza el olor a cítrico.

En todo caso, y según ha explicado la catedrática de Ingeniería Química de la UCO, Ángeles Martín Santos, “hay que tener en cuenta que todas las plantas estudiadas cumplen con los límites de vertido establecidos y que no siempre el olor de una estación depuradora alcanza a las poblaciones cercanas”.

Martín Santos ha aclarado, por último, que “hay todo un proceso de transporte y dilución de los olores contaminantes por el ambiente que hace que su percepción disminuya. El viento, por ejemplo, puede dispersarlos. De ahí que un aspecto esencial en la gestión de las aguas residuales sea la localización de las depuradoras. El problema es que, como consecuencia de la urbanización y la recalificación del suelo, muchas depuradoras están muy cercanas a poblaciones y, por ello, deben de estar más dotadas de sistemas de control de las emisiones de olor”.

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