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El origen del Concurso de Patios: un siglo del primer premio a Empedrada, 8

Festival de patios en los años 60

Rafael Ávalos

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Corre el 25 de mayo de 1921. El histórico diario La Voz publica en su primera página una noticia titulada ‘La Víspera de Feria’. Aborda dicho texto la preparación definitiva para una de las celebraciones principales del mes por excelencia de Córdoba. Señala que “esta tarde ha quedado completamente terminada la instalación de la Feria en el hermoso paraje de la Victoria”. Tiene apariencia de previa la información pues tal día es el momento en que la ciudad comienza a vivir las fechas festivas de su particular primavera -camino ya de verano-. Por primera vez en esta ocasión se va a producir un evento todavía secundario pero que con el tiempo va a ser esencial para comprender la capital. No es otro que el Concurso de Patios, que en su inicio va a tener el añadido de “Balcones y Escaparates”. Lo cierto es que en el nacimiento de un certamen sin el cual no se entiende el período cordobés por antonomasia y también su propia historia desde la perspectiva más popular.

El Concurso de Patios surgió gracias a la voluntad del alcalde del momento, Francisco Fernández de Mesa Porras, que quiso formalizar una tradición que ya venía realmente de mucho atrás. Como ejemplo más cercano a aquella fecha estuvo la apertura oficial de puertas de las viviendas en 1918, actividad auspiciada por José Sanz Noguer, que fuera primer edil en esa época. Pero la grandeza de la fiesta está muy idealizada en su relación con la historia que de ella quedó escrita y se escribe. Allá en 1921, el respaldo a la propuesta municipal fue mínimo. Sólo participaron tres casas de carácter típico y los medios de comunicación apenas se hicieron eco del evento, que se desarrolló al amparo de la Feria de Nuestra Señora de la Salud -esto es como parte y no con propia autonomía-. Sin ir más lejos, la cobertura de La Voz sólo precisó la configuración del jurado y el reparto de premios.

Curiosamente, la crónica, con definición generosa, era apenas un breve dentro de una página en que el extinto periódico otorgaba espacio referencial al estreno de un filme sobre el estreno de una película de Alfonso XIII a la ciudad. “Hoy, día 25, a las siete de la tarde, o sea a la salida de los toros, tendrá lugar en el Gran Teatro la proyección de la interesante película de gran actualidad Visita de su Majestad el Rey a Córdoba”, era parte del citado texto. En cualquier caso, la primera edición del Concurso de Patios no contó con la respuesta esperada desde el Ayuntamiento. Un hecho éste que provocó que no volviera a celebrarse, como tal, hasta 1933, aunque también pesó en exceso la grave situación económica de la ciudad. La asfixia del desempleo, por ejemplo, no es un problema actual sino de largo recorrido, que se daba también en la década de los veinte del pasado siglo.

Fue un día antes del referido, el 24 de mayo de 1921, cuando el jurado recorrió las tres viviendas que aparecieron inscritas en el certamen. Aquel primer grupo de jueces de la fiesta lo formaron José Diéguez, concejal; Rafael García y Ezequiel Ruiz, director y profesor respectivamente de la Escuela de Artes y Oficios, y los comerciantes Juan de la Cuesta y Rafael Aroca. Ellos fueron los encargados de decidir quién recibía las 100, 75 y 50 pesetas de la época correspondientes al primer, segundo y tercer premio. El principal galardón recayó en el número 8 de la calle Empedrada, cuyo cuidado corría al cargo de Juan Velasco. Mientras, el 17 de Buen Pastor, con firma de su propietaria, María Salamanca, y el 11 de Almanzor, a manos de Eduardo del Pino, completaron el cuadro de honor de una exigua celebración. De esta forma, la casa situada en el barrio de Santa Marina se convirtió, un siglo atrás desde la actualidad, en el gran pionero. La Judería estuvo muy presente en ese inaugural Concurso de Patios. Por desgracia, el recinto que abrió el palmarés hace cien años ya no existe. No al menos en su modelo de la etapa mencionada. Parecida, aunque diferente, es la situación de los otros dos.

Dentro de una breve crónica de la celebración, Diario de Córdoba -extinto y anterior al presente Diario Córdoba- destacó que en el espacio con mayor reconocimiento en el Concurso “aparece debajo de una parra una numerosa colección de macetas con flores típicas de los antiguos patios y huertos cordobeses”. Todo ello “sin que falten entre ellas los dompedros”. Añadía el redactor de la información: “Semioculta en él una fuente formada con riscos y conchas, y en el fondo una muñeca vestida con traje de andaluza”. Además, la escenografía del espacio de Santa Marina, en el número 8 de la calle Empedrada, se culminaba con “cuadros con tipos y escenas andaluzas y con retratos de personalidades ilustres y jaulas con pájaros”. Es posible hallar en el modo de entonces recursos utilizados aún a día de hoy, aunque sea de manera distinta. La variación más clara es sin duda el uso del lenguaje y la importancia de otros eventos, como los taurinos según revisión de la noticia sobre el filme de Alfonso XIII.

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