Sidecars brilla en La Axerquía
Para no engañar al lector, vaya por delante que quien suscribe es fan y amigo de la banda. Fan desde 2008 que publicaron su primer disco, y amigo desde 2016, donde tras grabarme un vídeo mandándome ánimos semanas después de mi lesión, estuve cenando con ellos después de un concierto en Málaga, y desde entonces mantenemos relación vía mensaje y siempre que vienen a Córdoba nos vemos.
Dicho esto, prometo que en esta crónica voy a ser objetivo. El concierto que anoche ofreció Sidecars en Córdoba fue una completa barbaridad. Una barbaridad cómo suenan en directo, una barbaridad cómo se entregan, una barbaridad cómo conectaron con el público…y podría seguir así un buen rato. Las más de dos horas de concierto fueron de menos a más. Quizá empezó algo frío porque la situación sanitaria y las consiguientes medidas preventivas, con los asistentes sentados y respetando la distancia de seguridad, hacen muy difícil vibrar con la música en directo, pero a partir de la quinta canción tanto la banda como los asistentes estaban tremendamente entregados.
Sidecars tocó muchos de los temas de su último álbum, Ruido de Fondo y otros tantos de sus anteriores discos, que más que canciones, son himnos para sus seguidores que ayer llenaron el Teatro de la Axerquía. Temas como Contra las Cuerdas, De Película, Fan de Ti, Amasijo de Huesos, Mundo Imperfecto o Dinamita, por citar solo algunas, son canciones con las que el público entra en un éxtasis absoluto.
Para mí fue una inmensa sorpresa que me dedicaran mi canción favorita, Dinamita, que alguna vez espero poder cantar con ellos, todo sea dicho, y la ovación del público se me va a quedar marcada de por vida. Es increíble el cariño que siempre me da mi ciudad.
Ayer se cerró un círculo. En enero de 2015 actuó Sidecars en la sala Ambigú de la Axerquía. No creo que hubiera más de 20 personas. Anoche el grupo madrileño compuesto por Juancho, Ruli y Gerbass, acompañados por su inseparable banda, hicieron vibrar a los asistentes que llenaron el Teatro de la Axerquía, probablemente uno de los sitios más bonitos de España para celebrar conciertos, en uno de los eventos estrella programados por el Festival de la Guitarra de Córdoba, en su 40 edición.
Vivimos en el tiempo de la inmediatez, donde la gente quiere el éxito y lo quiere ya. Que sea rápido y si requiere poco esfuerzo, mejor. Sidecars es justo lo contrario a esto y han sabido comer barro durante muchos años. En sus inicios, hasta en dos ocasiones tocaron en una conocida sala cordobesa, hoy cerrada, donde apenas asistió publico y el dueño de la sala, al menos en uno de esos conciertos, ni se dignó a pagarles lo acordado. Así estuvieron por gran parte de España desde 2008 a principios de 2015. Tenían tres discos buenísimos a sus espaldas, pero salvo en Madrid, su ciudad natal, nadie les daba bola. Incluso un integrante del grupo abandonó desesperado, como habría hecho la gran mayoría en su lugar.
A mediados de 2015 comenzó el cambio de tendencia y las pequeñas salas donde tocaban comenzaron a llenarse. Contra las Cuerdas (2016), un disco en directo con algunas colaboraciones de artistas les catapultó, Cuestión de Gravedad (2018) fue el álbum que les confirmó, girando con gran éxito por toda España y llenando dos conciertos en Córdoba, uno de ellos nada menos que en el Gran Teatro. En 2020, en pleno confinamiento, publican Ruido de Fondo, con el que están llenando los lugares más emblemáticos de muchas ciudades españolas.
El concierto de ayer fue muy especial para Sidecars, que están muy agradecidos al público cordobés por el trato que les da siempre y por su entrega en los shows. La banda madrileña ya encuentra importantes quebraderos de cabeza a la hora de elegir el repertorio, ya que cada vez tienen más canciones imprescindibles para sus seguidores. El concierto duró dos horas largas, pero los asistentes se hubieran quedado dos horas más porque estaban disfrutando muchísimo.
Me parecería injusto olvidarme de la organización del Festival de la Guitarra de Córdoba, seguramente en su edición más difícil por la pandemia que vivimos. Lo fácil habría sido no celebrarlo. Los aforos reducidos, la situación sanitaria tan cambiante con sus respectivas nuevas medidas preventivas que cambian de manera inesperada y tantas otras dificultades inherentes al Covid, hacen que sea casi heroico haber podido celebrar el festival y ofrecer al público conciertos de calidad, además de promover la malherida industria musical. Me constan los grandísimos esfuerzos que han hecho los organizadores, que han tenido todos los inconvenientes posibles (artistas que han cancelado giras, casos de covid, la afonía de un icono del rock español como es Loquillo, artistas que no han podido venir a España a causa de la restricciones en sus países de residencia…), y aun así no han desistido. En el concierto de ayer las medidas de prevención fueron inmensas y gracias al esfuerzo de la organización, el publico cordobés fue muy feliz disfrutando de un show de rock sublime.
Prometí que iba a ser objetivo en esta crónica, y la cierro con el férreo convencimiento de que he cumplido mi palabra.
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