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Córdoba sufre los últimos ocho años agrícolas más cálidos y más secos desde que hay registros

Cuarterones de tierra seca en La Breña

Miguel Moya / Alfonso Alba

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Hace más calor y llueve menos. Ese es el resumen de los ocho últimos años agrícolas en la provincia de Córdoba, que se adentra ya en un periodo de sequía que, de prolongarse durante este otoño-invierno y la próxima primavera, podría ser histórico por su extensión temporal.

Según un análisis propio elaborado por el Colectivo Meteofreak, la provincia ha sufrido los ocho años agrícolas más cálidos y secos desde que hay registros en Córdoba. En el observatorio de la Agencia Estatal de Meteorología (AEMet) se recogen desde los años cincuenta. Los registros de otros observatorios de años anteriores (hasta principios del siglo XX) tampoco tienen un periodo tan seco y prolongado como el actual. Aunque ha habido años agrícolas más secos que el de 2020/2021, no hay precedentes tan secos como lo ocurrido en el conjunto de los últimos ocho años.

El año agrícola 2020/2021 ha concluido con apenas 395 litros de lluvia. Es el 68,8 % de lo considerado como la media del periodo 1991-2020, por lo que ha sido un año agrícola “muy seco o seco”. También ha sido cálido, con unas máximas que han estado medio grado por encima de la media. La temperatura media ha sido de 18.7 grados, tres décimas más de lo normal. Las mínimas sí que han estado en la media, con una variación de apenas una décima.

Pero la ausencia de lluvia, unida a una temperatura media cada vez más alta, es la que está provocando que la provincia esté entrando en un periodo especialmente seco. Por octavo año seguido, la provincia no ha superado los 520 litros de lluvia, con un pico en 2015/2016. Entonces se recogieron 519.3 mm y fue el año agrícola más lluvioso desde 2012/2013 (último que superó los 800 mm). El año agrícola que acaba de concluir ha sido uno de los más secos de la década, superado por 2011/2012 (258 mm) y en niveles similares a 2013/2014 y 2018/2019. Está por debajo además de la media desde 1990/1991, que está en casi 575 mm. El último año agrícola que superó los 1000 mm fue 2009/2010, años en los que se vivieron las últimas grandes riadas en el Guadalquivir.

Esta situación está provocando un vaciado de los embalses de la provincia. La Confederación Hidrográfica del Guadalquivir (CHG) baraja declarar la situación de emergencia a finales de este mes de septiembre, a no ser que lleguen unas lluvias muy abundantes en solo dos semanas, y que no están previstas en principio. En caso de que el otoño no sea una estación excepcional en cuanto a lluvia, está previsto que se active el decreto de sequía a finales de ese mes o en la primera semana de noviembre.

La última vez que la Confederación solicitó el decreto de sequía fue en diciembre de 2017. El Gobierno no llegó a activarlo, por la llegada de abundantes lluvias de primavera que aliviaron la situación de la cuenca. Entonces, los embalses estaban por encima del 33 % de su capacidad. Ahora mismo, la situación es mucho más dramática. En la cuenca se retiene un 22.18 % del agua posible. En la provincia de Córdoba, los embalses están, incluso, por debajo del 22 %. En el último gran periodo seco, que concluyó entre 2009 y 2010, los embalses llegaron a estar por debajo del 20 %. No se llegaron a activar restricciones de agua a la población de manera generalizada, como sí que ocurrió en los años noventa.

Ahora mismo, la previsión es que con los riegos aún comprometidos (reducidos ya a la mitad) más una reserva estratégica para los frutales del Valle del Guadalquivir los embalses de la provincia puedan estar por debajo del 20 % a finales del mes de septiembre.

Desde la Confederación Hidrográfica se insiste en que el abastecimiento a las ciudades está garantizado, pero no el regadío. Embalses como Iznájar (del que beben 200.000 cordobeses) tienen capacidad suficiente como para abastecer al consumo humano durante más de un año en caso de una ausencia total de lluvias. Córdoba capital bebe de los embalses de San Rafael de Navallana y el Guadalmellato. El primero está al 31.5 % y el segundo a más de la mitad de su capacidad.

El gran problema está en el norte de la provincia de Córdoba. El embalse de Sierra Boyera está al 33 % de su capacidad, pero ésta es mucho más limitada que los pantanos anteriores. Además, su suministro es vital para que beba toda la cabaña ganadera del norte cordobés, una de las más numerosas de Andalucía. La Confederación y Emproacsa ya trabajan en la perforación de nuevos pozos para evitar situaciones dramáticas.

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