Todo sigue igual ante el Ribera Navarra
Como ocurre con la mayoría, esta vez mide fuerzas con un rival al que apenas conoce. Es lógico, toda vez que tiene sólo siete años de existencia y apenas uno de trayectoria en Primera de la Liga Nacional de Fútbol Sala (LNFS) -éste es el segundo-. De ahí la dificultad de encontrar adversarios con los que comparta un historial de duelos más o menos amplio. Lo cierto es que en este caso, como en muchos otros, sólo se tiene un precedente, que es el de la anterior temporada. Así, el choque con el Ribera Navarra del miércoles (19:30) es apenas el segundo con dicho conjunto por parte del Córdoba Patrimonio de la Humanidad. Tanto en Vista Alegre como en general, ya que el partido de la segunda vuelta no pudiera disputarse por la irrupción del Covid-19. Y como fuera de esperar, el cuadro califal se enfrenta al tudelano en una situación compleja. Otra vez el encuentro se presenta como una trascendente lucha por la permanencia. Parte con ventaja el equipo de Josan González, eso sí.
Sólo una vez, en efecto, se han medido a lo largo de los años las dos escuadras. Este único antecedente tuvo lugar el 30 de noviembre de 2019, cuando el entonces Aspil Jumpers Ribera Navarra visitaba el Palacio Municipal de Deportes Vista Alegre con no pocos apuros clasificatorios sino además con una merma importante por las bajas. Tal factor, este último, fue entendido en la ciudad, en el entorno del conjunto blanquiverde sobre todo, como un condicionante favorable para superar al rival. Pero la realidad fue otra. El cuadro tudelano atizó primero con un tanto de Mínguez, que igualó con toda rapidez Zequi. Lo cierto es que el encuentro se convirtió en un intercambio de golpes en el que, por fortuna, supo ganar ventaja el equipo entonces dirigido por Miguel Ángel Martínez Maca. Antes del descanso el Córdoba Patrimonio de la Humanidad mandaba en el electrónico (3-2).
Pese a que le resultó difícil y fue incapaz de incrementar su renta para alcanzar mayor tranquilidad, el cuadro califal supo controlar el partido y el tanteador. El triunfo, que era de los que valen más de tres puntos, estaba encarrilado aunque fuera de manera muy ajustada. Sin embargo, en el último minuto apareció Lucas y acabó con la felicidad de los blanquiverdes. Aquel empate a tres fue un traspié debido a las circunstancias antes mencionadas. Y porque también supuso que el Aspil Jumpers Ribera Navarra tomara un poco de oxígeno en una tabla de Primera de la LNFS en la que se veía cada vez más dañado. Por tanto, el único precedente con los tudelanos no es precisamente muy grato que pueda decirse. Menos si cabe cuando esa victoria perdida pudo ser de gran valor al final de una campaña que, por suerte en cierto modo, terminó con anticipo por la pandemia de Covid-19. No en vano, el Córdoba Patrimonio de la Humanidad inició una fase de agobio clasificatorio justo antes de la suspensión de la competición.
Aunque lo sucedido en el pasado no sirve de cara al futuro, sí tiene cierta relevancia en el presente. No tanto porque se pueda acusar un tropiezo de antaño sino más bien para tener plena consciencia de que en el fútbol sala, como en cualquier otro deporte y en la vida, nada llega sin esfuerzo. O con una confianza desmedida. Es decir, ya tiene bien aprendida la lección el conjunto blanquiverde, que ha de encarar el encuentro del miércoles como si fuera ante el Barça o el Inter, que curiosamente acude al Palacio Municipal de Deportes Vista Alegre sólo unos días después. Ni siquiera por el hecho de que el Ribera Navarra repita la negativa dinámica del pasado curso. Los tudelanos vuelven a habitar con normalidad, demasiada de hecho, en la zona baja de la tabla. De ahí que todo siga igual, en cierto modo, que durante la campaña 2019-20.
Mientras el Córdoba Patrimonio de la Humanidad prosigue con su discreta posición en la clasificación -sólo en plano simplista por contexto- pero siempre fuera de las plazas de descenso, el Ribera Navarra apenas sabe situarse por encima de los puestos que conducen a Segunda. El mérito del conjunto blanquiverde es precisamente evitar en todo momento, desde su estreno en la mejor liga del mundo, los lugares marcados en rojo. Diferente es el caso de su rival del miércoles, que apenas suma cuatro puntos en siete partidos -que ya es uno más de los que tiene el equipo de Josan González-. Este choque es, por tanto, como bien afirmó Manu Leal, capitán de los califales, el lunes, de los que “son de seis puntos”. Los navarros, a todo esto, llegaron a superar a O Parrulo Ferrol y hasta a empatar con el Jimbee Cartagena en pista murciana, lo que parecía ser un cambio de trayectoria. Pero no fue tanto así.
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