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Tras la segunda medalla femenina en unos Juegos atípicos

Julia Figueroa, tras lograr el bronce en el Mundial de Budapest

Rafael Ávalos

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La espera está a punto de terminar. Bueno, todavía quedan unos días para que acabe el período de expectación. Es el viernes, en España durante la madrugada de dicho día, cuando arranca una nueva edición de los Juegos Olímpicos. Quizá la más atípica de las citas del mayor evento deportivo del mundo, por el atraso en su celebración y también por las circunstancias que la rodean. Sea como fuere, Córdoba vuelve a tener representación, por mucho que esta vez sea menor a la mayoría de las más recientes. Así es gracias a Fátima Gálvez y Julia Figueroa, que otorgan protagonismo a la figura femenina. Y en este sentido, ambas acuden a Tokio con idéntica aspiración: subir al podio en sus competiciones. Quieren seguir la estela de Lourdes Mohedano.

Precisamente la gimnasta es una de las referentes -sin género- que pierde la provincia en los Juegos Olímpicos. Sin ella o sin otros como Felipe Reyes, la lista de deportistas principales a nivel internacional se reduce. Pero ahí siguen ellas, la tiradora natural de Baena y la judoca canterana del Kodokan. Las dos saben ya qué significa participar en un evento mayúsculo como lo es éste, la primera de ellas con mucho más ánimo de resarcirse. No en vano, Fátima Gálvez estuvo muy cerca de la medalla en cada una de sus anteriores comparecencias. En Londres 2012 acabó en quinta posición y cuatro años después, en Río de Janeiro, acarició el bronce. Terminó cuarta.

En Brasil llegó el debut de Julia Figueroa, que también cerró una gran actuación. Si bien finalizó un poco más lejos del podio, la integrante desde hace no pocos años del Terra i Mar valenciano, fue novena. Ahora las dos quieren seguir con su crecimiento en los Juegos Olímpicos y colgarse sendas medallas en Tokio. Hacerlo supone entrar en la historia pero además marcar un hito para el deporte femenino de Córdoba. Más que nada porque hasta el momento, en efecto, sólo Lourdes Mohedano fue capaz de conseguir presea. La gimnasta, tan joven que ni siquiera llegaba a la mayoría de edad, pudo alzarse con el bronce en Londres 2012. Se le escapó, junto con sus compañeras, y concluyó cuarta.

Fue en Río de Janeiro, otra vez mencionado, donde la deportista de Peñarroya caminó directamente al Olimpo. Y no sólo en referencia a la provincia sino dentro de la historia del deporte español. Aunque ella y las demás integrantes del Spanish Group firmaron dos actuaciones memorables, casi perfectas, el oro se resistió. Lo merecieron, y sin embargo los jueces optaron por Rusia a pesar de un ejercicio de semifinales un tanto discreto -por no decir otra cosa-. En cualquier caso, Lourdes Mohedano se hizo con la presea de plata y se convirtió en la primera mujer de Córdoba sobre el podio de unos Juegos. La primera, además, desde que Rafa Berges consiguiera un primer metal que significó una sucesión de otros en todas las citas que se celebraron hasta ahora. Esto último, continuar con la consecución ininterrumpida de trofeos, es otro reto para ellas.

Además, Lourdes Mohedano y la selección de rítmica obtuvo la primera medalla para España en 20 años. No en vano, desde el histórico oro conseguido en Atlanta 1996 el combinado patrio jamás volvió a subir al podio. En unos días, Fátima Gálvez y Julia Figueroa, y es esta última la primera en entrar en acción, quieren dar continuidad a la senda abierta por la peñarriblense para las cordobesas en los Juegos. Van a intentar hacerlo en una edición que, por otro lado, es la más extraña que se recuerde. Como punto primero, la cita en Tokio se va a desarrollar un año después de lo previsto y de lo que correspondía. Tocaba la gran fiesta internacional del atletismo y las demás disciplinas en Japón en 2020, pero la pandemia de Covid-19 obligó a la suspensión y el atraso hasta este mes de julio. Llega tras la Olimpiada más larga, no en todas pero sí en muchas disciplinas, de todos los tiempos.

Pero éste no es el único apunte que da rareza a los Juegos Olímpicos de Tokio. Una vez que se asentó en el calendario fijado por el Comité Olímpico Internacional (COI), las dudas fueron crecientes en los últimos meses. Incluso existía el debate en Japón sobre si realmente debían celebrarse o no. La duda quizá permanezca ahí por hechos recientes. Básicamente por la detección de positivos de Covid-19 incluso dentro de la Villa Olímpica, lo que se confirmó en la tarde del domingo. La aparición de casos en la ciudad de los deportistas probablemente genera más incertidumbre, que se mantiene desde tiempo atrás por la aparente falta de respaldo de la sociedad de Tokio a la cita. El respeto a la pandemia provoca tal situación. Y más allá de todo esto, y no menos importante, está la circunstancia de que no va a haber público en la mayoría de las competiciones. ¿Cómo es competir en unos Juegos sin gente en las gradas? Otra novedad indeseada pero obligada por la crisis sanitaria.

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