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El Córdoba CF ha vuelto a soñar en Las Tendillas

Antonio Casas en la celebración en Las Tendillas.

Cristian López

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Deber cumplido. Objetivo alcanzado. La fiesta blanquiverde sigue en marcha y tuvo su punto culmén, como era de esperar, en Las Tendillas. Tras un día cargado de compromisos institucionales, el plato fuerte llegó a media tarde, con el inicio de la ruta en autobús por la ciudad. Con más de un jugador en plena resaca deportiva, la fiesta comenzó en El Arcángel y continuó al ritmo de los cánticos de la afición por las calles de la ciudad. Córdoba fue más blanca y verde que nunca. De El Arenal a Las Tendillas, pasando por otros puntos clave. Nadie quería perderse la fiesta. Lo héroes de la gesta del ascenso querían poner la guinda a su hazaña.

El delirio fue total conforme el autobús con la plantilla giró la calle para encaminarse hacia la mítica plaza capitalina. Las Tendillas botaban. Bufandas al aire. Lágrimas en los ojos. Bengalas al cielo. Una plantilla inolvidable que fue presentada uno a uno, entre chistes y chismes internos de vestuario. Entre gritos de guerra y algún que otro comentario que prácticamente se balbuceó. Iván Ania agradeció el papel de la afición. Y Casas. Y Kike Márquez. Y Adilson. Y Simo. Y Diarra. Incluso Toril, que no solo fue el héroe del ascenso, sino también, con el permiso de Isma Ruiz, el más aplaudido durante la celebración. El rey de la gesta. Y de la fiesta.

Pepillo cogió el micrófono y toda la plaza se vino abajo. Él representa mejor que nadie el cordobesismo. Amor incondicional por unos colores, sean cuales sean las circunstancias. También tomó la palabra Antonio Fernández Monterrubio, que al igual que en sala de prensa, subrayó la ambición del club. “Vamos a celebrarlo, pero queremos más”. Un Córdoba CF que sueña. Y que grita. Se abraza. Y llora. Y es que a más de uno se le empañaron los ojos cuando le tocó el turno a Gudelj. El más querido. Un serbio que ya se siente tan cordobés como cualquier otro. “Me he dejado la vida en esta ciudad, y aquí he vuelto a nacer”, afirmó emocionado.

Una fiesta que, para los jugadores y muchos aficionados, se prolongará hasta altas horas de la noche. No importa que sea jornada laborable. La ocasión lo merece. Aunque el rugir más grande llegó con la guinda de la celebración. Kike Márquez como capitán de la nave blanquiverde debía ser el encargado de coronar al Gran Capitán, y así se enfiló escaleras arriba. Pero ya se ha dicho que el secreto de este equipo es el grupo humano que se ha formado, y es por ello que quiso entregar ese honor al rambleño Antonio Casas. “Yo he vivido una cosa así igual que ahora estáis vosotros”, dijo el delantero a la afición, apuntando que “ahora tengo la suerte de vivirlo aquí y esto es increíble”.

Y así fue como el Córdoba CF volvió a tocar el cielo en Las Tendillas. Vivir para soñar. La plaza aplaudió y se llenó del verde y rojo de las bengalas. Un recuerdo infinito. Cartagena, Huesca, Las Palmas, Mérida. Y ahora Córdoba. “Hemos desayunado toda la temporada viendo las fotos de los últimos ascensos y nosotros queríamos estar ahí”, apostilló Ania.

Lo consiguieron. Como cantaba Queco, que “mientras viva, iré contigo hasta el final. Mi Córdoba”.

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