Bernardo, la cabeza perseguida por Abel; Gálvez, el pivote deseado
El central, que debutó alternando como central con su hermano, adquiere responsabilidad en el centro de la zaga y en el remate a balón parado
No fue sólo el debú. Fue el todo. El novísimo central blanquiverde, Bernardo Cruz, le da un carácter diferente a la zaga. De un lado, asume el rol de central junto a su hermano, faceta que desempeña con especial intensidad. De otro, puja por atacar con una de sus mayores armas, la cabeza. De ahí la insistencia de Abel, en buscar el periscopio del chaval en el partido ante el Numancia.
Bernardo no es un central al uso que tira la línea, es de esos defensores incansables que responde de manera práctica a las consignas del míster superando sus propios errores para encontrar la virtud. Así, Bernardo, humilde e inteligente a la hora de atender los consejos de su hermano, uno de los centrales más elegantes que se han visto en los últimos años por El Arcángel, se apoya en Fran de la misma manera en la que Fran se apoya en él.
El debutante, que resolvió de manera notable su primer partido en Segunda, apuntó al término de la contienda que ha merecido la pena “esperar para jugar con un grupo humano como el que hay, con los veteranos y los nuevos”, en alusión al buen ambiente que se vive dentro del vestuario. “Prefiero que haya sido así”, concretó.
En una línea parecida, otro de los canteranos, Rafa Gálvez, el pivote deseado por cuantos ansiaban ver el ascenso de la gente del filial al primer equipo, un jugador este al que se le atisba una categoría poco común en dicha franja, dijo sentirse satisfecho por haber protagonizado una semana donde ha debutado en Copa y en Liga, dejando en ambos casos buena seña de lo que se espera de él.
“Cuando ha dicho mi nombre, ni me lo creía; ha sido un sueño hecho realidad. Esta semana ha sido inolvidable”, advertía el joven cordobés. “Gracias a Dios, las cosas han salido muy bien y eso es de agradecer”.
Para agradecer, la apuesta de Villa, que dijo estar “cumpliendo sueños”. Sus sueños son, en realidad, los de toda una afición, que anhelaba desde hacía tiempo ver un partido con tres canteranos, con tres corazones blanquiverdes. Son tres perlas, pero no son las únicas. Al tiempo, que este Córdoba, ilusiona ahora más que nunca. Sin duda, ese es el camino.
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