Fin a una temporada agridulce para el balonmano femenino
Temporada complicada la que tenían por delante los dos representantes cordobeses en el panorama nacional del balonmano femenino. Itea Córdoba -antes conocido como Adesal- y Deza CBM coincidían por primera vez en la segunda categoría del balonmano femenino aunque eso sí, con aspiraciones completamente diferentes. Las fuensantinas, tras caer desde la Liga Guerreras Iberdrola, la máxima categoría, afrontaban su tercera etapa en la División de Honor Plata femenina con la intención de volver a lograr el ascenso o, al menos, evitar caer hasta la tercera categoría clasificando en los tres primeros puestos de la tabla. El Deza CBM, por otro lado, llegó hasta la Plata femenina en su tercer año de existencia, por lo que sus aspiraciones no podían ser otras que las de mantener la categoría.
La reestructuración de las divisiones propuesta por la Real Federación Española de Balonmano es muy similar a la realizada ya la pasada campaña por la RFEF en la Segunda División B. En este caso, la División de Honor Plata femenina pasará, el próximo año, a ser la tercera categoría del balonmano femenino, introduciendo una nueva división denominada como División de Honor Oro que la compondrán los equipos descendidos de la Liga Guerreras Iberdrola, y los dos primeros de cada uno de los cuatro grupos que componen la Plata femenina, además de los dos mejores terceros. Así pues, la importancia de la temporada residía en que, al igual que se podía ascender hasta la máxima categoría, también se podía promocionar a esta División de Honor Oro, al igual que una permanencia suponía descender una categoría y, un descenso supondría caer hasta la cuarta división de España, la Primera Nacional.
Un prometedor inicio no le valió al Itea Córdoba para lograr luchar por el ascenso
Ante esta tesitura, el Itea Córdoba, comandado por novena temporada por Rafa Moreno, se marcó como objetivo el volver a competir el próximo año en la máxima categoría del balonmano femenino, y lo cierto es que, desde el primer momento, las fuensantinas transmitieron sensaciones de que podían lograrlo. No sería hasta la quinta jornada cuando el Itea Córdoba caería derrotado por primera vez en la temporada, tras encadenar cuatro triunfos consecutivos que lo colocaban en cabeza de tabla, igualado a puntos con el Soliss BM Pozuelo de Calatrava. Tras esa derrota frente a Bolaños, las de Rafa Moreno volvieron a entrar en dinámica positiva, acumulando otras seis victorias seguidas.
El final de la primera vuelta, sin embargo, no fue acorde con los intereses de las fuensantinas, y cerraron los primeros trece encuentros con dos derrotas consecutivas, aunque eso sí, con un calendario marcado por los aplazamientos y las suspensiones provocadas aún por la Covid-19. Así pues, el Itea Córdoba afrontaba la segunda mitad del campeonato desde la tercera posición, a cinco puntos del líder -aunque en esos momentos, por los mencionados aplazamientos, la clasificación no lo mostrase como tal-.
Las pupilas de Rafa Moreno no lograron igualar el gran momento de forma mostrado en los primeros compases de la temporada, y los detalles acabaron determinando su propio sino. Tras dos victorias contundentes en los dos primeros encuentros de la segunda mitad, la racha negativa del equipo llegó entre las jornadas 16 y 19, donde las fuensantinas acumularon cuatro derrotas consecutivas, cayendo así hasta la cuarta posición. Desde ese momento, el Itea Córdoba trató de remar a contracorriente en busca de lograr la épica y asaltar ese tercer puesto que le pondría, la próxima temporada, en la División de Honor Oro. Finalmente no pudo ser, y las fuensantinas competirán la próxima temporada en la tercera categoría nacional tras cerrar la temporada en cuarto lugar, con 33 puntos en el casillero, catorce menos que el líder, el Soliss BM Pozuelo de Calatrava.
El Deza CBM logró la salvación con cuatro jornadas de antelación
Por otro lado, el otro equipo de la capital, el Deza Córdoba BM, llegaba a la competición tras tan solo tres años de existencia, y con el objetivo claro de tratar de mantener una categoría que, a la postre, supondría disputar la próxima temporada la tercera división. Pese a ello, ya el poder competir en la División de Honor Plata femenina suponía todo un logro para un equipo que, pese a novato, vendió cara su piel y logró cumplir con los objetivos pese a sufrir durante gran parte de la temporada para poder lograr sacar resultados positivos que le disparasen en la clasificación.
La escuadra dirigida por Mario Ortiz ya logró arrancar un punto en su estreno, haciendo así gala de su potencial. Tras ello, la racha de dos encuentros perdidos posterior se vio rápidamente truncada por una victoria de vital importancia en Fátima, frente a un Parla que finalmente acabó ocupando el penúltimo lugar. Sin embargo, tras ello comenzaron a llegar las malas noticias en forma de derrotas, llegando a acumular hasta seis encuentros sin lograr sumar los dos puntos que llevaron al Deza CBM a ocupar ese penúltimo lugar, tan solo por delante de Universidad de Granada. Precisamente ese mismo equipo fue el que puso fin a esa mala dinámica, logrando el Deza CBM una buena victoria para sacar pecho e ilusionar con la salvación.
La segunda parte del campeonato resultó ser más positiva para el conjunto granate. Las de Mario Ortiz lograron sumar hasta tres victorias en la última fase de la temporada, lo que, a la postre, sirvió para poder firmar esa tan ansiada permanencia. Y, curiosidades del destino, precisamente en el derbi cordobés fue cuando el Deza CBM logró asegurar la salvación. Pese a caer derrotadas en la Fuensanta por 28-25 frente al Itea Córdoba, los resultados del resto de sus rivales le permitieron asegurarse esa permanencia con cuatro jornadas de antelación, logrando así el objetivo anticipadamente y cerrando con un buen sabor de boca una difícil temporada.
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