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Millás regresa con una 'road movie' hecha novela

Juan José Millás en la Feria del Libro de Córdoba | TONI BLANCO

Carmen Reina

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“Es una novela muy autobiográfica, aunque en apariencia el personaje protagonista sea muy distinto a mí”. Pero si se traspasa esa apariencia, las señas de identidad de la vida cotidiana de Juan José Millás han servido para fraguar su última obra: Que nadie duerma (Alfaguara), que este sábado el autor -galardonado, entre otros, con los premios Nadal, Planeta y Nacional de Narrativa- presentó en la Feria del Libro de Córdoba.

Las paradojas, los contrarios, están trenzados como caras de una misma moneda en una novela que encierra, a la vez, humor, terror y amor, describe el escritor. Porque, como la vida misma, en una misma situación, en un mismo elemento, se puede dar todo a la vez.

En una mezcla de fantasía y de realidad cotidiana, de novela y de vivencias, Millás escribe esta obra que pasa por ser una especie de road movie literaria, donde la protagonista -una informática que se queda sin trabajo y decide hacerse taxista- conduce a la vez el taxi y al lector por las historias y los horizontes que se ven desde el vehículo.

Que nadie duerma cuenta una historia de amor y venganza a la vez protagonizada por Lucía, que recorre las calles de Madrid con su taxi a la espera de coger como cliente a un vecino del que se ha enamorado pero que ha desaparecido de su edificio. Y ahí, fantasía y realidad quedan inseparablemente unidas.

El taxi -elemento que Millás trae al presente desde su infancia- es en sí mismo paradoja, por ser un habitáculo cerrado y, sin embargo, ser un espacio de libertad para recorrer la ciudad y para que dentro de él tengan lugar conversaciones sin cortapisas. Conversaciones que son como pequeños cuentos dentro del relato que es la novela.

Desde la atalaya del taxi, la protagonista observa y se relaciona con la ciudad. Y se sucede la vida dentro del vehículo a la vez que va pasando detrás del cristal de la ventanilla. El ritmo lo marca la conductora, una taxista a la que no le gusta estar en las paradas sino moverse por toda la ciudad, circular, no parar...

Ella, Lucía, se considera una mujer pájaro -otro elemento sacado de la infancia de Millás-, como también cree que lo fue su madre, y no cejará hasta encontrar a su amor sin que le importe que sea un actor de dudoso talento y desmesurada ambición.

Y de fondo, la música. La ópera de Puccini resuena en el taxi como banda sonora mientras circula por Madrid fabulando con encontrar al hombre del que se enamoró. Una búsqueda que la lleva, entretanto, a presentar al lector a los personajes que suben al taxi, una representación de la población que habitan en la ciudad, en cualquier ciudad, como todos nosotros.

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