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Viuda, con tres hijos y a la espera de un desahucio ordenado contra el dueño anterior

Integrantes de Stop Desahucios con Rosa, mujer afectada en la calle Motril.

Juan Velasco

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Una treintena de personas de la plataforma Stop Desahucios han acudido este viernes en ayuda a Rosa, una joven de 27 años, viuda con tres hijos menores a su cargo y sin empleo ni haber logrado aún cobrar la pensión de viudedad, y que está alojada en una vivienda de la Calle Motril, sobre la que pesa una orden de alzamiento anterior a su llegada, pero que se hacía efectiva este viernes.

Rosa, muy nerviosa, ha explicado que “la situación parece complicada” y desconocía dónde pueden acabar ella y sus tres hijos, de 7, 4 y 2 años, si se hace efectivo el desahucio que pesa sobre el anterior dueño de la vivienda en la que reside de forma ilegal desde agosto de 2015. Se trata, según indica, de una vivienda perteneciente a la entidad financiera La Caixa, con la particularidad de que el juez ya ha ordenado el desahucio de la misma.

Así las cosas, Rosa y una treintena de amigos, vecinos y miembros de Stop Desahucios han estado a la espera a lo largo de la mañana de que apareciera la comisión judicial para notificarle la orden de desalojo que pesa sobre el anterior inquilino. Finalmente, según informa Stop Desahucios a este medio, se ha conseguido parar el desahucio en esta jornada. Desde el juzgado les han informado de que habían constatado que Rosa no era la persona sobre la que pesaba la orden de lanzamiento y no se ha actuado contra ella.

Nacida en Ciudad Real, aunque con deseos de vivir en Córdoba con sus hijos, según cuenta, Rosa perdió a su marido hace unos meses tras sufrir cáncer, con lo que quedó viuda con 3 niños a su cargo. En la actualidad está pendiente de cobrar la ayuda por desempleo y la pensión de viudedad, cuyo cobro se ha retrasado mientras liquidaba una deuda anterior.

Su intención, según ha relatado, es pagar un alquiler social y seguir viviendo en el piso de Calle Motril, puesto que su familia y ella se han adaptado perfectamente al barrio y los vecinos están contentos con ella y no quieren que la desalojen. La joven entró en este piso cuando supo de él y tras haber tenido que abandonar su anterior residencia por no poder llegar a pagar el alquiler. Su marido, ya en aquel entonces, estaba enfermo.

Rosa, de hecho, se llega a empadronar en la vivienda en la que actualmente reside, para solicitar ayuda de los servicios sociales. Sin embargo, en septiembre aparece la primera noticia del desahucio. “Me envían una notificación, dirigida al antiguo dueño, con una demanda de alzamiento del piso y yo entonces empiezo las gestiones para paralizarlo”, especifica.

En este sentido, el portavoz de Stop Desahucios, Rafael Castro, ha lamentado que, en este momento, ya sólo se pueda explicar a la comisión judicial que la inquilina no es la que sale en el papel de alzamiento. “Cuando la identifiquen, seguramente intentarán ir contra ella, pero mientras tanto no deben desalojarla”, afirma Castro.

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