El robo millonario de aceite en Carcabuey, aún sin detenidos y con dudas de poder recuperar los 50.000 litros
A finales de agosto, la almazara Marín Serrano El Lagar, en Carcabuey (Córdoba) echó el cierre al final de la jornada y dejó bloqueadas las entradas con las diferentes cancelas con las que protege el oro líquido que guarda en su interior. Al día siguiente, el 30 de agosto, cuando el gerente de la entidad, Martín Parra, fue a abrir, se dio cuenta de que la cerradura estaba rota. Después descubriría que había sido víctima de un robo millonario de 50.000 litros de aceite, cantidad valorada en unos 500.000 euros. Veinte días después, la Guardia Civil continúa con la investigación, aunque todavía no hay detenidos. Mientras, Parra ya sospecha que será imposible dar con el paradero de la cantidad robada.
“Cuantos más días pasan, considero que es peor. Quienes robaron tanto aceite sabían cómo hacerlo, al igual que debían conocer el interior de la almazara”, cuenta el gerente a Cordópolis. La Guardia Civil trabaja con la hipótesis de que el robo se produjo de madrugada, ya que cuando Parra llegó a la almazara, a las 6:45, el delito ya se había producido.
Esta almazara es una empresa de origen familiar dedicada a la fabricación y envasado de aceite de oliva virgen desde 1968. Está situada enclavada en pleno Parque Natural de las Sierras Subbéticas y perteneciente a la Denominación de Origen Protegida de Priego de Córdoba. Sus instalaciones forman un culo de botella formada por cuatro bodegas. En la última se encuentran “los mejores aceites”. Fue en esta donde se produjo el robo, cuyas características han hecho que sea el más significativo que ha tenido lugar en décadas en la provincia de Córdoba. “Se han producido robos de botellas de aceite, que suele ser lo normal, pero no esto”, enfatiza. Esta última bodega, además, no contaba con cámaras de seguridad, herramienta que habría sido muy útil para los investigadores.
El gerente se mantiene expectante ante cualquier llamada del instituto armado y cifra que el robo entre el 2% y el 3% de los ingresos. Cuando vio que la cadena de la segunda puerta estaba rota, ya dijo que “aquí había pasado algo”. Todo el suministro eléctrico estaba cortado, “por lo que el robo se hizo completamente a oscuras”. Por ello, Parra insiste en que “tuvo que ser alguien que conoce la fábrica”. “Sabía por dónde tenía que ir. Esa es una realidad”.
Llama la atención, explica Parra, que los ladrones “hasta dejaron bien cerrados todos los bidones y las mangueras en su sitio”. Apenas seis días antes de este robo, una almazara de Terraverne de Teba (Málaga) fue víctima de un suceso parecido. En este caso, los autores del delito se llevaron unos 7.000 litros de aceite “y dejaron los bidones abiertos, por lo que seguía cayendo el aceite”.
Para hacerse con los 50.000 litros de esta almazara, los ladrones tuvieron que necesitar dos camiones cisternas. En otras circunstancias, estos vehículos podrían no haber pasado desapercibidos. Sin embargo, fueron las dimensiones de los camiones por lo que “no llamaron la atención en el pueblo”. Según las mangueras que usan en esta almazara, la velocidad de llenado “habrá sido de unos 45 minutos,” por lo que los autores emplearon más de dos horas en ejecutar el robo.
Este no ha sido el único que se ha producido en verano. En junio, en un molino de Luque se sustrajeron 19.000 litros de oro líquido. En esta ocasión, sí detuvo al presunto autor, que resultó ser un extrabajador de la instalación.
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