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Juan Velasco

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Nervios a flor de piel, teléfonos sin batería a media mañana, imprevistos y algún que otro cabreo. Es lo normal entre quienes, durante las últimas horas, han estado trabajando para montar una de las 46 cruces de mayo que, desde este jueves, vestirán de flores las plazas de la ciudad de Córdoba.

En la ciudad se palpan las ganas. “Anda mira, hay verbena”, decía un argentino sobre las barras y carpas instaladas en San Andrés, donde vive desde hace un año. Haciendo cuentas: este mayo será su primer Mayo Festivo, de ahí el desconocimiento (o no, hay mucho de verbena en las cruces). Una vez explicado el embrollo que suponen las Cruces de Mayo, el vecino parecía estar encantado y se preparaba mentalmente para lo que estaba por llegar. 

Y lo que está por llegar se cuenta por miles: miles de claveles y gitanillas, miles de litros de vino y cerveza y miles de turistas y cordobeses ya están preparados para alimentar la vista, el olfato y el paladar con motivo de las Cruces de Mayo de Córdoba, convertidas desde hace años, desde mucho antes de la pandemia, en las más festivas de Andalucía. ¿Cómo se llegó a lo alto del podium en una fiesta tradicional que se celebra en muchos pueblos de la comunidad autónoma? Pues ocupando el hueco que dejó Granada, el principal competidor, que hace años decidió mantener las cruces pero eliminar las barras y la música para evitar problemas de orden público.

Un 20% más de todo, en previsión de más demanda

Así que este año, tras dos años de ausencia y tres años de calendario, pintan oros. Nacho Domínguez atendía a este periódico en plenos preparativos de sus dos cruces (una en la plaza Cardenal Toledo y otra en la calle Cairuan) y reconocía que las perspectivas eran muy buenas: “Yo he pedido un 20% más porque la gente tiene ganas de fiesta y de salir tras dos años dentro de la madriguera”, afirmaba Domínguez.

En su caso, además, cubre las dos vertientes. Mientras en la calle Cairuan tiene una cruz más familiar, en la plaza Cardenal Toledo predomina, sobre todo por las noches, el público juvenil y más festivo. Esta última es una de las cruces más exitosas en los últimos años y la monta para la Hermandad de la Sangre, una de las decenas de cofradías de Córdoba que buscan conseguir ganancias para su obra social con esta festividad.

Domínguez lleva ya 6 o 7 años trabajando en esta cruz y, según reconoce, “siempre se nos ha dado bien”. La inflación, la guerra, la pandemia… A su juicio, nada de eso va a afectar demasiado a una fiesta que la gente va a coger con muchas ganas y de la que espera sacar buenos rendimientos. “Esto se hace para ganar dinero o para sacar el presupuesto de una hermandad y yo creo que sí, que este año se va a ganar dinero. Sino, no se pondrían las cruces”, reflexiona.

Seis cruces menos que en 2019

Este año hay un total de 46 cruces de mayo repartidas por toda la ciudad. Son seis menos que en 2019, el último año que se celebraron, y en el que hubo 52. No todas las cruces tienen barra ni todas repiten. Por ejemplo, la Asociación de Vecinos La Medina debuta este año montando su primera cruz en la plaza Jerónimo Páez, junto al Museo Arqueológico. La idea, según explica a este periódico Lourdes Martínez, la presidenta de la asociación, es recuperar las cruces como espacio vecinal.

“Los vecinos nos pidieron que montáramos una cruz nosotros, así evitábamos que la plaza se ocupara para un botellón. Y eso hemos hecho, una cruz como las de antes, para disfrute de los vecinos, con música bajita y sin barra”, detalla Martínez, que comenzó este miércoles a montar la cruz con el sueño de debutar con premio en el concurso (cuyos ganadores se conocerán el sábado).

La responsable también apunta a que se perciben muchas ganas de cruces en el ambiente, aunque muestra su deseo de que la gente mayor que vive en la zona pueda disfrutar de la fiesta sin excesivos sobresaltos, ya que “están cansados de ruidos y que las plazas se conviertan en un baño público”. Difícil tarea evitar unos excesos etílicos que, gusten o no, son parte de esta fiesta.

Cruces sin luz a falta de 24 horas

También los sobresaltos y los imprevistos. Según detallaban varios hosteleros. A falta de 24 horas para que abrieran las cruces, la mayoría de estas no tenían luz. “Nadie nos da luz y Elecnor, que ha pasado hoy para certificar la instalación, nos ha dicho que va a tardar dos o tres días”, decía a este periódico Domínguez, que no daba crédito ante los plazos anunciados por la compañía.

El hostelero señalaba que este año el montaje estaba siendo complejo por cuestiones urbanísticas, de forma que, con el proyecto aprobado, había tenido ya que modificar algunas cuestiones ante las quejas de hosteleros y personas con movilidad reducida. 

Lo decía mientras los operarios amontonaban cajas y cajas de productos que, a falta de luz para conectar las neveras, tendría que guardar en los almacenes que les proporcione la hermandad. “Aunque habrá quien no tenga esa suerte”, añade, recordando que la seguridad que vigila la cruz lleva contratada toda la semana, mientras él reconocía llevar “desde el lunes durmiendo bien poco”.

Y menos que espera dormir a partir de este jueves. “Yo a lo único que le temo es a que venga tanta gente que no pueda servirles. Los proyectos van acorde a los metros pero es posible que no pueda servir a toda la gente que venga a la cruz estos días”, confesaba. 

El periodista, inevitablemente, canturreaba en su cabeza aquellas sevillanas de El Mani: candela, candela.

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