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Muere Antonia García, la hermana que se convirtió en el alma del comedor de Los Trinitarios

Muere Antonia García, la hermana que se convirtió en el alma del comedor de Los Trinitarios

Alejandra Luque

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Una mujer menuda, con carácter y dispuesta a ayudar a los demás las 24 horas del día. Así era Antonia García, la hermana que durante 30 años comandó el comedor social de Los Trinitarios y que el pasado fin de semana falleció en Madrid, a donde había sido destinada en 2019, cuando dejó de servir en la capital cordobesa. La Parroquia de Santa María de Gracia acogerá este miércoles, a partir de las 20:00, una misa en recuerdo a su memoria.

Fue en 1989 cuando los trinitarios decidieron abrir el comedor social que hoy sigue en pie, pese a las antiquísimas instalaciones, al aumento de la demanda y a las peticiones de ayuda de la Fundación Prolibertas a entidades públicas. Aún así, trabajadores y voluntarios siguen sacando espacio de donde no hay porque allí, nadie se queda sin comer. Lo demostraron en los peores años de la crisis económica y durante la pandemia por el coronavirus, cuando redoblaron esfuerzos para no dejar a nadie en la estacada.

Meses antes de la creación del comedor, la trinitaria se encontraba presentando sus servicios en la residencia de mayores San Rafael y como voluntaria en Proyecto Hombre y en la Asociación Resurgir. Cuando los trinitarios dejaron la gestión de esta residencia, decidieron poner en marcha el comedor.

Cuando llegó al comedor San Juan Bautista de la Concepción -nombre originario aunque pasó a renombrarse popularmente bajo la orden que lo impulsó-, Antonia lo hizo junto a otras dos monjas. Las tres vivían en una vivienda de la calle Sagunto hasta 2019, cuando el Instituto Religioso decidió el cierre de la comunidad que formaban y Antonia fue trasladada a Madrid, cuenta a este periódico el delegado en Córdoba de Prolibertas, Eduardo García, que la define como “una mujer empoderada” e incansable en profesar su amor hacia los demás. “Hasta el último día en que estuvo al frente del comedor, trabajaba de lunes a sábado porque los domingos estaba cerrado. Es justo reconocer que, gracias a ella, el comedor ha perdurado durante tanto tiempo”.

Tras la creación de Prolibertas por parte de los trinitarios, la fundación comenzó a llevar la gestión del comedor en 2005, incluyendo, además, los servicios de ropero, ducha y aseo personal. A pesar de este cambio, la hermana Antonia siguió como responsable de la cocina y muy de vez en cuando se dejaba por las ruedas de prensa que convocaba Prolibertas. prolibertads de españa en 2001 lo crean los tirnitarios.

Su carisma, entrega y dedicación a los demás fueron reconocidas a lo largo de los últimos años. En 2010, el alcalde de Córdoba Andrés Ocaña la distinguió con la Medalla de Oro de la ciudad y en 2014, con José Antonio Nieto, recibió el premio Averroes en la categoría de Valores Humanos. Ese mismo año, el papa Francisco le concedió la Cruz Pro Ecclesia et Pontifice. Esta fue la primera vez que la trinitaria viajó a Roma, aunque ya había estado en Colombia y Buenos Aires, donde prestó sus servicios después de que comenzara en la Congregación de Hermanas Trinitarias de Valencia desde 1967, con 29 años.

Entre otros reconocimientos está el que recibió en 2008, esta vez, de la mano de la asociación Presencia Cristiana, que le entregó el premio Luz de Córdoba. Este galardón lo compartió con la hermana Emiliana Gómez Gómez, vinculada también al comedor de Los Trinitarios. Pese a estas distinciones, García recuerda que el premio real “que tuvo fue haber sido muy fiel a su vocación y al Evangelio, cuando dice Tuve hambre y me diste de comer. Tenía frío y me vestiste. Ello lo cumplió todos los días.

La noticia de su adiós llegó en 2019, aunque durante tres décadas había dejado un legado de “aprendices” en la cocina. De hecho, el delegado de Prolibertas en Córdoba reconoce que “el comedor estaba muy hecho a la comida de Antonia, por lo que no fue fácil seguir adelante”. Pero la trayectoria de la fundación, así como los saberes que habían adquiridos tanto profesionales como voluntarios, han hecho que el comedor haya seguido adelante.

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