El modelo agroalimentario sostenible que reclaman activistas en Córdoba a los ministros de Agricultura de la UE
En estos primeros días de septiembre, coincidiendo con el encuentro en Córdoba de los ministros de Agricultura de la Unión Europea, activistas de más de una veintena de organizaciones de distintos puntos del país que trabajan por la soberanía alimentaria se van a movilizar y mostrar sus reivindicaciones. Con un Campamento de formación y activismo del movimiento por la Soberanía Alimentaria, su agenda contempla exigir a los responsables políticos que trabajen por un modelo agroalimentario sostenible
“Queremos hacer saber a los ministros y ministras de Agricultura de la Unión Europea que necesitamos un cambio radical de las políticas públicas para apoyar un modelo de producción de alimentos basado en la sostenibilidad social, económica y medioambiental, que se guíen en los principios de la agroecología. Necesitamos producciones agroalimentarias que pongan en el centro el cuidado y la calidad de vida de las personas productoras y consumidoras, el medio ambiente, el clima, el bienestar animal y la sociedad en su conjunto”.
Con una concentración para manifestar sus reivindicaciones prevista para este domingo 3 de septiembre ante el lugar de reunión de los ministros de la UE, los activistas también reclaman “más agricultores y agricultoras en Europa, apostando por modelos familiares y sostenibles, con políticas que faciliten el relevo generacional y la incorporación de la juventud en la agricultura, que mantienen vivos nuestros pueblos y conservan nuestros ecosistemas, frente al modelo de ganadería y agricultura industrial, al que se le debe poner fin”.
Las peticiones de los activistas también pasan por que se fomente desde las instituciones por la alimentación sana, sostenible y agroecológica a través de la compra pública y se ponga en el centro de las políticas la defensa de la biodiversidad y del territorio rural, y se priorice a las personas que viven en él, frente a la expansión de la ganadería y la agricultura industriales, la minería, los proyectos fósiles, las malas prácticas en la implantación de las energías renovables y la creación de otros macroproyectos que atentan contra la integridad y la soberanía del territorio.
Y, junto a ello, reclaman que se desarrollen políticas que favorezcan entornos sociales, de producción y consumo inclusivos con perspectiva feminista y respeto de los derechos laborales de las personas trabajadoras agrícolas, además de apostar por ofrecer servicios públicos y de calidad en el medio rural, y, en definitiva, “que se fomenten los entornos alimentarios saludables que mantienen con vida nuestros pueblos y ecosistemas y que se fortalezcan los procesos de deliberación desde una ciudadanía informada y responsable para afrontar los retos que aquí planteamos”.
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