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“La Flotilla ha sido una espoleta para la movilización de la gente por Palestina”

Manuel García, miembro de la Flotilla a Gaza, en el olivo de la resistencia Palestina

Carmen Reina

21 de octubre de 2025 20:00 h

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Manuel García, a sus 72 años, ha sido uno de los integrantes de la Global Sumud Flotilla que navegó para llevar ayuda a Gaza y denunciar el genocidio del pueblo palestino a manos de Israel. Con toda una vida vinculada al movimiento de lucha por Palestina, este activista malagueño llega a Córdoba para relatar la experiencia vivida en la flotilla, el mensaje que han lanzado al mundo ante la masacre del pueblo palestino y cómo vivieron la detención por parte del ejército de Israel, que les impidió llevar la ayuda hasta Gaza. Y, de todo ello, Manuel García destaca cómo “la flotilla ha sido una espoleta para la movilización de la gente”.

García tiene una larga trayectoria de activismo por Palestina, vinculado a la asociación Unadikum. Y recuerda cuál ha sido el germen de la Global Sumud Flotilla en la que ha participado. Su asociación nació como iniciativa de solidaridad con Palestina en 2010, cuando se organizó entonces otra flotilla que fue atacada por la marina israelí provocando una decena de muertos y más de una treintena de heridos. Un año después, en 2011, participó en el proyecto de fletar el barco Guernica desde España para integrar otra flotilla que viajase desde Atenas a Gaza, pero el gobierno griego de entonces lo impidió. Algo similar ocurrió en 2024 ya, cuando se proyectó una nueva flotilla para salir desde Estambul (Turquía), pero el gobierno turco se puso.

Y en junio de 2025, se hizo una iniciativa multinacional de emprender una marcha a pie desde El Cairo a Gaza, como forma de protesta ante la situación dramática del pueblo palestino, pero “también el gobierno egipcio nos impidió la marcha y deportó a muchos activistas”, rememora. La flotilla sumaba también al movimiento Sumud de activistas del Magreb, que tenía proyectado llevar una caravana de camiones hacia Gaza con ayuda humanitaria, pero que, por el conflicto militar en Libia, fue detenida en ese país.

Por eso, la Global Sumud Flotilla en la que se ha integrado y ha navegado hasta casi llegar a Gaza ha sido una suma de todas esas fuerzas. “Esta flotilla era un acto desesperado por hacer algo cuando los gobierno, teóricamente amigos del pueblo palestino, no se atreven a enfrentarse a Israel”, explica Manuel García en una charla con Cordópolis.

“Un mensaje al pueblo de Gaza”

“Conseguimos poner en el agua 42 barcos con los que llegamos cerca de la costa palestina”. Con esta acción, lo primero que quisieron fue mostrar “un mensaje al pueblo de Gaza, en el sentido de que supieran que la humanidad está pendiente” de su situación: “Lo demostramos con gente de más de 40 países y llevando lo que podíamos cargando los barcos”.

Juan Hidalgo, Manuel García y Manu Pineda en el olivo de la resistencia Palestina

Y, para este activista, ese momento fue clave: “La verdad es que después de dos años de genocidio, había una situación en la que la gente quería hacer algo. La flotilla ha sido una espoleta para la movilización de la gente” en solidaridad con Palestina, constata. “Era ver cómo para allá iban unos compañeros que llevan ayuda, que exigen la apertura de un corredor humanitario y que piden el cese inmediato del fuego y el bombardeo de Gaza”.

“Esa cosa tan sencilla galvanizó y ha hecho confluir muchas luchas. A nosotros nos llenaba de emoción y nos daba muchas fuerzas pasar, por ejemplo, delante de la costa de Italia en Sicilia y saber que allí se estaba organizando una huelga general por lo mismo por lo que nosotros estábamos navegando y exigían que a nosotros nos dejaran pasar”, relata sobre la experiencia.

“Los matan como castigo global a todo un pueblo”

A ello se sumaban mensajes parecidos desde todo el mundo, como cuando “escuchamos las protestas en La Vuelta a España y muchas noticias de distintos pueblos del mundo defendiendo una cosa que es de humanidad: evitar el sufrimiento a personas que no están en guerra y los matan como forma de castigo global a todo un pueblo, que además lleva cerca de 80 años sufriendo la expulsión de su tierra”.

La travesía de Manuel García fue en el velero bergantín Cirius, de más de un siglo de antigüedad. Era uno de los barcos mayores que navegaban en la flotilla, con unas cuarenta personas a bordo. Los días de navegación en alta mar se hicieron “muy duros”, por el oleaje que impactaba en barcos de tamaño medio y pequeño, y por lo que ello implica. Dormían en el suelo, en la bodega con colchonetas: “la mayor parte de los días dormíamos vestidos, temiendo los ataques de los drones israelíes, siempre en alerta, pendientes de tener que abandonar el barco” en una emergencia.

El barco en el que viaja Manuel, donde también iba la exalcaldesa de Barcelona Ada Colau, fue interceptado como el resto por el ejército de Israel. “Fuimos el segundo barco que detuvieron”, recuerda. “La filosofía de la flotilla era de no violencia y no resistencia, para evitar la confrontación, teniendo muy presente lo que ocurrió en la flotilla de 2010”, con muertos y heridos.

Manuel García, miembro de la Flotilla a Gaza, en el olivo de la resistencia Palestina

Manuel García rememora al detalle cómo cayeron en manos del ejército de Israel. “Al anochecer ya teníamos los barcos israelíes cerca, de madrugada nos inspeccionaron con una patrullera y un submarino dando vueltas, con las luces apagadas. Nosotros teníamos ensayado el procedimiento y nos fuimos a proa, cada persona tenía asignado un asiento y todos levantamos las manos en señal de rendición”. “Por megafonía nos advirtieron que cualquier movimiento sería tomado como una señal de resistencia y nos atacarían”.

Con las conexiones hacia el exterior inhabilitadas -“cortaron los cables con unos alicates”-, este activista explica cómo ya estaban todos los integrantes del barco reunidos en proa, viendo al ejército de Israel, y “con las manos en alto estábamos cuando nos abordaron y saltaron” al interior. “Tomaron el mando del barco y allí en el mismo sitio nos tuvieron desde las 21:00 hasta las 12:00 del día siguiente”, cuando fueron conducidos a puerto.

Amenaza de aplicar la ley antiterrorista

A partir de ahí, García y el resto de integrantes de la flotilla fueron amenazados de aplicarles la ley antiterrorista “que implicaba un proceso judicial con meses detenidos y después varios años de cárcel”. Pero, en última instancia, “por la presión y la solidaridad internacional, lo que hicieron fue aplicarnos un delito de entrada ilegal en Israel, como inmigrantes ilegales”. “Es decir, ellos te secuestran en alta mal y cometen dos delitos -impedir la navegación y detenerte- te llevan a una cárcel israelí de alta seguridad y te acusan de haber llegado de manera ilegal”.

Ante el juez, se le acusó de ese delito y se le dijo que serían arrestados durante 72 horas y después expulsados del país. “Pero estuvimos cinco días”, más de lo que la propia ley israelí establecía.

Luego, la vuelta cambió el tono de lo vivido hasta ese momento. “Ya éramos felices, cuando nos quitaron las esposas, nos llevaron en furgoneta desde la cárcel hasta Tel Aviv para coger un avión” de vuelta a España. Para entonces, el mensaje y la acción de la Global Sumud Flotilla había trascendido fronteras, había aunado fuerzas en el mundo y presionado para una respuesta internacional que parase el genocidio en Gaza.

Sobre toda esa experiencia, Manuel García ha ofrecido este lunes una charla en Nueva Carteya y este martes 21 de octubre en un acto que se celebra en el Centro Social Rey Heredia de Córdoba capital.

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