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Córdoba rinde homenaje como Hijo Predilecto a Juan Romero, el que fue último superviviente español de Mauthausen

Homenaje como Hijo Predilecto de la Provincia a Juan Romero.

Carmen Reina

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Córdoba, con todas las instituciones y los colectivos memorialistas, se ha unido este viernes en el homenaje póstumo a Juan Romero Romero, el que fuera el último superviviente español del campo de concentración nazi de Mauthausen. Natural de Torrecampo (Córdoba) y fallecido hace unos meses a los 101 años, Romero ha recibido a título póstumo la distinción de Hijo Predilecto de la Provincia de Córdoba y la Medalla de Oro de su patria natal, en un acto donde España y Francia, su segunda casa, se han sumado a un reconocimiento a su ejemplo, a su vida, su memoria y su legado, que han hecho extensivo a todos los españoles que lucharon contra el fascismo.

“En su vida se resume la larga tragedia de la España del siglo XX pero también la gran dignidad de nuestros compatriotas que lucharon por nuestra democracia”. Con estas palabras, la vicepresidenta primera del Gobierno, Carmen Calvo, resumía el significado de la vida de Juan Romero, que luchó desde los 17 años en la Guerra Civil y después de participar en varias batallas, cruzó la frontera hacia Francia, donde llegó a alistarse en la Legión Extranjera, combatiendo al fascismo. Allí fue hecho preso y enviado al campo de concentración de Mauthausen, donde estuvo desde 1941 hasta su liberación en 1945. Desde entonces asentó su vida en la población francesa de Ay-Champagne, donde el verano pasado recibió la visita y homenaje de la propia Calvo en representación del Gobierno. Y ahora, en su tierra natal, ha recibido el homenaje que se le debía.

Hagamos por fin lo que es justo”, se ha escuchado entre los intervinientes en el acto celebrado en la Diputación Provincial de Córdoba. Allí, en un acto que ha sido seguido de manera telemática desde la patria francesa de Romero por su familia, se han unido las instituciones -Gobierno, Junta de Andalucía, ayuntamiento de Toorecampo y de Córdoba- y colectivos memorialistas locales, además de la asociación que agrupa a todos los deportados españoles y autoridades francesas. La cónsul de Francia en Madrid Marie-Christine Lang, ha sido, de hecho, la encargada de recoger en nombre de la familia de Romero, la medalla y el título de Hijo Adoptivo de la Provincia de Córdoba.

Todos los intervinientes, desde la vicepresidenta primera del Gobierno al presidente de la Diputación, desde la cónsul de Francia al autor del vídeo documental con el testimonio del propio Romero, han rendido homenaje a su vida, pero sobre todo a su legado, como ejemplo para el presente y el futuro, y como unión de la sociedad actual española para rendir memoria y justicia a los represaliados de la guerra civil y del fascismo. “Este es un acto que nos honra a todos, honra a nuestro país”, ha dicho Calvo. “Por las ideas no se puede matar, pero por las ideas hay gente extraordinaria que han sido capaces de morir”.

Hoy se ha querido hacer un homenaje “a Juan Romero y a todos los hombres y mujeres que durante mucho, largo y triste tiempo han mantenido viva la luz de la obligación que la democracia española tenía con los represaliados, con los que murieron, con los que todavía nos siguen recordando esa memoria y mantenían la luz en esta oscuridad”, en palabras de la vicepresidenta, que ha recordado cómo dos meses antes de la muerte de Romero, pudo visitarlo en su casa en Ay-Champagne, en un acto de reconocimiento del Gobierno español.

“Yo creí que no salíamos de allí”

El testimonio del propio Juan Romero se ha podido escuchar durante el acto de homenaje póstumo, en un documental que realizó el periodista Carlos Hernández y donde el superviviente de Mauthausen hablaba de su vida en el campo de concentración, del trabajo esclavo, del hambre... “Yo creí que no salíamos de allí”, contaba. Los recuerdos y las pesadillas de aquellas vivencias le acompañaron durante toda su vida. Pero también la imagen del día de la liberación del campo nazi, cuando vieron llegar a los tanques que acabarían por abrir las puertas a una nueva vida en libertad.

Juan Romero, que cumplió 101 años en agosto de 2020 y falleció en el mes de octubre, ha sido -ya para la Historia- el último español superviviente del campo de concentración de Mauthausen. Fue uno de los 9.300 españoles deportados a los campos de concentración, uno de los más de 1.600 andaluces y uno de los 345 cordobeses que sufrieron allí.

En su segunda patria, Francia -donde vivió tras la liberación del campo nazi-, recibió la Legión de Honor francesa en 2016; por parte del Gobierno de España, fue en el pasado verano cuando carmen Calvo le visitó para participar en un homenaje, entregándole una declaración de reparación y reconocimiento personal, que acreditaba su trayectoria en la lucha contra el franquismo y el fascismo en Europa.

Biografía: de luchar en la Guerra Civil a Mauthausen

Romero apenas tenía 17 años cuando estalló la Guerra Civil Española. Perteneció a la 33 brigada del XV Cuerpo de Ejército y luchó en la sierra de Guadarrama, Brunete, Guadalajara y Teruel. Especialmente dura para él fue la batalla de El Ebro, en la que tuvo que cruzar el río en una frágil barca, mientras los soldados franquistas le disparaban desde la orilla. Muchos compañeros murieron. Juan resultó herido pero, después de recuperarse en un hospital, regresó con su brigada. Tras la caída de Cataluña, en febrero de 1939, pasó la frontera francesa por Puigcerdà.

Ya allí, el cordobés no pudo refugiarse y las autoridades francesas le internaron en el campo de concentración de Vernet d’ Ariège. A pesar de ello, en abril se alistó a la Legión Extranjera para seguir combatiendo contra el fascismo. Cuando Alemania invadió Francia un año después, Romero cayó prisionero y lo trasladaron al Stalag III-A, un campo de prisioneros en Brandenburgo. Allí permaneció un año hasta que lo deportaron a Mauthausen, donde empezó trabajando en la cantera. 3.799. Ese fue el número que acompañó a Juan Romero durante sus cuatro años en el campo de concentración nazi. 

Pasó al grupo de trabajo de la desinfección después de una pequeña estancia en la enfermería del campo de concentración tras un accidente. Su misión era la de recoger todas las pertenencias de los nuevos prisioneros y revisar sus ropas, consiguiendo en algunas ocasiones algo de comida que repartía con sus compañeros. Permaneció trabajando en la lavandería hasta su liberación.

Juan Romero guardaba muchos recuerdos y vivencias de esta criminal experiencia, como el de la mirada y la sonrisa de una niña pequeña que llegó con sus padres al campo de concentración. Iban directos a la cámara de gas. Y su imagen siguió viva en su mente hasta su muerte. Desde 1945, el superviviente cordobés vivió en la localidad de Ay-Champagne con el resto de su familia, hasta su muerte en octubre de 2020.

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