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Los caracoleros acaban una temporada que comenzó a medio gas y se salvó por las vacunas

Un puesto de caracoles en la temporada 2021.

Carmen Reina

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La temporada de los puestos de caracoles llega a su fin cuando el calor aprieta ya en Córdoba. Abiertos desde el mes de febrero, echan el cierra a una temporada que empezó a medio gas por los recortes horarios que la pandemia de la Covid19 imponía y que se ha salvado en las últimas semanas “gracias a la vacuna” y una mayor afluencia de clientes, cifrando las ventas en un 50% con respecto a antes del coronavirus.

Así lo explica a Cordópolis el presidente de la Asociación de Caracoleros de Córdoba, Cristian Pérez, que señala cómo “este mes ya se han notado las vacunas”, sobre todo en “la gente mayor, personas que antes no se atrevían a salir a una terraza”, expone.

En una temporada donde solo han abierto 34 puestos de caracoles -mínimo histórico en Córdoba-, algunos ya han cerrado en estos días y otros se disponen a hacerlo el sábado y desmontar esos espacios donde gastronomía y vecindad se dan la mano durante la primavera cordobesa.

Desde febrero, los propietarios de los puestos han sufrido una montaña rusa en sus negocios, con los vaivenes de horarios según la evolución de la pandemia. Si en febrero, al inicio, solo podían estar abiertos hasta las 18:00, en marzo pudieron pasar a cerrar a las 20:00 aunque, explica Pérez, “nos hacían falta más horas”, para obtener unas ventas que sostengan al sector. Esa ampliación se obtuvo poco después pero, en abril, una subida de la incidencia de la Covid obligó a retomar durante una semana el horario de cierre a las 20:00: “Nos mataron”, dice, sobre cómo a esa altura de la primavera, eso supuso “un retroceso” en las ventas porque es a partir de esa hora “cuando la gente consume”.

“La gente quería calle, no pedidos a domicilio”

Por eso, cuenta, las ventas se animaron cuando desapareció ese horario de cierre y coincidió en esta última etapa, con el efecto de la vacuna sobre la población, “sobre todo las personas mayores, la clientela mayor” que solía acudir a los tradicionales puestos y que la pandemia dejó, si no en casa, si con las salidas justas a la calle.

Porque eso, calle, es lo que querían los consumidores de caracoles. “El pedido a domicilio ya no ha funcionado tanto. La gente llevaba un año pidiendo comida para casa y ahora ya lo que quería era salir a la calle y sentarse en la terraza” de los puestos, explica el presidente de la Asociación de Caracoleros de Córdoba.

Con ello, la temporada de caracoles se ha salvado con unas ventas del 50% respecto a antes de la pandemia, explica Cristian Pérez. “Sin ninguna ayuda”, recuerda sobre cómo han tirado hacia adelante por ellos mismos, pese a que las restricciones les han afectado de lleno.

La temporada salvada que acaba supone un buen empujón con respecto al año de la eclosión de la pandemia, porque en 2020 el confinamiento obligó a los caracoleros a reinventarse con los pedidos a domicilio para aguantar y subsistir. Entonces, apenas llegaron a un 30% de ventas de un año 'normal'. Y ese es el horizonte de futuro que ya miran, para la temporada próxima, esperando que “el año que viene tengamos una temporada normal”.

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