Belalcázar recupera con placas la memoria de sus vecinos que fueron deportados a campos de concentración nazis
Belalcázar ha recordado este sábado a sus vecinos deportados a los campos de concentración nazis. El reconocimiento comenzó a las 10:00, en el Salón de Actos de la Casa de la Cultura de Belalcázar y, posteriormente, ante familiares, miembros de asociaciones y organizaciones, así como público en general, se han ido colocando las Stolpersteine (piedras de la memoria) por parte de los operarios del ayuntamiento, mientras se ha ido dando lectura a los nombres y circunstancias de los deportados de Belalcázar, cuya memoria ha sido rescatada de archivos locales, nacionales e internacionales.
El Ayuntamiento de Belalcázar ha organizado el acto y ha financiado el homenaje, contando con la colaboración de la Asociación Triángulo Azul Stolpersteine de Córdoba en las labores de asesoramiento e investigación de los deportados de la localidad a campos de concentración nazis.
Durante el acto, el alcalde, Francisco Luis Fernández, ha destacado que “estas piedras simbolizan el reconocimiento, el recuerdo y el homenaje de todo el pueblo de Belalcázar a estos siete héroes que sufrieron la barbarie de los campos de concentración, lucharon por la libertad, la democracia y los derechos humanos y constituyen un paso más del compromiso de este equipo de gobierno con la memoria democrática y la dignificación de las personas”.
“Es necesario devolver los nombres de estos hombres y sus historias a las calles, no solo de Belalcázar sino de todos los municipios andaluces con vecinos y vecinas deportados a campos de concentración nazi, para no perpetuar una segunda injusticia que lleva mucho tiempo instaurada en nuestro país, el olvido”, dijo Cristina García, la representante de la Asociación Triángulo Azul Stolpersteine de Córdoba.
Con esta integración de la memoria histórica en el paisaje local, Belalcázar se convierte en una localidad consciente de la importancia de la memoria histórica y democrática para construir puentes entre nuestro pasado y futuro, en un pueblo que apuesta por los derechos humanos y que honra y reconoce a un grupo de personas que defendieron la libertad y la democracia por encima, incluso, de sus propias vidas.
Las Stolpersteine, o piedras de la memoria, son adoquines cuadrados de diez centímetros por diez centímetros de hormigón cubiertos por una hoja de latón en la que se graban los datos de las personas encarceladas y deportadas para que sean colocadas en el pavimento ante los edificios o lugares donde las víctimas vivieron o trabajaron en libertad. El objetivo de este proyecto es mantener vivo el recuerdo de las víctimas del nazismo. A pesar de su pequeño tamaño, se han convertido en el mayor memorial del Holocausto, una obra descentralizada y diseminada por diferentes espacios en más de 200 localidades de 24 países.
Belalcázar se adhirió al proyecto Stolpersteine a finales de 2020 y recibió las siete Stolpersteine el pasado mes de abril, aunque se ha ido retrasando la colocación de los memoriales a los deportados debido a la pandemia.
Dos de estas piedras de la memoria recuerdan a los deportados asesinados en el campo de concentración de Mauthausen: Antonio Calvo Torrico y Antonio Quintana Balsera. Murieron en el subcampo de Gusen, el mayor de los subcampos dependientes de Mauthausen, donde murió la gran mayoría de los deportados españoles, víctimas del tifus, la tuberculosis, las palizas y torturas, el hambre y el trabajo duro en la cantera y el pozo. Antonio Calvo y Antonio Torrico murieron en el invierno de 1941 a 1942, un invierno terrible, con temperaturas de menos 25 a menos 29 grados, que los llevó, como a muchos de sus compatriotas, a una muerte segura.
Las otras cinco Stolpersteine corresponden a deportados que fueron liberados del campo de Mauthausen el 05 de mayo de 1945: Juan Manuel Fernández Colmenero, Manuel Fernández Pérez que recibió la medalla de la Legión de Honor francesa en 1983, Rafael Murillo Múgica, José Paredes Quintana y Tiburcio Vigara Carrasco.
Familiares de Belalcázar, como los sobrinos de José Paredes Quintana, de Madrid, como la hermana de Juan Manuel Fernández Colmenero o los sobrinos de José Paredes Quintana, han participado en el acto, ante un ambiente cargado de emoción, leyendo unas palabras en memoria de sus familiares y tras un minuto de silencio de todos los presentes.
Las siete Stolpersteine de Belalcázar ya forman parte de las más de 80.000 piedras de la memoria colocadas por todo el mundo. Sus vecinos han sido recatados del olvido y el pueblo de Belalcázar ha dado una lección magistral de madurez democrática y de reparación de una injusticia que llevaba mucho tiempo perpetrándose, un olvido atroz dirigido por aquellos que nunca han creído en el nosotros sino en el “ellos”.
0