Procesados por terrorismo al agredir a un guardia civil cordobés en Navarra
La Sección Cuarta de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional ha confirmado el procesamiento de tres de los acusados de agredir a un sargento (vecino de Córdoba) y un guardia civil en un bar de la localidad navarra de Alsasua, a los que a juez Carmen Lamela atribuye un delito de terrorismo en concurso ideal de lesiones, atentado y odio.
En opinión de la Sala “no resulta descartable, sino todo lo contrario” que los procesados por el ataque cometieran un delito de naturaleza terrorista. “Con la información acumulada no podemos considerar los graves actos de la madrugada del 25 de octubre como una simple agresión y, mucho menos, como una pelea de bar”, especifican.
Ángela Murillo, Carmen Paloma González y Juan Francisco Martel respaldan la decisión de Lamela y precisan que no se puede obviar el contexto veladamente opresivo que existe en la localidad y el “grave rechazo” que produce en los atacantes la presencia de la Guardia Civil en Alsasua “donde incluso existe un movimiento que preconiza su expulsión y su aislamiento social.
La Sección habla en dos autos, hechos públicos este lunes, del clima de presión y hostigamiento que relacionan --haciendo referencia a distintas declaraciones de testigos-- con el movimiento 'Ospa Mugimendua' y la campaña 'Alde Hemendik'. Aseguran que estas iniciativas “pretenden condicionar la vida de los Guardia Civiles y sus familias para crear una situación de temor y dificultad” en sus vidas cotidianas.
El objetivo es lograr que los agentes allí destacados pidan su traslado de destino ante el aislamiento social al que son sometidos por sus vecinos, agregan los escritos. Por todo ello, los magistrados se oponen a la petición de las defensas de que las actuaciones se remitan al Juzgado de Pamplona que investigó en inicio los hechos.
La juez de la Audiencia Nacional Carmen Lamela concluyó el sumario contra los nueve identificados el pasado 2 de febrero. Siete de ellos fueron enviados a prisión el pasado mes de noviembre y posteriormente la magistrada decretó la excarcelación de cuatro ellos. Otros dos permanecían ya libres con la obligación de comparecer dos veces por semana.
Las defensas de los 9 recurrieron la decisión de la juez de procesarle unos días después de los arrestos por lo que la Sala tiene aún pendiente pronunciarse sobre el resto de acusados. En aquel auto la juez argumenta que no cabía demorar la decisión de procesarles ya que hay “motivos bastantes para afirmar con fundamento” que cometieron el delito.
Lamela enmarca la agresión en las rutinas de “hostigamiento” a los agentes del Instituto Armado que impone el colectivo Ospa Mugimendua, al que pertenecen algunos de los detenidos, y que opera en el municipio navarro. “Todos conocían con anterioridad la condición de Guardia Civiles del teniente y el sargento, siendo esta única y exclusivamente la causa por la que fueron insultados y golpeados”, dice.
Considera que “actualmente cuentan con el apoyo de Bildu, Sortu y Ernai”. De hecho, concreta que en la localidad de Alsasua a este movimiento se le conoce como Ospa Mugimendua y tuvo su origen en marzo de 2011, cuando se creó la denominada “Comisión Antirrepresiva de Alsasua” que ha venido desarrollando diferentes actividades.
RUTINAS DE HOSTIGAMIENTO
El colectivo busca, según la juez, “influir en la vida de los miembros de la Guardia Civil para que se sientan objetivo de grupúsculos violentos y tengan dificultades para realizar sus actividades diarias, tales como realizar sus compras, disfrutar del tiempo libre con sus parejas o apuntar a sus hijos a actividades, instando a otros ciudadanos a evitar ningún vínculo afectivo con ellos”. Quien incumple estos preceptos “es tildado de afín al Instituto Armado y puede también convertirse en objetivo”.
Según el relato realizado por la titular del Juzgado Central de Instrucción número 3, el teniente y el sargento de la Guardia Civil se encontraban, de paisano y fuera de servicio, realizando unas consumiciones en el bar Koxka de Alsasua cuando, alrededor de las tres y cuarto de la madrugada entró en el bar uno de los detenidos acompañado de una menor y se dirigió al segundo para decirle que no tenía derecho a estar allí.
En este momento intervino el teniente, diciéndole que les dejara en paz, pese a lo cual insistió en su actitud. Entre tanto se fueron acercando entre veinte y veinticinco personas que les rodearon y comenzaron a amenazarles e insultarles con expresiones como “esto os pasa por venir aquí”, “tenéis lo que os merecéis”, “iros de aquí”, “hijos de puta”, “cabrones fuera de aquí”, “perros”, “putos pikoletos”, “txakurras”, “alde hemendik (fuera de aquí)” “utzi pakean” (dejadnos en paz), para a continuación “comenzar a golpearles”.
Los agentes y sus parejas intentaron entonces abandonar el bar y ya en la calle se encontraron con otro grupo de entre quince y veinte personas que junto con los anteriores continuaron insultándoles y golpeándoles hasta que llegaron los agentes de la policía foral, según la juez. La agresión les provocó múltiples contusiones y uno de los dos agentes resultó herido en el labio superior y se fracturó un tobillo.
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