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El obispo de Córdoba considera la Ley de Eutanasia “una nueva actuación de la cultura de la muerte”

El obispo de Córdoba, Demetrio Fernández | MADERO CUBERO

Redacción Cordópolis

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El obispo de Córdoba, Demetrio Fernández, se ha pronunciado este jueves sobre la Ley de Eutanasia impulsada por el Gobierno de España, a la que ha calificado como “un nuevo ataque a la dignidad de la persona” y “una nueva actuación de la cultura de la muerte”.

“La eutanasia consiste en poner fin a la vida de un paciente, y hacerlo deliberadamente, o con una sustancia letal o dejando de administrarle los cuidados ordinarios para sobrevivir. El objetivo de la eutanasia es poner fin al sufrimiento. Y el suicidio asistido consiste en proporcionar al enfermo a petición propia los medios necesarios para que se consume el suicidio”, afirma el prelado en su misiva pastoral de este jueves 5 de marzo.

En ella, afirma que la atención al enfermo, “por muy extrema que sea su situación y por muy altos que sean sus dolores”, ha de estar “inspirada por el amor a la persona, por el respeto a su dignidad humana, por el amor a la vida en toda circunstancia, y especialmente cuando esa vida es débil y vulnerable”. Por tanto, aclara, “a nadie le está permitido matar a otro por ninguna razón”.

En este sentido, rechaza el argumento de “la compasión –para que no sufra-”, puesto que “con la ayuda de la ciencia hoy es posible mitigar e incluso eliminar del todo el dolor sin necesidad de eliminar la vida de la persona”. Hace, por tanto, una defensa Demetrio Fernández de los cuidados paliativos al insistir en que hay que matar “el dolor”, pero respetar “la persona” y “la vida”. “La vida es un don de dios y nadie puede disponer de la vida ni en su comienzo ni en su final”, dice al respecto.

Para defender su teoría, recurre el obispo a ensalzar los avances que se han hecho en el campo de la ciencia, de la que dice que “trabaja en favor del hombre”. “Los entendidos en este campo de la medicina y los que trabajan con enfermos en este campo no se cansan de repetir que falta una política y un desarrollo de los cuidados paliativos”, indica el obispo, que aprovecha para aclarar que “más que una ley de eutanasia hay que poner en marcha una línea de investigación y un objetivo de llegar a todos los que necesiten tales cuidados paliativos, y que nadie se vea privado de tales medios y de la atención personalizada, cuando le llega la necesidad”.

Sin embargo, a continuación aclara que “no se trata de prolongar la vida indefinidamente y a toda costa, empleando medios desproporcionados para mantener esa vida al precio que sea”, puesto que “se puede caer por este camino en el encarnizamiento terapéutico, que en definitiva alarga el sufrimiento que padece el enfermo y quienes le rodean”. “Dejemos que la persona muera en su momento, sin que le falten los medios ordinarios, pero sin necesidad de recurrir a medios extraordinarios para prolongar aquello sea como sea”, concluye el obispo.

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