Un mes para combatir el fantasma de la abstención
El 26 de mayo de 2019, 113.901 cordobeses mayores de edad se abstuvieron de participar en las elecciones municipales. Fueron el 43,57% de todo el censo electoral de una ciudad como Córdoba. Ningún partido logró entonces tantos votos. De hecho, toda la abstención junta supuso más votos que el total que lograron la suma de los que cosecharon el PP, Ciudadanos y Vox. Entre estos tres partidos sumaron 77.316 votos. La abstención les ganó por unos 35.000 ciudadanos.
Esa es la dimensión de la abstención en unas elecciones municipales en Córdoba. Y las de 2019 no fueron las peores. En 2007 se abstuvo el 44,23% del censo electoral de Córdoba, un total de 116.049 ciudadanos. El mejor dato de participación se logró en 2011, el de la mayoría absoluta del PP de José Antonio Nieto y la irrupción del partido de Sandokán, Unión Cordobesa. Ese año solo se abstuvo el 36,52% del censo electoral: 94.803 personas. En 2015 la abstención creció y se fue al 42,9%, con 111.697 cordobeses ausentes de las elecciones.
Dentro de un mes justo hay elecciones municipales de Córdoba. El 28 de mayo será el segundo domingo de la Feria de Córdoba, un día que se ha considerado más que un festivo en la ciudad. Muchos cordobeses aprovechan el final de la Feria para marcharse de vacaciones, al propio recinto de El Arenal o directamente a la playa. Y esta es una variable que temen los partidos. Tanto que ya hay formaciones como la confluencia Hacemos Córdoba haciendo vídeos para que aquellos que se quieran ir de vacaciones al menos voten por correo.
La abstención es lo más difícil de calcular en los sondeos electorales. Muchos de los ciudadanos suelen contestar con sinceridad sobre con qué partido o candidato tienen más o menos afinidad, y tratan también de señalar si irán a votar o no. Pero los expertos coinciden en que no siempre se responde con sinceridad sobre la intención certera de acudir a votar.
En 2015, en Córdoba el PP perdió la mayoría absoluta y dio pie a un triple pacto de la izquierda para convertir a Isabel Ambrosio en alcaldesa. Entonces se señaló que la abstención perjudicó a los populares. En 2019 la abstención fue muy similar e incluso superior. Hubo 2.300 votantes menos cuatro años después. De la misma manera se achacó a la abstención la pérdida del Ayuntamiento de Córdoba para la izquierda, ya que eran los barrios los que habían dejado de votar. Ambas cosas son verdad. Pero no del todo.
Desde el principio de la democracia en España ha ido aumentando la abstención, con altibajos. Pero las zonas que más se abstienen son precisamente las que tienen menos renta. Y en muchas de ellas los que acuden a votar lo hacen mayoritariamente por las opciones de izquierdas. Eso pudo ocurrir en 2019. En 2015 la abstención creció de la misma manera y en la misma proporción. ¿Entonces?
Los partidos coinciden en que no siempre se abstienen los mismos y que los votos también cambian de partido, lo que explicaría algunas tendencias en Córdoba en los últimos años. Así habría un porcentaje muy pequeño de cordobeses que son los que suelen decidir las elecciones, con unos bloques, de izquierdas o de derechas, muy marcados.
Así que la pregunta para dentro de un mes es: ¿seguirá aumentando la abstención? Y, ¿a quién castigará más?
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