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El estrés térmico de los árboles de Córdoba que acaba con ramas y ejemplares enteros en el suelo

Árboles y ramas caídas en la ciudad de Córdoba en los últimos días.

Carmen Reina

3 de septiembre de 2025 20:06 h

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Las altas temperaturas continuadas en el que es el segundo verano más caluroso en Córdoba desde que hay registros provocan en la arboleda de la ciudad un estrés térmico cuyas consecuencias se pueden ver en las últimas semanas con ramas que se quiebran y caen e incluso ejemplares enteros que acaban en el suelo, mientras otros sueltan centenares de hojas secas cuando aún no asoma el otoño.

Los últimos casos -en muchas ocasiones registrados por los bomberos que tienen que actuar para retirar las ramas o árboles-, tienen un ejemplo claro en el olmo que se vino abajo en la plaza de Colón esta semana, en ramas caídas sobre vehículos en los barrios de Ciudad Jardín o Santa Rosa, y otras que, de repente, se quiebran, como en la zona del Camping. Mientras, día sí y día también, operarios de Sadeco recogen las hojas secas de los árboles de barrios como Santa Rosa que pueblan las calles como si fuera la época otoñal.

Desde la asociación EnArbolando, que reúne a vecinos con interés en la mejora del arbolado de Córdoba, constatan que “estamos viendo que, después de la ola de calor de este verano, hay muchos árboles que sufren estrés hídrico por las altas temperaturas continuas”, dice su portavoz, Rafael Arenas, en relación a las caídas de ramas y ejemplares. “En estos veranos con olas de calor cada vez más grandes, los árboles se secan”.

“Es un fenómeno que se da cada año pero que cada vez va a más. Este estrés térmico del árbol está muy vinculado al estrés por la ola de calor y, si cada vez estamos teniendo un mayor número de días por encima de los 40 grados, es de esperar que este fenómeno vaya a más”, explica Pancho Gamero, desde la Plataforma en Denfesa del Árbol en Córdoba, con décadas de experiencia en la ciudad.

Luchar contra los riesgos para los árboles asociados al calor

En ese sentido, aboga por hacer una gestión integral de la arboleda “en paralelo a la lucha contra la ola de calor” en otros aspectos para la ciudad. “Si queremos no perder árboles y que no se nos caigan encima, tenemos que adaptarnos a una nueva realidad climática”.

En la opinión de este experto, “habría que crear un espacio de trabajo para evitar los riesgos del estrés de los árboles por el calor todos los veranos. Igual que cuando se prepara la lucha contra los incendios los meses de antes y luego ambién en verano, creo que la ciudad debería hacer algo parecido sobre los árboles y el calor”.

Así, en esa fase previa de trabajo, desde la Plataforma en Defensa del Árbol en Córdoba incluyen tareas como estudiar las variedades de árboles más susceptibles de una potencial caída por estrés térmico, analizar el estado fisiológico -ya sea por juventud del ejemplar o por patologías- de los árboles más vulnerables de sufrir este estrés, o tener en cuenta los árboles de mayor porte por el riesgo que su caída implicaría.

Junto a ello, Gamero aboga por una reglamentación en la normativa de los contratos que afectana a la plantación de árboles, para que “se hagan en la época adecuada” y evitar pérdidas por plantarlos en meses de calor y en condiciones inadecuadas, con consecuencias como la pérdida de árboles recíen plantados en el Patriarca el año pasado o en el aparcamiento de Valdeolleros este verano.

Vigilancia de síntomas

¿Y qué hacer cuando el calor azota a los árboles en verano? Sobre el terreno, “debería haber una vigilancia en la ciudad que detectara los síntomas del estrés térmico” en los árboles, señala Gamero sobre señales como sequedad de las hojas, árboles mustios o copas caídas, que pueden advertir la necesidad de tratar al árbol y la caída de ramas o su pérdida. El mantenimiento del suelo para airear el sustrato o los riegos en horas adecuadas también son medidas que aportarían beneficios a los árboles para afrontar el calor.

“Tras el verano sufrimos las consecuencias de ese estrés térmico, los árboles quedan tocados en su salud. Las raíces están resecas, los árboles están menos fijos en el suelo”. Y ahora, advierte Gamero, “con el calentamiento que hay en el Mediterráneo y las temperaturas, van a venir vientos y borrascas. Y los pueden tirar”.

Desde EnArbolando apuntan, además, a la constatación de los árboles enfermos o en mal estado de la ciudad, las pudriciones en ramas por podas antiguas mal hechas, todo ello “consecuencia de una mala gestión histórica del arbolado” en Córdoba, que se une a la falta de una red de riego para la mayoría de los ejemplares.

Y todo ello, se suma a los alcorques vacíos, a la tala de ejemplares maduros y a una tasa de reposición aún baja que no llega a cubrir el déficit de árboles en la ciudad.

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