Fernán Núñez: el histórico Palacio Ducal marcado por Lisboa
En plena campiña cordobesa, en el municipio de Fernán Núñez, se levanta uno de sus edificios más singulares con una historia de siglos que guarda alguna sorpresa. Es el Palacio Ducal, construido sobre una primera atalaya de época árabe, a la que se sumaron otras más en una fortificación con murallas, un castillo que hizo posteriormente de Casa del Señorío tras la época de la reconquista cristiana y acabó convirtiéndose finalmente en el palacio que utilizó la nobleza durante siglos.
En ese tiempo, el terremoto de Lisboa de 1755 destruyó la fortificación y fue el conde Carlos Gutiérrez de los Ríos el que mandó construir el Palacio Ducal como hoy en día se ofrece ante la mirada de vecinos y turistas. Pero la capital portuguesa no solo tuvo que ver con este edificio en su afección por el terremoto, sino que, cuando se levantó el palacio, se cree que se hizo a imagen de semejanza del Palacio das Necesidades de Lisboa -con una fachada con grandes semejanzas- y sede entonces de la Embajada de España conocida por el propio Gutiérrez de los Ríos.
La construcción del Palacio Ducal duró entre 1783 y 1787, ubicado en la plaza principal de Fernán Núñez, junto al actual Ayuntamiento, en lo alto de una colina que le erige en vigía de las tierras de la campiña que se disponen a sus pies. Fue utilizado como palacio hasta el siglo XX y declarado Bien de Interés Cultural (BIC) desde 1983, por el valor histórico y artístico de su edificio dispuesto en dos plantas rectangulares, enmarcadas por dos torreones, siguiendo la estética de los palacios del Neoclásico.
La riqueza de este enclave viene dada no solo por el propio palacio, sino por todo el conjunto que le acompaña alrededor de la plaza, con una serie de edificios que en su día pertenecieron a la misma casa y donde había molinos, caballerizas, bodegas y una escuela. Hoy en día, se conserva incluso, como muestra de todo aquello, un mesón que inició su actividad en 1670.
En el interior del Palacio Ducal, propiedad del Ayuntamiento de Fernán Núñez desde la democracia y cerrado después de sufrir grandes deterioros que en la actualidad están siendo acometidos en distintas fases de restauración, llama la atención la amplitud y la disposición de las distintas estancias en las dos plantas del edificio. Desde las cocinas con sus fogones, hornos y una fuente para abastecerse de agua, hasta las habitaciones de trabajo –archivo, sala de reuniones-, los comedores, salones, estancias del servicio o su propia capilla, consagrada a Santa Escolástica y rematada con una gran cúpula ovalada.
Esculturas neoclásicas que reproducen los bustos romanos y grandes pinturas en las paredes de este edificio que ahora se restauran, dan cuenta del señorío y del lujo que en su época tuvo el palacio. Aunque, si un tesoro destaca, es el que componen sus amplios jardines. Se disponen a los pies del palacio en su parte trasera, accesibles desde la planta baja y con vistas sobre ellos desde una amplia terraza en la planta alta, como un gran espacio verde que se dispone en varias alturas escalonadas en la pendiente del terreno.
Limoneros, naranjos y jazmines perfuman los jardines en el que permanece una fuente que los abastecía de agua siglos atrás. Un espacio idílico que ha sido restaurado e iluminado, conservando su disposición, y se abre al público actualmente durante los meses de buen tiempo, además de ser lugar de celebración de eventos culturales y ceremonias matrimoniales.
Ese, el uso actual, es lo que se persigue con las obras de adecuación que el Ayuntamiento viene haciendo en los últimos años en el interior del Palacio Ducal, primero para evitar un mayor deterioro y, después, para hacer visitable parte del edificio, dedicándolo principalmente a usos culturales del municipio como una manera de conservar y dar a conocer la historia guardada en este tesoro arquitectónico.
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