Diario del Confinamiento | Los Vigilantes de la Playa

Los años 80 hicieron mucho daño, no cabe duda. De esa década arrastramos la memoria de mucha música, demasiada muy mala, peinados de cardados imposibles con cantidades de laca que destrozaron la capa de ozono, los pantalones vaqueros con pinzas, las hombreras, Felipe González, el Naranjito o José Emilio Santamaría como seleccionador de fútbol. “El horror, el horror”, que diría Kurtz en Apocalypse Now.

Y la serie de televisión Los vigilantes de la playa (Baywhatch) con el inefable David Hasselhoff al frente.

Ahora la Junta de Andalucía acaba de abrir una bolsa de trabajo para trabajar como “auxiliar de playa” durante tres meses con un sueldo que puede llegar a unos 1.800 euros netos. Ataviados con un camiseta con el logotipo de la Junta y el lema Playas seguras, su misión consistirá, básicamente, en informar a los usuarios de las playas de Miandalucía sobre el aforo permitido en las mismas, cómo mantener la distancia de seguridad y yo qué sé más. Si hay medusas, por ejemplo.

Como está la cosa como está, ha habido tortas para acceder a esa bolsa. Es natural. Que tampoco sabemos cómo ha sido de transparente el proceso para conseguir ese puesto de trabajo.

Sí sabemos ya las quejas del alcalde de Conil (Cádiz) clamando que puedan acceder al puesto de auxiliar de sus playas demandantes de empleo de Córdoba o de Jaén con el argumento de “qué coño sabe alguien de Adamuz o de Torredonjimeno cómo son las playas de Conil con la cantidad de paro que también sufren los conileños que son los que conocen sus playas”.

Y también sabemos que un empresario responsable de turismo de Jaén ha preguntado por qué no se convocan también plazas de auxiliares de turismo de interior, algo así como “los vigilantes de la montaña y los riachuelos”. Seguro que saldría el alcalde de Cazorla diciendo que qué narices sabe alguien de La Carihuela cómo es el sendero que lleva al nacimiento del Guadalquivir.

En fin, de locos. El remake de la serie está ya hecho: las aventuras de un grupo de baywhatchers que disuelve a un grupo de señoras que juegan al bingo sin distancia de seguridad en La Caleta mientras una subtrama nos cuenta la tórrida historia de amor que mantiene Pamela Anderson con un espetero de Pedregalejo.