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Cañete de las Torres: donde los vecinos recuperaron la esencia de los patios

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Alejandra Luque

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Situado al noreste de la provincia de Córdoba se levanta Cañete de las Torres, un pequeño municipio de apenas 3.000 habitantes que, desde 2015, ha visto cómo una de las zonas más desatendidas hasta ese momento se ha convertido en un atractivo turístico para el pueblo: el barrio del Huerto del Francés, sitiado en la calle Pozo Fuente. Pero la belleza condensada en pocos metros cuadrados le ha robado todo el protagonismo a la calle.

Para llegar hasta este pequeño oasis floral que supone el barrio del Huerto Francés hay que atravesar todo el municipio. Y no pregunten por la calle en la que está situado. Si quieren ir hasta él, digan el barrio del Huerto del Francés y llegará hasta una zona que ha florecido gracias a la labor de los vecinos que la habitan, quienes han conseguido que hasta ella lleguen visitantes de distintos puntos de España y de países como Italia o Estados Unidos.

Cuenta la leyenda que esta zona recibe el nombre de Huerto del Francés porque fue un galo quien lo puso en pie a través del cultivo de diferentes productos. Décadas después, la zona adquirió cierto carácter urbano con la construcción de pequeñas viviendas muy modestas. La historia del municipio cuenta, además, que esta zona siempre se caracterizó por da cobijo a familias muy humildes y por ser un lugar inhóspito que no se recomendaba visitar.

El paso de los años hizo estragos en este barrio que, poco a poco, se fue abandonando a su suerte y que los distintos equipos de gobierno no vieron en él una zona para adecentar. Sin embargo, fue en 2015 cuando el Ayuntamiento del municipio decidió cambiar la historia de este barrio, ponerlo en valor y hacerlo resurgir de sus cenizas a través de un proyecto de remodelación que implicó directamente a los vecinos que vivían allí.

La iniciativa comenzó con una renovación tanto de la solería como de las redes de saneamiento de agua, que se encontraban deterioradas por el paso del tiempo. Para mejorar el trasiego de los vecinos se eliminaron los escalones de la calle principal de este barrio, que desemboca en una plaza completamente remodelada y presidida por un pozo de forja elaborado por un cañetero.

La reparación de todas las pareces hizo que el blanco y el azul se convirtieran en los colores característicos del barrio. Sólo faltaba un detalle: plagarlo de macetas para convertir la zona un patio cordobés de la capital. Pero con una diferencia: la esencia de la comunidad, el compartir entre vecinos, sigue impregnada en la decena de familias que viven en él. Entre ellas no existe limitación de obligaciones para que el barrio luzca como lo hace. La responsabilidad de que esta zona siga creciendo como atractivo turístico es de todos. Porque es invierno y las flores ya se están abriendo paso.

La entrada al barrio deja constancia de cómo ha calado en el pueblo. En apenas dos años, el Huerto del Francés ha recibido dos terceros premios del Concurso Provincial de Rincones de Córdoba -organizado por la Diputación y el Palacio de Viana- y el reconocimiento por parte de todos los vecinos con el galardón Patrimonio Humano del municipio.

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