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Aprender español como vía de inclusión para las familias gitanas rumanas

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Alejandra Luque

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Acercarse a la comunidad gitana rumana que vive en Córdoba no es fácil. La extrema exclusión social a la que está sometida provoca en sus componentes una situación de rechazo ante cualquier acercamiento de otras personas que distan mucho de su comunidad. Algunos se muestran reacios a aparecer ante la opinión pública. No les gustan las fotografías. “No, porque luego salgo en el periódico rebuscando en la basura”. Son conscientes del grado de rechazo que pueden generar al resto de la comunidad.

A las adversidades provenientes de su situación económica, social y habitacional hay que sumar, además, la falta de competencia lingüística de esta población. Para ello, la asociación cordobesa para la inserción social de gitanas rumanas (Acisgru), en colaboración con el Ayuntamiento de Córdoba, está realizando un conjunto de talleres -bajo el nombre Hablando se entiende la gente- para paliar la exclusión social a través del aprendizaje del español que se extenderá hasta el mes de abril.

Cati Rojas es una de las voluntarias de Acisgru -una entidad sin ánimo de lucro- y quien, además, acompaña a las familias gitanas rumanas en su integración elaborando estos talleres desde 2012. Para ella, la comunicación es una de las armas fundamentales para la recuperación efectiva de los derechos sociales de estas personas. Después de la primera experiencia formativa durante el curso 2012-2013, Acisgru repite de nuevo con 28 sesiones dirigidas a hombres y a mujeres.

Aprender español es, para ellos, como un juego. Pero Acisgru quiere que también sea una responsabilidad. Por ello, el conjunto de talleres se ha dividido en diferentes áreas temáticas para que la formación a las familias gitanas rumanas vaya más allá de lo estrictamente lingüístico.

De este modo, las temáticas a tratar van desde la más familiar y social hasta la sanitaria -cuidados en la higiene- y la educativa. Con respecto a este último punto, la asociación fomenta que las familias sepan de la necesidad de la escolarización de sus hijos, al igual que les imparte talleres sobre el control de la natalidad.

El feminismo y la igualdad también están muy presentes en estos talleres ya que otra de las sesiones está dirigida a la “búsqueda de la igualdad entre hombres y mujeres”. En las familias gitanas rumanas, el peso femenino en las tareas del hogar es sobradamente mayor que el masculino. Por ello, Acisgru enseña a estas familias a que “las tareas de la casa no son cosa estrictamente de mujeres”. A este respecto, Rojas explica que “la incorporación masculina es un paso importante y que suaviza esa brecha cultural entre 'actividades propias de la mujer' y 'actividades propias del hombre'. La práctica de la igualdad es necesaria, no se trata sólo de invocarla sino de construirla en el trabajo y en la vida social”.

La formación en valores democráticos supone, por otro lado, otra de las necesidades de la comunidad gitana rumana. Conocer sus derechos y obligaciones le llevará también a mantener una buena relación con el resto de ciudadanos. En este fin se dirigen los talleres a través de los cuales han conocido las diferentes normativas que prohiben la mendicidad infantil y con niños. Concretamente, en Navidad fueron multadas 55 personas por llevar a cabo esta práctica ilegal.

Durante estos talleres, Córdoba también se abre a esta comunidad a través del conocimiento de sus fiestas, sus monumentos, sus calles y sus actividades lúdicas. Hay quienes quieren volver a Rumanía. Otros, sin embargo, apuestan por quedarse en la ciudad y poder llegar a una inclusión plena que les permita desarrollarse como uno más. Como ciudadanos.

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