Una década después
En su libro Historias de Nueva York, Enric González arrancaba que en la ciudad norteamericana hay seis horas menos que en España, solo que de diez años antes. Es probable que Nueva York no sea ya esa ciudad vanguardia, en la que todo pasaba antes que en el resto del mundo. Pero es seguro que algunos puntos de España, pero sobre todo Córdoba sigue siendo ese sitio al que las cosas llegan cuando ya se han consolidado en otros sitios.
Y eso, a veces es bueno y otras, malo. Un ejemplo. A Córdoba, como a otras importantes ciudades españolas, aún no han llegado los repartidores autónomos a domicilio de la mal llamada economía colaborativa. Ni Goovex ni Deliveroo operan aún en la ciudad. Y por tanto, aquí no se están registrando las ventajas pero sobre todo los problemas que se están produciendo en otros puntos.
En Sevilla, por ejemplo, he visto cómo su enorme sistema de carril bici se ha llenado de estos repartidores que a toda velocidad buscan entregar cuanto más paquetes mejor, pues solo así podrán cobrar un salario medio digno. Tarde o temprano, estas dos compañías llegarán a Córdoba, pero ya deberíamos saber qué de bueno traerán (sobre todo para las empresas de comida rápida, que así podrán despedir a sus actuales repartidores) pero sobre todo qué de malo tienen. Y atajar el problema a tiempo. Aunque seguramente no se hará.
A Córdoba también tardaron en llegar los apartamentos turísticos cuando ya estaban inundando ciudades como Barcelona. La turismofobia o la gentrificación se produjo en la capital catalana mucho antes de que aquí estuviesen en AirBnb más de diez apartamentos en alquiler. Pero la ciudad no aprendió o no quiso ver nada de lo que ya pasaba fuera. Y así con todo.
París está ensayando, por ejemplo, que usar el transporte público de toda la ciudad sea gratis. Los franceses se han tomado en serio los problemas asociados a la contaminación y quieren acabar drásticamente con el tráfico. París entiende que hacer gratuito el transporte público costará 6.000 millones de euros al año. Pero está calculando si compensa, por el ahorro en los gastos asociados a la contaminación (muertes, ingresos en hospitales) y el combustible que dejan de consumir los vehículos privados. Y le salen las cuentas. E Córdoba, aún estamos a vueltas con el borrador del primer plan de la calidad del aire. Y ya veremos cuándo se aprueba.
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