Fiebre del sábado noche
¿Qué puede llevar al equipo de PePe Nieto a ser permisivo con la apertura de un discoteca en pleno barrio de la Huerta de la Reina? Sé que hay una línea de pensamiento ultraliberal que defiende que hay que reducir al mínimo la intervención de las administraciones públicas cuando alguien quiere abrir un negocio. La excusa habitual es que es prioritario crear empleo como sea. Incluso, desde Europa, se ha forzado, con la directiva de servicios, para que aquellos negocios que no sean MINP (molestos, insalubres, nocivos o peligrosos) no tengan que solicitar licencia de apertura. Una frutería, por ejemplo, solo tendría que presentar una comunicación de funcionamiento y una certificación de que reúne las condiciones legales correspondientes. Luego, debe recibir una visita de la inspección para comprobar tales extremos, y dará su visto bueno, o exigirá las modificaciones necesarias, pudiendo llegar a proponer su cierre en caso extremo.
Pero una discoteca es claramente una actividad molesta, especialmente, por el sonido que emite al exterior. Es más, han realizado la obra de adaptación sin contar con licencia municipal y sin que se le abriera expediente, La discoteca a la que nos referimos, se inauguró el 30 de agosto y no fue hasta el 3 de diciembre, tres meses después, que no se le abrió expediente de disciplina de obras. Curiosamente, se le abrió expediente de disciplina de actividades (en un edificio que no debía existir) con anterioridad, 4 de octubre. Lo gracioso es que se le ha dado seis meses para que regularice la situación, con lo que la temporada de invierno queda salvada. Además, ha generado una zona de movida a su alrededor, y un submundo de negocios complementarios, que complica más la situación legal. Hasta ahora, existía un acuerdo del ayuntamiento con Hostecor para no cerrar negocios sin licencia de apertura, siempre que no hubiera denuncias ni generara molestias. Cosa que ahora sucede de forma clara.
Desde que Chinales dejó de ser el espacio “ideal” para las discotecas, y se endureció la legislación contra el consumo de alcohol cuando se conduce, la “noche” regresó al centro, y, aquellos empresarios que se retrasaron en hacerlo, llevan tiempo buscando un espacio adecuado para asentarse. Se habló de los cines Isabel la Católica o Alkázar, pero distintas razones y presiones lo evitaron. Justamente, se ha elegido un edificio, en una zona sin asociación vecinal activa, Huerta de la Reina, y se ha actuado con rapidez y con una clara permisividad por parte del gobierno municipal que no han sido capaces de parar las obras (¿les suena?).
Que Edgar H Martín, ante las decenas de denuncias presentadas por el vecindario, alegue que ha actuado correctamente porque tiene abiertos varios expedientes, y ninguno resuelto, también me recuerda otro infausto expediente del que solemos hablar en este blog. Que encima achaque la lentitud en la resolución de los mismos a la “carga” de trabajo de los técnicos, solo revela que considera que el vecindario es tonto. ¿No habíamos quedado que en la Gerencia de Urbanismo sobraban trabajadores?
A la hora de explicar las razones que motivan esta actuación de los peperos, sería fácil pensar que estas actuaciones tienen contrapartidas de distinto tipo, desde copas gratis a donaciones al partido. Pero yo prefiero pensar que PePe Nieto se siente un Tony Manero del siglo XXI. Me gusta suponer que su desaparición de la ciudad de Córdoba durante varios días de la semana, responde a que se pone su traje blanco de pantalones acampanados, su camisa floreada de cuello grande y se lanza a la pista de luces de colores a bailar “Night Fever” o “Stayin`alive”. Que en esas noches de baile desenfrenado, se acompaña de Hannibal Torrico, como encargado de bailar con la fea, Frodo Rojas, como caza ligues o Dorothy Arcas como partenaire.
Posiblemente, usted no estará de acuerdo con mi posición, pero lo que sería increíble es que PePe Nieto quisiera emular a Danny Zucko en Grease. Recordemos que, además, tiene el antecedente de Dean Merino, como rey de la noche y del cristal y que, curiosamente, también se perdía días enteros, hasta el punto de “olvidarse” de asistir a la inauguración de la actual Estación de autobuses. Ahora bien, ustedes son muy libres de opinar. No seré yo quien se lo recrimine.
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