La fiebre del agua
Cantaba Fela Kuti en una de sus canciones más conocidas que el agua no tiene enemigos, un proverbio yoruba -“nadie odia algo tan útil como el agua”- que el cantante nigeriano pervirtió para convertirlo en un ataque contra el opresor gobierno militar, vendido a una potencia extranjera, al tiempo que en un canto sobre la necesidad de vivir en armonía con la naturaleza.
Aquella canción, un torrente de afrobeat marca de la casa, aletea sobre mi cabeza cada vez que leo una noticia o reportaje sobre la entrada del agua en el mercado de futuros de Wall Street, lo que ha abierto -de par en par- la puerta a que una minoría especule con el precio y el valor de la vida de una mayoría.
Porque, al contrario de lo que establece el mercado, que el agua es como el oro, el petróleo o el trigo, nadie necesita oro, petróleo ni trigo para sobrevivir en su día a día. La muerte por deshidratación es una de las más crueles agonías que puede sufrir un cuerpo humano. Dura entre 3 y 7 días y el sufrimiento orgánico y mental es indescriptrible. Sin embargo, no se conoce cómo de dura es la muerte por falta de oro o por falta de petróleo. Del trigo no hablo, pues si no hay agua, no hay trigo, así que para qué mencionarlo.
En el año del coronavirus, la noticia que más ansiedad me provoca es que Wall Street pueda especular con el agua. Me agota mentalmente pensar que esto haya ocurrido mientras el mundo estaba confinado, noqueado por una pandemia, a las puertas de una crisis económica de magnitud desconocida y zombificado por Instragram y Tik Tok.
Pero ha ocurrido. Las leyes del mercado son inexcrutables para las personas como yo. Como nosotros. Aunque basta con indagar un poco en Google para vincular la entrada del agua en el mercado de la especulación con el inexorable proceso de estrés hídrico al que está sometido el planeta. Por resumir, en estos momentos hay más demanda de agua que agua disponible.
Y, mientras la Asamblea General de las Naciones Unidas ha proclamado la década 2018-2028 como el Decenio Internacional del agua para el desarrollo sostenible, los tipos que se limpian el culo con estas declaraciones ya están especulando con el valor del agua, llenándose los bolsillos cada vez que Las Jaras tiene que encargar agua para abastecer a la urbanización.
Y habrá quien piense que nada de esto va con nosotros. Córdoba, España, primer mundo. Habrá quien piense que los efectos de la especulación sobre el agua afectará a los de siempre (y así será). El problema es que cerca del 58% de la superficie de la provincia de Córdoba corre riesgo grave o muy grave de desertización. Y la última vez que miré en Google, en los desiertos no había agua.
Habrá quien piense que esto no nos va a pasar a nosotros. Pero 2020 nos ha enseñado que nos pueden pasar cosas que antes le pasaban a los de siempre.
Así que, Feliz año y bienvenidos a la fiebre del agua.
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