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Pablo Castilla: “El Carnaval se arreglaría algo si se echara el telón”

Pablo Castilla | MADERO CUBERO

Alejandra Luque

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Primeros, segundos, terceros y cuatros premios. El comparsista que ganó la primera edición del Concurso Oficial de Agrupaciones Carnavalescas con 'Fantasía gitana'. Se celebró en 1983 y en lo que hoy es el Teatro Góngora. Durante más de 30 años de Concurso, Pablo Castilla Valle (Córdoba, 1964) ha hecho del Carnaval su vía de escape. Aunque también su necesidad. “Es la única afición que tengo y si me retirara, me hundiría en la miseria”, cuenta a Cordópolis en la recién estrenada Peña Carnavalesca Amigos de Pablo Castilla, en el Campo de la Verdad.

Desde muy pequeño, Castilla vivió el Carnaval tanto en casa como en su alrededor. Reconocido comparsista que comenzó su andadura en el Carnaval con la chirigota 'Los pasotas', de la mano de sus hermanos Rafael y Sandi Castilla. Admirador de Antonio Martín -“pero el de hace unos años, no el actual”-, decidió darle una vuelta a sus inicios y trazó la senda de la comparsa a partir de 1983. Castilla entiende el Carnaval inculcado desde la niñez. Por eso formó en 1982 una de las primeras agrupaciones infantiles: 'Los duendes del Carnaval'. Hoy, poco queda de eso. “Hay poca cantera y mal formada”, asegura.

Después de una larga trayectoria, en 2011 dejó de participar en el Concurso. Entre los motivos, la ausencia de su madre, Rosario Valle, la “señora de los claveles” que se sentaba siempre en primera fila en el Gran Teatro y que apoyaba a cada una de las agrupaciones que se subían al escenario. Rosario ya no está, pero sí Pablo Castilla, que regresó este año con 'La cuerda'. No duda en someter a una dura crítica al Concurso actual, al Carnaval y quienes han conseguido que la gente prefiera “disfrazarse en Halloween y no en Carnaval”.

PREGUNTA. ¿Qué le pareció el veredicto de las agrupaciones finalistas?

RESPUESTA. Te voy a ser sincero: no he visto a nadie. Siempre que voy al concurso me limito a mi agrupación. No entro al teatro normalmente, no voy a la carpa, termino de cantar y me voy para casa. Sé que soy un rara avis, pero soy así. No he escuchado nada entero, sólo frases sueltas. A mí el Carnaval me encanta y, después de tantos años, la gente te reconoce tu trabajo. Pero después de eso viene la siguiente parte: que te pregunten. Y ser sincero ya sabes que es un problema grave y yo antes de que me pregunten... No me gustan los corrillos ni los ambigús en los que se destroza a la gente. A veces sí he ido al teatro a ver a mi hermano o a alguna agrupación a la que le he escrito algo. Eso sí, si después de acabar esa agrupación me pilla con la actuación de otra, yo me quedo. Yo no abandono el teatro estando un grupo cantando. Me aguanto hasta el final aunque sea lo más malo del mundo. Es una enorme falta de respeto, pero es lo que tenemos aquí.

P. ¿Está contento con los pases que ha tenido 'La cuerda'?

R. Contentísimo. Cuidado, me hubiera gustado mucho más porque sé lo que mi grupo da de sí, pero es que en el Gran Teatro todo el mundo sabe que puede dar más. No es lo mismo cantar en tu local de ensayo que subirte a un escenario. Cantarás con más garra y todo lo que tú quieras pero la perfección que tienes en los ensayos no la tienes en el teatro.

P. Desde 2011 fuera del Concurso, regresa en 2017 con 'La cuerda' y consigue un puesto en la final. ¿Era ése su objetivo?

R. Sinceramente, nosotros siempre que salimos es para llegar a la final pero llevamos un grupo en el que sólo tres han estado antes conmigo. El resto, algunos tienen experiencia y entre ocho y diez chavales que es la primera vez que cantan. Algunos de ellos estaban el año pasado en 'Los juntaletras', que quedaron los últimos el año pasado. De no haber cantado nunca o haber quedado los últimos a estar compitiendo en la final, yo creo que ya es un avance. Yo estoy muy orgulloso porque mi grupo no le teme a nadie. Yo lo echo a pelear con los que quiera en la final. Sé que habrá gente que opinará lo contrario pero la agrupación está ahí. Y también están los vídeos, una cosa elemental que antes no la teníamos. Mi agrupación está en Internet y el que quiera que la escuche a ver si pone algún pero, por lo menos en afinación, el montaje, el vestuario y el repertorio. Llevamos un tipo y una idea muy originales y el repertorio va al tipo, que es algo fundamental. A esto le sumo unos chavales que ponen el corazón cantando y se desviven. Llevamos una trasera de lujo y te puedo asegurar que no hay cuerda como la que llevamos nosotros. Tenemos a José Mari, profesional de la guitarra, a Chaparro, que vive de esto, y a Rafalín, que es otro fenómeno. En la percusión tenemos a Amador y a Miguel que son veteranos y gente con una calidad contrastada. Los nenes le dan ese puntito de ilusión que mi comparsa había perdido.

Los nenes le dan ese puntito de ilusión que mi comparsa había perdido

P. ¿Esa energía se la transmitieron a usted?

R. Totalmente. Ellos te transmiten la alegría y la ilusión y los veteranos les paramos los pies cuando hay que parárselos. Es un Concurso al fin y al cabo y cuando tú presentas una agrupación, la estas exponiendo a que opinen sobre ella y a que te la juzguen. Yo siempre les digo a ellos que si nos pusiéramos a decir a quién metemos en la final de Cádiz, por ejemplo, y ninguno coincidimos. Cada uno va a tener un gusto, es así.

P. ¿Ha sido difícil conformar el grupo?

R. Tenía claro que yo quería sólo chavales, entre 18 y 25 años. ¿Qué pasa? Que es imposible porque no hay guitarras con experiencia y que para el repertorio que llevamos nos dieran lo que tenían que darnos. Al final tienes que acudir a tus amigos. A mi me hubiera gustado tener un chaval más que fuera bueno para que aprendiese, pero no ha podido ser. Lo que quería era integrar a esa juventud en el Carnaval.

P. ¿Estas ganas de las que habla son las que le faltaban en 2011 cuando decidió retirarse?

R. Retirarme no podría en mi vida (risas). Lo que hice fue un parón porque coincidieron problemas laborales y la muerte de mi madre que me hicieron decir: “Para”. Escribir por escribir, no. A mí me gusta poner mucha ilusión y mucho empeño y que mi cabeza esté las 24 horas diarias pensando en el repertorio. Ahora sí tenía muchas ganas y en las letras de 'La cuerda' hay muchísimas experiencias mías. Me retirará la parca, dejaré de salir o le escribiré a alguna agrupación. Retirarme, nunca. Era aficionado a la pesca y ahora ni voy (risas).

P. ¿Y cómo vivió el Carnaval sin concursar?

R. He estado colaborando con agrupaciones porque siempre he estado haciendo algo. Al teatro sólo he ido cuando me han llamado, para darle a un homenaje a fulanito pues, ahí está el tío. Me llamaron para el pregón y lo hice. Desvinculado del todo no, pero sí un poco al margen porque lo necesitaba.

P. Pero en 2017 decide volver al Concurso.

R. Sí. En la decisión se juntaron muchas cosas: empecé a tocar fondo y mi propia familia me animó. Además, mi hijo no ha salido nunca y la ilusión de su vida era salir en la comparsa de su padre. Y éste era el año porque si él se va fuera por motivos laborales, ya no va a poder salir. Me he dado cuenta que la vida no puede ser casa y trabajo porque te hundes y el Carnaval es una vía de escape. Además, se da la circunstancia de que en la comparsa estamos tres padres con nuestros hijos.

El Carnaval es una vía de escape

P. ¿El mejor Carnaval es que el se transmite de generación en generación?

R. No sé si el mejor pero sí el más limpio porque aquí no hay contaminación ninguna. La gente nueva que llega al Carnaval no tiene el aprendizaje que hemos tenido muchos. Esto es como cuando en las Cruces de Mayo se celebran bailes y van las madres con sus hijas. Ellas no tienen ni puñetera idea de baile pero su niña es la que mejor baila. Pues con esto pasa igual. Uno de los problemas de Córdoba es la falta de rodaje. Las agrupaciones se montan para el Concurso. De hecho, si se quitara [el Concurso], quedaríamos los de siempre, los cuatro locos que estábamos aquí incluso cuando no había Concurso. La gente está mal instruida y tú no puedes llegar desde primera hora pensando que te van a dar el primer premio porque tu madre te esté chillando desde el patio de butacas que eres el mejor. A lo mejor puede ser que pase, pero es muy complicado.

P. La calidad de las agrupaciones al fin y al cabo.

R. Así es.

P. El Concurso de Córdoba es uno de los de mayor participación pero, ¿redunda eso en la calidad?

R. No. Nosotros tenemos una calidad muy baja y es verdad. Yo no voy mucho pero por lo que me cuentan amigos míos que entienden más que yo me dicen: “Pablo, la función de hoy, de pena. No había nada que se salvara”. Es que tenemos un concurso regularcito. Con mucha gente, sí, pero la mucha gente para la guerra. ¿Pero con qué calidad? ¿Qué agrupaciones salvas de ahí? El que piense que una agrupación se monta tres semanas antes de ir al Gran Teatro se equivoca. Aquí, cualquiera se junta con cualquiera, monta una agrupación y se presenta. Así no vamos a ningún lado pero con tal de subirse al Gran Teatro vale todo y para mí, no. Ahí se sientan las personas a ver un concurso, pagan una entrada que a veces son caras y se merecen algo más de calidad y respeto. Aquí quizás se arreglaba algo si se cogiera la costumbre de echar el telón. Oye, que tú estás liándola parda en el escenario porque a ti te apetece hacer el chufla, yo soy el jurado y digo: “Abajo el telón”. Y que luego no digan eso de: “Ay, qué pena, si todo el mundo tiene derecho a ir”. Pues, no. Esto es un Concurso y eso de que todo el mundo tiene derecho, no. Yo no tengo por qué escuchar todo, ni palabras soeces o cosas malsonantes. Quizás eso le daría que pensar a ciertos grupos que van con la marea y no mejoran. Así ganaríamos todos: la gente empezaría a comerse el tarro para sacar mejores repertorios, los grupos irían mejor montados...

P. ¿A los carnavaleros les cuesta aceptar las críticas?

R. Mucho. A mí no me importa que me critiquen pero con fundamento y algo que yo mismo reconozca. Ahora, si me dices que no llevo ningún pasodoble bonito, estás mintiendo como un bellaco. A mí eso me duele, me ha ocurrido y me ocurre, lo que pasa es que me callo porque uno es prudente. Yo he escuchado críticas u opiniones en periódicos y radios que te dan ganas de ir y decirle: “Pero vamos a ver, killo, yo no vivo de esto y me tiro noches enteras preparando una agrupación y me estás hundiendo. A mí y a mi grupo porque no es cierto el comentario que has hecho”. Hay cosas que son terribles porque que tú sepas que has hecho una actuación buena, que la gente te responda y que luego veas que han puesto una crítica que no corresponde con lo que tú has hecho... A mí personalmente me molesta, no te lo voy a ocultar. Los periodistas tenéis la obligación de informar y de que todo lo que digáis sea verdad, ¿no? ¿Pero a vosotros quiénes os critican? Yo este año podría coger a algún periodista y decirle: “Explícame esto”. Pero no lo voy a hacer porque no entro en eso. Lo último que yo quiero es que alguien destroce a mi comparsa sin razones. Yo he hecho agrupaciones que no eran lo mejor del mundo y se lo he dicho a mi grupo: “Señores, ¿qué queréis? Es que hemos cantado fatal, es que nos hemos equivocado 14 veces”. Pero a mí me cuesta trabajo levantarle el ánimo a chavales que salen eufóricos del escenario y que los compañeros les felicitan pero que la prensa los pone... Y eso te da que sospechar y es muy triste. Una de las cosas que les intento inculcar es el respeto y no entrar nunca en un debate absurdo. Además, hay grupos que dominan el teatro, así de claro; el sistema del público y cuando hay que jalear a determinadas agrupaciones. Tú vas al teatro, ves que sale la agrupación rival y los que antes jaleaban, ahora ni aplauden. Es que es tan absurdo... Yo he tenido rivales que me han jaleado al igual que lo he visto de otros grupos.

Tú no puedes llegar desde primera hora pensando que te van a dar el primer premio porque tu madre te esté chillando

P. ¿Se hace buen periodismo de Carnaval?

R. No. Perdóname que te lo diga, pero no. No sé si será por desconocimiento o no sé. No sé si los que cubrís el Carnaval os gusta o tenéis conocimiento pero si no es así, sois las personas más fáciles de manejar. Si tú sabes de lo que se habla puedes decir: “Pablo, vais bien pero también tenéis vuestras carencias porque ayer no veas los contraltos cómo desafinaron. Y fulanito de copas dio un tablillazo antes de entrar en el pasodoble que no veas”. Pero es que esto ocurre también con el jurado: si no tienes ciertas nociones de qué es el Carnaval, eres lo más manejable del mundo. En el jurado muchas veces ha habido personas obligadas y se ha acudido a un profesor de Universidad que toca el violonchelo. Para él, lo que escucha en el teatro es lo más altisonante porque lo que para nosotros es un contralto en condiciones, para él es un tío pegando chillíos. Con el periodismo ocurre lo mismo. No tiene sentido que a ciertas agrupaciones se les machaque y a otras se les vanaglorie. A la mía se le puede escuchar pero hay otras que desde que salen están metiendo la pata y no puedes ofenderte ante eso. A mí si algo me encantaría es que hubiera muchísima más cobertura. No tenemos quien airee lo nuestro y le dé un poco de notoriedad.

P. Ahora hay más medios que en otros años.

R. Ya el primer año de concurso, en 1983, había dos o tres emisoras retransmitiendo y aumentaron. Eso se cortó porque el periodismo es uno de los sectores más corporativistas que hay. En el momento en el que a alguno de vosotros se os ataca, os unís. Para algunas cosas eso puede ser bueno; para otras, no. En los años 80 estaba mi hermano de secretario en la Asociación Carnavalesca y hubo una rueda de prensa del Ayuntamiento y la asociación. Empezaron a hablar los concejales y estaban allí todos los medios de comunicación. Cuando se pasó el turno a la Asociación Carnavalesca, se levantó el 99% de los periodistas; no interesaba. La Carnavalesca tomó la mala determinación de prohibirle la entrada en el Concurso a todos los medios que se fueron. Ipso facto, eso se cambió porque se dieron cuenta de que se equivocaron. Pero lejos de llegar a un acuerdo entre medios de comunicación y asociación, lo que hicieron fue boicotear al Concurso. Ya nadie iba. Eso empezó de esa manera. El enfado de la Carnavalesca fue correcto pero estuvo feo lo que hizo la prensa. ¿La determinación? Mala. Llámalos, habla con ellos pero no tomes esa decisión. En los primeros años había ebullición por dar cobertura al Carnaval y daba audiencia a la radio, pero nos contaron la cabeza para siempre. Ya les dio igual que fuera un error de la Carnavalesca. Además, tenemos un hándicap muy grande. Córdoba es una ciudad muy semanasantera. A Sevilla le pasa lo mismo y allí tienen agrupaciones a montones y muy buenas pero no montan un Concurso porque la Semana Santa tiene un poder inmenso. Aquí en Córdoba pasa lo mismo.

Nuestro Concurso tiene una calidad muy baja

P. ¿Aún hoy?

R. Totalmente. No sé por qué no se dejan convivir a dos fiestas. Yo no vivo la Semana Santa pero a mí no me importa cuando salen los pasos ni el olor a incienso. ¿Qué a ti te gusta ir debajo de un paso? Pues muy bien. Yo tengo compañeros en un grupo que están en una hermandad y todo es respetable. Pero también lo es lo nuestro. Yo he sufrido que dos señoras, en Las Tendillas, me digan sinvergüenza por ir disfrazado porque ya eran fechas de Cuaresma. Nosotros tenemos que respetar a todo el mundo pero al Carnaval no se le respeta. Somos la última mierda aquí. Yo veo bien la Semana Santa porque es muy bonito sacar obras de arte a la calle. Que yo no la siga no quiere decir que yo no reconozca todo el trabajo que hacen las hermandades y la labor que realizan ayudando a los que más lo necesitan. Al igual que nosotros. Te aseguro que la rivalidad que existe entre el Carnaval y la Semana Santa no es por parte nuestra. Yo no conozco a ningún carnavalero que diga: “No, no. Si sales en mi comparsa te quitas de la cofradía”. Y eso se ha hecho aquí. Hubo un momento en Córdoba en el que un obispo mandó una circular en la que decía que se excluyera a todo aquel que tuviera relación con el mundo del Carnaval. Sin embargo, hubo un párroco en el Campo de la Verdad al que le encantaba esto. Se hartaba de reír incluso con las críticas y bromas a la Iglesia. ¿Pero qué problema hay si no le estás haciendo daño a nadie? Siempre y cuando te comportes.

P. ¿Y el Carnaval de Córdoba destila envidia?

R. Claro que sí. Hay una rivalidad sana pero luego hay otra parte que es la envidia y aquél que no soporta perder. Siempre que haya un concurso, sea de lo que sea, habrá intereses; gente que acepte una derrota o no; gente que vea la calidad de la agrupación que te ha ganado y lo comprenda. Perder no le gusta a nadie. Yo pillo un rebote que... ¿Pero qué ocurre? Que al día siguiente ya pienso en otra cosa y nada más. Creo que ésa es la manera de llevarlo todo. Y también te digo, si no te enfadas, es que no tienes sangre. Pero no hablo del enfado que consiste en despotricar o insultar, que aquí se ha hecho mucho.

P. A usted le criticaron mucho por irse a Cádiz, al igual que le pasó a otro comparsista, Miguel Amate.

R. Yo me he ido a Cádiz pero he cantado en Córdoba. Solamente hubo una ocasión en la que no lo hice en Córdoba. Durante unos años de la historia del Carnaval de Córdoba, un momento en el que las bases del Concurso prohibían cantar en Cádiz y aquí. El único que iba era Miguel [Amate] y para que su agrupación concursara en Córdoba se cambiaron las bases. Eso es así. Para ello se hizo lo que se conoció como el Sin Fronteras, que le permitía a Miguel concursar en Cádiz y que las agrupaciones de fuera lo hicieran en Córdoba. Pero claro, con ese Sin Fronteras, tú participabas aquí como grupo de fuera, aunque fueras de Córdoba. Ese año [2002] fui a Cádiz con 'La Sultana' y dije que si me dejaban concursar en Córdoba con mi gente sí lo hacía. Pero me dijeron que tenía que entrar en el Sin Fronteras como grupo de fuera. Y dije que no. Si no me dejan, yo no participo porque yo no soy de fuera. ¿Pero hacer un concurso para los que nos vamos fuera? Pues no. Lo que pasa es que al año siguiente ya no fui a Cádiz y participé aquí. Cada uno puede hacer lo que le dé la gana pero considero que también tienes que cantarle a tu tierra. Si tú, por despecho o cualquier motivo, decides irte, eso es criticable porque es tu tierra y tus amigos. ¿Qué culpa tienen ellos? El irse a Cádiz y querer que pague el público de Córdoba o tus aficionados, de lo que haga el jurado, ¿qué culpa tiene el resto? Yo como aficionado me encantaría ver en Córdoba a las agrupaciones que han ido a Cádiz. ¿Por qué tenemos que perder esa calidad en el Concurso de Córdoba?

P. ¿Quiere volver a Cádiz?

R. Sí, sí. En el momento en el que este grupo esté más armado y reforzado iré a Cádiz porque me gusta muchísimo. Aquello lo he vivido desde que era un niño y nuestra ilusión es, algún año, pasar un corte y llegar lo más alto posible. Pero ya te digo: ir a Cádiz por despecho sí es criticable.

Hay grupos que dominan el teatro. Así de claro

P. A veces, el Concurso se convierte en contestaciones entre los autores.

R. Eso es penoso y entrar en un bucle que es una tontería muy gordo. ¿A la gente eso qué le interesa? Yo puedo cantar un pasodoble por algo puntual pero no voy a escribirte una letra o un trozo del popurrí. Eso es absurdo. Será porque no hay cosas a las que escribirle. Esa lucha de pasodobles sólo le interesa a quienes la hacen, no al público. A lo mejor me equivoco y eso interesa, pero creo que no es así. Creo que interesa más cantarle a una mujer que se haya muerto en su casa con una vela porque no ha tenido con qué pagar la luz. O que tengamos una Cabalgata de Reyes de mierda. O los impuestos más caros de España.

P. Hay, quizás, ausencia de un repertorio crítico con la sociedad, que es el carácter con el que nació el Concurso.

R. Repertorios florales e intemporales. Yo he hecho agrupaciones que pueden ser más ñoñas pero siempre metemos algo. En este año, con 'La cuerda' no es que metamos algo, es que todo es crítico. Desde que salimos estamos dando leña y no con las letras, sino con la puesta en escena y el tipo. Y habrá gente que no lo entienda, pero lo describo todo en la presentación. A mí se me ha culpado muchas veces de que, quizás, soy un poco enrevesado. Yo creo que eso es falso. A mí me cuesta horrores hacer un pasodoble a Córdoba diciendo qué bonita es mi Mezquita cuando está la noche fresquita y me tomo una cervecita. No puedo. Yo le tengo que buscar otro enfoque. Algunas veces aciertas y otras, no. A mí, el escribir tan fácilmente no me gusta. Procuro siempre verle la puntita por otro lado porque, además, pienso que el público lo agradece. Sin embargo, luego habrá gente a la que le gusten los pasodobles de Juan Carlos Aragón aunque cueste entenderlo.

P. ¿Hay afición a grupos más que a Carnaval?

R. Totalmente. Aquí hay afición al Carnaval pero más fanáticos de ciertos grupos. Y también del mío, seguro, que hagas lo que hagas eres lo mejor, pero eso no es así. Lo que pasa es que por años o por habilidad hay agrupaciones que tienen facilidad a la hora de mover ciertas cosas. Yo será porque soy un sieso y no aparezco por ningún lado. Hay que saber venderse, eso es así. Pero en Córdoba hay fanáticos de grupos y, por otro lado, seguidores que mueren con Miguel [Amate] pero que pueden decir: “Viene muy bien este año pero tal agrupación viene mejor”. Ellos son seguidores elegantes. Hay otros para los que lo más importante es que su grupo esté despotricando encima del escenario. Ése es uno de los problemas que aquí tenemos.

Un año, un obispo mandó una circular en la que decía que se excluyera a todo aquel que tuviera relación con el mundo del Carnaval

P. Otro de los problemas es la escasa representación femenina que hay en el Concurso.

R. Hubo un momento en el que sí hubo una explosión de agrupaciones femeninas. Sinceramente, reconozco que la voz de la mujer cantando me resulta más estridente. Será por costumbre, seguro. Sin embargo, la chirigota de 'Las Increíbles [agrupación de Las Nenas en 2014] me encantó y sonaba muy bien, con una armonía estupenda. Hay agrupaciones de mujeres en Cádiz, por ejemplo, que son inaguantables. Pero este año hubo una comparsa que madre mía cómo cantaban...

P. ¿Se le exige más a una agrupación femenina?

R. El que intenta coartarle algo a una mujer es un malnacido, no tiene otro nombre. Y ojalá salgan más agrupaciones femeninas pero sí es verdad que se está frenando un poco. El motivo y la razón los desconozco. Suso ha hecho una labor estupendo con 'Las Nenas'. ¡Pues tendrían que salir más Susos! (risas). O más Susas porque en este tema siempre digo lo mismo: “Los tíos lo que tienen es que desaparecer”. Las mujeres tienen que sacar su propio grupo y no necesitan a nadie para tocar una guitarra o un bombo. Quizás eso también haría falta porque en el momento en el que les falta el que les escribe o les toca la caja, se rompe el grupo.

P. ¿Y la cantera, qué?

R. Aquí hay muy poca cantera y mal formada porque los niños son esponjas y lo que tú le enseñes es lo que luego van a ir desarrollando. Aquí ha habido momentos en los que se han sacado buenas agrupaciones infantiles y, está feo que yo lo diga, pero si miras quiénes componían las agrupaciones que yo he sacado... Estaban Pedro Funes, José Gitano, José María Córdoba Pedregosa El Congui, Fernando Abad, Manolín Luque, José Luque... Todos esos chiquillos han estado conmigo cuando tenían ocho o nueve años y mira dónde están ahora. Modestia aparte, tienen calidad y saben de qué va esto. Si tú, desde primera hora, dejas que unos niños canten como una jaula de grillos o una pelea de perros... Tú tienes que intentar que esos chiquillos lo hagan lo mejor posible y eso no es fácil porque tienes que disponer de una guitarra, que es lo más complicado en los niños, y dedicarle mucho tiempo.

En el momento en el que este grupo esté más armado y reforzado, iré a Cádiz

P. Inculcarle una cierta calidad.

R. Y valores. Hay que enseñarles que no se puede ir al Gran Teatro de cualquier forma. Y, luego, que hay que saber respetar y comportarse. No todo el mundo te va a hacer caso y a lo mejor alguno te sale hecho un borrico. Pero tú, de primeras, tienes que intentarles inculcarles eso.

P. Hay quienes argumentan que debe primar más la diversión.

R. No, no. Para divertirse que vayan al colegio o a alguna fiesta. Cuando iba de nene a Cádiz, ésta es una de las cosas que me dejaban alucinado. Me subía en el gallinero en el Gran Teatro Falla y salía un grupo infantil y me quedaba con la boca abierta. Me acuerdo de la agrupación 'El gato andaluz y los ratones coloraos' en la que había un chaval muy pequeño con la guitarra apoyada en el suelo y tocando. Y cantaban de una manera... Mejor que los mayores. Lógico. ¿Por qué sale un Caracol, un Pellejo...? Porque tienen una base enorme. Para morir con ellos. Y eso, si no te lo enseñan de chico no lo puedes adquirir luego. Hay gente muy buena que ha empezado en esto sin que nadie le haya enseñado nada. Pero de esos, poco. En esto, como no lleves una base buena, complicado.

P. Y para el año que viene, ¿qué?

R. Depende de la cuerda, de los guitarras. Si la que tengo me va a acompañar el año que viene, genial. Si veo que tengo guitarras en condiciones que pueden entrar... Si no es Rafael Chaparro o José Mari, al menos que tenga gente con la que pueda trabajar. Yo toco algo la guitarra pero no soy un erudito. Toco para componer, para hacer mis cosas o de cachondeo. Pero a la hora de tocarla.... Donde yo pongo cuatro notas, los demás ponen 14. A ese nivel no llego, por eso necesito a alguien.

Las mujeres tiene que sacar su propio grupo y no necesitan a nadie para tocar una guitarra o un bombo

P. Antes de eso, ¿veremos a 'La cuerda' en el Carnaval en la calle?

R. Por supuesto. Vamos a la calle y a los pueblos porque un grupo se monta para eso. Hay momentos en los que nos agobiamos un poco porque a veces tienes que hacer actuaciones que no te apetecen porque no vas a disfrutar todo lo que quisieras. Hay ocasiones en las que tienes que salir de Córdoba, actuar, y volver a Córdoba chaspeao y hacer la calle de otra manera. Pero es que no tenemos más remedio porque hace 15 años, con casas comerciales pagabas al grupo. Hoy día, para que te den un duro, cuesta la misma vida y tenemos que patearnos media provincia de Córdoba y Jaén para poder pagar la agrupación. Pero sí, 'La cuerda' estará en la calle. Si le quitas eso, ¿qué queda? Sobre todo, porque es lo que hemos mamado. Cuando empezamos en esto no había concurso y estábamos locos por que nos llamaran para cantar en cualquier sitio. Desde siempre hemos tenido ese concepto de lo que es un grupo: divertirse cantando. Hay gente que no, que piensan que el grupo es sólo para el teatro y ahí es cuando viene el calvario: tener que ir a un escenario en la calle si no te apetece.

P. Pero es cierto que el Carnaval en la calle ha ido cada vez a menos.

R. Mira, voy a decir una cosa y ya lo dije en el pregón de 2014. Hay una imagen que no se me va a olvidar en la vida: las calles llenas en 1992 que no podías ir desde la Plaza de la Mosca hasta San Juan de Letrán. Íbamos como una banda de música y nos costó llegar la misma vida. Subirse en el escenario y ver la Plaza de San Agustín y sus bocacalles llenas de gente... Eso es impresionante. Y ver la reacción de la gente cuando cantas. Hoy ya te subes y sólo está el grupo que va a cantar después de ti, el que ha cantado ya, y dos borrachos con unas botellas de cerveza. El porqué no lo sé. Pero es lo que hay. O te ponen esa cosa tan bonita que es un escenario a pie de calle al lado de dos contenedores de basura. Eso está muy bonito. Algo ha pasado porque la gente prefiere vestirse en Halloween que en Carnaval.

Hay muy poca cantera y mal formada

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