Daría Romero: “Se ha mirado para otro lado mientras se contaminaba el agua de La Colada”
La zona norte de la provincia de Córdoba, las comarcas de Los Pedroches y el Valle del Guadiato, lleva desde abril sin agua potable en el grifo. Suman alrededor de 80.000 vecinos, con sus negocios, sus empresas y sus explotaciones ganaderas. Y no tienen un horizonte nada cierto sobre cuándo podrán beber un vaso de agua del grifo de su casa, como cualquier otro habitante de la provincia, de Andalucía, de España.
Esa situación no es la primera contra la que han levantado la voz los vecinos de esta zona de Córdoba, adheridos ahora en la Plataforma Unidos por el Agua. Antes, la historia reciente de estas comarcas está jalonada por movilizaciones de los vecinos, reivindicaciones y luchas por cuestiones básicas: si ahora es el agua, antes fueron los hospitales o que pasara el tren por una estación construida y cerrada, e incluso para que no se estableciera en su territorio un cementerio nuclear que nadie quería en todo el país.
Testigo de todas esas luchas, cabeza más que visible de algunas de ellas como la Plataforma Que Pare el Tren en Los Pedroches o ahora en Unidos por el Agua, está Daría Romero, empresaria y vecina en Villanueva de Córdoba. Cumplidas ya las siete décadas de vida, Romero radiografía con exactitud la situación del norte de la provincia en los últimos tiempos y esa carrera de obstáculos que históricamente han tenido que superar con movilizaciones.
De todo ello habla en esta charla con Cordópolis, a caballo entre Córdoba y en una visita de este periódico a Los Pedroches para conocer de primera mano la falta de agua en la zona. Pone el foco en el olvido que sienten los vecinos del norte, recuerda cómo han tenido que ponerse en pie lucha tras lucha para conseguir derechos básicos y no duda en apuntar a la responsabilidad de las administraciones, de todos los colores políticos, para que, de una vez por todas, atiendan a los ciudadanos de esta zona como a los de cualquier otra.
PREGUNTA. ¿Qué radiografía haría de la situación que ha vivido el norte de la provincia de Córdoba en las últimas décadas?
RESPUESTA. Bueno, el norte de la provincia ya sabes que, todo lo que supera Trassierra y por arriba cierra Sierra Madrona, ha sido siempre un paréntesis cerrado. La zona norte de Córdoba en tiempos antiguos fue lo más valioso de toda la provincia con una zona minera donde había minas romanas, anteriores incluso, hasta el momento en que se cerró el Camino Real que seguía exactamente el mismo trazado que luego tuvo la línea del AVE. En tiempos de la Ilustración decidieron que lo echaban por Despeñaperros para dar servicios y repoblar las nuevas poblaciones que los ilustrados montaron, que fueron repobladas por colonos que venían del imperio austrohúngaro. Pues a nosotros nos dejaron entre paréntesis. La zona de Los Pedroches y el Guadiato hemos sobrevivido porque gente somos dura y trabajadora y lo superamos.
En la zona aquella se montaron industrias textiles, de elaboración de aceite, cría de ganado selecto... Pero eso, si no tenemos salidas, si no tenemos conexiones, nos hemos visto muy encerrados. Sin carreteras, las carreteras eran una cosa tremenda, no había conexión, para cruzar de Córdoba hacia el norte pues había que cruzar carreteras infames, donde la gente para venir a los hospitales se moría en el camino.
El olvido sobre el norte de la provincia ha sido absoluto
P. ¿Cuál es entonces la distancia real de la zona norte de Córdoba con el resto de su entorno?
R. Es una distancia grande. Porque además en las comarcas, como Los Pedroches, la distancia entre el término municipal de Cardeña y Belalcázar, son 140 kilómetros. Somos diecisiete pueblos y en el Guadiato hay otros catorce. El Guadiato tuvo mucho movimiento con todas las minas y toda la industria minera en siglos pasados, sobre todo en el siglo XIX y principios del XX, pero el resto nos hemos visto abocados a tardar horas y horas, porque no teníamos carreteras de acceso. La nueva, la que llega a la autovía hasta Puertollano, se quedó en Puertollano; la autovía que cruza que viene de Badajoz a Sevilla, se quedó ahí en mitad del camino, ahora la van a llevar hasta Zafra, pero eso deja sin conexión por autovía a la zona occidental. Yo, para venir a Córdoba por una carretera medio decente, desde Villanueva de Córdoba tengo que ir a Cardeña, de Cardeña a Montoro y de Montoro a Córdoba.
Las distancias son tremendas, para todo. Y la distancia física significa que para transportar mercancías, transportar viajeros, siempre tienes que bajar a Córdoba o subir a Puertollano, etc. Eso ha lastrado muchísimo el desarrollo económico de nuestras comarcas.
Para que os hagáis una idea, la carretera, -que es buena- entre Ciudad Real y Córdoba, se hizo en el año 2001. Cuando ves que está ahí dices, ¿bueno y esto? Es una buena carretera, bonita además, que va adentrándose en la dehesa, pero eso está desde 2001. ¿Qué pasaba antes de eso? Que había una carretera infame, donde la gente que venía se asombraba porque eran carreteras donde si te topabas con un camión, no podías pasar.
P. ¿Esa falta de conexión es un mal endémico?
R. Total, la falta de conexión. Cuando nos hicieron la vía del tren que cruzó la dehesa, la partió -tenemos un informe de lucro cesante que pone los pelos de punta, eso es para el resto de la vida se han perdido millones de euros-. Y la falta de conexión y de carreteras ha sido un mal endémico que ha lastrado nuestro desarrollo desde siempre.
P. ¿Se sienten olvidados?
R. Absolutamente. Y es demostrable. Yo puedo dar ejemplos de ese olvido. Uno tremendo es el de la vía del AVE: cortaron la dehesa, hicieron la estación, que no era un punto de control sino una estación para uso de viajeros, con pasos subterráneos bajo las vías etc. Y en 1992 la dejaron cerrada, como punto técnico y de adelantamiento. Se la llevaron a Puertollano, que no estaba incluida, y a nosotros nos dejaron con una estación cerrada.
P. ¿Quiénes son los autores de ese olvido?
R. Oh, everybody (todos). Todos. Desde la época de los ilustrados como te digo -hemos sido siempre tierra de frontera porque a la Reconquista fue empujándole la Mesta, las cañadas reales-. De hecho nosotros tenemos influencia castellana mucho más que andaluza, es una cosa tremenda, en la arquitectura, en los modos de vida, en la forma de ser, de hablar, etc. Y desde entonces, cuando nos quitaron el Camino Real, se acabaron las ventas, se acabó el trasiego de viajeros, se acabó todo, nos dejaron encerraditos ahí, sin posibilidades o con muy pocas posibilidades de salir y de negociar y de ampliar nuestro sistema económico.
El olvido ha sido absoluto. En hospitales, por ejemplo.
No vamos a permitir que nuestra tierra se muera
P. Y eso mismo ahora en los últimos años, ¿sea del color que sea la administración que sea?
R. Da igual, da igual. El PSOE estuvo allí, hizo muchas cosas, pero dejó muchísimas sin hacer. El PP también estuvo. Mira, sobre el tren, donde yo puedo hablar con propiedad porque lo he vivido en primera persona durante años, pasó eso. Nos costó siete años de lucha que abrieran la estación, que se pusieran a renovar porque había que hacer accesos a los andenes mejores que los que había, hicieron una pequeña nave en lugar de usar la que ya estaba hecha, etc. Bueno, pues el presupuesto se lo dividieron entre varios: el Gobierno central hacía una cosa, la Junta de Andalucía hacía otra, la Diputación hacía otra… En lugar de encargarlo a Adif que lo habría hecho todo de una vez y bien hecho. Bueno, pues el PSOE hizo las obras de renovación de la estación. Pero cambió el Gobierno en ese momento y entonces, año y pico paralizado. La estación cerrada, con los carritos de transporte de equipaje en la puerta. Y cerrada.
Eso era primavera de 2013. En julio de ese año hicimos una megamanifestación, un domingo caluroso, la hicimos coincidir con un concierto que organizó un paisano nuestro que vive en Cataluña, Justo Molinero, al que acudieron veintitantasmil personas, una cosa desorbitada totalmente. La estación se llenó, la Guardia Civil tenía que echar para atrás los coches porque allí ya no cabían. Pues transcurrió un año largo desde que la estación se terminó hasta que la abrieron. Y la abrió el PP. ¿Pero cómo la abrió? Con tres trenes al día. En Puente Genil, hay veintitantos. A día de hoy, nosotros tenemos cuatro trenes y Puente Genil 28.
P. ¿No es rentable políticamente atender a esos vecinos?
R. No, porque somos pocos votos, las dos comarcas tienen ahora unos ochentaytantos mil habitantes, no llegamos a 90.000. Eso les parecerá poco, porque cualquier pueblo del sur tiene más y también han tenido políticos también de mayor altura, que han tirado para su tierra. Y a nosotros nos tienen absolutamente olvidados. Es que es una cosa que te vas topando con ella constantemente.
Mira, con la estación del tren, cuando se han puesto los AVLO en marcha. Estábamos muy contentos, nos llamaron a Subdelegación y nos dijeron que se iba a añadir un tren más y además del sistema este de precios bajos. Empezamos a buscar billetes para el día que se iba a abrir que era el 1 de julio y nos encontramos con que valía un billete desde la estación de Los Pedroches a Córdoba hasta 112 euros, que yo lo comprobé porque no me lo podía creer. Me llovían los mensajes: 'Oye están a 60, a 100 a 90….'. Y un día llamé, pedí el billete y me dicen: son 112 euros. Dije: Perdone ha entendido bien que le he pedido desde Villanueva de Córdoba-Los Pedroches a Córdoba, en AVLO, que son 20 minutos de viaje y 100 kilómetros de distancia. Y me dice la señora: Sí, lo siento mucho pero eso es lo que pone, eso es lo que hay.
Entonces empezamos de nuevo con acciones, con visitas, con llamadas, tocando a todos los sitios. Ahí tuvimos la suerte de que un alcalde nuevo del PSOE en Villanueva de Córdoba, se implicó y estuvo muy en contacto con nosotros y conseguimos que eso volviera a su ser.
Pero eso indica, una cosa absolutamente loca, un tren de bajo coste que al final vale 9 euros, a nosotros una locura absoluta, 112 euros.
P. Eso, ¿lo que provoca al final es desigualdad con respecto a otros ciudadanos?
R. Absolutamente, desigualdad. Nos valoran con otros baremos.
No es rentable políticamente atender a los vecinos porque somos pocos votos
P. Estos hechos que cuenta, ¿han provocado que la reivindicación sea como una forma de ser, de vida, ya para los vecinos del norte?
R. Absolutamente. Lo que nos demuestra la historia con todas las cosas importantes, con cualquier cosa que compete al bienestar de la ciudadanía, a las necesidades básicas, es que nos tienen olvidados. Les importamos un bledo, hablando en plata. Ya sea el tren, hospitales, carreteras, lo que sea, nos cuesta Dios y ayuda. Y nos afecta durante años. Y hasta que no salimos a la calle, cosa que no es ninguna gracia ni nos apetece -yo preferiría estar de vacaciones, irme a ver monumentos, viajar o hacer un montón de cosas, estar con mi familia y amigos-, pues no. Tenemos que estar dedicados a perder tiempo y dinero, a ver malas caras, a aguantar que nos partan la cara si le da la gana a algún político en su momento…Porque sabemos que si no es así, nada se va a arreglar.
P. Esa lucha tuvo un primer hito con ese almacén de residuos nucleares que se paró en Los Pedroches. ¿Cómo fue aquello?
R. Yo en aquel momento -años 90- vivía en Madrid, tenía una empresa, y seguía a distancia pues todas las movidas que había porque, claro, un cementerio nuclear de esas características, recibiendo residuos de toda España, de toda Europa, que tardan veintitantos mil años en perder la efectividad…Para eso sí nos tienen en cuenta. O sea, eso sí.
Y estuvo propuesto en varios sitios, cerca de Belálcazar, entre Conquista y Torrecampo… Y es curioso porque toda la comarca se movilizó, pero fueron cinco o seis años también de movilizaciones, todos los alcaldes se unieron, que esa fue una baza muy importante. Hay una anécdota curiosa que yo viví: el Ministerio de Industria era cliente de mi empresa en aquel momento y un día, a la persona con la que yo planificaba allí cursos y demás, le pregunté: Oye, ¿qué pasa con el cementerio nuclear que nos quieren poner allí? Y me dijo: Que os lo tienen adjudicado. Y dije: ¿Pero y eso? ¿Cómo y por qué? Y me dijo: Porque el subsuelo es perfecto y la población escasa y nada reivindicativa.
Nos lo tenían adjudicado, sin preguntar, sin nada. Sin embargo, la población lo vio, porque nosotros vivimos fundamentalmente de la agricultura y de la ganadería, y se opuso todo el mundo. Y conseguimos pararlo. Pero eso fue un hito. Otros han ido por el mismo camino.
P. Otro, como comentaba, además con usted como cabeza visible, fue esa plataforma Que Pare el Tren en Los Pedroches. ¿Fue otro éxito? Aunque veo que siguen teniendo que estar vivas ciertas reivindicaciones.
R. Así fue, yo formaba parte de la directiva de la Asociación de Empresarios de Turismo Rural y cada dos por tres tenía que venir entre semana de Madrid, tenía un coche en el parking de Puertollano y por la noche, cógete esa carreterita, cien kilómetros y pico hasta Villanueva de Córdoba, en la que se cruzaban los ciervos, había placas de hielo en invierno, tiene tres puertos de montaña que tienes que cruzar en Sierra Madrona. Y yo venía diciendo: ¿Cómo es esto posible? ¿Cómo puede nuestra tierra aguantar que esta estación que se hizo para dar servicio ya que nos habían pegado un tajo tremendo en la dehesa, no se esté reivindicando? Y lo planteé.
Y empezamos, en el mes de enero de 2007, lo planteamos a todos los alcaldes. Tuvo una acogida diversa, como siempre. El que tiene que dar el do de pecho y resolver la situación, se retrae. Y los que no, pues la pedían.
Entonces, el PSOE era el que estaba en ese momento en las tres administraciones, intentaron parar la reivindicación, pero nosotros seguimos erre que erre. Movilizamos a toda la comarca y conseguimos que, siete años más tarde, se abriera. Lo abrió el PP, pero con una cortedad, no tenía nada que ver los cálculos que ellos tenían con los que nosotros teníamos. El Ministerio en aquel momento pensaba que iba a haber 50 viajeros de media al día, demostramos que en esos años y a pesar de los pocos trenes y malos horarios, aquello se había duplicado largamente. En los tres trenes teníamos quince viajeros y pico de media al día, mientras que Puente Genil tenía 4,5. O sea, que está clarísimo, ¿no? ¿Por qué nos tienen así? Porque les da la gana a todos, porque se olvidan.
P. Esa reivindicación, esa plataforma ¿sirve de ejemplo ahora con la falta de agua potable en el norte de la provincia?
R. Sí, creemos que sí. Pero además antes hubo otra reivindicación, que fue muy fuerte. Fue la de los hospitales comarcales. Entonces yo tampoco vivía en aquel momento aquí, pero lo seguí. Para que se abriera el de Pozoblanco tuvieron que encerrarse los alcaldes en el ayuntamiento. Tuvo que morir Paquirri porque no estaba abierto el hospital, llevaba dos años cerrado, y murió en el camino. Era una herida muy fuerte, pero no es lo mismo estar a cinco minutos escasos del hospital que tenerlo que traer hasta Córdoba.
Con el hospital del Guadiato, en Peñarroya, también pasó lo mismo. Tuvieron que hacer, el alcalde y otras personas, huelga de hambre para que hicieran un hospital allí.
Es que es todo lo que tocas, todo lo que repercute en el bienestar y en la vida de los ciudadanos. Nos tienen absolutamente olvidados. Y todo eso ha hecho que sepamos, clarísimamente, que sobre lo que no nos movamos, no se va a hacer nada.
En el sur han tenido políticos de mayor altura, que han tirado para su tierra
P. Como ahora con esta situación de falta de agua potable en el grifo más de seis meses ya…
R. Claro, ahora, con esta situación. Una persona, en el acto de constitución de la plataforma Unidos por el Agua dijo una frase que yo creo que resume todo lo que pasa por allá arriba: Que todo lo que hacen son soluciones provisionales para siempre. Se hace una solución para salir un poco del paso y esa ya se queda forever (para siempre). Ya, se acabó, hasta ahí llegaron.
Ahora, con el agua, que es lo más grave que nos ha pasado, porque ya no es que subas o bajes del tren, que es una herramienta de desarrollo brutal, sino que ahora nuestro ganado no tiene agua y en las casas el agua sale contaminada. La Colada está contaminada, no tiene una depuradora a pie de pantano como tienen todos los pantanos. El pantano que tiene depuradora no tiene agua (Sierra Boyera), o sea, un desastre de tal calibre que lo que no sé es cómo no se les cae la cara de vergüenza a los políticos y se sientan a una mesa todas las administraciones que tienen algo que decir y resuelven esto de una vez para siempre. Porque todo son parches.
P. Porque, ¿cómo se llega a esta situación? Por un lado, está la sequía, pero por otro lado están las depuradoras y cómo no se han depurado o se han depurado mal las aguas residuales de los municipios.
R. Hay un informe de hace muy poco que dice que la provincia de Córdoba es la que más pantanos tiene de toda Andalucía. Nosotros tenemos tres que dan servicio a todo el norte y otros que solo dan servicio a Córdoba. Entre esos tres pantanos, hay unos que tienen depuradoras en los pueblos pero, por ejemplo, Pozoblanco tiene una depuradora que se construyó para 4.000 habitantes y es un pueblo que tiene más de 17.000 censados y casi llega a 20.000 con población dispersa.
Ese informe dice que la provincia de Córdoba tiene un sistema estupendo de depuración de aguas residuales, excepto la zona norte. Tenemos un informe en el que dice las que no cumplen la normativa, con distintos grados de defectos, y son las de Alcaracejos-Villanueva del Duque, Añora-Dos Torres, El Viso-Villaralto, Peñarroya-Pueblonuevo y Pozoblanco. Pozoblanco se lleva la palma. Y Pozoblanco y las aguas residuales de toda la industria que la circunda, vierten en La Colada directamente a través del arroyo Guadarramilla.
Esto, todo el mundo sabe lo que es, todo el mundo sabe cómo llegan esas aguas, todas las administraciones. Y tanto el PSOE como el PP que han estado en la Junta y en la Diputación, saben que el pantano de Puente Nuevo, que también está allí, debería estar conectado con Sierra Boyera pero no lo está, se utiliza para dar servicio a las plantaciones intensivas de olivares y almendros del sur de Córdoba y Sevilla. El de Sierra Boyera se ha quedado seco, seco absolutamente. Y el de La Colada está colmatado de suciedad.
P. ¿Se ha mirado para otro lado mientras allí se estaba contaminando“
R. Exacto. Se ha mirado para otro lado. En la conexión de Sierra Boyera con La Colada se quedó sin terminar por 750 metros en 2008. El pantano de Puente Nuevo no se ha conectado con el de Sierra Boyera. Con lo cual tenemos, uno seco, uno contaminado y otro desconectado.
A esa situación se ha llegado porque se hacen planes que no se ejecutan. Por ejemplo, la conexión de La Colada con Sierra Boyera. Sobre la conexión de Puente Nuevo con Sierra Boyera no está ni elaborado el proyecto y si está, está en un cajón. Eso tiene que salir a licitación, son algo más de 30 kilómetros de distancia, que no es grande -el de Iznájar con Posadas son cien kilómetros, por ejemplo-, pero ese está muertecito porque a nadie le interesa. Porque interesa más dar servicio a la zona sur, a los olivares intensivos, etc, que a la población del norte.
P. Llevan desde abril sin agua potable en el grifo y parece que no pasa nada, pero son 80.000 personas. ¿Si esas 80.000 personas fueran de otro punto del país, alguien habría movido algún dedo más?
R. Absolutamente. Yo te puedo dar casos en los que hay pueblos que, como estamos en sequía, tienen problemas, pero en otros sitios se resuelven. Y nos parece que eso es lo que tienen que hacer, que vaya eso por delante y nos alegramos. Pero por ejemplo, acaba de adjudicarse un proyecto para dar servicio a Las Jaras-Cerro Muriano (en Córdoba), liberando 15 millones de euros. Para Isla Mayor en Sevilla, con una población de 6.000 habitantes, han liberado 11 millones y pico de euros para crear el sistema de depuración, etc. Todo lo que es depuración va por cuenta de la Junta de Andalucía, lo que es conexión es el Gobierno central a través de las confederaciones. Para la Sierra Sur de Sevilla han liberado 50 millones más otros 50 que les van a llegar. En Córdoba, acaban de empezar un proyecto para hacer el tanque de tormentas que recoja las aguas que llegan de aluvión cuando hay una tormenta o lluvias intensivas, para retenerlas y luego ir soltando. Eso ha sido 22 millones.
Entonces, para nosotros en el norte, están pasándose la pelota. La Diputación cada día dice un nuevo proyecto o una nueva solución; el Gobierno central dice que le pidan el favor… Así estamos. Y, unos por otros, la casa sin barrer.
Si no salimos a la calle, sabemos que no se va a arreglar nada
P. ¿Están ya en una situación límite?
R. Sí, sí. Está llegando a los grifos de nuestras casas el agua que está contaminada. Hay índices que demuestran dónde hay un agua que es apta para el consumo y donde llega un agua correcta. Porque una cosa es que sea potable, y otra cosa es que sea buena, saludable. Una está en los límites y otra está como es debido.
La situación es límite, por ejemplo, en las ganaderías para dar servicio a las fincas que estamos sin agua. Una vaca en extensivo suelta por el campo, bebe en verano entre 100 y 120 litros de agua al día, en intensivo 180 litros o por ahí. Luego, los cerdos también beben, las ovejas… Para todo eso estamos sin agua. Con la sequía los niveles freáticos han bajado. Y estamos recibiendo el agua con cisternas, en depósitos antiguos, de los que recoge Covap y el Ayuntamiento de Villanueva, para dar agua a los ganaderos. Tenemos que mandar una cisterna, que cuesta un dinero, para poder dar agua a los animales.
Se están liquidando cantidad de cabezas de ganado, que eso va a repercutir en la economía en los próximos años. Porque claro, si no les puedes dar agua… Tú los puedes tener a media dieta, pero sin agua no.
Está siendo un problema brutal. Afecta a las personas que estamos yendo con garrafas a recoger el agua de cisternas y está afectando a la ganadería que es nuestra base económica.
P. ¿Está influyendo también al turismo rural? Porque alguien puede plantearse mucho ir a un sitio en esa situación.
R. Sí, claro, claro. Aún así, este año, como la zona nuestra es excepcionalmente valiosa para eso, tenemos una red de turismo, tenemos la declaración de starlight, tenemos una red de magníficas instalaciones, hoteles con encanto, fincas que se han reconvertido, cortijos quese han salvado de la ruina convirtiéndolos en casas rurales… No hay día que no lleguen peticiones. Aún así, hemos tenido una ocupación de más del 80% este verano.
Pero claro, hay que explicarle a la gente que viene que no pueden beber agua del grifo, que les vamos a aportar garrafas de agua, que hay que comprar en el supermercado o rellenar de la que llega en cisternas. Pero claro la gente quiere ver una etiqueta y una garrafa que no esté abierta. Está repercutiendo en todo.
P. ¿Se han cifrado ya de alguna manera esas pérdidas en la ganadería sacrificando animales o en el turismo, en esos motores económicos de las comarcas?
R. En este momento no tenemos cifras exactas, pero lo sabremos. Se están vendiendo a bajo precio cantidad de animales, porque si tienes en una finca cien vacas y no tienes agua para darles… Lo tienes que rebajar. ¿Y eso cómo se hace? Pues vendiendo a bajo precio, a que se lo lleven a cebaderos que hay en Murcia o en Toledo. Y estamos trabajando como en África, criando materia prima que no nos deja un beneficio decente para sobrevivir.
P. ¿Cómo es el día a día de un vecino del norte de Córdoba sin agua potable en el siglo XXI?
R. Puedo decirte que hay padres, muy preocupados, tienen que bañar a su bebé con agua comprada porque saben lo que llega por el grifo. Personas mayores que no pueden ir a retirar las garrafas de agua a las cisternas y se están formando voluntariado de gente joven para poder acercarles esas garrafas. El otro día, llenando garrafas en Pozoblanco, llegó una persona mayor con 25 garrafas para un comedor social que hay y tienen un presupuesto muy ajustado para dar ayuda a la gente. Rellenando todas esas garrafas y llevándoselas en su coche.
Pero imagina personas mayores que están en sus casas, que no tienen posibilidad de bajar a por ellas y que alguien se lo tiene que llevar. En unos casos tienen familia, pero en otros no. Gente que sus hijos han emigrado y ya no viven allí o gente, como llegó el otro día delante de mí, un señor con una moto preparada para una persona discapacitada, pues con sus tres garrafas llevándoselas como podía y luego pidiéndole a un vecino que se las subiera, porque vive en un segundo piso. Está afectando como no os podéis imaginar.
Para instalar un cementerio nuclear sí nos tuvieron en cuenta
P. ¿Hay resignación entre los vecinos?
R. Bueno, como nos tienen acostumbrados a la resignación y el ‘aguantaforma’, pues quizás si esto hubiera sucedido en otro lugar, la gente estaría quemando contenedores y cortando carreteras. Somos gente que estamos acostumbrados a que nos las tenemos que organizar por nosotros mismos, porque se han olvidado de nosotros. Y eso va creando huella.
De todas maneras, también tengo que decir que, cuando han llegado momentos de este tipo, la gente ha sabido ponerse en pie. Lo hicimos con el cementerio nuclear, lo hemos hecho con los hospitales, lo hicimos con el tren y desde luego con el agua, si esto sigue adelante por mucho tiempo, tendrán que pensárselo, porque llega un momento en el que ya la cosa no se puede aguantar. Y, a pesar de que somos tan pacíficos y tan resignados, vamos a pasar a otros modos.
P. Hay un problema ya arrastrado en estas comarcas y no sé si puede influir ahora la falta de agua, que es la despoblación, que cada vez haya menos habitantes en la zona.
R. Esto lo agrava. Lo de la despoblación, ahora los políticos parece que lo utilizan para quedar bien, porque parece que se ocupan de los ciudadanos. Y aunque hay políticos buenos, sacrificados y que ha dedicado su vida a luchar por los demás, desgraciadamente hay otros que es su modo de vida. Entonces, utilizan eso -hablar de la despoblación- para quedar bien en los mítines, pero sabemos que en el 90% de los casos es mentira. Luego se olvidan. Porque para que no haya despoblación, habrá que hacer planes, habrá que hacer accesibles las comarcas, habrá que dotarlas de lo indispensable, de colegios, de hospitales, de conexiones por carretera y por tren, facilitar la vida.
Tenemos toda la zona norte con pueblos preciosos, magníficos, tenemos de todo, mercados, escuelas, hay de todo, pero cada vez somos menos habitantes. ¿Por qué? Porque la gente, si la economía no avanza, la gente se tiene que ir.
Sin embargo, lo que a mí me indigna más es no aprovechar que estamos en un momento, debido a la pandemia, que quizás ha abierto los ojos mucho a la gente y ha cambiado. Internet ha facilitado que cantidad de gente pueda estar trabajando desde su casa y desplazarse una vez a la semana al centro de trabajo, a Madrid, a Barcelona, a Cádiz o a Sevilla. Y eso le permite vivir en un pueblo, donde la vivienda es baratísima, donde hay casas estupendas, donde los colegios funcionan bien. Yo tengo un ejemplo: mi hija tuvo que cerrar dos negocios en Formentera con la crisis, se vinieron a la comarca de Los Pedroches y están encantados, no se quieren ir de allí. No quieren ni siquiera acercarse por el negocio que tienen en Córdoba. ¿Por qué? Porque la vida es mucho más fácil, mucho más barata. Un apartamento en Córdoba te cuesta 800 euros el alquiler. Sin embargo, en Villanueva de Córdoba por 300 euros tienes una casa magnífica con patio, fresquita en verano, cálida en invierno, con los niños correteando por la calle con sus amigos sin necesidad de llevarlos y traerlos.
O sea que, este momento es crucial, en el que la gente joven ha visto que es preferible vivir en un pueblo y viajar los fines de semana o de vez en cuando fuera, a estar viviendo en una ciudad grande donde es muy caro vivir, donde vives para trabajar, donde las circunstancias no te permiten otra cosa. Y deberíamos aprovechar ese momento.
P. Para eso hacen falta esas oportunidades y esas infraestructuras…
R. Voluntad política. Que no lo digan de boquilla y lo hagan, que planifiquen. ¿Para qué están los políticos? Muchas veces pienso que si estuvieran en una empresa privada no duraban un ejercicio económico. Porque, si se promete una cosa, hay que llevarla a cabo, hay que demostrar que se está haciendo algo para ello. Se presentan a las elecciones, les votamos y además les pagamos por ello. Entonces, ¿por qué no se les exige cumplimiento, por qué no se les exige que si no cumplen lo que dicen no haya que esperar cuatro años para que cambien las cosas? Si hay un gestor que es un presidente de una entidad y no funciona y no da respuesta a las necesidades que tiene que cubrir y al presupuesto que tiene que manejar, pues que se vaya y entre otro. Pero no, ahí se sigue calentando el sillón.
P. Ahí también se ven esas ‘soluciones provisionales para siempre’ que decía antes, el cortoplacismo.
R. El cortoplacismo. Para mí esa frase resume lo que hacen con el norte. En enero estábamos a punto de quedarnos sin agua en el grifo. Bueno, pues el Gobierno central, a través de Emproacsa, hizo la conexión de La Colada con Sierra Boyera para mandar el agua, depurarla y que sirviera a las dos comarcas. Eso fue una solución provisional, porque falta energía suficientemente potente -porque esa es otra, no tenemos, allí no se pueden instalar grandes cosas porque no hay energía eléctrica-, entonces La Colada tiene un sistema de energía que no sirve para nada. Tuvieron que poner unos grupos electrógenos que todos sabemos que, cuando se tira todo un día funcionando lo tienes que apagar porque empieza a echar humo, porque se ha recalentado.
Para abrir el hospital de Pozoblanco hubo que hacer un encierro; para el de Peñarroya, una huelga de hambre
P. Fallaron, de hecho, si no recuerdo mal
R. Fallaron, sí. Estuvimos con pueblos que se quedaron una semana y media sin agua, como Hinojosa del Duque y Belalcázar, Pozoblanco también estuvo varios sin agua por eso. ¿Por qué? Porque las soluciones son provisionales para siempre. Entonces, así estamos.
La solución del tren: tres trenes diarios provisionalmente, para ver qué pasaba. Han pasado los años y seguimos como estábamos, con un tren más. O sea, todo se hace provisional, para siempre.
P. Si no se hace lo necesario, ¿el norte de la provincia corre peligro de acabar muriendo?
R. Claro. Si nos ponen tales dificultades, y en lo del agua vemos que pasan los meses, que el tiempo se echa encima, que tenían que haberse sentado hace ya mucho tiempo a solucionar ya de una vez la situación y andamos con disputas de ‘esto te toca a ti, esto me toca a mí, no que esto es tuyo’. Entonces vemos que dentro de unos meses vamos a tener dificultades incluso para recibir esa agua. Y no vemos que haya una planificación, que se atiendan a las necesidades. ¿Y eso qué está haciendo? Pues que la gente joven se busque la vida por ahí. Nos están abocando a la despoblación, cuando tenemos medios para sobrevivir y sobrevivir bien.
Las comarcas de Los Pedroches y del Guadiato son una joya, a nivel de naturaleza, de industria porque tenemos la ganadería extensiva más grande de España, producimos el jamón ibérico de bellota con la denominación de origen más exigente y que tiene más prestigio de Madrid para arriba, tenemos muchísimas cosas, monumentos, una vida llena de tradiciones que no hay que inventarse porque siguen vivas.
La gente cuando viene del norte, de Madrid, de Barcelona, extranjeros que vienen, se quedan asombrados cuando ven la joya que es la dehesa del norte de la provincia de Córdoba, que es la mayor dehesa continua del mundo. La dehesa es un sistema natural muy completo, muy particular, precioso, una maravilla.
P. Mirando al futuro, ¿cree que debería persistir esa ganadería, ese turismo, ese reservorio natural?
R. Totalmente, es nuestra joya. Pero eso pasa por que nuestros ganaderos puedan producir, por que el Guadiato tenga vida con el potencial que tiene, por que nuestros jóvenes no quieran irse y encuentren que pueden trabajar en gran parte desde sus propios pueblos sin perder la conexión con el resto del mundo.
Entonces, si no nos dan las herramientas básicas que son las comunicaciones, que haya una buena red de internet, que haya una red eléctrica decente para que nuestra industria agroganadera pueda seguir adelante, pues es que nos están cortando la vida.
P. ¿Un deseo para el futuro inmediato?
R. Pues que los políticos se sienten de una vez, que sean decentes, que miren a nuestra tierra, que no vamos a permitir que nuestra tierra se muera, que lo tengan clarito. Que si les tenemos que complicar la vida, se la vamos a complicar y que, por decencia, deberían sentarse y resolver los problemas que tenemos, que los resuelven y bien resueltos para otras zonas.
P. Y que llueva para todos…
R. Sí, que llueva, pero tenemos que saber que estamos en un momento de cambio climático, que la lluvia llega pero ya vemos cómo llega, que esto lo vienen diciendo los científicos desde hace décadas y que hay que tomar medidas. Y que esas medidas se pueden tomar y pueden atemperar los problemas que va a haber.
Pero claro, si nos pilla con la ropa sin lavar, con los pantanos sin conectar, con los pueblos sin depuradoras o con depuradoras que no sirven, con el tren que solo una pequeña parte sirve para nosotros… Se tienen que poner a ello, tienen que mirarnos, tienen que corresponder a los impuestos que pagamos. No nos rebajan los impuestos que pagamos por tenernos allí fastidiados. Que sean decentes, se sienten, planifiquen y cuenten con la población.
La falta de agua potable es lo más grave que nos ha pasado
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