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Copa del Rey
El corazón dividido de Sergio León: entre el amor y las raíces

Sergio León besa el escudo del Betis en la previa del encuentro con el Atlético Palma del Río

Cristian López

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No cabe duda que a lo largo de las últimas semanas se han derramado muchas lágrimas entre los vecinos de Palma del Río. Desde el día mismo de conocer el sorteo de la Copa Rey, los nervios, la emoción, la incertidumbre, las ganas desmedidas y, quizá sobre todo, los recuerdos han pasado por los pocos más de 20.000 habitantes que tiene la localidad cordobesa. Como ya se sabía, pese a su condición de cordobés, es un municipio que respira beticismo, ya no solo por la proximidad con la provincia hispalense, sino igualmente por el arraigo que ha supuesto que uno de sus vecinos más ilustres sea una leyenda del club verdiblanco. Unos se emocionaban al ver a sus abuelos llorar mientras llegaban al estadio, otros al recordar cuando iban de pequeños junto a sus padres a ver a sus ídolos en el Benito Villamarín. Sin embargo, quizá ninguno de ellos pueda explicar una emoción tan sufrida, y al mismo tiempo disfrutada, como la que tuvo que vivir Sergio León.

De largo, el delantero palmeño fue el gran protagonista del día más especial de toda la historia del fútbol en Palma del Río. El destino ha querido que, en plena recta final de su trayectoria deportiva, que le ha visto vivir más de 300 encuentros entre Primera y Segunda División, además de alguna participación a nivel europeo, se cruzaran en su camino el equipo de su vida y de sus amores deportivos. El de sus raíces y el que le convirtió en leyenda. Como ya se ha dicho, hay mucho beticismo en Palma del Río, aunque a buen seguro nadie tuvo el corazón tan dividido como Sergio León, que experimentó uno de los encuentros más emocionantes a los que ha tenido que enfrentarse en más de una década de carrera profesional.

Una velada que remarcó su figura ya desde antes del pitido inicial, pues la misma sirvió para que el feudo palmeño quedara para siempre grabado con su nombre. Era una decisión sabida y conocida, aunque finalmente se pudo hacer real y palpable sobre el césped. Estadio Sergio León. ¿Y el primer invitado de excepción para dicho acto? Nada menos que el Real Betis, en cuyas filas el delantero ha vivido más de un lustro entre el filial y el primer equipo. Familiares e infinidad de amigos no quisieron perderse un partido único para la localidad. Ya no solo por el mero hecho del premio deportivo, sino igualmente por la felicidad de compartir un momento inolvidable con uno de los suyos. Estuvieron esos compañeros de viaje que están lejos de los focos. Los que se iban con Sergio a jugar a la plaza de pequeños, al campo de tierra, pero también los ilustres con los que se encontró por el camino del profesionalismo. Desde Joaquín, que quiso entregarle su eterna camiseta verdiblanca con el 7 a la espalda, a otros muchos con los que se iba a medir sobre el propio terreno de juego.

El resultado, ciertamente, fue lo de menos, ya que el choque fue un mero trámite competitivo para un Real Betis infinitamente superior en fondo y forma. El fútbol lo ponían los verdiblancos, pero la ilusión, las ganas y el orgullo no faltaban entre los que vestían de amarillo y azul. Entre ellos, ese número 7 que dejó destellos de lo que ha sido toda la vida, un delantero de primer nivel. “Lo he disfrutado desde el principio. Me ha dado tiempo a hacer alguna jugadita, algún recorte. Me he vuelto a sentir futbolista como hace tres o cuatro años y la verdad que ha sido un día muy emotivo”, contaba el propio Sergio León en los micrófonos de Cope.

De hecho, pese a que no pudo marcar finalmente, sí que dejó su sello con la asistencia que sirvió para hacer el único tanto de los suyos. “Alguna lágrima se me ha saltado. Al final, quieras o no, ya no solo como capitán, sino como compañero, la alegría de ver a mi compañero emocionado, celebrándolo con la grada. Lo que quería era hacer disfrutar a los chavales del equipo, que es la primera vez que vivían un partido de este nivel. Cuando he visto que ha metido el gol, me he emocionado hasta yo. El chaval se ha puesto a llorar y me ha dado las gracias 20 veces. Prefiero eso a meter yo el gol”, afirmaba.

Sergio León en el momento de la asistencia del gol

Un futbolista que, tal y como han reconocido sus compañeros ya en infinidad de ocasiones, es uno más de una plantilla humilde y que quiere crecer junto a su vecino más ilustre. Sea cual sea el nivel, sea cual sea la categoría, Sergio León es un profesional en fondo y forma. Y quiso devolver el cariño a los suyos, puesto que, consciente de la importancia del partido, ha puesto mucho esmero en que fuera una experiencia única para su equipo. “Les he preparado el vestuario, que se lo he dejado como un equipo de Primera División, hemos estado dos semanas vinilando el vestuario con sus dorsales, les he regalado una foto grande y la hemos pegado para que al final de la temporada se la lleven. Para que sientan lo que es un equipo profesional cuando llegan estos partidos, y que por lo menos tuvieran esa cosita de llegar al vestuario y tuvieran esa sorpresa. De decir: este vestuario está a la altura del partido que vamos a jugar”, explicaba al término del duelo.

Betis, Reus, Murcia, Elche, Osasuna, Llagostera, Levante, Valladolid o Eibar. Plazas de primer nivel nacional. Todas han visto y disfrutado del fútbol y los goles de Sergio León. Entre Primera y Segunda División en la mayoría de los casos. Ahora hace lo propio en césped artificial. En División de Honor. En el equipo de su pueblo. Palma del Río. No sabremos si será su última parada antes de retirarse o un nuevo trampolín para una última oportunidad profesional. Lo que es seguro es que esta eliminatoria quedará para siempre grabada en su retina. El partido que más le dividió el corazón. Entre el primer amor y ese otro que es para toda la vida. Entre la pasión y las raíces.

Las imágenes del Atlético Palma del Río - Real Betis de Copa del Rey
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