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Tropiezo en una tarde gris

Jugadores del Córdoba CF tras la derrota

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Hay un viejo refrán que dice algo así como que no se debe vender la piel del oso antes de cazarlo. Y tampoco se puede pensar más allá del próximo y más inmediato objetivo. La visita a Villanueva de la Serena establecía un contexto muy peligroso para el Córdoba, pues se producía apenas 48 horas antes de la final de la Copa RFEF que se jugará en El Arcángel, y pocos días después de conocerse el cruce de Copa del Rey ante el Sevilla. Sin duda, dos enfrentamientos realmente atractivos, tanto para el plantel como para la afición, aunque eso no debía hacer variar el foco del propósito real, que no es otro que la competición liguera. El siguiente paso se jugaba en la localidad pacense, aunque aquí el Córdoba careció de su imagen habitual.

Y lo cierto es que los blanquiverdes salieron dispuestos a cumplir en su reto más próximo. Así se produjo una puesta en escena de máxima verticalidad por parte de los de Germán Crespo, que se apuntaron la primera ocasión de peligro a los pocos segundos del inicio, gracias a un tiro lejano de Fuentes que fue repelido por el meta local. Además, precisamente de ese córner saldría la segunda oportunidad, en este caso a través de un centro largo de Javi Flores, que lo enganchó de volea Willy. Sin embargo, el ariete no encontró puerta en esta ocasión.

Quizá por mérito del Villanueva o por falta de acierto califal, hasta ahí llegó la reacción inicial cordobesista. Es más, el partido fue tranquilizándose progresivamente tras esa salida puramente eléctrica, dando paso a un tramo más tosco y con muchas faltas que impedían un juego fluido.

Poco a poco se iba tornando hacia un choque muy complejo para los intereses de los de Germán Crespo. Y es que el Villanovense, con las líneas muy juntas, sabía contener a la perfección las acometidas cordobesas, que no fueron muchas durante el primer acto. El encuentro transcurría a un ritmo bajo y totalmente carente de acercamientos a puerta. La verticalidad inicial dio paso a un sendero completamente plano en el que prácticamente nadie lograba ver portería con relativa claridad.

Así es, funcionaba a la perfección, hasta el momento, el plan establecido por Julio Cobos para secar, al menos así fue durante los primeros 45 minutos, al plantel más activo ofensivamente de toda la categoría. La pólvora no andaba nada ajustada. De hecho, la segunda ocasión del Córdoba se produjo en la recta final del primer tiempo, por medio de una galopada en solitario de Simo, cuyo disparo se marchó muy alto. No había prácticamente espacios. Tampoco claridad. Ni para uno, ni para otro bando. Un pobre bagaje ante el que el descanso debía servir para establecer mejores ideas. Pero la presión sí que comenzaba a pesar más en uno de los dos equipos.

La pausa pareció sentar como un descanso de liberación para ambos conjuntos, que saltaron de nuevo al césped dispuestos a todo, aunque ahora además con la marcha afinada de cara a portería. De hecho, en apenas seis minutos, tanto Córdoba como Villanovense sumaron sendas oportunidades claras, dando paso a una reanudación a ritmo altísimo y dejando de lado las dudas y errores constantes del primer tiempo. Es más, fueron los mejores minutos de los locales, que fueron poco a poco acorralando a un Córdoba que estaba pasando ahora apuros reales.  

La insistencia tuvo recompensa para el equipo extremeño. Y es que la presión de los de Julio Cobos estaba provocando dudas en la zaga cordobesa, y justo uno de esos fallos en la salida de balón propició una contra por la derecha en la que Seth la puso atrás para que Clausí, solo y a placer, golpeara con todas sus fuerzas a la escuadra de la meta defendida por Carlos Marín. Duro golpe y algo más de 20 minutos para resurgir. Pero hoy no era el día.

El Córdoba se lanzó con todo y a la desesperada en busca de un empate que parecía muy complicado de alcanzar. No por falta de recursos, sino más bien por escasez de juego. No le salía nada el equipo de Germán Crespo, que entró en la fase final del partido como el gran dominador de la contienda. El Villanovense, por su parte, se defendía con uñas y dientes ya completamente encerrado en su campo. Pero más allá de ciertos tímidos acercamientos y de balones que rondaban el área sin encontrar rematador, no hubo mucho peligro hasta el final. Primera derrota de la temporada para un conjunto califal que se desconectó en el peor momento. Una semana que deja un contexto ilusionante y una dura caída para aprender a poner el foco en lo importante.

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