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Balance positivo tras un curso de bronce con luces y sombras

Bernardo y Rafa Gálvez celebran un gol del Córdoba B. FOTO: LARREA

Rafael Ávalos

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La satisfacción del Lucena no es completa al no lograr al menos una plaza para la Copa del Rey, mientras el Córdoba B celebra por todo lo alto una salvación que tiempo atrás parecía imposible

Apenas con dos posiciones de distancia terminan los dos representantes cordobeses del Grupo IV de Segunda B. Aunque la diferencia de puntos es mucho mayor, ya que alcanza la decena. Al final, uno es noveno y otro undécimo. En lo que al primero se refiere, puede parecer que la temporada dejó un mal resultado final; en cuanto al segundo, está claro que cerró una campaña meritoria. Sin embargo, lo cierto es que tanto Lucena como Córdoba B cerraron el curso en la categoría de bronce de manera satisfactoria. No en vano, para los celestes lo primero siempre es el afianzamiento de una división en que cumplió su séptima participación, tanto consecutiva como de su historia. Y lo volvieron a conseguir sin problemas. Por su parte, el filial blanquiverde logró una trabajada permanencia que meses atrás parecía ser imposible, de forma que el próximo ejercicio volverá a militar en una Segunda B en que aparecía en verano con el rol de debutante. Este domingo terminó el campeonato, por lo que toca realizar balance de lo que fue para los dos conjuntos.

El Lucena echó el cierre a la temporada con el mal sabor de boca de no haber podido ganar un puesto en la próxima edición de la Copa del Rey. Era el premio menor que le quedaba después de que se le escaparan las opciones de competir una vez más en las eliminatorias por el ascenso a Segunda A. El equipo de Falete se quedó sin repetir el éxito que había obtenido en las dos anteriores campañas. Finalmente, terminó en una novena plaza que quizá desluzca un campeonato que estuvo marcado, entre otras cosas, por lesiones y alguna salida en pleno curso. El cuadro celeste completó el ejercicio con 55 puntos y con 42 goles a favor, tres menos de los que encajó en total. Esos números le posicionan a 16 puntos del cuarto clasificado. En cuanto a las cifras de dianas, fue el décimo conjunto que más anotó y el séptimo que menos recibió. La situación más complicada fue la que atravesó entre las jornadas 28 y 35, en que sumó ocho partidos sin conocer la victoria, con tres empates y cinco derrotas.

Fue precisamente esa dinámica la que hizo que perdiera la posibilidad de volver a jugar el play off. Tampoco resultó positivo el inicio de la campaña, ya que sólo logró tres puntos en los cuatro primeros encuentros del campeonato de Segunda B. De esta forma, no ganó hasta la quinta fecha, cuando se impuso por 0-2 al San Fernando. Ya antes de disputar ese choque en tierras gaditanas había quedado eliminado de la Copa del Rey. Cayó de forma dolorosa en Leganés, de donde salió con un 5-1 final en el tanteador. Tras vencer su primer duelo de la temporada encadenó otros seis sin conocer la derrota, por lo que alcanzó los ocho. Así, al paso por la jornada 11 tenía una desventaja respecto del cuarto clasificado de sólo dos puntos. En cuanto a nombres, si hubo un protagonista por parte aracelitana éste fue Javi Gómez. El veterano delantero marcó nada más y nada menos que 18 goles, de forma que acabó como el cuarto máximo anotador del Grupo IV (junto al ex del Lucena Fernando y a Juan Villar, del Cádiz). Sus tantos, además, fueron en muchas ocasiones salvadores, pues o bien daban el triunfo, o bien servían para empatar un resultado adverso.

Más satisfactoria aún fue la temporada para el Córdoba B, que consiguió su objetivo de mantener una categoría en que no había competido nunca antes. Esa sensación positiva es mucho mayor si se tienen en cuenta las circunstancias que tuvo que salvar el equipo de José Antonio Romero a lo largo de la campaña. Porque el filial alcanzó la jornada 8 con sólo un punto sumado. Un bagaje que no mejoró demasiado a falta de dos partidos para el final de la primera vuelta. Entonces, en la fecha 17, apenas había ganado un partido y empatado otros cinco. Sin embargo, antes de iniciar el período vacacional de Navidad cosechó dos nuevas victorias que sirvieron para encarar con otro ánimo distinto la segunda parte del campeonato. Fue ahí donde culminó una remontada histórica. En total, 31 puntos sumó en esos 19 choques, de los que perdió seis. Y al final, le sobró al cuadro blanquiverde un duelo para sellar su continuidad en el Grupo IV de Segunda B. Acabó undécimo, con 45 puntos y con 42 goles a favor, ocho menos de los que encajó. Por tanto, fue, al igual que el Lucena, el décimo conjunto con más dianas, mientras que sólo tres rivales recibieron más.

Sin lugar a dudas, su peor momento lo vivió al inicio del campeonato, cuando estuvo ocho jornadas sin ganar. Las mismas en que dirigió al equipo Pepe Puche. El cambio de técnico no trajo consigo un gran cambio a corto plazo, pues de la mano de José Antonio Romero se sumaron otras cinco fechas sin vencer. El primer triunfo de la campaña, y también del filial en la categoría de bronce, no llegó hasta mediados de noviembre, cuando se ganó por 1-0 al Écija. La mejor dinámica de choques sin conocer la derrota se dio en dos ocasiones y fue de cuatro duelos, si bien en la última de éstas rachas se añadió otro dato positivo: encadenó cuatro triunfos seguidos. Este hecho sirvió para completar el trayecto hacia la permanencia. En lo que se refiere a nombres, el protagonismo fue para el técnico, un Romero que hizo de lo imposible una realidad. Dentro del vestuario, muchos fueron los jugadores que podrían apuntarse como importantes, aunque la consecución del objetivo fue más fruto del trabajo colectivo que de individualidades que resultaran determinantes.

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