La luz del éxito de un niño de Palma del Río
Apoteósico recibimiento en la estación de Córdoba a Antonio José, ganador de la tercera edición de La Voz | Decenas de fans aguardaron la llegada de su joven ídolo
Desde bien temprano, con calor en el ambiente y en los corazones, muchos fans -la mayor parte chicas jóvenes- se apostaron en la estación de Córdoba para verle. Faltaban aún un puñado de horas para que llegase el AVE, pero nadie se aburría. Hablaban de él, cantaban sus canciones y apostaban sobre quién sería capaz de abrazarle o darle un beso. Antonio José Sánchez Mazuecos es el chico de moda. Se lo ganó a pulso. El griterío cuando puso el pie en Córdoba fue atronador. El joven no paraba de sonreír tras subir desde el andén por las escaleras mecánicas. Arriba le esperaba una marabunta de admiración y cariño. Estaban sus fieles de siempre, las chicas que se saben de memoria cada uno de sus requiebros y las que le han sacado humo al móvil votándole en el concurso. Se pudo ver en la comitiva de recepción a la nueva concejala de Cultura, la socialista Mar Téllez. La algarabía fue tremenda. Gritos, piropos, pancartas y un buen puñado de selfies en los que colaboró, con complicidad, el propio Antonio José. Y aún le queda el retorno a su pueblo, Palma del Río, donde los homenajes se sucederán sin freno.
Antonio José llegó a Córdoba después de unos días de tensión extraordinaria y alto voltaje emocional. Es el campeón de La Voz, el talent show de Telecinco que busca cantantes para el futuro. Es una programa paradójico, en el que Alejandro Sanz, David Bisbal -éste en la edición anterior- o Antonio Orozco detectan, instruyen y examinan a los nuevos Alejandro Sanz, David Bisbal o Antonio Orozco. Se buscan herederos, pero también figuras originales, voces distintas. Y Antonio José, según le recalcaron todos los coaches -Sanz, Orozco, Malú y Laura Pausini-, tiene algo. Su manera de interpretar clásicos de la música con un deje especial marcó al jurado, al público y, finalmente, a los miles de espectadores que le dieron su voto para que se impusiera en una reñida final -tuvo el 30% de los apoyos- a Marcos, su máximo adversario.
Cuando Jesús Vázquez, el presentador, gritó su nombre como ganador, comenzó para este joven palmeño una espiral de acontecimientos que aún no ha terminado. Dio una rueda de prensa, pasó por los principales programas de la cadena Telecinco y ahora le tocará fijar los próximos pasos de su porvenir profesional. En su día fue un niño prodigio y hubo un momento en el que el fútbol -llegó a estar en la selección de fútbol sala- le llenaba el espacio de las ilusiones. Pero la música estaba ahí. Y volvió a salir. Y lo hizo a lo grande. “No es fácil entrar en el mundo de la música, tener un boom de pequeño y luego quedarte aislado. Retomar lo que realmente sientes es difícil”, contó con una sinceridad brutal a los periodistas. “He presentado muchísimas maquetas, y siempre era un 'no'. Te desilusionas un poco”, reveló el cantante. Ahora grabará un disco con el sello Universal como premio por haber ganado el concurso. Tiene claro que no volverá a Eurovisión. “Yo quiero ser Antonio José. No Antonio José el de Eurovisión, o algo así. Antonio José”, explicó en Madrid. En Córdoba no tuvo que expresarse con palabras. Le bastó responder con gestos y besos a las muestras de amor de sus fans.
“Le conozco desde que era pequeño”, dicen sus seguidores. En su pueblo se ha convertido en un ídolo. Allí saben bien quién es. Pero también en otros muchos puntos de España. A Antonio José le conocen desde que era un crío porque lleva prácticamente toda su vida dedicado a la canción. “La gente que me conoce sabe lo que he pasado por triunfar en la música. Mis padres y mis amigos lo saben”, decía en el mismo escenario tras conquistar la tercera edición del famoso concurso. Más de cuatro millones de personas siguieron en directo su espectacular gala final. Lloró como el niño de Palma del Río que aún sigue siendo. En 2006, con apenas 11 años, defendió a España en el Eurojunior, el festival de Eurovisión para niños. Quedó segundo y rozó la victoria. Ahora, con 20 años, se ha hecho hombre y vive sus horas de mayor felicidad. “Es lo más grande que me ha pasado en la vida”, manifestó, embriagado por la emoción. Lo mejor, sin embargo, aún está por llegar.
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