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Unos voluntarios buscan fondos para llevar cultura y deporte a un campo de refugiados

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Alejandra Luque

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De llevar juguetes a campos de refugiados a querer convertir uno de ellos en “un lugar que haga más fácil el día a día”. Así describe Sara Pérez el nuevo proyecto que desde la organización Cambiemos el juego va a emprender junto con varios voluntarios. El pasado mes de enero, Cambiemos el juego viajó hasta algunos campos de refugiados en Grecia con el objetivo de llevar juguetes a los niños que se han visto obligados a vivir allí.

Después de esta experiencia, esta asociación de voluntarios ha decidido viajar de nuevo a uno de ellos, Tríkala, con un proyecto más ambicioso: mejorar la calidad de vida de las 250 personas que conviven allí. Y, para ello, hacen un llamamiento a la sociedad para la recaudación de fondos que se destinará exclusivamente al proyecto y no a los gastos de cada voluntario.

“Hemos elegido Tríkala por la situación en la que se encuentra ese campo. En nuestro viaje vimos que hay dos tipos de campamentos: los que tienen presencia de alguna ONG y los que sólo cuentan con militares. Y este último es el caso de Tríkala”, explica Pérez. Tal y como describe la voluntaria, “en este campo, las personas que residen son de procedencia kurda y siria y la ayuda que reciben es por parte de los militares que lo gestionan”. Pero, ¿en qué consiste esta ayuda militarizada? “En dar tan sólo tres comidas al día y productos básicos”, detalla Pérez.

Y no sólo eso. La presencia de una ONG también beneficia a las relaciones que se establecen en el campo de refugiados. Pérez explica que son las organizaciones “las que hacen actividades con los niños, coordinan las tareas, están pendientes de la convivencia o distribuyen los bienes y las ropas”. Por ello, Cambiemos el juego viajará hasta Tríkala durante los meses de julio y agosto para ofrecer a los refugiados todo aquello que no tienen dada la ausencia de ONGs.

Así, los voluntarios prevén realizar actividades socioculturales para todas las edades, “proporcionando medios y herramientas para que ellos puedan seguir gestionando los espacios creados con independencia”. En definitiva, actividades salir de la rutina; “crear buena convivencia, fomentar la educación y que los refugiados se sientan independientes”.

Entre las actividades que los voluntarios quieren llevar a cabo son de tipo deportivo (torneos de fútbol, baloncesto, voleibol...), lúdicas y culturales (creación de un espacio para la lectura y el aprendizaje) y espacios de convivencia “a través de una zona común y un espacio para mujeres, gestionados por ellas mismas y sin necesidad de voluntarios”.

Para la recaudación, la organización ha abierto una cuenta bancaria y hará eventos benéficos como los que ya celebró con la Banda Sinfónica de Córdoba y el arroz solidario que llevó a cabo en el bar El Clandestino. El siguiente tendrá lugar en Ubrique donde realizarán actividades deportivas para los niños durante todo el día.

En el primer viaje de Cambiamos el juego, los voluntarios también recurrieron a las donaciones como método necesario para poder llevar a cabo el proyecto. Así, llegaron a recaudar más de 9.000 euros, una cifra que “mucho más alta de lo que nos esperábamos”. Esto hizo que ampliaran el rango de edad de las personas a las que pudieron atender. Y, además, no sólo llevaron juguetes sino que también pudieron entregar un polar para cada niño. La voluntaria cuenta que “con el dinero que nos sobró, pudimos una lista de productos que más falta le hacían a todas las familias”. Así, llevaron hasta los diferentes campamentos productos de primera necesidad como pañales, leche en polvo o toallitas.

https://youtu.be/yrwkgkAHbU0

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