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El Obispo de Córdoba llama a ser “solidarios” con la migración, que considera “un signo de nuestro tiempo”

El obispo de Córdoba, Demetrio Fernández.

Europa Press

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El obispo de Córdoba, Demetrio Fernández, ha afirmado que “no podemos mirar para otro lado” y ha llamado a los cristianos a ser “solidarios” ante el que ha definido como “un fenómeno masivo”, el de la migración, que constituye “un problema muy complejo y desbordante”, pues se trata de “una avalancha de personas moviéndose por todo el mundo y accediendo a los países desarrollados por todos los caminos posibles: por tierra, mar y aire”, huyendo, en muchos casos, de la persecución o la guerra.

Así lo ha destacado el obispo en su carta semanal, recogida por Europa Press, en la que señalado que la migración “es un signo de nuestro tiempo, la gran movilidad humana provocada por la búsqueda de una situación mejor para uno mismo y para la propia familia, a los que hay que añadir los que tienen que trasladarse de lugar a la fuerza, por motivos de persecución o de guerra”.

“Estos últimos --ha proseguido en su carta-- superan los 100 millones de personas en todo el mundo, habiendo crecido en los últimos diez años de manera exponencial y alarmante. Sólo en España han sido acogidos 163.220, y cada año aumentan más, especialmente entre los menores de edad. Es por tanto un fenómeno masivo, y un fenómeno de jóvenes generaciones, de futuro”.

De hecho, según ha subrayado Demetrio Fernández, “los migrantes en busca de una situación mejor superan hoy en España los seis millones de personas, procedentes de Marruecos, Rumanía, Colombia, etcétera”, y “no le toca a la Iglesia resolver el problema político de cuántos, qué cuota anual o qué lugares de procedencia privilegiar”.

Para el obispo, “es un problema muy complejo y desbordante, y hemos de evitar echarnos las culpas unos a otros. Probablemente todos hemos pecado en este campo y necesitamos conversión. Constituyen una avalancha de personas moviéndose por todo el mundo y accediendo a los países desarrollados por todos los caminos posibles: por tierra, mar y aire. Nos llegan imágenes continuamente de pateras y cayucos, que rompen el alma, porque son personas, y en cada expedición mueren algunos, cuando no naufraga la embarcación entera. Todo un drama”.

El obispo de Córdoba ha argumentado que “a la Iglesia le corresponde hacer presente en la sociedad el mensaje de Jesucristo en torno a este campo tan delicado, en el que jugamos con personas, familias, situaciones inhumanas, violación de derechos o abusos”.

Ante ello, según ha resaltado Demetrio Fernández, “no podemos mirar para otro lado, no nos está permitido desentendernos del problema, como si a nosotros no nos afectara. Con paz y sin angustia hemos de afrontar la situación, aportando cada uno su grano de arena, y las instituciones de la Iglesia, sobre todo Cáritas, tanto parroquiales, como diocesana, prestar la atención que esté a nuestro alcance”.

En este punto, ha recordado que, “desde muy antiguo, el pueblo de Dios es un pueblo peregrinante hacia la tierra prometida y hacia el cielo, definitivamente, y en ese camino las gentes han sufrido todo tipo de carencias, de angustias y aprietos, y de violación de sus derechos”.

En este contexto, “la conciencia de que Dios camina con su pueblo hace que veamos a Dios corriendo la misma aventura que corren tantos millones de personas en el mundo. Los migrantes y refugiados nos provocan en su situación a todos los cristianos a ser solidarios con el amor que viene de Dios”, y por eso el obispo ha instado a que “vayamos a los pobres, vayamos a los emigrantes y refugiados, y nos encontraremos con Cristo que nos sale al encuentro”.

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