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Una mujer pide que el fondo propietario del piso donde vive le renueve el alquiler social que tenía

Margarita Cortés, sostenieno la pancarta

Alejandra Luque

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Margarita Cortés, una vecina de Córdoba de 54 años, se ha sentado este lunes en el banquillo de los acusados después de que un fondo buitre haya iniciado un procedimiento de desahucio del piso en el que vive desde 2016. El anterior propietario de la vivienda, el Banco Santander, suscribió con ella un contrato de alquiler social que caducó y que sus dueños actuales, Global Pantelaria, no quieren renovar.

El Juzgado de Primera Instancia número 2 de Córdoba ha escuchado este lunes a ambas partes y el juicio ha quedado visto para sentencia, aunque Margarita ya tiene fecha de desahucio: el 22 de marzo. En el piso vive con su hija y con un nieto de 12 años, y es su única alternativa habitacional. Los ingresos con los que cuentan son 613 euros de su pensión de viudedad y el coste del alquiler asciende a 213 euros.

En 2016, ante la falta de ingresos y tras enviudar, Margarita okupó una vivienda en el Sector Sur de la que era propietario el Banco Santander. La mujer afirma que “el piso estaba en condiciones deplorables, sin luz ni agua”, por lo que ella y su hija han intentado mejorarlo. Tras la intermediación de la Plataforma 15M Stop Desahucios y la Oficina Municipal de la Vivienda, Margarita firmó en 2019 un contrato de alquiler social con la entidad bancaria por la duración de tres años.

En 2020, el Santander vendió este inmueble al fondo buitre Global Pantelaria. Aunque el contrató expiró, Margarita explica que ha pagado íntegramente todas las mensualidades del último año, cuyos extractos se han aportado este lunes durante la sesión. Los representantes legales de la entidad han manifestado que no hay conciliación posible y rechazan una renovación del alquiler, ya que defienden que el contrato caducó a los tres años.

Sin embargo, el abogado de la mujer ha defendido que su vigencia es de siete años en aplicación de la legislación vigente cuando se cerró el acuerdo verbal, aunque en el contrato escrito reza una fecha posterior. El juicio ha quedado visto para sentencia.

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