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PATRIMONIO
Michele Lamprakos: “Los valores de la Unesco no se están protegiendo en la Mezquita”

Michel Lamprakos.

Aristóteles Moreno

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La primera vez que Michele Lamprakos penetró en el interior de la Mezquita de Córdoba se quedó en estado de shock. Entró por la puerta de los Deanes, avanzó a través del majestuoso bosque de columnas y, de repente, divisó la silla de San Pedro y la explosión de luz cenital que se derramaba por el crucero católico. Era el año 2008. No puede decirse que Michele Lamprakos fuera una turista cualquiera. La estadounidense es investigadora y arquitecta especializada en arte islámico con una sólida trayectoria académica a sus espaldas. Sabía, por lo tanto, qué se iba a encontrar en el corazón de uno de los edificios más emblemáticos del patrimonio arquitectónico del planeta. Y, sin embargo, el golpe emocional fue extraordinario.

Desde entonces, la experta americana ha venido a Córdoba en ocho ocasiones. La Mezquita Catedral y su intrincada biografía de identidades cruzadas se ha convertido en una de sus obsesiones académicas. En todos estos años, ha seguido con atención el controvertido litigio sobre la propiedad, el nombre y la gestión del monumento. Ha rastreado en decenas de archivos y se ha entrevistado con infinidad de expertos, intelectuales, conservadores, arquitectos, periodistas y profesores universitarios para desentrañar las claves de un edificio mágico atravesado por el pulso de los dos grandes monoteísmos contemporáneos. De hecho, acaba de regresar del Vaticano, en cuyos archivos se ha sumergido durante una semana.

Quedamos en la Puerta del Puente a las 11.30 de la mañana. La sesión fotográfica tiene lugar en el muro oeste de la Mezquita, antes de sentarnos a conversar largamente sobre un monumento enigmático que hoy, 1.250 años después, sigue removiendo algunos de los interrogantes más irresolubles de España.

PREGUNTA. ¿Cuándo tuvo conocimiento de la existencia de la Mezquita de Córdoba?

RESPUESTA. Desde mis primeros estudios. Todos los profesores de arquitectura tienen a la Mezquita como uno de los edificios más importantes del mundo. Y, a veces, los alumnos decían: “Qué impresionante es la Mezquita, pero ¿qué hay en el centro?”. Mucha gente me pregunta que por qué estoy tan enganchada estudiando las capas cristianas de un edificio islámico. Para mí, siempre ha sido un misterio la existencia de la Catedral en el interior y he investigado para llegar a la raíz y saber por qué está ahí dentro.

P. Eso es lo que más le llamó la atención.

R. Por una parte, siempre me ha interesado estudiar la adaptación al uso de los edificios. Y, en el caso específico de la Mezquita, cuando vine a Córdoba, me quedé muy sorprendida cuando vi el folleto del monumento.

P. ¿Qué le sorprendió del folleto?

R. Había una visión muy negativa de la parte islámica. Se decía que los musulmanes no estaban por la tolerancia porque destruyeron la llamada iglesia de San Vicente. Me sorprendió leer eso. Luego me enteré de los conflictos con los musulmanes que querían rezar y no les dejaban. Yo había venido entonces como evaluadora del Museo de Medina Azahara para el Premio Aga Khan de Arquitectura. Eso fue en 2010, justo en la época en que le estaban borrando el nombre a la Mezquita. Aluciné y le dije a Carlota Álvarez Basso [gerente de la Fundación Córdoba Ciudad Cultural] que borrar el nombre venía muy mal para la campaña de la Capitalidad Cultural de Córdoba porque va en contra de la idea de convivencia y tolerancia. Y entonces me di cuenta de que había una historia detrás.

La Iglesia intenta ocultar con elementos cristianos la obviedad de la arquitectura islámica

P. ¿Qué sintió cuando entró en la Mezquita por primera vez?

R. Yo la había estudiado como arquitecta e historiadora. Cuando entré por la puerta principal, el crucero no se veía. Estaba escondido. Y, cuando te vas acercando, vas viendo esa mayor luz en medio, hasta que, de repente, ves la silla de San Pedro y cómo va cambiando el espacio. Cuando estuve en el centro del crucero me quedé en shock.

P. ¿Cómo interpreta una investigadora estadounidense el conflicto identitario de la Mezquita de Córdoba?

R. Fernando Chueca dice una cosa de la Giralda que a mí me gusta mucho: “No puedes decirle a ningún sevillano que la Giralda es un edificio histórico, porque sigue absolutamente vivo”. La Mezquita de Córdoba tiene esa misma frescura.

P. Pero, cuando usted observa como estadounidense ese conflicto de identidades, ¿cuál es su sensación?

R. Yo estoy enfadada con el asunto e intento siempre ir al pasado para buscar respuestas. Y veo la historia de la Mezquita cíclica en un conflicto que nunca se resuelve. Es una espina que sigue picando porque este conflicto identitario forma parte de su historia. Es el único ejemplo en España de una mezquita que ha sobrevivido y se usa como catedral. Todas las demás fueron demolidas. Como escribe Chueca, es un auténtico milagro.

P. En un artículo que usted escribió en 2017 dice lo siguiente: “La confrontación sobre el edificio es un barómetro del cambio de actitudes hacia el pasado islámico”. ¿En qué momento estamos?

R. Estamos en un momento de islamofobia. Hay muchos prejuicios contra los musulmanes. El principal problema es responder a la pregunta de cuál es la identidad española. ¿Es secular? ¿Es católica? El yihadismo ha alimentado las cuestiones sobre la identidad de la población española. Desde el siglo XIX, sobre todo a la gente de izquierdas le ha gustado mucho el pasado islámico y judío, porque ha sido una alternativa a tanto catolicismo. El artículo que estoy a punto de publicar recoge que el proyecto del traslado del crucero fuera de la Mezquita empieza a fraguarse en la época de la II República y tal vez antes. De alguna manera, creo que lo que acababa de ocurrir con la basílica de Santa Sofía, en Estambul, pudo haberse convertido en un espejo que influyó aquí.

P. Para convertir la Mezquita en un museo.

R. Incluso abierto a los musulmanes aunque como un edificio secular. Había diferentes opiniones. Gente que quería que se dejara la Catedral y a la vez fuera un museo, y gente que decía que se secularizara todo el espacio y que se sacara fuera el crucero. Franco adapta esa idea, que era una idea de la izquierda. Franco estaba muy orgulloso del pasado islámico.

Cuando vi el crucero de la Mezquita me quedé en estado de shock

P. Resulta sorprendente que el franquismo y su régimen nacionalcatólico adoptara una idea liberal y la defendiera con más fuerza incluso. Y que hablaran de “purificar” la Mezquita sacando fuera la Catedral.

R. Fue un debate muy secreto.

P. Se sustanció en los medios de comunicación. En ABC se publicaron numerosos artículos.

R. En 1972 sale a la luz pero se esconde toda la idea de 1920 y la II República. Yo he podido reconstruir esta historia usando textos españoles y árabes poco conocidos.

P. ¿Hay textos árabes sobre el traslado de la Catedral?

R. En 1930, antes de la II República, se construyó una gran mezquita en París para los soldados musulmanes que murieron en la I Guerra Mundial. Algunos políticos del Marruecos español, tanto marroquíes como españoles, copiaron esa idea. Y Marruecos dijo que si España la respetaba tenía que quitar la Catedral del interior de la Mezquita. Y el régimen de Franco continuó con esa idea.

P. ¿La Mezquita de Córdoba es un testigo incómodo de una cultura que se quiere fulminar de la historia de España?

R. Absolutamente. La Mezquita sigue provocando preguntas que aún no han sido contestadas. La principal es si el pasado islámico es una parte fundamental de España. ¿O ha sido fulminado? Es una cuestión de identidad.

P. Hay un sector neoconservador que quiere expulsar ese ingrediente de la historia de España.

R. Eso ya no será posible una vez que mi libro esté publicado [se ríe irónicamente]. A algunas personas no les gustará el libro, pero estoy segura de que otras lo acogerán con satisfacción.

P. ¿España no ha resuelto su identidad?

R. Está demasiada entremezclada con la política.

P. Con la llegada de la democracia se produce sorprendentemente una nueva ola de cristianización de la Mezquita.

R. Nunca hubiéramos esperado una neocristianización en época democrática y creíamos que la Mezquita iba a ser más abierta a su pasado islámico. Pero pasó todo lo contrario. Todo esto es porque la postura de la Iglesia está cada vez más a la defensiva.

La Mezquita sigue provocando preguntas que aún no han sido contestadas

P. Usted dice en su artículo que la Iglesia ha tratado de minimizar, desacreditar y negar el pasado islámico. ¿Por qué?

R. Porque la naturaleza islámica de la Mezquita es muy obvia y fracasaron en borrarla. Y tienen que ocultar con imágenes, estatuas, esculturas y elementos cristianos en la Mezquita esa obviedad arquitectónicamente islámica que revela la Mezquita. Ahora, cuando estás dentro, cada media hora oyes una grabación que te dice que respetes las normas porque “estás en un templo católico”. Parece que te está diciendo: “No prestes atención a la Mezquita”. Y eso es un hecho contrafactual, que va en contra de las evidencias que estás viendo.

P. En 1974 y 1978 tienen lugar dos congresos islamocristianos en la Mezquita de Córdoba. Incluso hay rezos compartidos. ¿Hoy sería posible?

R. Con los actuales políticos no.

P. ¿Y con la actual Iglesia?

R. Con ninguno de los dos. Están unidos.

P. En 2010, el obispo borra el nombre de la Mezquita para llamarla solo Catedral. ¿Es una simple cuestión nominalista?

R. Herminio Trigo me dijo que no fue la primera vez que intentaron borrar el nombre. En los ochenta ya lo pretendieron. Y eso es un hecho contrafactual. Un relato alternativo. Es decirle a la gente: “No creas lo que ves”.

P. ¿Cómo evalúa el papel de las administraciones públicas en todo este debate?

R. No estoy lo suficientemente cualificada para responder a esta pregunta. He hablado con mucha gente de la administración pública y hay diferentes opiniones. Cuando los gobiernos cambian, todo el mundo tiene mucho cuidado. El poder de la Iglesia en Córdoba es un factor importante en las decisiones políticas. A veces parece que hay una única voz en la administración pública y el cabildo, pero luego cuando escuchas sus opiniones individuales hay posiciones diferentes.

P. Las administraciones públicas, como entidades responsables de la tutela del patrimonio, ¿deberían tener un papel más activo en la defensa de los valores no solamente materiales, sino intangibles, de la Mezquita?

R. No me gusta la palabra inmaterial, porque no se puede separar de lo material. Es un todo. La arquitectura es la gran armadura de una intencionalidad. Los arquitectos de la Mezquita siempre han estado influidos por los sentimientos religiosos de muchas generaciones. Religiosidad y sentido de la identidad. Chueca dice algo similar. Durante siglos muchos cristianos no tenían catedrales y rezaban en las mezquitas convertidas.

La gestión del monumento debería ser compartida con la administración

P. En la legislación española, el administrador de un monumento no puede tocar una piedra de un edificio protegido, pero sí puede mentir y editar un folleto que diga que ahí no hay una mezquita. ¿La administración no debería velar también por los valores inmateriales y la correcta difusión del conocimiento?

R. La administración debería proteger también la difusión. Yo creo que, al menos, la gestión de la Mezquita se debería compartir con la administración.

P. La Unesco reconoció en 1984 a la Mezquita como “ejemplo sobresaliente de la arquitectura religiosa del islam”. ¿Esos valores se están protegiendo hoy?

R. En términos históricos, no se están protegiendo completamente los valores de la Unesco. En los nuevos folletos, se ha mejorado mucho. No tienen nada que ver con los que yo me encontré cuando vine por primera vez.

P. El Plan Director que prepara el cabildo interpreta el edificio casi exclusivamente en su dimensión como templo católico y soslaya sus valores históricos y arquitectónicos andalusíes. ¿Hay una vulneración del derecho de la ciudadanía al conocimiento de la historia del edificio?

R. No puedo opinar del Plan Director porque todavía no lo he leído. Sin embargo, tengo plena confianza en Sebastián Herrero, que coordinó el plan. Yo creo que todo el recinto es una Catedral. Sin embargo, la Mezquita y la Catedral están entrelazadas de forma complicada: cada hilo nos cuenta algo sobre un momento histórico concreto de Córdoba y de España. Creo que hay que reflexionar sobre esta historia y sobre la identidad del edificio. Tengo problemas con el uso contemporáneo que se da a la palabra convivencia. Ciertas capas que revelan la Mezquita tienen más que ver con la violencia que con la convivencia.

P. ¿El Obispado es la institución competente para garantizar el rigor y la profesionalidad de la difusión de un monumento de la importancia de la Mezquita?

R. Para mí, la mejor solución es compartir la gestión. Nieto Cumplido atesoraba un gran conocimiento, aunque la evolución de sus ideas sobre la Mezquita no me gustaba mucho. El principal problema de Córdoba es el acceso a la información. El archivo de la Catedral no es solo importante para el edificio, sino para Córdoba y toda su provincia. No estoy segura hasta qué punto otras catedrales permiten el acceso libre a los archivos. Es mi esperanza que el archivo de la Catedral sea más abierto.

El poder de la Iglesia en Córdoba es un factor importante en las decisiones políticas

P. Ha venido a Córdoba ocho veces en diez años y se ha reunido con decenas de personas.

R. Con toda clase de gente. Con Nieto Cumplido, con arquitectos, profesores de la UCO, periodistas, responsables públicos, técnicos de mantenimiento, intelectuales. Muchos de los conservadores de la Mezquita son gente razonable. La polémica de la Mezquita está a un nivel más alto.

P. ¿Y qué conclusiones ha sacado de todas sus conversaciones?

R. En todas esas voces encuentro que el pasado y el presente están mezclados. Y eso es muy interesante. No paro de escuchar hablar de Carlos V. Y todos los recuerdos y la memoria del siglo XVI están en el presente. Ahora estoy muy interesada en el periodo de la Guerra Civil y lo que ocurrió en torno a la Mezquita. Félix Hernández hizo su carrera bajo el mandato de Franco y fue un gran defensor de los valores islámicos de la Mezquita.

P. El movimiento ciudadano recogió casi 400.000 firmas en defensa de la titularidad pública del monumento y del respeto al legado islámico.

R. Ha sido un movimiento absolutamente fundamental, que ha logrado muchas concesiones. Aunque queda mucho que hacer. Yo creo que la titularidad pública es muy complicada.

P. ¿Tenemos polémica para siglos?

R. Solo puedo decir que la polémica ha sido casi continua en la historia y no veo que vaya a terminar pronto.

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