“Ha habido una explosión en una caseta”: 1.250 personas simulan una emergencia masiva en la Feria de Córdoba

Suenan cuatro detonaciones explosivas y se desata el caos. Siete minutos después, se produce la primera llamada al Centro Coordinador de Emergencias 112: “Ha habido una explosión en la caseta Los Farolillos”, dice un testigo al otro lado del teléfono, incapaz de explicar con rotundidad la ubicación del estallido, aunque aclarando repetidamente que hay muchas víctimas.

Los primeros en llegar son los agentes de la Unidad de Prevención y Reacción (UPR) de la Policía Nacional, que llegan al lugar mientras la llamada al 112 todavía sigue en curso. Para cuando llegan los primeros efectivos, el caos se ha apoderado de la caseta, y cientos de personas han intentado huir de la misma en estampida, provocando decenas de heridos que no tienen nada que ver con la explosión. Como se verá a continuación, el origen ha estado en la cocina de la caseta, donde, junto al mobiliario destrozado, hay varias personas tiradas en el suelo quemadas.

Así es cómo ha arrancado este miércoles un ambicioso simulacro de emergencia nivel 3 en la Feria de Córdoba. Una explosión ficticia en la que han participado unas 1.250 personas, y que ha mostrado en directo cómo es la reacción ante una catástrofe sobrevenida en un entorno masificado como es una feria.

Eran las 10:00 en punto cuando ha arrancado el simulacro que, curiosamente, no se ha iniciado con la explosión, sino con un desvanecimiento en la puerta de la caseta. A la víctima ficticia le estaban aplicando la maniobra de reanimación cardio pulmonar dos agentes de Policía Local cuando han sonado cuatro explosiones. Eran explosivos que ha detonado la Cruz Roja.

Es en ese momento en el que se ha desatado un simulacro de caos que ha permitido que 800 alumnos de ciclos formativos y secundaria, muchos de ellos estudiantes sanitarios o de técnicos de emergencias, comprueben sobre el terreno cómo se coordina una respuesta sanitaria y policial ante un evento de estas características en un espacio como la Feria de Córdoba, donde hay dispositivos especiales de respuesta inmediata.

Nivel 3 de emergencia

Eso es lo que ha favorecido que, tras la llegada de la UPR, los siguientes en aparecer hayan sido, unos minutos después, los primeros efectivos del Servicio de Extinción y Salvamento (SEIS), unos bomberos que, mientras se bajaban de un camión que he llegado a toda velocidad por el carril de emergencias habilitado junto al río Guadalquivir, han visto desplegarse a sus compañeros de la Policía Local de Córdoba.

Las cámaras de Cruz Roja y Protección Civil permitían asistir a pie de catástrofe lo que ocurría en una pantalla ubicada a unos metros de la caseta -el recinto es el que habitualmente usa el PSOE, aunque rebautizado como Caseta Los Farolillos-. Así es cómo se ha podido ver que la entrada de los bomberos en el epicentro del accidente ha sido más para prestar primeros auxilios a las numerosas víctimas, que para extinguir las llamas del incendio.

Había efectivos del SEIS y de la Policía Nacional atendiendo a jóvenes tirados en el suelo, a los que ponían en posición lateral, mientras que a otros, los que estaban en mejor situación, los acompañaban al exterior. La puerta de la caseta se ha convertido en un improvisado hospital de campaña, sobre el cual ha sobrevolado un helicóptero de la Policía Nacional y varios drones del mismo cuerpo, que enviaban en directo imágenes al centro de control.

La primera ambulancia del 061 ha llegado diez minutos después de la detonación. Los técnicos se han bajado y han comenzado el triaje de las víctimas, con cuatro niveles: verde para las que pueden reincorporarse y atienden a órdenes; amarillo para las que están desorientadas y/o heridas de diversa consideración; rojo para quienes están graves; y negro para las víctimas mortales. No tardarán en saber en el simulacro que hay una persona muerta y varias en nivel rojo y amarillo.

Como se ha contado poco después, el fallecido ha muerto por una parada cardiorrespiratoria, y ha sido la Policía Judicial la que ha certificado la defunción. Además, había un gran quemado, un joven estudiante de arte dramático que, minutos antes de arrancar el simulacro, contaba entre risas, que hoy empezaba el día en la Feria de Córdoba, pero la acababa en Sevilla -allí es donde está la Unidad de Quemados del Virgen del Rocío-.

Los daños colaterales

También había decenas de personas desorientadas o perdidas. Como María, otra estudiante de Arte Dramático que interpretaba hoy a una niña de 13 años que, en medio del caos, había perdido a su familia y lloraba y se agitaba nerviosa en la puerta de la caseta, junto al resto de heridos, aunque sin tener ella rastro visible de quemaduras o hematomas. También los había que habían sido presa de una avalancha o los que habían recibido el impacto de escombros.

Incluso un coche de Protección Civil que estaba aparcado junto a la caseta ha recibido el impacto de los cascotes y árboles, lo que ha provocado que sus dos ocupantes tuvieran que ser inmovilizados y trasladados, mientras la UPR desalojaba la caseta adyacente y contenía a los familiares y amigos que llegaban en tromba a intentar comprobar si sus seres queridos estaban entre las víctimas.

A todos ellos los ha atendido un operativo formado por 340 personas de los distintos cuerpos de seguridad y sanitarios. Un despliegue que, como se ha explicado al público, se monta exclusivamente para atender esta emergencia, sin dejar descuidado el resto de operativo que se monta para la Feria de Córdoba. Un evento masivo que, a nivel de emergencias, sí ha visto despliegues reales por incendios en casetas, o por reyertas multitudinarias que han provocado situaciones caóticas.

El simulacro de este miércoles se ha organizado en virtud a un convenido de colaboración del Ayuntamiento de Córdoba con la Cruz Roja, con el objetivo de fortalecer la red local de Protección Civil y mejorar la preparación de los servicios de seguridad ciudadana ante situaciones extraordinarias y promover la cultura preventiva y de autoprotección, concienciando a la población sobre cómo actuar ante emergencias.